Hay muchas cosas que siempre recordaremos de esta Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018, como a Maradona, los peinados de los jugadores, los memes de Neymar y la apretada derrota de Colombia . A esto añadimos algunos errores de los arqueros, sin duda una de las posiciones más desagradecidas del fútbol. David de Gea (España) Un error del arquero español le dio a Cristiano el chance de hacer su segundo gol contra España en la fase de grupos. Willy Caballero (Argentina) Caballero le hizo fáciles las cosas a Ante Rebić, de Croacia, y así logró marcar el primer gol del partido en la fase de grupos. Fernando Muslera (Uruguay) El arquero de la celeste es un crack, pero seguro todavía le duele el gol de Griezmann en su partido con Francia en cuartos de final. Hugo Loris (Francia) Aunque su selección ganó la final, el error le dio a Croacia la oportunidad de hacer su segundo gol del partido. Manuel Neuer (Alemania) El arquero alemán también es el capitán del equipo. Descuidó la portería y eso le dio a Corea del Sur la oportunidad de hacer su segundo gol.
Hola José. Esta carta es para agradecerle de corazón por convertir a la Selección Colombia en un motivo de orgullo nacional. Colombia, usted sabrá, es un país desigual, derechizado, frustrado y carente de alegrías. Y un referente como su Selección logró ocupar ese hueco de orgullo dejado por nuestras instituciones. Gracias a usted, José, Colombia es por primera vez en la historia una Selección de fútbol de élite, con amor propio y mentalidad ganadora. Ni con el Pibe y compañía lo habíamos logrado. Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste Ese gol de Yerry Mina en el último minuto ante los ingleses es un gol de equipo grande. Ese gol, José, nos lo hicieron mil veces. Y ahora lo hacemos nosotros. ¿Ve por qué el país lo aclama? Porque gracias a usted hoy tenemos un equipo nacional grande, aunque sigamos debajo de los más importantes. Y digo “tenemos” porque, a pesar de que la Selección sea una empresa privada, sus victorias las apropiamos como nuestras. ¿Le sorprendió, José, ver a miles de colombianos saliendo a las calles de Bogotá cuando ustedes volvieron de su segundo Mundial? Sinceramente, a mí también. La Selección jugó un torneo flojo y no alcanzó a igualar lo de Brasil 2014, que era llegar a cuartos de final. Pero, pensándolo bien, la gente, el pueblo, se queda con su proceso. El país atesora su figura paternal, su paciencia, su sapiencia. Y su historia completa; ésa que comenzó en enero de 2012 cuando nuestros dirigentes barrigones lo fueron a buscar de afán para remplazar a Bolillo Gómez. Y no era pleitesía contra el extranjero; algo muy colombiano. Era apostarle a alguien de afuera ya que, con los de adentro, nunca escapamos del desprestigio. Y así, como plan B, como quien no quiere la cosa, en medio del camino, sin verlo venir, el azar y la gestión se juntaron para permitirle a usted comenzar una era inolvidable. Si vamos a los números, José, su ciclo llega a 78 partidos, con 42 victorias, 20 empates y 16 derrotas. Su rendimiento arroja una tendencia súper positiva. Y ojo que no son números engañosos, porque marcaron dos clasificaciones consecutivas a Mundiales (la primera después de 16 años) y un quinto puesto inédito en Brasil 2014. Aún con esto, sería torpe si reducimos su desempeño a lo cuantitativo, porque lo cualitativo está por encima. Sus maneras, su figura paternal, su bajo perfil, la profesionalización de su cuerpo técnico. Su forma de trabajar. Desde el principio, usted y los suyos se alejaron de los periodistas. Basta de compartir hoteles y vuelos con ellos. De consultarles cómo formar para el siguiente partido. Esa chabacanería nos tenía enterrados en el desprestigio eterno. Y bien hicieron ustedes en blindarse del ruido de los micrófonos, muchas veces destructivo. Su relación con los medios, José, se redujo a ruedas de prensa, donde usted poco y nada decía. Y la publicación de sus convocatorias siempre fue a última hora; los viernes por la noche, para lograr que esos periodistas calvos y prehistóricos que todos conocemos tuvieran poco para destruir. ¿Decisiones antipáticas? ¿Decisiones odiosas? Qué importa, José, si los resultados hablaron por usted. En estos seis años exitosos, mucho tuvieron que ver sus jugadores. Lógico. Sin jugadores no hay juego. Sería ridículo pensar que Pep Guardiola pueda sacar al Deportes Quindío campeón del Mundial de clubes. Los cracks se necesitan y los suyos, llámese Yepes, Falcao, Teófilo, James, Dávinson o Mina fueron los ejecutores finales de su gestión. Sin embargo, qué equivocados están los periodistas que aseguran que su éxito se debe exclusivamente a los jugadores. Tremenda falacia argumentativa. Según esto, cuando la Selección tuvo éxito no fue gracias a usted, pero cuando llegaron los malos resultados, sí fue por culpa suya. Por favor. Bien