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Guía Shock de la navidad 2010

Cómo disimular que no le gustó un regalo: • Controle cualquier mueca que pueda demostrar asco o insatisfacción. Solo sonría. Piense en Álvaro Uribe botándose por un tobogán. • DIGA: “¡Esta camiseta está perfecta para mi próxima fiesta!” NO DIGA: esto era la que necesitaba para cuando salgo a lavar el carro. • DIGA: “¿Cómo supiste?” NO DIGA: “¿En qué putas estabas pensando?” • Agradezca una vez, con efusividad. Muchos agradecimientos lo harán parecer como José Gabriel Ortiz en su programa de entrevistas, y se delatará solo. Regalos que serán agradecidos con una cachetada: • La camiseta talla XL de los XIV Juegos Departamentales que le regalaron, nunca usó y dos años después, regaló por accidente a quien se la había dado por primera vez. • Para mamá, un kit de trapero, escoba, juego de ollas, y bayetilla. • Para la hermana, un cactus (dizque para poner al lado del computador). • Una ancheta con mortadela de pollo, vino espumoso y latas de atún. • Para cualquiera, un libro escrito por Jose Obdulio Gaviria. • Un libro de sudokus y crucigramas, con algunos sudokus y crucigramas a medio hacer. • La chaqueta con la bandera venezolana de Hugo Chávez. De cómo sortear la navidad con cero pesos en el bolsillo: • El libro-recuerdo: portada con escarcha, interior plagado de fotos de la pareja y boletas de cine, y muchos chistes internos y apodos empalagosos. • El regalo conceptual: caja de cartón gigante, puede ser la de una nevera, completamente desocupada, que en la tarjeta diga “acá solo cabe una mínima parte de mi amor”. • Aprenda a tocar guitarra, memorice la canción favorita de su amigo-novio-familiar, e interprétela en un unplugged privado. Hacerlo sin ropa depende de la ocasión. • Prepare una cena no tiene que ser tan original, no tiene que ser tan sofisticada, pero sí que esté hecha con amor. Lo mejor de todo es que se puede zafar de lavar la loza.  Top 5 de formas en las que se dio cuenta que el Niño Dios no existe: • Comparó la letra de las cartas del Niño Dios con las de las firmas de sus papás en rojo sangre en la libreta de calificaciones del colegio. • Un primo 3 años mayor le contó todo. • Vio a su mamá entrar por la chimenea. • En una de las tarjetas de los regalos decía “Del Niño Dios, para nuestro hijito”. • Pidió una pista de carros, una casa de la Barbie de 1 metro de alta, pero solo recibió medias y piyamas a cambio. Verdades navideñas: • 62% de las reservas internacionales de aguardiente se consumen en estas fechas. Ningún ambientalista se ha pronunciado al respecto. • 98% de las ventas de natilla se producen en diciembre. Comer natilla el resto del año es considerado pecado en muchas culturas. • Milagro en la Calle 34 es la película más programada en TV nacional. Le siguen Mi Pobre Angelito y El regalo prometido.  • 78% de los colombianos han hecho parte de un pesebre humano en su parroquia, colegio o empresa. El papel más despreciado: el del buey. • Por cábala, Jorge Barón estrena un traje blanco cada año en La fiesta de los hogares colombianos. • 1 de cada 5 colombianos incluye en las bolas del arbolito alguna decoración patrocinada por la empresa en la que trabaja algún miembro familiar. • Tan solo el 6% de los libros de la Novena de Aguinaldos son comprados. Las demás son regalos de supermercados y traen un logo del almacén en el portal de Belén. • 86% de los hogares tienen uno o más instrumentos dañados o tambores destemplados. • Las versiones navideñas de gaseosas, cervezas, o galletas, saben exactamente igual a los productos comercializados durante el resto del año. Las reglas de oro de la Novena • Decir más de un “ven, ven” en los gozos siempre es bienvenido. • Hay que aprender a contener la carcajada cuando uno de los niños de la familia que recién está aprendiendo a hablar, empieza a gritar “pipí, popo” como loco en medio de la Oración para todos los días. • Contener la burla cuando la tía abuela toma el turno de lectura y se traba en la palabra “putativo”. • Protestar cuando su mamá desobedece la orden de rezar “tres Avemarías” y decide que mejor son nueve. • Saberse de memoria al menos tres gozos. Saber qué sigue después de “bienhechor rocío” o de “Llave de David”. • Tener un familiar que aprovecha el villancico “beben, y beben, y vuelven a beber, los peces en el río al ver a Dios nacer”, para beber y beber aguardiente. • Preguntar de qué sabor es la natilla y cuando le ofrezcan UN buñuelo, coger dos. • Todos los miembros de la familia deben tener un gorro de Papá Noel con el nombre de cada uno escrito en escarcha. Serán usados sin excepción.  La fiesta de los hogares colombianos: • Cuando sean las 12, llegue la ronda de los abrazos, y esté con desconocidas sabrosonas, evite sobrepasarse de manilargo o besucón. Papá Noel lo puede capar. • Hacer el tren al son de cualquier canción de Pastor López o Los Hispanos está más que permitido: es obligatorio. • En algún momento de la noche tendrá que haber música de Los 50 de Joselito. Preferiblemente que venga de un disco pirata. • Cinco minutos antes de las doce, sintonice alguna emisora que haga el conteo oficial de Año Nuevo y Navidad. • Así lo haya evitado durante más de 300 días, llega la hora en que le toca bailar con el tío, la abuelita, y sus papás. Si bailan mejor que usted, preocúpese. • Así sea amante del trance, el reggaetón y la música metálica, permita que otros sonidos se tomen la noche. No se tire la noche familiar poniendo el After Party Vol. 3. El singular mixtape navideño: • ¿Mamá, dónde están los juguetes?: El villancico emo por excelencia. Sufrimiento juvenil y crisis familiar para provocar el llanto en la noche del 24. • Tutaina, Antón Tiru riru riru y A la nanita nana: Sicodelia navideña, palabras sin sentido y retahílas que inexplicablemente no mencionan a Jesús. • Zagalillos: La reina indiscutible de las canciones de las que nadie se sabe más que el coro. ¿O acaso qué viene después de “zagalillos del valle, venid, pastorcitos del monte, mirad”? • Los peces en el río: Peces bebiendo en un río. Inexplicablemente, llevamos dándole cuerda a esta alucinación piscícola y subacuática, ocasionada por un buñuelo pasado, año tras año. • Cinco para las doce: Cada año suena más vieja y más triste, pero cada año, los padres y madres de familia la ponen con mayor nostalgia para anunciar la hora del abrazo. • El tamborilero: Salvo que usted toque tambor en los Alfa Ocho o Guayacán, será difícil indentificarse con esta canción. • Hacia Belén va una burra: Dadas las condiciones actuales, deberíamos mejor cantar Hacia Madrid va una burra rin-rin.

