Con la nota ¿Por qué murió (y ahora resucita) el tropipop? se abrió un debate sobre la importancia del género musical para Colombia. El tropipop fue la banda sonora de toda una generación, sonaba por todo lado, tuvo canciones que hacen parte de la historia del país y tuvo representantes que lograron llevar la propuesta hasta la Academia de la Música. Como lo resaltamos en ese escrito, Mauricio Rodríguez es uno de los responsables del fenómeno y con su disco Canto Caribeño, se convirtió en un ejemplo a seguir para muchas bandas colegiales. Fotos: Katherin Fresneda El artista ha mantenido firme su proyecto pese a las adversidades. Año tras año ha venido lanzando música por el placer de hacer lo que le apasiona y tiene muchas metas como artista: lograr que el tropipop tenga su espacio en la industria de la música, ganarse un Latin Grammy y hacer que todo el país se enamore de los sonidos tropicales de la misma forma en que él lo logro. Esta es una conversación bien tropipopera con el creador del coreadísimo Paru papa ruparu paru, paru papara Del tropipop se ha hablado un montón últimamente. ¿Cómo podría describir esa palabra Mauricio Rodriguez? Ufff para mi lo es todo. Es la mezcla de todo lo que ha pasado en la música Latinoamérica, de la música romántica, de los artistas que han podido fusionar y tener una medida cercana a la música tropical sin salirse del pop o balada que siempre ha causado sensación en nuestro estilo a la hora de componer. Esa es la definición del tropical pop que es lo que define a los latinos en la industria musical. ¿Cómo fue que un rolo del tradicional Gimnasio Moderno de Bogotá se empezó a interesar por los sonidos caribeños a tal punto que nombró Canto Caribeño su álbum debut? Digamos que Bogotá ha sido la casa matriz de la música del país. Acá empezó a abrirse el vallenato muy fuerte, con el vallenato fue furor en los 90 con Diomedes Díaz o también con el folclor de Pacho Galán u orquestas tradicionales, siempre Bogotá ha sido la casa de esos sonidos y eso hace que yo haya crecido en un lugar donde no había frontera para la música y eso no sucede en otras ciudades del país. Bogotá incumple esa regla y es donde hay la fusión musical más grande de Colombia. Y ahí fue que nació el proyecto Palodeagua, ¿no? Cuando estaba en el colegio formé un grupo que se llamaba Palodeagua y venía de la idea del Gimnasio Moderno de crear una orquesta donde hacíamos música tropical. Yo me tomé el riesgo de hacer la banda a pesar de que los cachacos me decían que era demasiado tropical. Ahí me tomé el riesgo de hacer música tropical cuando la norma era hacer rock. Digamos que ese reto hizo que muchos colegas hicieran sus propias bandas haciendo eso que ahora llamamos tropipop. Yo he vivido muchos años al lado de la playa y tengo una conexión muy bella con la costa. Gracias a Canto Caribeño fue nominado como Mejor Nuevo Artista en los Latin Grammy. ¿Qué representó eso para usted? Yo siempre soñé con eso, ha sido de mis grandes metas. Sentir ese reconocimiento es algo muy grande. La nominación fue una sorpresa porque el álbum acababa de salir al mercado. Eso fue una motivación muy grande, me abrió muchas puertas y a seguir creyendo que se puede creer en la música tropical. Hoy en día yo sigo con ese impulso que me dio la nominación a los Latin Grammy en ese momento. Imagínese cuando ganemos el primero, ojalá sea muy pronto. Muchos dicen que el tropipop era un género musical de gomelos. ¿Por qué? Tiene toda la razón y la gente sigue pensando eso. Los exponentes del tropipop de alguna forma eran de colegios buenos de Bogotá, eran grandes artistas y compositores, pero que hasta ahora comenzaban la ola de los proyectos discográficos. Uno siempre ve que la gente que hace la música tropical está hecha por gente humilde que empieza desde abajo. Ver personas de clase alta o con grandes recursos haciendo música causa sensación, envidia y de una forma logra motivar a otros a seguir el ejemplo. Algunos ven negativo que la gente sea gomela, pero yo creo que las personas empiezan a seguir ese ejemplo de las personas de clases altas y eso da una enseñanza a los demás. Yo creo que uno en Colombia lo que tiene que hacer es oír las canciones y dejarse llevar por lo verdaderamente importante que es la música. El tropipop como fenómeno explotó durante el Gobierno de Álvaro Uribe y de hecho tu fuiste parte de la campaña Colombia Es Pasión que fue musicalizada con un tropipop. ¿Por qué cree que algunas personas asocian el género con el uribismo? (Risas) Yo creo que estábamos todos con ese Gobierno. Estábamos todos pasando por una situación política fuerte donde todos éramos un presidente, todos éramos una nación atacando esa guerra y violencia en el país. Yo creo que fue un momento de unión de todos los colombianos y éramos uribistas, cuando hablo de uribistas me refiero a que él era nuestro presidente. Yo no he sido nunca uribista, ni he sido de un partido político porque siempre he estado alejado del proselitismo. Yo he trabajado con los gobiernos porque me permite trabajar con la gente. A nosotros nos vieron en el Palacio de Nariño, siendo parte de los procesos de paz, haciendo campañas y por eso nos relacionan con Uribe. Con nuestra música aportamos mucho y llevando un poco de patria a todos lados. ¿Cuáles son sus canciones favoritas del tropipop? Me encanta El Problemón de Bonka, de mi repertorio me gustan Canto Caribeño, Niña y Es Ella que no sonó mucho. Me fascina El Parrandero de Sin Ánimo, Tabaco y Channel de Bacilos es encantadora y con esa muchos empezamos a tocar guitarra, de Jerau me gusta mucho Feeling, de Fonseca mi favorita es Te Mando Flores y me gusta la contestación que hizo Jose Gavira a esa canción con No Te Pido Flores de Fanny Lu. De Carlos Vives algo bien tropipero es La Cartera y Amor Eterno. En este momento está vigente la campaña Tropipop Is Back. ¿Qué es lo que quieren lograr este año con el género ya que varios artistas se han sumado al movimiento? Lo que queremos es que nos amemos los unos a los otros y que tengamos los espacios que nos merecemos como grupos, como bandas, como soñadores colombianos. Que no tengamos ese conflicto de intereses y que la música no tenga vetos. Hay que unirnos y estamos tratando de hacer equipo entre todos, hacer alianzas y dejar a un lado el ego, porque el ego siempre mata la unión. Hoy en día sentarse al lado de mis amigos y hacer música es lo único que queremos hacer. Hay que cuidar, valorar y darle