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Tom Cruise, el nuevo 'Embajador de la India'

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Por: @chuckygarcia // Foto: Alcaldía de Medellín. Cuando miro la foto de primera página de Tom Cruise en el periódico, no puedo pensar en otra cosa distinta a la película “El Embajador de la India”, ese gran clásico del cine colombiano de 1987, en el que un seminarista vivaracho y seductor se hace pasar por un diplomático de dicho país y engaña a todos los habitantes más prestantes y comunes de la ciudad de Neiva. La historia está basada en hechos reales y sucedió en un momento en que según se sabe Colombia no tenía ningún tipo de relación diplomática con ese país asiático.

Shri Lacshama Dharhamhhaj, el supuesto embajador de la India que alborotó la tierra del bambuco en los años 60 y que incluso le hizo la vuelta a la hija del alcalde y prometió casarse con ella (hasta que un compañero del seminario se dio cuenta del fraude y lo sapió); de hecho parece haber encarnado en esa imagen de primera plana de Cruise con un carriel terciado y cara de buenos amigos en tierras ajenas. Muy cercano a uno de esos señores de carriel que cuidan la puerta en las fondas paisas y que lo reciben a uno con un “¡Sígase mi don”, pero a la vez con una sonrisa de haber conquistado las Indias que no se la borra nadie.

Y es que Tom parece haberlo conseguido.

Que llegó en su propio avión, que se entrevistó con el alcalde, que le va a dejar más de dos millones de dólares de ganancias a la ciudad de Medellín; que estuvo en los restaurantes más exclusivos y que a la vez su humildad no tiene límites. Que llegó a un almacén a comprar ropa como un habitante más, sin escoltas y con su rostro al descubierto; y que se encuentra en Colombia para filmar una película basada en el cartel de Medellín y en Pablo Escobar, algo que esta vez no generó polémica. Y cómo iba a generarla si no es una de esas películas de Víctor Gaviria que sí avergüenzan a la sociedad paisa y a la colombiana en general, esta vez es distinto porque el protagonista es Tom Cruise y no uno de esos pelaos que incluso mataron después de que estrenaron la película en la que cual actuaron.

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En fin, eso es harina de otro costal (o mejor dicho, harina de otro costal doble faz, pues así es la doble moralidad del colombiano de a pie); lo que aquí importa es que el nuevo embajador de la India ha parado el tráfico, cargado niños ajenos y hasta cambiado espejos por tesoros, pues tratándose de tan digno visitante incluso cabe decir que él va a refundar el cine colombiano. Según la prensa, y abro comillas, “Aníbal Gaviria (alcalde de Medellín) y el actor (Tom Cruise) hablaron sobre cómo convertir a Medellín en capital de industria fílmica”.

Para qué zapatos si no hay casa, y para qué “La sombra y la tierra” y “El abrazo de la serpiente” si la película que Cruise rodará en los próximos días incluso tendrá la “participación de dobles locales” y “posiblemente se requiera el cierre de vías y espacios públicos”, según dijo Juan Camilo Quintero, presidente de la Comisión Fílmica de esta ciudad. En otras palabras, esta sí será una película de verdad y sin actores naturales que en la gran pantalla encarnen los mismos infortunios que les tocó vivir en la vida real; una producción a lo grande y que además será “el gran lanzamiento de Medellín en el contexto del cine global”, como bien lo aseguró Quintero.

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Adiós a todo lo hecho por Víctor Gaviria y por cualquier otro realizador paisa, bienvenido Cruise y esta nueva época dorada del cine criollo. “Misión: Imposible” mata “Rodrigo D. No Futuro”, así como Coca-Cola mata tinto y banda sonora con tema central de Metallica mata banda sonora con canciones de Mutantex.

Bienvenido, señor embajador de la India, una vez más, a este país, y de Medellín sírvase a pasar a Montería y a muchas otras ciudades en donde no dudo que pasará básicamente lo mismo y que la gente le pondrá sus mejores galas a sus burros (como en el Festival del Burro de San Antero) para salir a recibirlo y llevarlo a tuta si es necesario y a donde usted diga; pidiéndole de paso que repita las siguientes palabras en español: “Yuca”, “chicharrón”, “ajiaco” y “¡Qué chimba, hijueputa!” (como suele hacerse en los conciertos). 

Alístenle el sombrero vueltiao a Tom Cruise, y no dejen de ver la película cuando se estrene en enero de 2017, recuerden que se titula “Mena” y no “Nea”, y sigamos viviendo en 1964, como bien reza ese bambuco de película de Jorge Villamil (ver video).

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