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Darth Vader: el retorno de los fans asesinos

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Un trastorno mental reprimido, sumado a una buena dosis de fanatismo por un personaje, cualquiera que sea, puede ser la fórmula creadora de un asesino en potencia. El último homicida conocido es sueco, y se inspiró en uno de los personajes del lado oscuro de la fuerza en Star Wars para acabar con la vida de un alumno y su maestro. 

Por: Fabián Páez López @Davidchaka //foto:AFP

Un tipo de unos 20 años, vestido de negro y con una máscara un poco rústica de Darth Vader atacó con cuchillos y sables (no luminosos) a cuatro personas en un colegio en Suecia. Dos de sus víctimas mortales fueron un alumno y su maestro. Los otros dos, también alumno y maestro, junto al agresor que fue herido de bala, están siendo intervenidas quirúrgicamente en un hospital. 

La policía no ha revelado nada del personaje que se tomó en serio lo de lado oscuro para cometer el crimen, pero este caso se suma a una larga lista de asesinos que se despersonalizan y toman la apariencia de un personaje de ficción para atacar a alguien. 

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A este tipo de casos se les conoce como asesinatos por imitación. Y no solo los realizan sociópatas dementes con un pasado traumático, como el caso de James Holmes, el asesino que se metió en la piel del Guasón para acabar con la vida de 12 personas durante el estreno de "El Caballero de la Noche asciende" en 2012. 

James Holmes sufría un trastorno que le impedía discernir de la realidad y la ficción.  Para él, transformarse en su héroe del comic lo hizo inspirarse para castigar al mundo que los había rechazado.

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Estos dos casos además de recordarnos la película “We need to talk about Kevin”, en donde el personaje interpretado por Ezra Miller nació con un desorden mental que lo llevó a cometer un asesinato múltiple. Pero el caso más sonado es sin duda el de Mark David Chapman, quien inspirado por uno de los personajes de la novela El Guardián en el Centeno, acabó con la vida de John Lennon.

(Lea también: Fanáticos dementes que jodieron a sus ídolos hasta la muerte)

Después de propinarle 5 disparos al cantante, Chapman esperó a la policía y les dijo: “Estoy seguro de que la mayor parte de mí es Holden Caulfield (el personaje principal del libro). El resto de mí debe ser el Diablo”.

Pero los comportamientos patológicos de los asesinos no solo son producto de geeks que confunden la realidad. Este mecanismo de transferencia ha sido utilizado también por ejercitos américanos y budistas japoneses, donde recurren a la animalización del contrario o a la despersonalización del guerrero para quitar el elemento de culpa a la hora de matar. 

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