vida al tropipop, porque es nuestro y es parte de la identidad colombiana. El día de mañana muchos músicos jóvenes dirán “bueno, queremos que nuestro grupo sea de tropipop”. Usted fue referente de muchas bandas de la época dorada del tropipop. En ese momento varios líderes de opinión criticaban que los integrantes de las agrupaciones no eran músicos profesionales. ¿Usted qué opinabas de eso y de ser el ejemplo para una camada de artistas nacientes? Hay dos puntos de vista, está el de músico y el público. Como músico muchas veces critiqué algunas canciones o bandas porque no estaban bien grabadas, pero también estaba latente ese pensamiento que me decía “no esta bien grabada, pero esta canción me enrumba”. Hay muchas canciones así, que causaban lo que otras no lograban, y nos pudimos dar cuenta que la música es magia. Todas esas canciones siguen en el corazón de la gente. Se habla mucho de que Julio Sanchez de la W afectó mucho al género con su campaña No Más Tropipop. ¿Usted se sintió afectado con ese movimiento? En medio de una gira promocional sentí el rechazo directo al género y sus representantes, me di cuenta de que la gente sí le copió a esa campaña en contra de la música que hacíamos. De una forma u otra le estaban cerrando la puerta al género. Los directores de las emisoras me preguntaban ‘¿esa nueva canción suya es tropipop?’. Cuando les decía que sí me respondían ‘lo siento es que acá ya no ponemos esa música’. Lo sentí como una guerra y nunca entendimos el por qué”. ¿Y qué decía usted cuando alguien comentaba que las canciones de tropipop sonaban igual? Cada canción tiene un mundo diferente así sea del mismo estilo, pero también hay gente que le gusta copiar. En todos los géneros y durante todo el tiempo. Yo creo que es una tendencia y eso es parte del ciclo; hacer canciones similares porque eso es lo que está pegando en ese momento. Me parece que es parte de esa búsqueda, los grupos que han sabido mantenerse en la industria han sido originales y han hecho sus propias carreras. En el tropipop es muy jodido que los temas no se parezcan porque tienen una base muy importante que es la champeta, música africana, que hoy en día se llama reggaetón. Todo lo que ahora pasa en la música colombiana es tropipop y es un tema muy largo porque la base de todo está en nuestras raíces africanas. Para 2019 Mauricio & Palodeagua tiene seleccionados varias canciones para lanzar como sencillos en la que se evidencia su evolución como músico y exponente del tropipop. También está trabajando parejo con sus colegas para hacer canciones que revivan el género y le den el espacio que se merece en la música colombiana. Recomendado: ¿Qué es el tropipop? Así es la historia de un género musical 100% colombiano
Más de una década después de su boom, el tropipop vuelve tímidamente a emisoras, festivales, discotecas y el gusto popular. El que alguna vez fue el género rey de la radio se diluyó lentamente por una mezcla de agotamiento de la fórmula y, sobre todo, el polémico nacionalismo que este género encarnaba y adornó. ¿Por qué nació y murió el tropipop? Por: Sebas Peña // @SebasNews - Juan Pablo Castiblanco // @KidCasti El cambio de milenio fue un sinónimo de esperanza para todo el mundo. La tecnología nos haría más felices, el medio ambiente sería cuidado y por fin seríamos una civilización respetuosa y tolerante. Pero no. Nada de eso. Y en Colombia menos. El cambio de milenio nos agarró con un proceso de paz con las FARC fracasado; con las heridas aún abiertas del Proceso 8000 que nos demostró que la mayoría de la clase política era fichita del narcotráfico; con atentados en pueblos y ciudades cada vez más salvajes; y con la aberrante y temible aparición de las “pescas milagrosas” en las que las guerrillas cerraban carreteras y secuestraban a todo el que estuviera en la vía en ese momento. Fueron días oscuros. Le teníamos miedo a nuestro propio país. La brecha entre las ciudades –aisladas del conflicto– y el campo se hizo más grande. Los colombianos no andaban por tierra por miedo a una balacera o una pesca. Colombia se quebró y se dejó de reconocer. En 2002 todo cambió con la llegada de Álvaro Uribe a la presidencia junto a su “mano firme y corazón grande” y su apuesta por solucionar los problemas desde polémicas acciones militares. La historia dirá si Uribe es culpable o no de todo lo que se le acusa, pero indudablemente instauró a la fuerza una sensación de seguridad que permitió que las ciudades, particularmente Bogotá, volvieran a mirar al resto del país. Una generación de jóvenes que había vivido aislada redescubrió las maravillas naturales y culturales. Campañas institucionales y gubernamentales como “Colombia es pasión” masificaron un nuevo nacionalismo pintoresco y poco reflexivo. ¿Y cuál fue la banda sonora de todo este renacer? El tropipop. Bacilos –integrada por un colombiano, un brasilero y un boricua– fue una de las primeras bandas de este nuevo boom con hits como Caraluna o Mi primer millón. Para su líder Jorge Villamizar (nacido en Córdoba, pero criado entre Bogotá, Quito, Londres y Miami), su proyecto musical logró mostrar que un colombiano podía identificarse con los sonidos del Caribe y sentir el sombrero vueltiao’ como propio. Villamizar no solo llevaba esta fusión en la música, sino que también se atrevió a ir a las entregas de los Grammy vestido de guayabera: “en ese momento le demostramos a muchos que un pelado de colegio privado de Bogotá estaba más interesado en hacer sonidos tropicales colombianos que en hacer el rock argentino que sonaba en la radio”. Para ser justos, lo que estos “pelados de colegio privado de Bogotá” estaban haciendo, tenía sus raíces en 1993 cuando Carlos Vives lanzó el álbum Clásicos de La Provincia: un disruptivo disco que retomó composiciones clásicas de eminentes vallenateros como Rafael Escalona, Alejo Durán, Emiliano Zuleta, Adolfo Pacheco o Carlos Huertas, entre otros, y se atrevió a tocarlas en clave de rock. Como lo logró el tropipop colegial de nuevo milenio, Vives y La Provincia engancharon a muchos jóvenes de la época con el folclor nacional y los inspiraron a tomar guitarra y explorar el sonido tropical. El bogotano Mauricio Rodríguez, egresado del tradicional Gimnasio Moderno, puede ser un nombre que muchos desconocen, pero si hablamos de Mauricio & Palodeagua la cosa cambia. Con la pegajosa Niña (la del famoso “Paru papa ruparu paru, paru papara”) fue clave para la expansión del tropipop en sus