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Mr. Robot: hackers, paranoia y un cóctel antisistema

Fobia social, delirios, depresión clínica, drogas, multinacionales macabras y control económico. Mr. Robot es todo lo que tienen que aprender del mundo.

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Ver Mr. Robot es ver la crítica social de V for Vendetta; la exquisitez psicológica de Fight Club; el pánico financiero de The Big Short; y el nihilismo yonki de Trainspotting. Todo empacado en una serie que hasta transgrede las reglas de la composición. Con una fuerte dosis de realidad antisistema, una modesta producción de USA se coló entre el listado de nuestras series favoritas. 

Por: Fabián Páez López @Davidchaka

¿Qué pasaría si un ninja digital se infiltrara en “el sistema” de una de las corporaciones más poderosas del planeta? ¿Si alguien tuviera el poder de penetrar y derrumbar toda nuestra memoria virtual? ¿Si se perdieran, por ejemplo, todos los archivos de la banca mundial y no hubiera registro alguno de cuánto le debemos al banco, o cuánto guardamos en él?

La clásica respuesta de oficinista inepto cada que uno quiere resolver un problema, “se cayó el sistema”, sería una constante con potencial para la reconstrucción del orden en el mundo. De eso se trata Mr. Robot, la serie que creó en 2015 Sam Esmail y produjo la cadena USA.

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Sin el despliegue que tienen los gigantes del mercado, Netflix o HBO, y con un tema impopular, pesado y hasta subversivo, Mr. Robot ya se aseguró una tercera temporada, cuatro nominaciones a los Emmy y un lugar en el futuro como una serie clásica sobre la crítica a la sociedad moderna.Mezclaron en una serie adictiva sobre un adicto la crítica social de V for Vendetta; la exquisitez psicológica de Fight Club; el pánico financiero deThe Big Short; el nihilismo yonki de Trainspotting. Aun así, el promedio de 572000 vistas en sus últimos episodios no se acerca a lo que alcanzan títulos como Game of Thrones, House of Cards o Stranger Things.Pero en lo que va de sus dos tempradas está haciendo carrera para convertirse en clásico, sobre todo por estos pedazos de historia que la componen. 

Batman de la era digital

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El protagonista de la serie, Elliot, es el Batman del mundo hacker. De día es empleado de una empresa de seguridad virtual y de noche es un justiciero que infiltra las cuentas de criminales, malandros y pederastas para entregarlos a la Policía. Además, comparte la misma perdida traumática con Bruce Wayne; Elliot perdió a su padre cuando era niño. Solo que en este caso no fue a manos de la delincuencia callejera, sino de  una gran corporación, Evil Corp.

Eso sí, a diferencia de Batman, Elliot no se trasviste con máscaras, capas y armas de lujo. Es un personaje retraído y su poder subversivo responde a una desviación de su mente.  

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Material para la psicología

En cine y en varias series ya le han dado palo a la figura del héroe loco, brillante e incómodo. A lo Sheldon Cooper. Pero la cabeza de Elliot es más compleja. Media serie transcurre en sus pensamientos y todo se convierte en la exploración de las contradicciones a las que nos sometemos todos e algún momento. Elliot puede estar a la altura del Norman Bates dePsicosis, el Jack Nicholson de El Resplandor, Christian Bale en American Psycho o Edward Norton en Fight Club. Y por el zoom que le hacen a sus pensamientos todo es, incluso, mucho más rico como material clínico que esos viejos clásicos.

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El joven hacker no sufre simplemente de un caso de doble personalidad, sino que cuando está en sus periodos de plena lucidez y se da cuenta de su locura, introduce una tercera figura pasiva y silenciosa. Elliot le habla a un ser imaginario en su cabeza. Un gran otro que lo vigila todo y el cual pareciéramos ser nosotros, los que estamos en un sillón viéndolo.  En su aparato psíquico el yo, el ello y el superyó son un caos incontrolable. Y es ahí cuando aparece Mr. Robot, la figura que lo mete en el mayor acto de terrorismo hacker: infiltrar los archivos de la corporación financiera más grande del planeta. Hagan de cuenta que es una combinación entre Apple, Citibank, Google y el Banco Mundial. 

Hacktivismo publicitario

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No hay que ser muy sagaz para darse cuenta que Mr. Robot tiene mucho de un movimiento que en el mundo real dio varios golpes, pero que con el tiempo se fue volviendo tibio y demostró lo lejos que estamos de intervenir con éxito el mundo desde lo virtual: Anonymous.

El grupo de hackers que se metió a las cuentas de políticos, puso a temblar la privacidad y que recientemente atacó las redes de Isis, nunca dio un golpe similar al que lo hizo FSociety, el movimiento con el que Elliot se alió para hacer su jugada maestra. El hacker Sepúlveda es un amateur al lado de este grupo.

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El poderio real en la serie es que llevaron la historia hasta sus últimas consecuencias y nos introdujeron en un universo de incertidumbre después del golpe 'revolucionario'. Como en esas novelas de Saramago en las que se lleva hasta las últimas consecuencias temas como la ceguera o la muerte. O como en las revueltas de Francia en el 2005, cuando la gente salió a las calles a destruir todo y luego de la tormenta no hubo al final de cuentas un interés político real que pudiera aprovechar la efervescencia de la revuelta. Todos están inconformes por algo. Hay algo que evidentemente está mal en el mundo y al intentar cambiarlo solo hay un vacío más grande. Eso sí, la serie se anotó otro punto porque decodificó un lenguaje técnico complejo. Conocieron el idioma de los verdaderos programadores. 

Además, como bonus, la campaña publicitaria implicaba un sacrificio real y una simulación muy poderosa para los usuarios. En la página Who is Mr Robot uno puede sentirse como hacker real respondiendo unas preguntas y cumpliendo una última regla para hackers: borrar el rastro. Es decir, eliminar la página de Facebook directamente desde la plataforma. 

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