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En las profundidades de The Knick, un gran 'novelón' sangriento y despiadado

“Mis consejos para los fanáticos de la serie son: lávense las manos, no vayan a un hospital de principios del siglo XX y no se dejen operar de un drogadicto”, afirma Eve Hewson. 

Por: Luis Fernando Mayolo @mayolito 

Podríamos decir con propiedad que en la televisión las series de médicos pueden considerarse clásicos. El interés por mostrar lo que sucede en las salas de operaciones y el inevitable morbo por la sangre, las tripas y otras partes del cuerpo humano que quedan expuestas en tomas dignas de películas de terror han garantizado un público fiel y curioso. Si a esta crudeza le sumamos además  el contraste de un tratamiento narrativo de novela, obtenemos un producto explosivo. Por eso ER, Grey’s Anatomy, Nurse Jackie, Hospital general y hasta House hacen parte del imaginario colectivo de los adictos a la televisión y a las víctimas pasivas que los rodean. 

Como era de esperarse su importancia para la industria este año se ha visto traducida en una nueva propuesta: The Knick. Una serie que nos hace viajar a principios del siglo XX, para mostrarnos cómo los galenos se las ingeniaban para curar a las personas en una época en donde los grandes descubrimientos de la medicina apenas comenzaban a surgir. Todo ello ubicado en un hospital que sin miedo a equivocarnos podríamos catalogar como un centro de experimentación, en donde los pacientes parecen más cosas que seres humanos. Pero como habíamos dicho antes, todo contado a través del melodrama, con historias paralelas que nos involucran en las complejas vidas de los personajes que tienen que lidiar además de sus propios demonios con el marcado racismo de la época e incluso con el papel secundario de la mujer en una sociedad machista.

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Esta atmósfera le da su propia personalidad a una serie que encuentra su combustible en Nueva York y en el elenco liderado por Clive Owen, André Holland y Eve Hewson.

Viajamos a México para encontrarnos con dos de sus protagonistas, sumergirnos en su universo y conocer de primera mano si los buenos comentarios sobre la serie de Cinemax ahora que se estrenó la segunda temporada tiene posibilidades de volverse una propuesta de culto.

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Lo primero que hicimos fue ver el primer capítulo de esta segunda largada, que tenía como precedentes los últimos tres episodios de la primera temporada que sorprendieron a todos sus fanáticos con la explosión de una turba racial, el aborto clandestino de uno de los personajes, el fin y el comienzo de varias historias de amor y el sumergimiento en las profundidades de la desdicha, la droga y la ambición del doctor Thackery. 

Luego vimos como entraron dos de sus protagonistas: André Holland y Eve Hewson, quienes estuvieron a disposición de cada uno de nosotros y se sometieron como es costumbre en este tipo de eventos al escarnio de los periodistas curiosos, algunos más faranduleros que otros, y en el mejor de los casos fanáticos de la serie. Segundos después comenzó la batalla de preguntas y testimonios memorables.

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“En esta temporada cambian muchas cosas, por ejemplo mi relación con el doctor Thackery que  antes era complicada a pesar de que compartíamos el interés por el conocimiento. Esta da un giro interesante entendiendo que se necesitan el uno al otro, compartiendo además la vulnerabilidad que antes no había quedado en evidencia tan claramente. La razón de ser de su relación ya no solo será la competencia”, dice André Holland, quien interpreta al Dr. Algernon Edwards.

El personaje del Dr. Edwards es el de un hombre afroamericano que busca abrirse camino en el hospital Knickerbocker a pesar de ser subestimado por su raza. En esa lucha de clases y celos profesionales también se ve envuelto en un lío de faldas con Cornelia Robertson, trabajadora social e hija de uno de los inversores del centro médico, con consecuencias funestas que en esta segunda etapa amenazarán seguramente su estabilidad emocional.

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“Lo triste de esto es que tenemos a alguien adelantado a su época y sabemos que su situación no va a mejorar. Ha sido muy educativo para mí, pero muy triste para nosotros como estadounidenses”, agrega Holland.

“En esta temporada entenderán también por qué Lucy Elkins está enamorada del doctor Thackery, a pesar de su crueldad. Su proceder encontrará sus raíces y quedará en evidencia gracias a la exploración de su relación con su padre, que ella siempre ha visto como un dios”, cuenta Eve Hewson, quien interpreta a esta enfermera.

Más conocida en el mundo del espectáculo como la hija de Bono, vocalista de U2, Eve sigue siendo una actriz joven que busca abrirse camino con este papel, clave en la narración porque a través de sus ojos y su rol de enfermera vamos conociendo las intimidades de todos los personajes gracias al acceso que su trabajo nos permite.