inicios y logró que una disquera grande como EMI lo fichara. En una entrevista en 2004 para La Mega, el cantante, junto al periodista Antonio Casale, bautizaron así el género por ser la mezcla entre sonidos tropicales como la salsa, el merengue y el vallenato con otros más anglosajones como el pop y el rock. No contento con adueñarse de emisoras como La Mega y 40 Principales, gracias a la mencionada Niña y a otras como Esa muchachita o Canto caribeño, Palodeagua lideró la expansión regional y consiguió para el tropipop la primera nominación a los Latin Grammy 2004 como Mejor Nuevo Artista, al lado de los también colombianos Superlitio. Eventualmente la ganadora en su categoría fue la brasilera María Rita. Palodeagua abrió la trocha para otros muchachos de colegios “gomelos” como el suyo. A él lo siguieron bandas como Wamba, Majua, Bonka y un sinnúmero de agrupaciones adolescentes que encontraron en él un referente, se interesaron por crear canciones enfocadas en la conquista o la parranda y adoptaron ritmos tropicales sin mayores estudios en estos géneros. Sencillos como La Mona de Bonka, El Parrandero de Sin Ánimo de Lucro, Compadre de Wamba, Usted me encanta de Majua, o Barman de San Alejo, entre otras, fueron compuestas por una generación joven preocupada por el vago deseo de enfiestarse los fines de semana a punta de aguardiente, contarle los problemas del corazón a sus amigos y buscar la forma más fácil de declarársele a la “muchachita” de su colegio. Otro de los himnos del género fue la versión tropipopera de la clásica salsa Ah Ah Oh No, original de Willie Colón y Héctor Lavoe, que realizó Wamba en 2007; la canción se mantuvo #1 a nivel nacional en 40 Principales por más de cinco semanas, superando lanzamientos de artistas nacionales de peso como Juanes y Fonseca o totazos globales como Umbrella de Rihanna, I Wanna Love You de Akon, Big Girls Don't Cry de Fergie, Tango del Pecado de Calle 13, o Sola, Héctor El Father (representante de un monstruo que comenzaba a despertarse y nadie veía venir: el reggaetón). A pesar de que la radio fue esencial para que el tropipop se metiera en la sangre de los jóvenes de la década, el voz a voz fue esencial para que el género destronara en los gustos de su nicho al pop anglo. Por ejemplo, El Parrandero, canción de Sin Ánimo De Lucro, nació sin pretensiones y se convirtió en uno de los himnos musicales del 2005. Camilo Rivera, acordeonero de la agrupación y actual integrante de Consulado Popular, recuerda que “grabamos un demo de El Parrandero que costó 300.000 pesos. La canción se empezó a regar. El demo llegó a los Dj que la ponían en discotecas de la época, la gente la cantaba con el alma y todo eso se logró de forma orgánica antes de sonar en radio. La primera vez que el tema se escuchó en una emisora fue a las 6 de la mañana de un diciembre de 2005 en La Mega. Luego nos llamó Universal Music Colombia, firmamos con ellos sin saber mucho de la industria y grabamos el primer disco con los productores José Gaviria y Carlos Huertas”. Además de Palodeagua, Sin Ánimo de Lucro o Bacilos, otros grandes bastiones del tropipop fueron agrupaciones como Bonka, Wamba o Majua que encarnaban una versión muy rola, urbana y colegial del concepto de la boy band anglo: grupos de jóvenes a la moda del momento (jeans desaliñados y desteñidos, riatas, piercings en la ceja, camisetas en v, una que otra Polo, chaquetas de cuero) con más pinta de roqueros, pero interpretando canciones semi-caribeñas que estaban escritas para conquistar a la niña linda de su círculo social y que hablaban del primer amor o la amistad fraternal de su “compadre”. El tropipop fue un retrato del caribe, pero desde la ciudad, desde Bogotá, desde sus colegios privados, y por eso emisoras como La Mega o 40 Principales organizaron concursos en estas instituciones buscando la nueva banda popular que pasara de bazares, lunadas y días culturales a tocar ante 60.000 personas en el Evento 40 o en el tradicional concierto Nuestra Tierra de RCN Radio. Tantos elementos en común generaron una masa en la que era difícil diferenciar una banda de la otra y en la que la exploración por la colombianidad –o más bien la nueva colombianidad– apoyada en el nacionalismo de la era Uribe era un elemento clave. Ahí, en ese definitivo y crucial elemento, estuvo una de las razones de su auge y a la vez oposición. Mientras muchos se sentían identificados con este renacer esperanzador, otros veían en este género, en este modo de apropiarse del país, una falsa construcción de nación excluyente e indolente. Hacia el final de la presidencia de Andrés Pastrana en 2002, los colombianos tenían la esperanza por el suelo; no se confiaba en el Gobierno y las guerrillas causaban temor entre el pueblo. Diego Bolaños, periodista de Radiónica y politólogo bogotano, opina que este género musical “nació coincidencialmente en una época socio cultural importante para el país. Durante ese tiempo la clase media-alta tenía la concepción de que el país gozaba de una mejor situación económica que le permitía mayor seguridad para celebrar y transportarse por el territorio nacional en sus carros, e irse de parranda a sus fincas”. Como parte de la propaganda de la nueva administración, el gobierno Uribe creó la campaña Colombia Es Pasión que se basaba en el orgullo nacional y que, a través de un género musical, pretendía mostrar la unión y la representación de todos los ciudadanos. Esta campaña, ampliamente conocida en el país y a la que se le invirtieron miles de millones de pesos, invitaba a “creer en lo nuestro” y eso ayudó a que muchos pudieran tener una confianza casi que ciega en la presidencia de turno. La campaña fue musicalizada con un tropipop sentimentalista en el que participaron artistas como Mauricio & Palodeagua, Maía, Sanalejo y Tinto, quienes a raíz de esa propaganda se fortalecieron en la escena artística nacional. El sociólogo Oscar Beltrán concluye en su trabajo de grado de la Universidad Nacional de Colombia Dimensiones y estéticas del tropipop que “este género tiene un sonido urbano bogotano, que captó elementos de la música costeña, se apropió de unos clichés y se lanzó a anunciar una Colombia nueva a través de un renovado mercado de identidades nacionales promovido en gran medida por el gobierno de Uribe Vélez”. UNA MUERTE ESCRITA CON W El empujón del contexto sociopolítico logró que para el año 2007 canciones como Otra oportunidad de Wamba, Lo mio es nuestro de Sin Ánimo de