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Vimos el primer show del Circo del Sol de Soda Stéreo y quedamos muy ansiosos

Sép7imo Día: el Circo del Sol, en órbita alrededor del planeta Soda Stereo 

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El anhelado y esperado show del Circo del Sol inspirado en la música de Soda Stereo, Sép7imo Día: no descansaré, ya comenzó su gira mundial en la cuna de la banda, en “la ciudad de la furia”. Asistimos al primer show para anunciarles que lo que se viene será grande. Muy grande.

Por: Mariano del Águila

Un portal impulsado por destreza muscular y una banda de sonido inoxidable, se activó hacia otro mundo, desde Buenos Aires. La noche fue ideal: el aire estaba limpio después de una tormenta arrancacarteles en plena madrugada. El microcentro porteño se quitaba de encima cierta tensión después de tres días de marchas populares. Claro, “La ciudad de la Furia” le dicen, y qué bien le queda el apodo. Esa noche bajando por avenida Corrientes se llega al Luna Park, histórico escenario para el avant premier de Sép7imo Día: no descansaré, la nueva obra del Circo del Sol que aborda el repertorio del trío argentino Soda Stereo, una de las bandas más significativas para el pop/rock latinoamericano de los primeros 80 hasta los inicios del 2000. Y ese portal que abre el camino a los recuerdos, a la fantasía de una época, a sonidos y estéticas innovadoras, se mueve. Como aquellas giras fundacionales y eternas, este espectáculo arrancó con 72 funciones en el Palacio de los Deportes y, después de pasar por Córdoba, cruzará a Chile y ascenderá por Sudamérica. Así hasta 2018.

Por un instante estamos en 1982: Charly Alberti, Zeta Bosio y Gustavo Cerati cruzaban sus caminos en sus primeros conciertos en el underground porteño, todavía con nombres tentativos como Los Estereotipos. A miles de kilómetros de la Argentina, otro grupo, pero de lanzafuegos y acróbatas llamado Los Zanquistas de Baie Saint Paul, brindaba un espectáculo callejero en ese pueblo canadiense. Era el primer boceto de lo que sería el Circo del Sol, nombre que estrenaron en un festival en 1984 y sería sinónimo de la renovación del circo.
De nuevo en el Cono Sur, pero en 1987, Soda Stereo arrasaba en el festival chileno de Viña del Mar y se proyectaba como fenómeno hacia toda Latinoamérica. Fueron los pioneros. El público creció con sus canciones y maduró con ellos: los vio despedirse en 1997 (con aquel “Gracias totales” de Cerati en el estadio de River Plate), los vieron regresar en 2007. Una década después, como si fuera la órbita de un planeta, Sep7imo Día es el lugar donde converge la música del trío argentino con lo más aceitado del Circo del Sol. 

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“Captaron la esencia”, aprobaba Benito Cerati, antes del estreno. El hijo de Gustavo, paciente y amable, conversó con los micrófonos y las cámaras en el tapete rojo, que en realidad era azul. Por esa pasarela se dejaron ver celebridades, leyendas deportivas y, por supuesto, muchos músicos y viejos amigos de la banda. Continuaba Benito: “cuando viajé a Canadá para ver en qué estaban, me dije, ‘listo ya está. Me vuelvo, lo entendieron todo’". Esa capacidad que señala Benito de lograr una fragancia audiovisual fue el logro de la compañía canadiense: condensar historia, sonido, imagen de la época dorada de Soda Stereo y también de un mundo mágico. Juanchi Baleirón, productor y frontman de Los Pericos, evocaba esa época y el rol que jugó Cerati y compañía: “supieron adaptar y captar muchos sonidos de aquella época. Recuerdo una noche que íbamos con Charly a un departamento...".  Justamente, un punto fuerte de Sép7imo Día es que su soundtrack alumbra la memoria. 

Fueron muchos estrenos dentro de una noche de estreno: en este nuevo territorio de abordar un cancionero invencible como el de Los Beatles (en Love) o el de Michael Jackson (ONE), es la primera vez que se basaron en el repertorio de una banda latinoamericana adaptada a la visión de Cirque du Soleil (en coproducción con PopArt). Para Zeta y Charly, ovacionados cuando entraron y se acomodaron en las butacas, también fue la primera vez que pudieron asistir a su propio show. Allí se reencontraron con colegas, músicos, familia y muchos de los que fueron su primer público. Y por supuesto, con la voz de Cerati, sonando limpia, vital, y por momentos como una premonición. 

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Por primera vez en el Circo del Sol la acción no ocurrió únicamente frente al público, en el escenario (un magnífico medio planeta móvil), sino también en la denominada Zoom Zone, que es lo más parecido al campo en un recital de rock. Guiado por los “ángeles eléctricos”, el público deberá hacer lugar para unas ruedas inmensas con acróbatas o quedará de cara ante una pecera alucinógena (llena de agua) en la que un guitarrista sumergido es merodeado por una sirena, mientras suena Hombre al agua. Sobre la coda, el clímax será con la versión acústica de Té para tres: pequeños fogones repartidos entre la gente, mientras criaturas que parecen salidas de Avatar, rasgan guitarras acústicas.

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¿Qué pasa con las canciones? Han sido adaptadas y hasta pueden sonar con un tiempo extraño, incluso algunos mash-ups parecen forzados, pero quizás es para adaptarse a los tiempos de un show que excede el recital en vivo. Así se sucederán los cuadros. Así es este planeta habitado por seres musicales que viven en la imaginación (o en las canciones): un joven encerrado literalmente, que se eleva hacia el cielo, con esa música. Aunque la maquinaria es invisible y se presiente un aparejo importante (sobre todo para el escenario y sus partes móviles), lo más impactante será aquello que se logra con la magia de lo artesanal: la versión del hombre común encarnado en el clown argentino Toto Castiñeiras, dopado y furioso frente a un televisor (en Sobredosis de TV), permitía ver cómo una cámara inclinada funcionaba con maestría. También fue una cámara en toma cenital sobre el magnífico trabajo de la ucraniana Vira Syvorotkina que animaba escenarios de arena durante Un millón de años luz.

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Como se ve en la pantalla gigante en algunas filmaciones encontradas de las escalas por las capitales latinoamericanas, había emoción y algarabía ante lo nuevo que era compartida por cada fan de Soda Stereo. Gran parte del público llegará con ese mismo sentimiento y, aunque no se encontrará con un recital, seguro que en este show que narra una fábula alrededor de las canciones del grupo, revivirá recuerdos y momentos únicos. Esta vez teñidos de la potente magia del circo.

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