“Creo que lo bueno del show y por eso le gusta a la gente, es que las preocupaciones y problemáticas que trata en su historia a principios del siglo XX muchas de ellas siguen estando vigentes, así sea a través de otras manifestaciones. The Knick aborda temáticas que tocan puntos álgidos sobre la religión, la droga y el sexo, por ejemplo”, dice Eve, tema en el que André Holland agrega: “Inmigración, los derechos de las mujeres, el aborto, la discriminación racial, el sistema de salud, todos son temas importantes en mi país. Es un drama de época que hoy tiene mucha vigencia”.

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Ahí tal vez está el espíritu del programa, el no darle la espalda a los temas que avergüenzan a la sociedad estadounidense y que perfectamente todos podemos identificar en nuestras comunidades. The Knick toma el toro por los cuernos y mientras hace algunas revelaciones médicas y nos presenta sórdidos romances, pone el dedo en la llaga sin temor a remover delicadas fibras.

“Trabajar con Steven Soderbergh es increíble, porque tiene tres cerebros funcionando al tiempo. Aunque todos ayudamos a construir los personajes y tenemos espacios para discutirlo, él lo tienen pensado todo. Si hacemos algo mal él no lo dice, porque es muy honesto y se nota en su trabajo”, afirma Eve Hewson. A lo que agrega Holland: “Él confía en nosotros, llegamos, lo hacemos una vez y queda. Eso nos asusta un poco, pero es magnífico”.

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En el tratamiento: el debate sobre los principios morales arraigados en una sociedad y cómo reaccionan ante la adversidad, puede verse la mano de Steven Soderbergh, a quien podríamos recordar por películas como ‘Traffic’, ‘Efectos Secundarios’ o ‘Contagio’. A diferencia de la gran mayoría de series, el realizador dirige no uno o varios capítulos, sino que lo hace en todos, haciendo de esta la unión de muchas películas.

“Es más consecuente trabajar con un solo director, con una sola visión. Aquí tenemos a los mejores y eso hace que lo hagamos mejor. En esta segunda temporada nos sentimos tan a gusto porque sabíamos hacia dónde íbamos, porque Soderbergh no nos dijo mucho en la primera. Incluso la música sólo la escuchábamos al final cuando todo estuvo editado. Cuando todos creíamos que llegaba el momento cumbre de cada uno en el rodaje, Steven ni nos enfocaba. Se encargó de aterrizar nuestros egos”, cuenta Eve.

Egos que no son gratuitos, porque Eve aunque apenas comienza su carrera ha tenido que lidiar con la fama y el peso que acarrea tener como padre a Bono, el líder de la banda irlandesa U2. “Hay pros y contras de tener un padre famoso y una familia tan creativa. Al principio tuve suerte porque de forma natural querían verme actuar.  Ahora me encanta The Knick porque la gente me reconoce por mi trabajo. Sé que pronto sucederá y el público también lo hará más por esta razón que por el apellido de mi padre. Tengo que ganarme el respeto”.

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Lo interesante ahora es ver si la serie logra tener esta temporada un impacto más contundente desde el inicio, ya que que en su primera etapa sólo la crítica se rindió a sus pies después del séptimo episodio, cuando reventaron las problemáticas que se venían formando desde el comienzo de la historia. “La gente se refiere mucho al episodio siete, por lo menos cada vez que me detienen en la calle hacen referencia a ese gran capítulo de los disturbios desencadenados por el problema racial”, dice André Holland. A partir de ahí el ritmo se vuelve frenético y hasta las historias de amor terminan convirtiéndose en una verdadera pesadilla. 

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Por eso existe tanta expectativa sobre qué pasara ahora con cada uno de los personajes. Esta segunda temporada arranca en un momento de enormes trastornos en las vidas de los protagonistas. La ausencia de Thackery, quien fue hospitalizado por su adicción a la cocaína, la falta de pacientes afluentes y los problemas financieros causan el cierre del hospital en el centro de la ciudad, obligándolos a abrir las puertas en la zona alta de Nueva York. Mientras los planes de reubicación siguen adelante, Algernon Edwards (André Holland) trabaja fervientemente para convertirse en el sucesor de Thackery como Jefe de Cirugía del hospital. Este es el nuevo punto de partida.

Un comienzo que parece apostarle a ese combo poderoso de crudeza, relaciones enfermizas, vicios, demonios interiores, y una buena dosis de realidad e historia, aquella que averguenza profundamente a una sociedad. Si es así, el éxito está garantizado.

“Mis consejos para los fanáticos de la serie son: lávense las manos, no vayan a un hospital de principios del siglo XX y no se dejen operar de un drogadicto”, afirma Eve Hewson, cerrando una charla que superó los 20 minutos.

La serie de Cinemax emite sus nuevos capítulos todos los viernes a las 9 de la noche. ¿Le dará una oportunidad? ¿Ya se convirtió en una nueva adicción? Todavía todo está por decirse, la única garantía es que Cinemax le sigue apostando a las producciones independientes y a las historias originales para retener a su audiencia. No muchos lo hacen. 

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