Lucro, No te pido flores de Fanny Lu, Me gusta (pequeña putita) de Sanalejo o Del 1 al 7 de Bonka se pelearan cada sábado el #1 de los listados radiales en Colombia. Era una época dorada para el tropipop con giras por todo el país, clubs de fans y, como lo predicaban sus canciones, “parranda y aguardiente”. Gonzalo Gutierrez, creador de la disquera SCP Music, es uno de los nombres más importantes para el género ya que se encargó de firmar a todas estas bandas de colegio, darles un sonido, mostrarles la industria de la música en Colombia, grabarles canciones y conseguirles contratos. Él pudo ver delante de sus ojos cómo el pop tropical de esas agrupaciones creció, despegó y se cayó, porque además del debate social llegó un adversario que nunca esperaron. Para Gutiérrez, una de las primeras razones por las que el tropipop se empezó a apagar fue la campaña No Más Tropipop de la emisora La W, dirigida por Julio Sánchez Cristo: “él empezó a hablar mal de los chicos y de la propuesta en su programa mañanero que es uno de los que más se escuchan en Colombia y que de alguna forma marca la agenda del país. De un momento a otro creó un espacio que se llamaba ‘No más tropipop’ donde invitaba a bandas musicales de otros géneros a enviar sus temas para sonarlos en su programa, que no es y nunca ha sido musical”. Salo, Alejandro González, Mauricio & Palodeagua y Katamarán coinciden en que esa campaña, respaldada por Sánchez Cristo, locutores y bandas de otros géneros, ayudó a que la gente empezara a mirar por encima del hombro a aquellos que hacían pop fusionado con tropical. Mauricio Rodriguez recuerda que en algún momento en medio de una gira promocional sintió el rechazo directo al género y sus representantes, “me di cuenta de que la gente sí le copió a esa campaña en contra de la música que hacíamos. De una forma u otra le estaban cerrando la puerta al género. Los directores de las emisoras me preguntaban ‘¿esa nueva canción suya es tropipop?’. Cuando les decía que sí me respondían ‘lo siento es que acá ya no ponemos esa música’. Lo sentí como una guerra y nunca entendimos el por qué”. Gonzalo Gutierrez cree que todo este movimiento surgió de la mente de Julio Sanchez luego de que un artista de tropipop se negó a seguir ofreciendo toques gratuitos para los eventos de La W: “alguna vez me reuní con alguien y me contó que todo se trataba de una pelea de Sánchez Cristo con un artista del género porque este no quiso tocarle gratis en un evento y él creó esa campaña para afectarlos a todos”. Sin embargo, dado el poder mediático que siempre ha tenido el periodista se cargó en él un juego de intereses comerciales que en realidad involucraba a mucha más gente de la industria. Según los artistas, la baja en la popularidad del tropipop en la radio empalmó con una de las prácticas más nocivas y corruptas en la radio: la payola (que viene de la frase “pay to play” / “pagar por sonar”). Los integrantes de Wamba contaron en el programa Puntos Cardinales de Dia TV de 2013 que Fernando Palma, director de 40 Principales en esa época, les pidió en una oportunidad cosas a cambio de sonar en radio: “cuando lanzamos en abril de 2012 la canción Don’t Give Up él nos dijo directamente que necesitaba unas vacaciones para navidad que costaban alrededor de 4 millones de pesos”. Cleiver Espitia fue promotor radial de la época dorada del tropipop para bandas como Bonka y Wamba; es decir, el eslabón entre las emisoras musicales y las nuevas canciones de los artistas. Desde su punto de vista el género se apagó en gran parte porque no había unión entre las bandas, no se adaptaron al cambio del mercado, no evolucionaron y se confiaron de que siempre estarían amparadas por la radio, esa que logró llevarlos a la cima y que también los hundió o les dio la espalda. La formula se agotó, el no sonar en radio con constancia llevó a que los contratos por shows bajaran y a que las bandas empezaran a sonar diferente para tratar de adaptarse al público. Una muestra clara de ello es que los álbumes Todo pasa por algo (2009) de Sin Ánimo de Lucro y Más que ayer (2015) de Bonka tuvieran un sonido más rockero y completamente alejado del tropical que los llevó al reconocimiento nacional. Otra señal de derrumbe y un golpe fuerte para esta era del tropipop se dio al interior de las bandas y sus familias porque muchos sintieron que era el fin de su vida artística. El sueño de la música se diluyó en otros caminos profesionales y académicos. Bandas como Sanalejo, Wamba, Tinto, Majua o Bonka se separaron y, en algunos casos, los vocalistas iniciaron carrera en solitario. De un momento a otro el tropipop dejó de ser ese género que marcó una época esperanzadora y a la vez difícil para el país, y se convirtió en el recuerdo de una generación. LA RESURRECCIÓN NOSTÁLGICA DEL TROPIPOP La nostalgia es un motor poderoso. Según explica el profesor de sicología de la Universidad Estatal de Dakota del Norte Clay Routledge, algunos estudios han demostrado que esta sensación produce en las personas sensaciones de autoestima y pertenencia social, crecimiento sicológico e incluso los incita a ser más caritativos. La nostalgia restablece bienestar y por eso es que muchas veces, teniendo un océano de canciones por oír o series o películas por ver, siempre volvemos al mismo título de siempre. Y, por supuesto, la publicidad ya descubrió su poder como herramienta de mercadeo. El tropipop fue la música que acompañó la adolescencia de una generación, la banda sonora de primeros amores y borracheras y por eso es que, más allá de sus implicaciones políticas o sus coyunturas, quedó incrustado en el subconsciente de muchos. El periodista Mark Joseph Stern explicó en un artículo para la revista Slate que nuestros cerebros nos atan a la música que oímos de adolescentes más fuerte que a la que oímos de adultos; “la nostalgia musical no es un fenómeno cultural, es una orden neuronal. (…) Entre los 12 y los 22 años nuestros cerebros atraviesan un rápido desarrollo neurológico, y la música que amamos en esa década se incrusta en nuestros lóbulos para bien. Cuando creamos conexiones neuronales con una canción, también creamos un fuerte rastro en la memoria que se carga con una emoción aumentada, gracias en parte a un exceso de hormonas de crecimiento de la pubertad. Estas hormonas le dicen a nuestro cerebro que todo es increíblemente importante, especialmente las canciones que forman la banda sonora de nuestros sueños (y vergüenzas) adolescentes.” Así