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Residente y la nueva revolución de Calle 13

Hace rato lo andábamos buscando. En octubre íbamos a ir a México a entrevistarlo, pero una semana antes el encuentro fue cancelado. ¿La razón? “René no quiere hablar”: esa era la respuesta que nos daban. Y a decir por el tono de sus tweets, que sugerían que gracias a dos o tres periodistas de esos que preguntan “¿Y cómo está ese corazoncito?”, él mismo lo confirmaba. Lástima. Le queríamos dar la portada, hacer dos o tres preguntas de rutina sobre su nuevo y cuarto disco, Entren los que quieran (que, a propósito, como todos los discos de Calle 13 solo puede definirse con las palabras “de puta madre”), y luego sí entrar en materia: hablar de la revolución que anda tramando. De la bomba que anda sembrando en nuestro patio: Latinoamérica. Insurrecto. Poeta. Iconoclasta. Rebelde con una causa sobradamente justificada. Desde que René Pérez Joglar apareció en escena hace 5 años junto con su hermano, el siempre genial Eduardo “Visitante” Cabra, esta tierra tiembla con cada uno de sus pasos. Y es que lo de la Calle 13 va en serio. Y ese “en serio” es en serio, como quien habla de Manu Chao o de Víctor Jara. Se trata de un collage único que destila aires sonoros de todos los climas del mundo (en el nuevo trabajo hay merengue dominicano, cumbia colombiana, afrobeat nigeriano, banda mexicana…) para conciliarlos en una infusión sonora revitalizante, aderezada con rimas combustibles que también son balas ideológicas. Descargas que siempre, siempre, dan en el blanco. Y es que detrás de su música está la utopía de una casa digna. De una Latinoamérica para los latinoamericanos. Después de haber enterrado la posibilidad de hablar con él, por lo menos este año, nos entró un correo inesperado: entrevista con René vía telefónica. ¿Motivo? Calle 13 se presenta el 30 de diciembre, en Cartagena, y nada más ni nada menos que junto a uno de sus padres: Rubén Blades. Calma pueblo que aquí viene Residente. … Pensé que nunca más ibas a volver a dar entrevistas. Te sentía bastante rallado por Twitter. No, pero yo tampoco me rallo por eso, no es nada personal. ¿Pero qué molestia tienes con los medios y los periodistas? No es una molestia. Es una preocupación… ¿Y cuál es la preocupación? La preocupación tiene que ver con la forma en la que están educando a las nuevas generaciones, el tipo de preguntas y respuestas que están dando, de programas y de música que están poniendo… Es una preocupación genuina. Tenemos que echar para adelante, no para atrás. ¿Y sientes que los medios van para atrás? Depende, hay unos que contribuyen al desarrollo, pero hay cantidad de medios que van en retroceso al mantener a la masa entretenida con cosas que no son importantes, entonces tenemos generaciones enteras de gente que no se cuestiona, y yo creo que si tú no te cuestionas, te estancas… Siendo Calle 13 tan crítico con los medios, ¿por qué crees que tiene tanta figuración en estos, incluso en los más tradicionales? Creo creo que hemos ganado una credibilidad con el tiempo, como que nos han entendido más. Yo creo que nos hemos ganado el espacio, incluso sin tener la radio o los medios a favor. También sueles darle mucho palo a tu casa disquera. ¿Cómo haces para salirte con la tuya? Como el Vaticano, las disqueras son una institución; sin embargo, no todos los curas son malos. Pasa lo mismo allí. Ahí hay gente infectada con el virus de Calle 13 y es gente que está con nosotros trabajado a nuestro favor. Están adentro, pero piensan como nosotros, creen en nuestro mensaje, tienen el mismo espíritu y las mismas ganas de que las cosas cambien. Por ejemplo, todo lo que pasó en los MTV, el incidente de las remeras con mensajes, ellos estuvieron de acuerdo. Yo lo hablé todo con ellos previamente. Yo les dije cómo iba a hacer la cosa hasta que terminaron convencidos. Al final quedaron contentos y celebraron… después del susto, claro. Jajaja… claro, todos nos asustamos. Lo que yo hice fue darle voz a la gente. Independientemente de que esté a favor o en contra, a mí me interesa que la gente también tenga espacios para expresarse. Ya con eso valió la pena.   La campaña de expectativa del nuevo álbum, Entren los que quieran, se centraba alrededor de un objeto particular: una bomba fabricada con elementos de la cultura popular latinoamericana. ¿Por qué? Sí, es una bomba diferente a las bombas comunes. Es una bomba que no explota sino que activa. Activa otros modos de pensar. Ideas. ¿Y qué tipo de ideas pretendes activar con esta bomba? No hay nada específico. Yo creo que dentro de nuestro sistema como grupo, la bomba más importante que queremos activar es la de la honestidad dentro del arte. En el caso de nosotros, dentro de la música. Esa honestidad que ayuda a que las cosas estén mejor. Hablemos del disco. Hay buenas colaboraciones... Sí, están Omar Rodríguez-López, Totó La Momposina, la peruana Susana Vaca, la brasilera María Rita… también colaboramos con Seun Kuti, el hijo de Fela Kuti. Ahora que mencionas a Fela, siempre te he asociado con él. Quizás por el espíritu, por su lucha revolucionaria. ¿Es una inspiración para ti? Sí, ¿pero sabes qué? Fela Kuti es más mi hermano. La idea de hacer afrobeat es de él. Él lo tiene bien estudiado. Él fue quien me habló de él, luego