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Cómo disimular que no le gustó un regalo:

• Controle cualquier mueca que pueda demostrar asco o insatisfacción. Solo sonría. Piense en Álvaro Uribe botándose por un tobogán.
• DIGA: “¡Esta camiseta está perfecta para mi próxima fiesta!” NO DIGA: esto era la que necesitaba para cuando salgo a lavar el carro.
• DIGA: “¿Cómo supiste?” NO DIGA: “¿En qué putas estabas pensando?”
• Agradezca una vez, con efusividad. Muchos agradecimientos lo harán parecer como José Gabriel Ortiz en su programa de entrevistas, y se delatará solo.

Regalos que serán agradecidos con una cachetada:

• La camiseta talla XL de los XIV Juegos Departamentales que le regalaron, nunca usó y dos años después, regaló por accidente a quien se la había dado por primera vez.
• Para mamá, un kit de trapero, escoba, juego de ollas, y bayetilla.
• Para la hermana, un cactus (dizque para poner al lado del computador).
• Una ancheta con mortadela de pollo, vino espumoso y latas de atún.
• Para cualquiera, un libro escrito por Jose Obdulio Gaviria.
• Un libro de sudokus y crucigramas, con algunos sudokus y crucigramas a medio hacer.
• La chaqueta con la bandera venezolana de Hugo Chávez.

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De cómo sortear la navidad con cero pesos en el bolsillo:

• El libro-recuerdo: portada con escarcha, interior plagado de fotos de la pareja y boletas de cine, y muchos chistes internos y apodos empalagosos.
• El regalo conceptual: caja de cartón gigante, puede ser la de una nevera, completamente desocupada, que en la tarjeta diga “acá solo cabe una mínima parte de mi amor”.
• Aprenda a tocar guitarra, memorice la canción favorita de su amigo-novio-familiar, e interprétela en un unplugged privado. Hacerlo sin ropa depende de la ocasión.
• Prepare una cena no tiene que ser tan original, no tiene que ser tan sofisticada, pero sí que esté hecha con amor. Lo mejor de todo es que se puede zafar de lavar la loza. 

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Top 5 de formas en las que se dio cuenta que el Niño Dios no existe:

• Comparó la letra de las cartas del Niño Dios con las de las firmas de sus papás en rojo sangre en la libreta de calificaciones del colegio.
• Un primo 3 años mayor le contó todo.
• Vio a su mamá entrar por la chimenea.
• En una de las tarjetas de los regalos decía “Del Niño Dios, para nuestro hijito”.
• Pidió una pista de carros, una casa de la Barbie de 1 metro de alta, pero solo recibió medias y piyamas a cambio.