que ya saben por qué en el 90% de las fiestas caseras terminan sonando canciones del corte de Mis ojos lloran por ti de Big Boy, Todavía de La Factoría, El gato volador de El Chombo, o Gimme The Power de Molotov. La nostalgia es en este momento el mejor amigo del tropipop y lo que le ha ayudado a flotar en el mar del olvido en tiempos donde todo pasa de moda muy rápido. En el 2013, en pleno reino del reggaetón y en el marco de la campaña “El tropipop vuelve a nacer”, La Mega sentó a Carlos Vives, Alejandro González de Bonka y el director de la emisora, Alejandro Villalobos, a dialogar sobre el declive del género y los cambios en la industria. Vives, considerado por muchos el patrón de la música nacional, se comprometió a hacer un álbum de estudio en el que participarían todos los artistas que fueron parte del movimiento y lanzarlo con bombos y platillos en su restaurante-bar Gaira. Ese proyecto nunca se realizó, la campaña radial no dio frutos y los artistas del género seguían sin sonar en emisoras, ni ofrecer conciertos. Pero al parecer un proyecto le dará un nuevo respiro al Tropipop en este 2019. Como una mosca estrellándose contra una ventana, el tropipop sigue rondando su camino de regreso a la primera plana. A finales de 2018 Alejandro González estrenó una nueva versión de la canción Te Pediré, originalmente incluida en el álbum de Bonka Lo que nunca nos contamos de 2016. La canción, que tuvo un beat reggaetonero bien encaletado de fondo, tuvo una floja recepción a pesar de ser interpretada por grandes del género como Salo (Wamba), Samper (Sin ánimo de lucro), Sebastián Yepes (Sanalejo) y Mauricio & Palodeagua. Sin embargo, de ahí nació la idea de hacer un concierto en el marco de otra campaña radial liderada por Rafael Cifuentes, director de Los 40 Principales: “Tropipop Is Back”. El evento se realizó en el Teatro Cafam de Bellas Artes, pero allí sólo se cantaron canciones clásicas, nada de sus nuevas creaciones que pudieran recapturar audiencia, recordando el poder de su mayor aliado: la nostalgia. Jose Baquero, ex baterista de Wamba y periodista musical, asegura que ese concierto de Los 40 fue el inicio de lo que será la reactivación del género: “para este año va a haber muchas nuevas canciones. Hemos estado componiendo, explorando entre varios del género, integrando a Jerau, Lucas Arnau y Gusi, y crearemos una especie de colectivo musical en el que hay colaboraciones, pero que contará con las ideas y experiencia de todos”. Este colectivo tropipopero, apoyado por Carlos Vives, Claudia Elena Vásquez y GML Estudios (paradójicamente se rumora que el mismo Julio Sánchez será uno de los grandes activistas del renacimiento del género), espera seguir brindándole al país un género netamente colombiano, resaltando la fusión de diferentes personalidades y mostrando la evolución artística de esos cantantes que eran adolescentes cuando el género estalló. Inevitablemente el tropipop ya hace parte de la historia musical de Colombia, así como la nueva cumbia, el dancehall, el folclor pacífico, el rock o la electrónica. Así muchos lo recuerden como la banda sonora del uribismo hay que reconocer su importancia para que bandas vigentes como Piso 21, Morat, Pasabordo y hasta Sebastián Yatra suenen hoy con fuerza en radio o plataformas digitales y sean los ídolos de la nueva generación. A su manera abrieron camino para que los públicos jóvenes conocieran y valoraran la música hecha en Colombia. Hoy el consumo musical en el país es diferente: el reggaetón, el vallenato y la ranchera son los reyes del sonido comercial, las propuestas independientes están capturando públicos potencialmente fieles y la radio ya no manda la parada porque cada uno elige lo que quiere escuchar gracias a la accesibilidad del adictivo smartphone. Eso no implica que la música, comercial o independiente, fiestera o introspectiva, sea ajena al contexto sociopolítico y a un tenso momento histórico en Colombia. Sería bueno que surgiera una nueva camada de artistas que además de cantarle a las niñas bonitas y festejen la llegada del fin de semana para tomar aguardiente, entiendan su arte como una fuerza social que tiene profundas implicaciones sociales. Todas esas agrupaciones que encasillamos en el tropipop inconscientemente jugaron un papel histórico en una construcción de nación. Hoy no gozan del mismo reconocimiento, pero la madurez los ha llevado a entender el papel que su música tuvo para el país. Ahora tienen las botas puestas para mostrarle al público que la historia de ellos, y del tropipop, se niega a terminar. ... Si quieren darle suelta a la nostalgia, armamos esta playlist con las canciones imprescindibles del tropipop. #LaMúsicaNosUne
En la primera década del nuevo milenio hubo un ritmo que atrapó a miles de personas en Colombia y del que salieron varios palos que muchos consideran himnos y que otros aún lo ven como guilty pleasures. Todas esas canciones estaban matriculadas en el género ‘tropipop’ y sonaban como disco rayado en los proms de colegios y rumbas de universidades. Recomendado: A la defensa del tropipop, por Jose Baquero Este género tenía algo en particular y es que empezó a rescatar sonidos propios de Colombia como la cumbia y el vallenato fusionándola con pop latino. De allí salieron muchos artistas y bandas, algunos con nombres muy similares que en ocasiones lograron confundir a más de uno. Pero, a fin de cuentas, no importaba tanto el nombre de la banda sino los temas que lograron pegar en la radio y que se hicieron populares gracias al voz a voz de las personas. ¿Nos va a negar que no se sabe La Mona de Bonka? Para esta temporada es muy común ver en las rumbas la nostalgia tropipop y, por lo menos, en la noche se escuchan unos dos o tres canciones de este listado. ¡Vamos a subirle el volumen a estos palazos que nos hacen viajar en el tiempo! Algunos de estos temas no están subidos en plataformas digitales, por lo que es ideal escucharlos en la tradicional plataforma de videos de Youtube Vea también: Reseñamos 20 discos colombianos que resumen lo que va del 2018 El Problemón – Bonka Me Gustas (Pequeña Putita) – Sanalejo El Parrandero – Sin Ánimo De Lucro Compadre – Wamba Esa muchachita – Mauricio & Palo de Agua Calendario – Pasabordo Usted me encanta – Majua Niña – Mauricio y palo de agua Barman – Sanalejo Y Si Te Digo – Fanny Lu La Mona – Bonka Ven Que Te Deseo A Morir – Kema Otra oportunidad – Wamba Conquista – Jerau Te doy mi vida – Lucas Arnau Traga Maluca – Bonka Solo Por Tenerte – Sin ánimo de lucro Llueve tu amor – Katamaran Qusiera – Pasabordo Estás conmigo - Jerau ¿Cuáles de la lista escogen para la fiesta de este fin de semana? Los nuevos retos de Bacilos en la era digital | Shock
