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¿Seré prepago, maestro?

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Por: Carmenza Zá @zacarmenza. // Foto: iStock. 

Me  siguió en twitter un perfil de prepagos de Colombia e inmediatamente le dieron retuit a una de mis fotos. Me gané como 30 seguidores y un par de palabras de esas vulgares y soeces, de las que se quejaron en la última entrega de ésta, una columna de sexo, que al parecer incomoda si se utilizan palabras como verga/cuca/culear/arrechera. (Ojalá el editor ponga esas palabras en mayúscula y negrilla… y si no, igual me vale verga). Pero en fin, continuemos…

Luego del retuit que hizo dicha cuenta a una de mis fotos, respondí diciéndoles que sí, que muchas gracias por la publicidad pero que, por ahora y al menos en los planes más inmediatos, yo no estaba muy cerca de ser prepago. La respuesta que recibí fue contundente:

“Todas las mujeres son prepago, sólo que algunas cobran con salidas a cine, viajes, invitaciones a cenar, etc... mientras que otras cobramos directamente con $$$”.
Eso me dejó pensando. ¿Cuándo fue la última vez que me comí a un tipo sólo porque sí, porque me gustaba y sin ningún tipo de transacción de por medio? Entonces, a manera de lista empecé a recordar: 

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“El último fue este man con el que salí a comer y la cuenta corrió a cargo de él,  ¿será que eso es pagarme por el polvo? Pero no, a mi el tipo me gustaba y yo quería… pero, y si no hubiera pagado la comida ¿me lo habría comido yo a él?...  Mierda, ¿será que si soy de esas prepagos que no cobran en dinero sino en especie?”.

Me di golpecitos en la espalda  diciéndome que no, que también me he dejado invitar a comer sin que la cosa termine en culeada y que,  tal vez, eso no cuenta como transacción;  sino que fue un bonito detalle del tipo y, con comida o no, el resultado habría sido el mismo… “¿Será que sí? ¿Y si el tipo sí me invitó a comer sólo para ver si así yo se lo soltaba?” Mucho infeliz, que ni se le ocurra volver a invitarme a nada, nunca, lo odio.

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“El otro fue este otro man con el que salí a tomarme unas cervezas, pero en ese caso cada uno pago lo suyo… Ah bueno, entonces fue una cosa de común acuerdo, ¿o no? ¿Será que debí haberme dejado invitar la cerveza? Porque pues, igual al final yo se lo iba a terminar dando y al menos me habría ahorrado alguito de plata…. Uy, no ¿de qué estoy hablando?”  Al menos en este caso salí triunfante, si el tipo quería invitarme la cerveza pues salió perdiendo, porque yo pagué lo mío y él lo de él, entonces nada que hacer, no soy prepago… Y si lo soy, pues me dejé tumbar frenteadito.

“Y el otro fue este man que yo invité a comer, pues porque estaba riquísimo y  le pagué hasta el taxi… Menos mal mi mamá ni se enteró de esto porque de una hubiera pegado el grito en el cielo, que por qué no me hago desear, que cómo así que le estoy pagando las cosas a un tipo, que si fue que ella no me enseñó a darme mi lugar (¿de mantenida?) en fin; lo invité a comer, nos tomamos un trago, yo puse el apartamento y lo mandé listico para la casa” Ah bueno, en esta ocasión entonces salí bien librada, el tipo no hizo nada, no hubo transacción, sino una inversión de mi parte… Y vale decir inversión, porque el polvo no fue nada malo… ¡JA! Toma esto, twitter de prepagos; a mí no me paga nadie, yo les pago a ellos. 
Momento.

¿Será que ya llegué a la edad en la que me toca pagar para que me coman?  ¿Será peor pagar que cobrar? ¿Y si el tipo si es un prepago de esos, y lo que hace es dejarse invitar todo porque, a la final, todos los hombres también son prepago solo que algunos cobran con salidas a cine, viajes, invitaciones a cenar etc... mientras que otros cobran directamente con $$$?... Creo que este también me tumbó.

Y bueno, vale decir que por otro lado están los polvos con amor, esos que se hacen con la pareja o casi pareja y que, obviamente, no tiene ninguna transacción de por medio. Aunque él o ella inviertan la quincena o la mesada en peluches de Piolín y tarjetas Timoteo; aunque la primera noche que se lo suelten, se haya gastado hasta la prima pagando un restaurante caro, la ida a un partido de fútbol y/o un motel decente; aunque el mejor castigo para una pelea sea “cortarle los servicios” al otro y, aunque las infidelidades se cuestionen con un “¿qué te da él/ella, que no te dé yo?”.

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Yo no sé, entonces, si en efecto todas seamos prepagos con diferentes tarifas; lo único que sé es que, de serlo, no estoy preparada para la publicidad en twitter… o bueno, al menos mientras encuentro al par de cabrones que se fueron sin haberme pagado.
 

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