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El legado de un Vagabundo en Rock al Parque

Draco Rosa tocará en vivo su obra cumbre de locura, oscuridad y brillantez.

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Su regreso al festival puede ser el show que a la vez despida al álbum que lo convirtió de Menudo a uno de los grandes del rock latino en toda su historia.

Por @chuckygarcia

En el backstage de los Premios Shock 2016 comenzamos a hablar con Draco Rosa de la posibilidad de hacer el show de Vagabundo para Rock al Parque 2017. En medio de la conversación, Li Saumet de Bomba Estéreo entró al camerino donde nos encontrábamos sentados y con lágrimas en los ojos le agradeció por tantos años de música y por esas canciones suyas que son capaces de conectar con lo profundo y tocar las fibras más allá de todo. Si bien muchas de estas composiciones han tenido un éxito comercial y radial imporrante son de esas que le hablan a cada persona y tocar la fibra comercial y radial masiva, son de esas que le hablan a cada persona y que casi siempre están asociadas a una experiencia muy íntima de quien las escucha.

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Recuerdo que le regalé una copia en CD de Vagabundo a Dilson Díaz de Pestilencia, y que como a muchas otras personas que hacia la segunda mitad de los 90 tuvieron este disco entre sus manos le cambió por completo la imagen que tenía del en aquel entonces Robi Draco Rosa. Y no era para menos. Venía de ser una estrella juvenil en Menudo, un grupo para adolescentes de esos que siempre aparecían en la portada y casi todas las páginas de la Revista Tú, con fotos a todo color y en cuanta situación pudiera uno imaginarse.

De ahí venía el avalado roquero puertorriqueño, aunque ya para el momento de Vagabundo (lanzado originalmente en 1996) traía encima cuatro elepés de estudio, de los cuales Frío era posiblemente el que más anticipaba que la estrella juvenil de los años 80 se estaba transformando a su modo en un iconoclasta y en un escritor de canciones introspectivas y arriesgadas dentro del contexto del rock en castellano. Y hasta en una figura con cierto halo de poeta maldito.

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Cuando Vagabundo irrumpió y el video de su primer sencillo promocional Madre Tierra comenzó a rotar por todos lados, la muerte del Robby Rosa de Menudo era más que evidente, como pasado seguía ahí pero claramente ya estaba siete metros bajo tierra porque el mismo cantante, intérprete y letrista se había encargado de sepultarlo con concreto y roca: con un álbum que no por sombrío dejaba de irradiar luz y traía cierta paz a muchos de quienes lo escuchaban una y otra vez, quizás por ser una reconciliación con la locura, el azar, la noche, la falta de rumbo o la muerte.

A promocionar este disco y uno de versiones en inglés de sus propios temas que su disquera sacó inmediatamente después de Vagabundo llegó Robi Draco Rosa por primea vez a Rock al Parque en 1998, en un momento en que Vagabudo en todo caso ya tenía dos años de estar girando y de venir creciendo de forma escalonada entre el público del rock e incluso de la música alternativa del continente, que en aquel entonces también efervescía e incluso daba pie para que aparecieran sellos independientes especializados en ese nicho. Robi Draco Rosa por su parte era editado y promocionado por Sony Music, lo que además ayudó para que a Vagabundo se le abrieran más puertas y más personas tuvieran acceso a un cancionero que por momentos tenía picos de rock duro o que también sonaba a música de cabaret. Era un coctel que proponía drama y ficción.

Aprovechando su participación en Rock al Parque 98 y la gira promocional que hubo alrededor de esta, Robi Draco Rosa hizo un show adicional en La Grúa, uno de los primeros intentos que hubo por tener un espacio para conciertos a las afueras de Bogotá (quedaba bien al norte, en la Carrera 7 con calle 198, en un hangar que había sido habilitado como discoteca y que tenía una capacidad para más de 4.000 personas). Mucha gente se desplazó hasta allá porque además era un show para medios e invitados especiales, y en total se armó un público numeroso que haciéndole el quite al frío fue a escuchar las canciones del mentado Vagabundo. Pero no solo las que ya habían tenido éxito en radio y contaban con el apoyo de las emisoras como Madre Tierra o Penélope, sino las mucho más viscerales, pesadas y oscuras como Llanto Subterráneo, Delirios, Blanca Mujer, Vértigo o Brujería.

Sobre la presentación en Rock al Parque, aquella vez, es imposible no recordar a Robi Draco Rosa vestido de cuero y con una malla traslúcida y de apariencia metálica sobre el pecho y que le colgaba hasta las piernas, más a la manera de un guerrero medieval que de un roquero latinoamericano promedio. En algún momento le pidió al staff técnico que estaba a cargo del show que quitara la luz del escenario y que lo dejara totalmente en negro, para luego al final cerrar su show con un acto en el que él y cuatro músicos más (entre ellos los guitarristas Ched Tolliver y Nabelle Abdulraman y el baterista Frank Ferrer, quien en 2006 se convirtió en integrante oficial de Guns N’ Roses y acompañó a Axl Rose en el Chinese Democracy World Tour) tocaron frito y parejo y como si no hubiera mañana.

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De vuelta al encuentro con Draco Rosa en el backstage de los Premios Shock el año pasado, de eso fue justamente que hablamos, de lo que Vagabundo representó no solo como energía creadora y estado emocional sino incluso como estilo de vida, y si bien en ese momento para él fue algo en lo que estaba inmerso de pies a cabeza y con el paso el tiempo varias de las canciones del álbum se volvieron habituales en sus shows o discos de colaboraciones, según me comentó, nada le motivaba más o le hacía más ilusión que volver a tocarlas todas en Rock al Parque, en su orden original y en un festival al cual no ha vuelto desde que se presentó por segunda vez en 2004.

Una conmemoración en la que vale la pena estar, y para la que Draco Rosa armó una banda más numerosa de músicos. Quiere cubrir todos los francos posibles de batalla y salir a dar la guerra con un show de rock que esté a la altura del legado del álbum, uno de los diez imprescindibles de su género en español en los últimos 20 años.

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