lo anota Alberto Salcedo Ramos. Algunos periodistas “pisotean cada noche la dignidad de futbolistas y convierten la magia del deporte en un lavadero de miserias”. Creo que esa frase también alude a los entrenadores. Sin embargo, José, y usted lo sabe porque lo vivió con Argentina en el Mundial de 2006, todo tiene su final. Dijo una vez Gabriel García Márquez que el amor es eterno mientras dura, y aunque el agradecimiento y el cariño hacia usted vivirán por siempre, hay que admitir que su ciclo se fatigó. De hecho, si lo vemos con reflexión y autocrítica, características que a usted le sobran, estará de acuerdo conmigo que el desgaste viene desde su segunda eliminatoria. Y llegado el Mundial, la tendencia se agudizó. Contra Japón usted se jugó con un Once experimental, exótico. Con Murillo, Lerma e Izquierdo de titulares. ¿Por qué inventar tanto en el debut de un Mundial? Todo me indica, José, que su intuición, sus apuestas, sus pálpitos, antes infalibles, comenzaron a convertirse en equivocaciones. Es mezquino, de acuerdo, opinar con el periódico del día siguiente, pero entienda también que esto es una catarsis de un hincha del fútbol que se quedó con las ganas de llegar más lejos en el Mundial. Sobre todo, porque había con qué. Pero los errores no dejaron. Dejar fuera de la convocatoria a Edwin Cardona y Duván Zapata. La expulsión de Carlos Sánchez contra Japón. La sustitución de Cuadrado minutos después. Meter a Carlos Bacca para verle hacer sus caritas de frustración. El juego físico contra Senegal. Y las lesiones, no sólo de James, del ídolo, de la figura, sino la de Abel Aguilar, Miguel Borja y Cristian Zapata. Cuatro lesiones, José, no son coincidencia. De ahí queda la amplia impresión de que su cuerpo médico se equivocó. Pero la decepción máxima vino contra Inglaterra. ¿Por qué jugar a empatarles, José? ¿Por qué sobrevalorarlos tanto? ¿Por qué destinar todos los recursos a desconectar su generación de juego? ¿Por qué esa línea de tres en contención? ¿Por qué aislar a Cuadrado, Quintero y Falcao? Era Inglaterra, no los Chicago Bulls de Michael Jordan. En palabras del escritor y cineasta argentino Eduardo Antin, los ingleses “son jóvenes, inexpertos y estuvieron muy lejos de ser un enemigo poderoso. Son más bien un equipo tibio, doméstico con algunos jugadores destacados y un goleador”, refiriéndose a Harry Kane, que nos anotó de penal en el estadio del Spartak de Moscú y nos obligó a cambiar el libreto. Y sí, aun con eso, alcanzamos la prórroga y los penales, pero no por mérito colectivo, sino por el rol épico de Yerry Mina, cuyos cabezazos goleadores solaparon la inoperancia ofensiva de Colombia durante todo el Mundial. Nuestro ataque sólo funcionó en la victoria sobre Polonia. Imagínese, José, haber llegado a cuartos de final y enfrentar a Suecia. Se nos fue una oportunidad única. Pero vuelvo a lo mismo. Como dice Jorge Dréxler, amemos más la trama que el desenlace. Por eso pongo el agradecimiento por encima de los errores. Verlo a usted en esa tanda de penales, tapándose la cara con una mano, y apoyando la otra en el hombro de José Fernando Cuadrado, es una postal que conmueve. Una tanda de penales es emocionante, a menos de que el equipo de uno los esté pateando. Y ahí estaba usted, igual que todo el país, vulnerable frente a la agonía de unos penales que pudieron evitarse. Destaca Martín Caparrós en un perfil que escribió sobre su vida cómo en 1978 usted tuvo que volver a Buenos Aires y pintar de amarillo y negro el Renault 12 de su hermano. Sus lesiones lo llevaron a acabar su carrera como futbolista antes de los 30 años y a convertirse en taxista. Pero con la crisis llegó la oportunidad y usted se embarcó en diferentes estudios de kinesiología y educación física, y terminó como entrenador. Su trabajo, resiliencia y humildad lo llevaron a alternar el taxi con el trabajo en cuerpos técnicos de equipos como Chacarita y Argentinos Juniors, para dedicarse luego de lleno dirigir con éxito las selecciones argentinas Sub-17, Sub-20 y Sub-23, hasta escalar a la de mayores. Como seleccionador de Argentina en Alemania 2006, el periodismo de su país todavía le cobra por sus decisiones en el juego de cuartos de final contra los anfitriones, que los eliminaron también en los penales. Dejar a un joven Messi en el banco. Prescindir de Riquelme y quedarse sin creación de fútbol. Y cambiar a un delantero de nivel como Crespo por otro más secundario como Julio Cruz. Tal vez, como pasó en Rusia 2018, su ciclo se estaba agotando. Pero yo sé, José. El puesto de técnico es a veces tan ingrato como el de los arqueros. Y usted sí que lo ha sufrido. En todo caso, quédese tranquilo que por lo menos acá en Colombia lo recordaremos por siempre como el mejor conductor que ha tenido nuestra Selección de fútbol, incluso a pesar de permitirle a Bacca patear el quinto penal contra los ingleses.