ya yo me puse a mirar videos de Fela, a entenderlo, y de ahí salió la canción Todo se mueve, que habla de los movimientos en general. Todo se mueve, la tierra se mueve, la sangre se mueve… ¡El pueblo se mueve! Sí. De ahí salió el tema. Es de mis favoritos, pero de verdad que me gustan todos los temas. Es la primera vez que me pasa, que siento que me gustan todos los temas del disco. Hablando de movimientos, ¿cuál es el sentimiento que lo mueve? ¿De dónde viene? ¿Cuál es el sentimiento que me mueve? Yo creo que es una semilla que tengo sembrada desde que estoy pequeño y que con el tiempo, al conocer diferentes países, ha ido creciendo y creciendo, haciéndose más fuerte. Es un sentimiento único. Es puro cariño por Latinoamérica. Por ahí en el disco también hay cumbia, un sonido que se está convirtiendo en una especie de fuerza alternativa en Latinoamérica. ¿Cómo ves el boom de la cumbia? Yo lo siento bien fuerte. Está chévere lo que está pasando con la cumbia, el nuevo rock latinoamericano. Y es que la cumbia es bien rockera… de hecho, para este disco yo quería hacer una con guitarra, iba a participar Zack de La Rocha, de Rage, pero al final no dio el tiempo… ¿No? ¡Qué lástima! Sí. Volviendo a Latinoamérica, en el disco hay un tema muy hermoso que se llama así (en el que a propósito colabora Totó La Momposina). ¿Es tu principal obsesión? Sí, es mi tema favorito. Pero Latinoamérica no es una obsesión, tiene que ver más con lo que yo pretendo dejar aquí con mi hermano: por medio de la música, algo que valga la pena para las generaciones jóvenes. En la narrativa de Calle 13, Latinoamérica aparece retratada como un pueblo oprimido pero guerrero y alegre. ¿Cuáles crees que son las fuerzas que nos oprimen? ¿Quiénes son nuestros enemigos? Bueno, ahí el lío es con Estados Unidos, que ha sido un enemigo histórico de Latinoamérica. El hecho de que haya gente buena en el país no quiere decir que no tengamos enemigos a nivel político en su gobierno. No me refiero a la gente que vive ahí, de hecho allí tengo muchos amigos… pero hasta ellos mismos nos han puesto como enemigos en sus películas, fíjate en las de los ochenta, Depredador, Comando… los malos siempre son latinos y siempre se la tienen que romper es a ellos. Pero hay algo que es clave y es el enemigo propio. No darse el valor que uno debería darse como Latinoamericano. Ese enemigo también existe. El enemigo del racismo que aquí es tan fuerte. Racismo contra el indígena, contra el negro… Es un enemigo más escondido. Me parece inquietante la manera como tú, como puertorriqueño, sientes más de cerca esa tensión entre Estados Unidos y Latinoamérica. Hablo de esa fuerza imperialista… Yo lo siento directamente, y lo que pasa es que eso te puede confundir, porque dentro de las formalidades que reciben los puertorriqueños de parte de Estados Unidos uno puede sentirse comprado. Pero hay cosas que no tienen valor, como la vida. Tú le puedes poner precio a todo, pero hay cosas que tú no puedes comprar. Hay cosas que tienen un gran valor que muchos puertorriqueños no entienden todavía, como el hecho de ser independiente, el hecho de tener la autoestima alta. En Puerto Rico parece que tuvieran la autoestima alta, pero no es real. Nuestra autoestima es el reflejo de la educación que hemos recibido por más de 100 años. Ahora, no te estoy viniendo con un panfleteo barato. Te estoy diciendo algo que para mí es real. ¿Sueñas con una Latinoamérica unida? Eso sería ideal, que haya una unidad. Obviamente aprecio la multiculturalidad, ya sabes… a nivel musical, los acentos, las creencias que existen en los diferentes países de Latinoamérica, pero sí sería ideal que fuera más unida. Lo que pasa es que no se va a poder lograr. Dentro de este sistema, en el que vivimos, en el que nacimos y crecimos, es muy difícil… pero hay que trabajarlo. Ahora, yo no me refiero a una unidad física, de fronteras y monedas… no. Yo hablo de una unidad real. De estar orgullosos como Latinoamericanos. ¿Con qué tipo de revolución sueñas? ¿Yo? Yo sueño con la revolución educativa. La educación como prioridad. Donde los presidentes le den la misma prioridad que le dan a la guerra, a las armas y a la milicia, el mundo va a estar mejor. Yo creo en esa revolución. No en la de las armas. Creo es en la educación. ¿Y crees que esa revolución se va a lograr? Depende. Depende de los presidentes. El tema de la educación va a tomar muchas generaciones en darse, se necesita una serie de presidentes con los mismos principios, con el mismo compromiso, con las mismas ganas de cambiar el mundo, independientemente de sus partidos. Pero no es algo imposible: se puede lograr. Tú que has viajado por toda Latinoamérica, ¿cómo la sientes en espíritu? ¿Optimista y luchadora o pesimista y derrotada? Yo la siento con poder. Se viene una generación mucho más fuerte que las anteriores. Una generación luchadora, orgullosa, educada. En 10 años vamos a ver cambios. ¿O sea que esperas que esa bomba que están sembrando con este disco estalle en 10 años? Sí, o puede estallar ahora pero los resultados se verán luego, así como Estados Unidos con la bomba atómica. Las consecuencias se vieron después, cuando a la gente se le empezó a caer el pelo, cuando se empezó a ver el cáncer… Nuestra bomba, por el contrario, va a dar resultados positivos.

