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Conocimos el primer club de masturbación en Colombia

Un gurú del porno y los placeres es el anfitrión de una de los secretos mejor guardados de Medellín.

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Luis Cano

En pleno occidente de Medellín, en medio de un barrio residencial de clase media, hay un apartamento caleto por el que desfilan a diario decenas de personas que convierten sus fantasías sexuales en una realidad tangible. Viajamos al corazón de La Casa del Gurú, una mansión del placer que ofrece a sus socios jornadas de masturbación comunal, orgías y una nueva dimensión del sexo.

Por: Johana Arroyave @JohanaArroyave // Fotos: Luis Bernardo Cano@Luisbcano

Despertar en un orgía con ninfómanas, tardear en un gang bang (orgía en la que una mujer o un hombre mantiene relaciones sexuales con tres o más hombres), y en la noche club de la masturbación: así son los días en La Casa del Gurú, un discreto espacio en Medellín por el que cualquiera se atravesaría sin imaginar que tras las ventanas cubiertas con cortinas oscuras se está armando un “zaperoco”. Un lugar donde se juntan hombres, mujeres y travestis se reúnen para tener sexo sin restricciones ni pudores, mientras ven cómo el frenesí se apodera de sus vecinos.

Sería imposible no fijarse en esta casa. Es la más grande del sector y la esquinera. En el primer piso un local de figuras religiosas, a su alrededor almacenes de ropa y terminando la cuadra un restaurante con especialidad en postres. Por la vía principal transitan cientos de carros, residentes caminan a comprar comida y niños juegan con un balón gritando al ritmo de algún gol. La entrada es discreta, sin gracia; hay unas cuantas motos parqueadas frente a la puerta y la única seña que rompe la monotonía es el timbre, marcado con letras negras hechas con marcador que forman las palabras “timbre”, “Alejandro el gurú”, “El gurú” y “La casa del gurú”. Esas son todas las indicaciones. Y tras el sonido rechinante que se produce al tocarlo, de la puerta gris con un vidrio roto, aparecen las escaleras que conducen hasta el segundo piso, al lugar de los placeres. 

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La casa tiene dos apartamentos, cada uno con opciones sexuales distintas. El primero es una casa de citas y el otro, al que llega la mayoría del público, es La Casa del Gurú, un lugar oscuro, misterioso. De allí sale Alejandro Jaramillo, el “gurú del porno”, dueño y señor del único lugar en Medellín en donde se puede experimentar cualquier tipo de sexo y cumplir fantasías en salones comunales, compartidos por grupos de 10 a 50 personas, bajo la luz de una pantalla.

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