Del 25 al 28 de abril y del 2 al 5 de mayo, el público del Festival de Jazz de Nueva Orleans, podrá ver a artistas colombianos como el Grupo Niche, Bomba Stereo, Jacobo Vélez y La Mambanegra, Los Cumbia Stars, Kombilesa Mi, Matachindé, Rancho Aparte, Agrupación Changó, Gregorio Uribe, Cimarrón y Gaita Loop. El Festival de Jazz de Nueva Orleans es una fiesta cultural de 10 días en la que miles de músicos, cocineros y artesanos dan la bienvenida a cerca de 400.000 visitantes cada año. La Feria del Patrimonio de Luisiana presenta música inolvidable en múltiples escenarios, cocina tradicional de Luisiana en dos grandes áreas de comida y artesanos de la región y de todo el mundo que demuestran y venden su trabajo. Colombia, descrita por el Festival como ‘la potencia cultural de América Latina’, lleva a Nueva Orleans una celebración musical de salsa, cumbia, champeta, vallenato, chirimía y currulao acompañada, además de las presentaciones en los 14 escenarios del festival, desfiles diarios en honor a Colombia, sumadas a experiencias culturales inmersivas junto a artesanos indígenas y afrocolombianos, así como lo mejor de la cocina tradicional de Colombia, según un comunicado del Ministerio de Cultura. "Nos complace anunciar que Colombia es el país invitado al Festival de Jazz y Patrimonio 2024, con artistas y artesanos excepcionalmente talentosos que mostrarán la rica diversidad de nuestra cultura. En el festival, celebraremos a Colombia: el País de la Belleza y compartiremos nuestra pasión por la música con la gente de Nueva Orleans y de los Estados Unidos", expresó el Embajador Daniel Ávila, Encargado de Negocios de la Embajada de Colombia en los Estados Unidos.Además, se propone un intercambio cultural binacional entre dos formatos instrumentales: Chirimía Chocoana y New Orleans Brass Band, un encuentro entre dos culturas centrado en un lenguaje común: la improvisación.Este enfoque se basa en el formato instrumental derivado de las bandas militares europeas establecidas durante la conquista de América, que consta de percusión y vientos, un elemento que ambas culturas comparten. El resultado de este proceso es una producción musical que consta de dos piezas musicales integrando los dos formatos instrumentales, que serán publicadas en EP y en las diferentes plataformas de difusión musical, además, será la memoria que refleja el paso de Colombia por el Festival.La participación de Colombia en el festival en 2024 fue posible gracias al apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Embajada de Colombia en los Estados Unidos.
Sean “Diddy” Combs ha sido objeto de varias demandas civiles en los últimos meses. Hoy hay una investigación federal en su contra. Agentes federales realizaron registros en las propiedades de Combs, donde se encontraron armas, y sus teléfonos fueron incautados en un aeropuerto como parte de una orden emitida por el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York, según dijeron fuentes policiales.Desde noviembre, Combs ha sido objeto de varias demandas en Nueva York acusándolo de agresión sexual, tráfico sexual y participación en otras actividades delictivas. Combs ha negado todas las acusaciones y las calificó de repugnantes.Al menos cuatro personas han sido entrevistadas sobre acusaciones de tráfico sexual, agresión sexual y solicitud y distribución de narcóticos y armas de fuego ilegales, según declaró una fuente familiarizada con el asunto a NBC News. Repasamos la lista de demandas de abuso sexual contra el rapero y productor: Marzo de 2024La casa de Combs fue allanada como parte de una investigación de tráfico sexual en curso en Nueva York. Febrero de 2024Diddy fue acusado de agredir sexualmente al productor de The Love Album Rodney “Lil Rod” Jones. El hombre acusó al rapero de "participar en actividades ilegales graves", incluida agresión sexual. Diciembre de 2023Una acusadora anónima presentó una demanda en diciembre alegando que Combs, el ex presidente de Bad Boy Entertainment, Harve Pierre, y un tercer agresor anónimo la violaron en grupo cuando tenía 17 años, en 2003.En ese momento, Combs publicó un comunicado en el que afirmaba: "BASTA, ES SUFICIENTE", dijo. "Durante el último par de semanas, me he sentado en silencio y he visto a la gente intentar asesinar mi personaje, destruir mi reputación y mi legado. Personas que buscan un día de pago rápido han hecho acusaciones repugnantes en mi contra". "Permítanme ser absolutamente claro: no hice ninguna de las cosas horribles que se alegan. Lucharé por mi nombre, mi familia y por la verdad", continuó Combs.Noviembre de 2023Joi Dickerson-Neal alegó que Diddy la drogó y agredió sexualmente. La mujer presentó una demanda contra Combs que alegaba que fue víctima de "pornografía de venganza".Combs grabó en video el asalto de enero de 1991 y distribuyó la cinta a otros en la industria de la música, según la demanda. Noviembre de 2023Cassie Ventura, expareja del artista, acusó a Diddy de violación y tráfico sexual antes de llegar a un acuerdo. La exnovia de Combs, la cantante Cassie Ventura, acusó a Combs de violación, tráfico sexual y abuso físico en una demanda civil. Combs y Cassie llegaron a un acuerdo por una cantidad no revelada un día después.Cassie alegó en la demanda que Combs le ofreció excesivas cantidades de drogas y alcohol, abusó físicamente de ella y " tomó el control" de su vida, desde su atención médica hasta sus oportunidades profesionales. Combs también supuestamente la habría violado en 2018, y la habría obligado a tener encuentros sexuales con otros hombres. Noviembre de 2023 Una demandante anónima alegó que Diddy y el cantautor Aaron Hall se turnaron para violarla a ella y a una amiga en la ciudad de Nueva York en los 90. Junio de 2019Gina Huynh alega que Diddy abusó de ella durante una relación de cinco añosHuynh, le dijo a la bloguera de YouTube Tasha K en junio de 2019 que el magnate de Bad Boy supuestamente abusó físicamente de ella y una vez le "pisoteó" el estómago."Estaba abusando de mí mental, emocional y físicamente. Siempre me comparaba con Cassie y me decía que yo soy la mala y ella la buena", dijo Huynh, añadiendo que el círculo íntimo de Combs "permitió" que el abuso continuara.
