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‘La Bogue’, la diva trans mexicana conserva su reinado

Alejandra Bogue escribió la historia trans en México y ha contribuido con su legado a las nuevas generaciones.

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Foto Cortesía Manu Mojito

“Gloriosa, Madonna, Tina Turner. La momia regresa pero en puntas, ¡Mi Amor!...”  Así es, muchos la conocemos como Betty Bo5, La Tesorito, La Madrota, Tearruina Fernández y muchos icónicos personajes que vimos en televisión y en YouTube.  Pero Alejandra Bogue tiene una carrera mucho más larga que su milenio en Telehit. A finales de los 70, Alejandra ya estaba recorriendo diferentes bares de la Ciudad de México buscando a sus pares, gente con la que se sintiera identificada y compartieran sus gustos anormales, para aquella conservadora sociedad. El D`val, Le femous 41 y El Nueve, entre muchos otros, eran  los bares que ella frecuentaba. Lugares que duraban menos de un mes abiertos y ya debían cerrar. En 1978, a sus trece años, en el Miss universo gay en el entonces Hotel de México, ahora World Trade Center México, Alejandra conoce a su primer refernte transgenero, La Naná: era la mujer trans más famosa reina de la Zona Rosa (la cual para ese entonces era la zona de los intelectuales) de México, mismo año en la que se celebro la primera marcha de orgullo gay, con un grupo llamado FHAR (frente homosexual de acción revolucionaria).

Por: Manu Mojito // @manumojito1 Fotos Cortesía Alejandra Bogue

Pero fue en Flamingos donde Alejandra construyo los pinos de una carrera de Female impersonator (Imitadores de mujeres) en aquella época, representando iconos del Underworld como Nina Hagen, Madonna, Cindy Lauper y muchas divas revolucionarias para ese entonces. Sufrió numerosas capturas por parte de la policía, una situación que se repitió en los 80 en Latinoamérica para muchos trans. Pasó noches en prisión sólo por haberse vestido de mujer, abusos, violencia sexual y varias golpizas a mano de la transfobia, homofobia o simplemente el miedo a la diferencia. A pesar de esto, Alejandra Bogue se levantó una y otra vez para seguir su carrera, sus sueños y, especialmente, para entender su construcción dentro de una sociedad tradicionalista y sin duda machista.

Siendo un adolescente con figura andrógina, decide emprender un viaje a Acapulco para ser la estrella del World famous, Le Femmes, Acapulco`s female impersonatorsGallery Show bar discoteque, el primer bar internacional de show travesti o transformista en los años 80. Es allí donde no sólo toca su primera cima, si no donde se encuentra a sí misma, tomando la  decisión de transitar y vivir como se sentía feliz. Decisión que la hace salir del escenario travesti por esta época, ya que los dueños de los bares contrataban Female impersontors, no transexuales o transgénero, de entrada, fueron un parpadeo para la discriminación que podía vivir consecuencia de su decisión.

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Tras volver a la Ciudad de México despues de dos años y medio en Acapulco,  hecha Alejandra Bogue en su totalidad, decide emprender una carrera en artes escénicas, performance y para convertirse en primera actriz. Su carrera ha estado acompañada de muchos logros en escena y grandes compañías y colaboraciones. Para quienes somos afines con la fotografía, siempre es una sorpresa conocer la trayectoria como modelo de Alejandra, la cual de principio estuvo en la cúspide, siendo retratada por Joel Peter Witkin, un gran artista de la fotografía el cual ha retratado personajes de forma análogica y luego interviene sus fotografías encriptandolas en unos escenarios lugubres. Quien la ha retratado tres veces hasta la actualidad, fotografías que han dado la vuelta al mundo y por supuesto han inspirado a muchos jóvenes artistas amantes de lo oscuro.

Alejandra Bogue trabajaba en un lugar llamado Bugambilia, en el cual era la anfitriona. Un lugar en el que se presentaba la bohemia intelectual de la cultura en la Ciudad de Mexico, artistas como Astrid Hadad, Regina Orozco y Jaime López, entre otros. Ahí fue descubierta tanto por Joel Petter Witkin y Jose Luis Cruz, y allí realizó su primera obra: Baal de Bertolt Brecht, dirigida por el antes mencionado Jose Luis Cruz. Sus obras de teatro, que han mostrado lo camaleónica que puede ser en un escenario. En Mishima, una de sus primeras obras, proporciona un ambiente más profundo, reflexivo y sobre todo intelectual. Obras personales como No soy Madonna pero soy La Bogue reafirman su trayectoria y sus vivencias.