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Hace rato lo andábamos buscando.

En octubre íbamos a ir a México a entrevistarlo, pero una semana antes el encuentro fue cancelado. ¿La razón? “René no quiere hablar”: esa era la respuesta que nos daban. Y a decir por el tono de sus tweets, que sugerían que gracias a dos o tres periodistas de esos que preguntan “¿Y cómo está ese corazoncito?”, él mismo lo confirmaba. Lástima. Le queríamos dar la portada, hacer dos o tres preguntas de rutina sobre su nuevo y cuarto disco, Entren los que quieran (que, a propósito, como todos los discos de Calle 13 solo puede definirse con las palabras “de puta madre”), y luego sí entrar en materia: hablar de la revolución que anda tramando.

De la bomba que anda sembrando en nuestro patio: Latinoamérica.

Insurrecto. Poeta. Iconoclasta. Rebelde con una causa sobradamente justificada. Desde que René Pérez Joglar apareció en escena hace 5 años junto con su hermano, el siempre genial Eduardo “Visitante” Cabra, esta tierra tiembla con cada uno de sus pasos. Y es que lo de la Calle 13 va en serio. Y ese “en serio” es en serio, como quien habla de Manu Chao o de Víctor Jara. Se trata de un collage único que destila aires sonoros de todos los climas del mundo (en el nuevo trabajo hay merengue dominicano, cumbia colombiana, afrobeat nigeriano, banda mexicana…) para conciliarlos en una infusión sonora revitalizante, aderezada con rimas combustibles que también son balas ideológicas. Descargas que siempre, siempre, dan en el blanco.

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Y es que detrás de su música está la utopía de una casa digna.

De una Latinoamérica para los latinoamericanos.

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Después de haber enterrado la posibilidad de hablar con él, por lo menos este año, nos entró un correo inesperado: entrevista con René vía telefónica. ¿Motivo? Calle 13 se presenta el 30 de diciembre, en Cartagena, y nada más ni nada menos que junto a uno de sus padres: Rubén Blades.

Calma pueblo que aquí viene Residente.

Pensé que nunca más ibas a volver a dar entrevistas. Te sentía bastante rallado por Twitter.
No, pero yo tampoco me rallo por eso, no es nada personal.

