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Test callejero: ¿Cuánto pagaría por ver a un artista nacional?

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Arribista y avergonzada. Así se podría catalogar la actitud del público colombiano frente al rock nacional o, específicamente, a las fieles vertientes de la música de nicho.

A diferencia de otros escenarios nacionales -entre vallenato, reggaetón y hasta el mismo metal- donde los artistas se jactan y se regocijan de contar con un público fiel y de poder, medianamente, vivir bien de la música, a los artistas de nicho nacionales no les queda más remedio que esperar a que el circuito se fortalezca con la ilusión de consagrar un séquito de seguidores que estaría dispuesto a pagar una boleta para ir a verlos (en vez de recibir abucheos por ser simplemente teloneros).

La pasada edición del Festival Estéreo Picnic nos dejó una leve resaca frente a lo que el público nacional desea ver; efectivamente, dicho público se quejó hasta la saciedad por la cantidad de bandas nacionales que aparecieron en el cartel y porque, según ellos, un costo tan elevado no justificaba ver artistas que cobrarían 10.000 pesos por la entrada a uno de sus conciertos en cualquier bar de Bogotá. A esto se le suman los desolados venues locales que le están apostando al talento nacional y que aún a regañadientes, intentan llenar sus espacios con puro producto criollo buscando no perecer en la quiebra y bajo la presión de los promotores que están ayudando y arriesgando sus bolsillos y empeño en esto.

No es sólo la falta de difusión y de aceptación de los artistas locales, es también nuestro deseo adquirido (y alimentado por los mismos festivales) de poder ver artistas que jamás creímos ver en tierras colombianas lo que nos está volviendo insolentes frente a esa cantidad de músicos emergentes que trabajan a diario tratando de grabar un disco para traspasar fronteras sonoras y para que el público -más allá de sus familiares y amigos- aplauda alguna de sus producciones.

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Preocupados por este desalentador panorama, decidimos salir a la calle a un bar del circuito local de la ciudad de Bogotá donde, le preguntamos al público cuánto pagaría por ver a los artistas nacionales versus el dinero que estaría dispuesto a pagar por su artista internacional favorito.

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