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Pero su experiencia de teatro también la ha llevado a codearse con grandes iconos de la cultura queer, LGBTTTIQ o diversa, como nos sintamos más cómodos llamándola. Pedro Almodóvar es uno de ellos, con quién Alejandra resuelve uno de los personajes principales de la adaptación teatral de Todo sobre mi madre.

Su carrera parece transcurrir sólo en Telehit. Pero, “¡mis amores!”, como diría ella, no es así. Realmente Telehit, con sus programas Desde Gayola y Que show con la Bogue del 2002 al 2016, sólo fue una semilla más de lo que ella ha venido cultivando. Claro, es lo que más recordamos, porque es lo que hemos podido tener acceso desde YouTube y desde las cadenas televisivas internacionales.

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Pero su carrera en televisión, también como buena artista, tiene ciertos simbolismos y mensajes ocultos que ponen su nombre en alto, como aguerrida militante del género, que la hace el sólo el hecho de ser la primera mujer oficialmente transgénero dentro de la televisión mexicana. Pero no le bastó con sólo ser una figura televisiva. También construyó sobre esta etapa mensajes que le llegaban a todos aquellos que veíamos sus programas. En medio de un México machista, Alejandra Bogue era un modelo de representación en medio de un gobierno de derecha mexicano como el del PAN, Partido Acción Nacional. Un personaje transgénero en medio de lo que en México se conoce como el Foxismo mexicano. Era una voz de libertad sexual y de representación corporal, haciendo burla y crítica política y social a través de sus personajes.

Con una historia fascinante que merece ser contada, la misma Alejandra Bogue decide abrir o destapar (diría yo) su carrera para contarnos sus vivencias personales a través de la cultura de sexualidad y genero desde los años 80, dejándonos conocer bares, antros, discos, calles, viajes y demás lugares por los que ha atravesado para llegar a donde está hoy. 

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Bajo el nombre de Confesiones de Madame, Bogue usa un formato fresco para contarnos sobre personajes iconicos, lugares de reuniones homosexuales, datos importantes para la lucha homosexual, hasta contarnos sobre historias que representan su construcción personal.

Su primer capítulo se estrenó el pasado jueves 12 de marzo, en el cual, con su particular humor, nos da a conocer una primera parte de su versión sobre el mencionado anteriormente bar Gallery, con imágenes y anécdotas de la misma época. Su canal promete cada jueves a las 8:00pm traernos anécdotas contadas por ellas y por algunos de sus personajes. A manera de spoiler, tendrá nuevos personajes de su creación.

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Así que les invito a seguirla en su canal de YouTube, Alejandra Bogue Gómez, para que traigamos esas memorias a contextos actuales y nos podamos encontrar agradecidamente en una sociedad en la que podemos ser más libres gracias a su lucha y la de muchas de sus contemporáneas. Así mismo, les invito a seguir luchando por nosotros como personas libres, como agentes de cambio de una sociedad que aún conserva lo peor del colonialismo, que no quiere reconocer su historia dentro de contextos de libertad sexual, que nos usan como comodines LGBTTTIQ para seguir generando dinero a través de nosotros, sin siquiera preocuparse por un mínimo de seguridad de nuestros cuerpos.

Podemos estar en campañas, televisión, periódicos, revistas, bares distinguidos, festivales musicales y ser generantes de muchísimo dinero si queremos, pero recordemos que en la calle nos siguen matando, discriminando, señalando y pisoteando. No dejemos que una sociedad mediática y consumidora nos lleve a olvidar nuestras luchas y nuestras prácticas. Somos seres individuales, pero así mismo somos individuos que nos protegemos unos a otros, porque el gobierno no quiere protegernos, porque en muchos casos nuestras familias no quieren protegernos. No queda más que protegernos unos a otros y hacer remembranza de nuestra historia.

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