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¿Pero qué molestia tienes con los medios y los periodistas?
No es una molestia. Es una preocupación…

¿Y cuál es la preocupación?
La preocupación tiene que ver con la forma en la que están educando a las nuevas generaciones, el tipo de preguntas y respuestas que están dando, de programas y de música que están poniendo… Es una preocupación genuina. Tenemos que echar para adelante, no para atrás.

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¿Y sientes que los medios van para atrás?
Depende, hay unos que contribuyen al desarrollo, pero hay cantidad de medios que van en retroceso al mantener a la masa entretenida con cosas que no son importantes, entonces tenemos generaciones enteras de gente que no se cuestiona, y yo creo que si tú no te cuestionas, te estancas…

Siendo Calle 13 tan crítico con los medios, ¿por qué crees que tiene tanta figuración en estos, incluso en los más tradicionales?
Creo creo que hemos ganado una credibilidad con el tiempo, como que nos han entendido más. Yo creo que nos hemos ganado el espacio, incluso sin tener la radio o los medios a favor.

También sueles darle mucho palo a tu casa disquera. ¿Cómo haces para salirte con la tuya?
Como el Vaticano, las disqueras son una institución; sin embargo, no todos los curas son malos. Pasa lo mismo allí. Ahí hay gente infectada con el virus de Calle 13 y es gente que está con nosotros trabajado a nuestro favor. Están adentro, pero piensan como nosotros, creen en nuestro mensaje, tienen el mismo espíritu y las mismas ganas de que las cosas cambien. Por ejemplo, todo lo que pasó en los MTV, el incidente de las remeras con mensajes, ellos estuvieron de acuerdo. Yo lo hablé todo con ellos previamente. Yo les dije cómo iba a hacer la cosa hasta que terminaron convencidos. Al final quedaron contentos y celebraron… después del susto, claro.

Jajaja… claro, todos nos asustamos.
Lo que yo hice fue darle voz a la gente. Independientemente de que esté a favor o en contra, a mí me interesa que la gente también tenga espacios para expresarse. Ya con eso valió la pena.
 
La campaña de expectativa del nuevo álbum, Entren los que quieran, se centraba alrededor de un objeto particular: una bomba fabricada con elementos de la cultura popular latinoamericana. ¿Por qué?
Sí, es una bomba diferente a las bombas comunes. Es una bomba que no explota sino que activa. Activa otros modos de pensar. Ideas.

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¿Y qué tipo de ideas pretendes activar con esta bomba?
No hay nada específico. Yo creo que dentro de nuestro sistema como grupo, la bomba más importante que queremos activar es la de la honestidad dentro del arte. En el caso de nosotros, dentro de la música. Esa honestidad que ayuda a que las cosas estén mejor.

Hablemos del disco. Hay buenas colaboraciones...
Sí, están Omar Rodríguez-López, Totó La Momposina, la peruana Susana Vaca, la brasilera María Rita… también colaboramos con Seun Kuti, el hijo de Fela Kuti.

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Ahora que mencionas a Fela, siempre te he asociado con él. Quizás por el espíritu, por su lucha revolucionaria. ¿Es una inspiración para ti?
Sí, ¿pero sabes qué? Fela Kuti es más mi hermano. La idea de hacer afrobeat es de él. Él lo tiene bien estudiado. Él fue quien me habló de él, luego ya yo me puse a mirar videos de Fela, a entenderlo, y de ahí salió la canción Todo se mueve, que habla de los movimientos en general. Todo se mueve, la tierra se mueve, la sangre se mueve…

¡El pueblo se mueve!
Sí. De ahí salió el tema. Es de mis favoritos, pero de verdad que me gustan todos los temas. Es la primera vez que me pasa, que siento que me gustan todos los temas del disco.

Hablando de movimientos, ¿cuál es el sentimiento que lo mueve? ¿De dónde viene?
¿Cuál es el sentimiento que me mueve? Yo creo que es una semilla que tengo sembrada desde que estoy pequeño y que con el tiempo, al conocer diferentes países, ha ido creciendo y creciendo, haciéndose más fuerte. Es un sentimiento único. Es puro cariño por Latinoamérica.

Por ahí en el disco también hay cumbia, un sonido que se está convirtiendo en una especie de fuerza alternativa en Latinoamérica. ¿Cómo ves el boom de la cumbia?
Yo lo siento bien fuerte. Está chévere lo que está pasando con la cumbia, el nuevo rock latinoamericano. Y es que la cumbia es bien rockera… de hecho, para este disco yo quería hacer una con guitarra, iba a participar Zack de La Rocha, de Rage, pero al final no dio el tiempo…

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¿No? ¡Qué lástima!
Sí.