El Animé Sinfónico Orchestral Openings rendirá homenaje al hombre que hizo parte de nuestra historia, al crear miles de aventuras: Akira Toriyama, creador de Dragon Ball y fallecido el 1 de marzo de 2024. La cita será el próximo 21 de abril en el Teatro Universidad de Medellín a las 5:00 p.m. Las entradas estarán disponibles en la web eticket.com y los precios oscilan entre $154.000 y 220.000 en la web eticket.com. Akira Toriyama dejó huella en todo el mundo, con 18 mangas de historia, más de 17 historias de mangas cortos, un programa de televisión y una obra maestra llamada Dragon Ball,. El Animé Sinfónico Orchestal Openings presenta canciones que nos llevarán a aquellas series japonesas que nunca nos podríamos olvidar y que aún hoy en día las llevamos en nuestro corazón. Se interpretarán temas de series como Dragon Ball, Saint Seiya, Digimon, Pokémon, Evangelion, Sailor Moon y muchos más unto a La Orquesta Sinfónica del Valle de Aburrá acompañados con más de 35 músicos en escena, las voces de la cantante antioqueña Miranda (primera ganadora de La Voz Colombia) y Áleran de Adularia (Darknees), Ana María Cerón y Alexander Ordoñez (Rojal Proyect- Banda de Rock) dirigido por Daniel Santiago Plazas Duarte."Siempre hemos creído que la infancia, la adolescencia o la juventud son un tema de momento, que los años pasan y que nunca volveremos a escuchar aquellas canciones que nos recuerdan las series que han pasado por nuestros ojos, por nuestros odios, por nuestros sentidos. Creemos que el cielo resplandece a nuestro alrededor, siempre tomamos el camino de la verdad y la justicia lunar, pensamos en vencer a todo el mal y llegaremos hasta el final con el poder del cosmos y solamente queremos con todo nuestro calor brindar una canción y viajar hasta ser maestros Pokemón para vencer a los titanes con nuestras voces", dice en un comunicado Matrix Entertainment, empresa organizadora del evento. ¿Quién fue Akira Toriyama?Nacido en Nagoya, Aichi, primero ganó reconocimiento por la exitosa serie de manga Dr. Slump, antes de crear Dragon Ball y trabajar como diseñador de personajes para varios videojuegos populares como la serie Dragon Quest, Chrono Trigger, y Dragón Azul.Toriyama fue considerado como uno de los autores que cambió la historia del manga, ya que sus obras son muy influyentes, en particular Dragon Ball, que muchos artistas citan como fuente de inspiración.El artista falleció a la edad de 68 años el pasado 1 de marzo. El querido creador de manga deja un enorme legado y será recordado por miles de fans.
El ministro de Cultura de Colombia, Juan David Correa, le pidió al cantautor cubano Silvio Rodríguez, venir a realizar un concierto en nuestro país. El pedido se hizo a través de una carta. “Millones de colombianos crecimos con sus canciones como usted lo ha podido atestiguar a través de sus visitas a nuestro país. Hoy quisiera pedirle, a título personal, ciudadano e institucional, y en nombre del señor presidente, que nos acompañe una vez más, que nos permita oír su voz en un concierto que podemos organizar allí donde usted lo considere (…)”, señala el Ministro en la misiva. La propuesta del Gobierno es que dicho concierto se realice en un municipio del Caribe colombiano, por cuenta de los posibles problemas que la altura de Bogotá podría acarrear en la salud de Rodríguez. “Parte de mi tarea, ahora como ministro, a admirado Silvio, es proponer espacios colectivos que signifiquen nuestras vivencias atávicas y nos permitan, a través de los símbolos, creer que es posible derrotar el miedo y la pura y abrazar la esperanza de una sociedad que pueda superar la idea de venganza”, continúa la carta. ¿Cuándo fue la última vez que vino Silvio Rodríguez a Colombia?Silvio Rodríguez, uno de los mayores exponentes de la canción social y la Nueva Trova cubana, no viene a Colombia desde julio de 2010, cuando realizó una presentación en Medellín, como parte del Tercer Congreso Iberoamericano de Cultura. En esa jornada, Rodríguez compartió escenario con otros cantautores como Jorge Drexler, León Gieco, Fito Páez, el Quinteto Suárez Paz, Susana Baca, Rosario, Antonio Carmona, Zoe, Rodolfo Mederos, Aterciopelados y Alfredo Gutiérrez.En Bogotá, fue una estancia de tres días en 1995, que lo tuvo por universidades, teatros y centros culturales. En mayo de 1993, tuvo una gira llamada ‘Canciones urgentes 93′ que lo llevo por Medellín, Cali y la capital colombiana. A sus 77 años, es considerado como el mejor cantante folklórico de Cuba y posiblemente uno de los mejores cantautores de América Latina.Conocido por sus letras intelectuales, altamente elocuentes y simbólicas, sus canciones son elementos icónicos de la cultura popular latinoamericana de izquierda. Ojalá, Playa Girón, Unicornio, Sueño con Serpientes, Vamos a andar o La maza son algunas de sus canciones más conocidas. Rodríguez es un símbolo de la izquierda latinoamericana. Silvio Rodríguez es considerado líder de la Nueva Trova Cubana, movimiento conocido por sus letras, que intentaban escapar de las banalidades de la vida concentrándose en el socialismo, la injusticia, el sexismo, el colonialismo y el racismo.