Verdades navideñas:

• 62% de las reservas internacionales de aguardiente se consumen en estas fechas. Ningún ambientalista se ha pronunciado al respecto.
• 98% de las ventas de natilla se producen en diciembre. Comer natilla el resto del año es considerado pecado en muchas culturas.
• Milagro en la Calle 34 es la película más programada en TV nacional. Le siguen Mi Pobre Angelito y El regalo prometido. 
• 78% de los colombianos han hecho parte de un pesebre humano en su parroquia, colegio o empresa. El papel más despreciado: el del buey.
• Por cábala, Jorge Barón estrena un traje blanco cada año en La fiesta de los hogares colombianos.
• 1 de cada 5 colombianos incluye en las bolas del arbolito alguna decoración patrocinada por la empresa en la que trabaja algún miembro familiar.
• Tan solo el 6% de los libros de la Novena de Aguinaldos son comprados. Las demás son regalos de supermercados y traen un logo del almacén en el portal de Belén.
• 86% de los hogares tienen uno o más instrumentos dañados o tambores destemplados.
• Las versiones navideñas de gaseosas, cervezas, o galletas, saben exactamente igual a los productos comercializados durante el resto del año.

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Las reglas de oro de la Novena

• Decir más de un “ven, ven” en los gozos siempre es bienvenido.
• Hay que aprender a contener la carcajada cuando uno de los niños de la familia que recién está aprendiendo a hablar, empieza a gritar “pipí, popo” como loco en medio de la Oración para todos los días.
• Contener la burla cuando la tía abuela toma el turno de lectura y se traba en la palabra “putativo”.
• Protestar cuando su mamá desobedece la orden de rezar “tres Avemarías” y decide que mejor son nueve.
• Saberse de memoria al menos tres gozos. Saber qué sigue después de “bienhechor rocío” o de “Llave de David”.
• Tener un familiar que aprovecha el villancico “beben, y beben, y vuelven a beber, los peces en el río al ver a Dios nacer”, para beber y beber aguardiente.
• Preguntar de qué sabor es la natilla y cuando le ofrezcan UN buñuelo, coger dos.
• Todos los miembros de la familia deben tener un gorro de Papá Noel con el nombre de cada uno escrito en escarcha. Serán usados sin excepción. 

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La fiesta de los hogares colombianos:

• Cuando sean las 12, llegue la ronda de los abrazos, y esté con desconocidas sabrosonas, evite sobrepasarse de manilargo o besucón. Papá Noel lo puede capar.
• Hacer el tren al son de cualquier canción de Pastor López o Los Hispanos está más que permitido: es obligatorio.
• En algún momento de la noche tendrá que haber música de Los 50 de Joselito. Preferiblemente que venga de un disco pirata.
• Cinco minutos antes de las doce, sintonice alguna emisora que haga el conteo oficial de Año Nuevo y Navidad.
• Así lo haya evitado durante más de 300 días, llega la hora en que le toca bailar con el tío, la abuelita, y sus papás. Si bailan mejor que usted, preocúpese.
• Así sea amante del trance, el reggaetón y la música metálica, permita que otros sonidos se tomen la noche. No se tire la noche familiar poniendo el After Party Vol. 3.

El singular mixtape navideño:

• ¿Mamá, dónde están los juguetes?: El villancico emo por excelencia. Sufrimiento juvenil y crisis familiar para provocar el llanto en la noche del 24.
• Tutaina, Antón Tiru riru riru y A la nanita nana: Sicodelia navideña, palabras sin sentido y retahílas que inexplicablemente no mencionan a Jesús.
• Zagalillos: La reina indiscutible de las canciones de las que nadie se sabe más que el coro. ¿O acaso qué viene después de “zagalillos del valle, venid, pastorcitos del monte, mirad”?
• Los peces en el río: Peces bebiendo en un río. Inexplicablemente, llevamos dándole cuerda a esta alucinación piscícola y subacuática, ocasionada por un buñuelo pasado, año tras año.
• Cinco para las doce: Cada año suena más vieja y más triste, pero cada año, los padres y madres de familia la ponen con mayor nostalgia para anunciar la hora del abrazo.
• El tamborilero: Salvo que usted toque tambor en los Alfa Ocho o Guayacán, será difícil indentificarse con esta canción.
• Hacia Belén va una burra: Dadas las condiciones actuales, deberíamos mejor cantar Hacia Madrid va una burra rin-rin.

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