Volviendo a Latinoamérica, en el disco hay un tema muy hermoso que se llama así (en el que a propósito colabora Totó La Momposina). ¿Es tu principal obsesión?
Sí, es mi tema favorito. Pero Latinoamérica no es una obsesión, tiene que ver más con lo que yo pretendo dejar aquí con mi hermano: por medio de la música, algo que valga la pena para las generaciones jóvenes.

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En la narrativa de Calle 13, Latinoamérica aparece retratada como un pueblo oprimido pero guerrero y alegre. ¿Cuáles crees que son las fuerzas que nos oprimen? ¿Quiénes son nuestros enemigos?
Bueno, ahí el lío es con Estados Unidos, que ha sido un enemigo histórico de Latinoamérica. El hecho de que haya gente buena en el país no quiere decir que no tengamos enemigos a nivel político en su gobierno. No me refiero a la gente que vive ahí, de hecho allí tengo muchos amigos… pero hasta ellos mismos nos han puesto como enemigos en sus películas, fíjate en las de los ochenta, Depredador, Comando… los malos siempre son latinos y siempre se la tienen que romper es a ellos. Pero hay algo que es clave y es el enemigo propio. No darse el valor que uno debería darse como Latinoamericano. Ese enemigo también existe. El enemigo del racismo que aquí es tan fuerte. Racismo contra el indígena, contra el negro… Es un enemigo más escondido.

Me parece inquietante la manera como tú, como puertorriqueño, sientes más de cerca esa tensión entre Estados Unidos y Latinoamérica. Hablo de esa fuerza imperialista…
Yo lo siento directamente, y lo que pasa es que eso te puede confundir, porque dentro de las formalidades que reciben los puertorriqueños de parte de Estados Unidos uno puede sentirse comprado. Pero hay cosas que no tienen valor, como la vida. Tú le puedes poner precio a todo, pero hay cosas que tú no puedes comprar. Hay cosas que tienen un gran valor que muchos puertorriqueños no entienden todavía, como el hecho de ser independiente, el hecho de tener la autoestima alta. En Puerto Rico parece que tuvieran la autoestima alta, pero no es real. Nuestra autoestima es el reflejo de la educación que hemos recibido por más de 100 años. Ahora, no te estoy viniendo con un panfleteo barato. Te estoy diciendo algo que para mí es real.

¿Sueñas con una Latinoamérica unida?
Eso sería ideal, que haya una unidad. Obviamente aprecio la multiculturalidad, ya sabes… a nivel musical, los acentos, las creencias que existen en los diferentes países de Latinoamérica, pero sí sería ideal que fuera más unida. Lo que pasa es que no se va a poder lograr. Dentro de este sistema, en el que vivimos, en el que nacimos y crecimos, es muy difícil… pero hay que trabajarlo. Ahora, yo no me refiero a una unidad física, de fronteras y monedas… no. Yo hablo de una unidad real. De estar orgullosos como Latinoamericanos.

¿Con qué tipo de revolución sueñas?
¿Yo? Yo sueño con la revolución educativa. La educación como prioridad. Donde los presidentes le den la misma prioridad que le dan a la guerra, a las armas y a la milicia, el mundo va a estar mejor. Yo creo en esa revolución. No en la de las armas. Creo es en la educación.

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¿Y crees que esa revolución se va a lograr?
Depende. Depende de los presidentes. El tema de la educación va a tomar muchas generaciones en darse, se necesita una serie de presidentes con los mismos principios, con el mismo compromiso, con las mismas ganas de cambiar el mundo, independientemente de sus partidos. Pero no es algo imposible: se puede lograr.

Tú que has viajado por toda Latinoamérica, ¿cómo la sientes en espíritu? ¿Optimista y luchadora o pesimista y derrotada?
Yo la siento con poder. Se viene una generación mucho más fuerte que las anteriores. Una generación luchadora, orgullosa, educada. En 10 años vamos a ver cambios.

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¿O sea que esperas que esa bomba que están sembrando con este disco estalle en 10 años?
Sí, o puede estallar ahora pero los resultados se verán luego, así como Estados Unidos con la bomba atómica. Las consecuencias se vieron después, cuando a la gente se le empezó a caer el pelo, cuando se empezó a ver el cáncer… Nuestra bomba, por el contrario, va a dar resultados positivos.

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