Puede que se moleste, se embejuque y se jale los cabellos de la ira por decir que James o Falcao no son los ídolos deportivos que Colombia debe homenajear con caravanas y estadios llenos, pero le digo: los deportistas nacionales que corresponde enaltecer y poner como avatar en redes sociales son nuestros ciclistas y nuestros patinadores. Por Jorge Asmar // @mantramental Amo “futbolísticamente” a Falcao. Como hincha de River Plate lo vi debutar ante Independiente de Avellaneda bajo la batuta de Mostaza Merlo, lo vi saltar en un partido River vs Botafogo por sudamericana y hacer un gol de cabeza en el último minuto, lloré cuando se lesionó y me emocioné cuando le marcó al Chelsea con la camiseta del Atlético, eso es lindo, es poético, es una efervescencia que solo quienes aman el fútbol lo entenderán, pero -siempre hay un pero- estos recuerdos vagan entre una cercanía de colores y un aprecio patriótico. Hacer lo que hacen nuestros futbolistas no es nada fácil: a nivel de clubes son increíbles, y están llegando a equipos de primera línea europea. Por otro lado, no cabe duda de que la selección Colombia está en su mejor momento hasta ahora tras la clasificación a cuartos de final en la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 y un gran papel en este último mundial. ¿Creyeron que iba a escribir algo similar a lo que pavonean nuestros calvos y desagradecidos periodistas deportivos? Pues no, no soy tan “no heterosexual”, ni tan inconsciente para reconocer los esfuerzos que hacen nuestros futbolistas, estos profesionales que han cambiado mucho y para bien la imagen del colombiano en el mundo. Pero, lo expreso de nuevo, nuestro deporte no es el fútbol. Lo digo porque el recibimiento que obtuvo la selección en ambos mundiales, debería ser un atisbo de lo que merece Nairo, Rigo, Chávez, Winner, Betancourt, Pantano, Bernal, Gaviria (el ciclista, no el de corbata y dudoso partido político). Las personas deberíamos salir a las calles y llenar estadios para recibir al equipo campeón mundial de patinaje, la publicidad debería tener a Gabriela Rueda y Jhonny Angulo, -integrantes de la selección nacional de patinaje- promocionando productos que les dieron los bríos para convertirse en héroes y los ayudó a ser campeones. La selección colombiana de patinaje celebró recientemente su título 16 y es una de las mejores del mundo. Y durante buena parte del siglo XX, el deporte que paralizó el país fue el ciclismo. La vuelta a Colombia nos emocionó por décadas y los James y Falcao de hace unos años eran 'Cochise' Rodríguez y Lucho Herrera. Sin mencionar todos los éxitos que han cosechado "los escarabajos" en los últimos años. Los colombianos no merecemos a Nairo Quintana. Ojo, no soy resultadista, pero si hubo personas que trasnocharon y madrugaron en el Campín para recibir al equipo número 9 del mundial ¿Por qué no hacer un esfuerzo igual o mayor para recibir a quienes son campeones y son los número 1 en sus disciplinas? La selección Colombia de fútbol cada día evoluciona, va forjando esa mentalidad de sobreponerse a obstáculos, pero no demos la espalda a un grupo de jóvenes que, subidos en unos patines o en un caballito de acero, deslumbran al mundo entero mientras pasan casi inadvertidos en su propio país.
