El youtuberismo y Hola Soy German hicieron colapsar la Feria del Libro

Ni la más reciente Nobel de literatura Svetlana Alexievich, ni el popular cura Alberto Linero, ni los oscurísimos y pesimistas discursos de Fernando Vallejo, ni talleres pedagógicos, lograron lo que el YouTuber más importante en habla hispana y el segundo más importante del mundo consiguieron este sábado 23 de abril. Desde las 11 de la mañana hasta las 4 de la tarde estaba programada una firma de autógrafos con el chileno German Garmendia, más conocido como Hola Soy German, a propósito de su más reciente libro Chupa el perro. Pero a las 12 del día ya se habían agotado las boletas para entrar a Corferias.

Para la firma de autógrafos se esperaban máximo 300 personas, pero la histérica fanaticada de Hola Soy German (multiplicada por dos pues la mayoría iban a acompañados de sus papás), hizo que la jornada de hoy de la Filbo pareciera más un Rock Al Parque en su concierto de clausura. Por supuesto, la logística planeada colapsó, apenas las puertas abrieron la gente corrió enloquecida, el pabellón donde se hizo la firma se llenó en cuestión de minutos y tuvo que ser cerrado, y muchos niños se perdieron de sus papás. Mamás histéricas, niños llorando, hicieron parecer el comienzo de esta jornada de la Feria del Libro más como un apocalipsis que como un evento cultural. 

El fanatismo exacerbado de los jóvenes por estos nuevos lenguajes o ídolos revela la situación de la industria cultural. El escritor Rodrigo Arguello, premio internacional de Literatura Katharina Amy Dawson Scott 2016, veía cómo en su conversatorio solo había cuatro personas cuando esperaban centenares. ¿Es válido hablar de crisis de la cultura? ¿No se trata acaso del cambio natural de las formas en las que los jóvenes de cada era buscan algo que los represente? Por lo pronto las cifras y las histeria que generan los youtubers, llámense como se llamen, hablan fuerte de la llegada de un nuevo paradigma