(Sobre)vivimos otra edición del Festival Estéreo Picnic 2024 que, en términos generales, suplió y sobrepasó las expectativas del cambio del venue y de un cartel que parecía anacrónico.Las mudanzas traen consigo una lista de pendientes que se van ajustando con el tiempo, adecuarse a un lugar nunca es fácil. Sin embargo, como un mueble viejo que se rehusa a botar, el acoso nos persigue sin importar a qué casa nos pasemos. Y, peor aún, nos persigue el arquetipo de la “victima perfecta” a donde sea que vayamos.Cada año se habla de paridad de género en el cartel, se incorporan organizaciones (como la Secretaría de la Mujer o la Línea Púrpura trabajando de la mano con Échele Cabeza) y se repite el estribillo de que el espacio en el que estamos es seguro para nosotras. Pero la realidad es diferente.Si bien hay rutas de acción que antes no estaban claras antes, la ejecución sigue siendo insuficiente. El tercer día del Festival Estéreo Picnic 2024 un grupo de mujeres que estaba disfrutando del concierto de Feid fueron acosadas por un hombre que consumió sustancias de forma irresponsable.Vamos por partes para entender lo problemático de lo sucedido, además de lo obvio.Aunque la entrada de sustancias psicoactivas esté, en teoría, prohibida en este tipo de festivales, el consumo es un hecho y por eso están organizaciones como Échele Cabeza que buscar proteger al consumidor y cuidar de él.¿Quién cuida de nosotras?Si les parece que jodemos con el enfoque de género no es de gratis. Los espacios sin este son peligrosos para nosotras e incluso los que están intentando tenerlo, en el proceso de prueba y error, resultan violentos.La gestión de riesgos y los protocolos de cuidado de los consumidores siempre van a estar cojos si quienes consumimos, las instituciones y los organizadores no entienden que las mujeres somos agredidas por ser mujeres y es un hecho que debe ser considerado y priorizado en la creación de protocolos y/o rutas de acción.El caso de las mujeres que fueron acosadas por un hombre intoxicado nos plantea más preguntas que respuestas. ¿Cómo garantizar un espacio de consumo responsable que al mismo tiempo sea seguro para nosotras? ¿Qué rutas de acción existen para este tipo de situaciones y cómo se ejecutan? ¿Por qué esperan empatía de nuestra parte cuando nadie la tiene con nosotras?En el comunicado publicado en Twitter, y ahora eliminado por partes, desde la cuenta de Échele Cabeza, precisan sobre lo ocurrido y hacen un llamado a la empatía con el hombre que consumió de más, se desnudó, persiguió mujeres y las orinó.Claro, que dentro de los acuerdos sociales tácitos que como consumidores de sustancias tenemos, está (o debería) la empatía con el malviajado o con el que se le fue la mano. Pero la balanza de la empatía no se puede poner en la misma escala de valores que la del acoso.Pasamos a diario suficientes situaciones para saber, incluso corporalmente, cuando estamos en peligro. Para nosotras no es un caso aislado, es nuestro día a día.En el FEP fue un hombre que consumió de más, en la calle es un desconocido y en las fiestas puede ser un amigo.En un mundo ideal podríamos repartir empatía para los dos lados, pero vivimos en una sociedad twittera que al mismo tiempo que exige pruebas, también juzga a las mujeres por grabar a un hombre “en estado de inconsciencia”.Y volvamos a esto por un momento. Los hombres nos acosan en cualquier estado de consciencia y nosotras nos tenemos que defender en todos, porque nadie nos garantiza espacios totalmente seguros.Para las mujeres acosadas las rutas de acción tomadas por el equipo de logística del festival fueron insuficientes, para la logística y para Échele Cabeza fueron las necesarias para cuidar, principalmente, de la persona que estaba intoxicada.La decisión de la organización de eliminar algunos de los tweets que hacían parte del comunicado, dan cuenta de que es una conversación que en muchas ocasiones termina siendo unidireccional. La discusión no puede excluir las experiencias de las mujeres que han sido violentadas y no pueden existir rutas de acción claras sin entender lo que estas situaciones significan para nosotras, como consumidoras y como asistentes a eventos de música.Si bien este caso en particular agitó conversaciones necesarias sobre el consumo responsable de sustancias también puso sobre la mesa que aunque la logística del festival parece estar tomando una forma ya clara, no va a estar completa hasta que no se plantee desde un enfoque por y para las mujeres.El consumo de sustancias psicoactivas y la logística del festivalPor Daniela TrujilloDurante la presentación de FEID, en el escenario Jhonny Walker, un hombre completamente desnudo, quien se encontraba en un estado muy alterado debido al consumo, se estimuló frente a varias de nosotras y luego, posterior a ello, procedió a orinarnos. Otras mujeres que se encontraban ahí, en otras ubicaciones, denunciaron a través de X e Instagram que este hombre las persiguió o las golpeó. La logística tardó en reaccionar, junto con la policía, quienes no tenían claros a los pasos a seguir. Su respuesta tras lo que nos había sucedido fue que “no podían hacer nada porque estaba drogado” y se quedaron un buen rato detrás del sujeto mientras él se movía libremente por el lugar. Después de que sus compañeros pidieran que no lo sacaran del parque, pues él no sabía lo que estaba haciendo.Es necesario decir que no fue el único caso, pues tras haber realizado la denuncia pública, más mujeres se quejaron de que en otros lugares del parque, otros hombres alcoholizados, también habían ejercido acoso hacia ellas.Si bien a la mañana siguiente el equipo de festival se comunicó conmigo y también lo hizo la Secretaría de la Mujer, junto a la Línea púrpura, quienes me dijeron que el hombre, de nacionalidad francesa, fue trasladado al espacio de Échale Cabeza para ser sedado y sacado en ambulancia.Considero necesario que esta experiencia sea un llamado no solo a la rápida acción, pues gran parte de lo sucedido pudo haber sido evitado, teniendo en cuenta que este sujeto estuvo corriendo a través del escenario durante al menos diez minutos antes de que llegara el 911, sino también al consumo responsable.Gran parte de los comentarios que recibí decían que este evento poco o nada tenía que ver con una sesgo de género, puesto que solo era una persona en un estado vulnerable y aunque esto último es cierto y concuerdo con que necesitaba ayuda urgente, las personas afectadas fueron directamente mujeres. Queda entonces el sinsabor de que el estado de desinhibición de muchos es una justificación para ejercer acciones violentas contra otros y que esto, a los ojos de algunas personas, sigue siendo normal.Sí, la logística debe tener una mejor capacitación, eso es un hecho, pero que este proceso de formación respecto a cómo debemos vivir los festivales también sea para los asistentes.