Aunque la FIFA no lo quiera, es inevitable: el fútbol siempre termina por volverse un evento político. La Copa Mundial Rusia 2018 no fue la excepción y con la confirmación de los finalistas, Francia y Croacia, todo apunta a que este será recordado como un mundial de alto valor simbólico en el manejo ideológico de los países protagonistas. (Vea también: los intereses del gobierno ruso tras la Copa Mundial de la FIFA) Por un lado, está el conflicto migratorio que atraviesan los franceses. Una historia para nada ajena a su seleccionado, pues además de que el equipo está conformado en su gran mayoría por figuras provenientes de regiones que en otro tiempo fueron colonias francesas, se ha comprobado el uso político directo del fútbol en las campañas pro y contra la inmigración. Tras el campeonato Mundial de Francia 98, la bandera francesa se convirtió en sinónimo de la unidad entre africanos, árabes y franceses. Sin embargo, en los últimos años, las tensiones entre migrantes y franceses blancos han tocado al grupo. Nicolas Anelka y Karim Benzema, dos exjugadores de “Les Bleus”, acusaron un manejo discriminatorio en la federación francesa. El caso fue de tal magnitud que el anterior técnico del equipo, y ganador del Mundial del 98, Laurent Blanc, fue grabado en una reunión con la federación en la que hablaba favorablemente de poner cuotas a los jugadores naturalizados en las divisiones inferiores. Una referencia incapable para ver antes la final (y para entender el problema) es el documental Les Bleus, una cinta que habla del manejo político que se le ha dado a la selección desde 1996 hasta 2016. Está en Netflix. O también puede leer este artículo: La hipocresía europea: odian a los migrantes, pero celebran sus goles. Por el otro lado, está el equipo debutante en una final. Al que todos quieren porque eliminó a Inglaterra y por la entrega de sus grandes figuras: Luka Modric e Iván Rakitic. Croacia, la nación europea de menos de 5 millones de habitantes y ningún jugador de origen africano o árabe en su selección, también ha recibido fuertes acusaciones políticas por parte de varios medios y usuarios de Twitter. Se les acusa de nazismo. El uruguayo Santiago Castro describió todo en este hilo de Twitter. Pero además del pasado problemático, este Mundial se han hecho declaraciones que no pegaron muy bien entre la FIFA. Luego del triunfo de Croacia por 3 a 0 sobre Argentina en la fase de grupos del Mundial, el jugador de origen bosnio Dejan Lovren subió un video junto a Vrsaljko, cantando la canción Bojna Cavoglave. A primera vista parece la versión croata de una celebración como el Ras Tas Tas, pero la letra contiene una frase controversial: "za dom, spremni!". Un cantico que los anti fascistas señalan como una apología al régimen de los Ustasha durante la II Guerra Mundial. ¿Quiénes eran los Ustasha? Una de las vertientes más despiadadas del nazismo. De entrada, no conocemos si hay un trasfondo provocador en la celebración, pero no fue el único manifiesto tomado como político durante el camino de Croacia a la final. El defensa Dogamoj Vida también publicó un video en el que suelta una frase polémica: "Gloria a Ucrania", una expresión nacionalista asociada al conflicto de Crimea, región Ucraniana que está en disputa por una posible adhesión a Rusia. Desde luego, simpatizar con Ucrania, en la tierra de Putin, por estos días, no fue bien recibido. Vida y la federación croata tuvieron que retractarse. La excusa fue el desconocimiento. Según el jugador, fue un agradecimiento al club que le abrió las puertas en la liga de Ucrania, el Dinamo de Kiev. Pero, a decir verdad, no pareció un saludo tan inocente. Tengan o no que ver los jugadores, lo cierto es que fuera de las canchas croatas sí hay evidentes tensiones entre grupos abiertamente xenófobos y homófobos. Tanto así que hay un club que nació única y exclusivamente para "la integración de grupos marginados a través del fútbol", el NK Zagreb 041. (Recuerden revisar el hilo de Twitter) El domingo, lo que pase en la final se va a prestar para muchas lecturas. Las más interesantes, por fuera de la cancha.
Con la final de la Copa Mundial de Rusia 2018 definida entre franceses y croatas, para los equipos que quedaron en el camino ya no hay de otra más que llorar, reflexionar, mejorar y ver los partidos por televisión. Suena a una obviedad más de Faryd Mondragón, pero es muy cierta: solo un equipo sale campeón. Cuando se compite por algo, la derrota es inevitable. Así es la ley del deporte, también aplicable a otros campos en muchas ocasiones. Es importante saberlo, sobre todo para no redondear el papelón de haber perdido con una pataleta. Varios protagonistas del Mundial nos dejaron antilecciones de comportamiento, aplicables para tener en cuenta siempre que perdemos en algo. Es un momento triste, claro, pero no hay que dejar que la negación o la venganza se manifiesten como síntoma. Esto es lo que NO debe hacer para afrontar una derrota. Echarle la culpa a un factor externo, por la hinchada de Colombia Es una costumbre patria. La practica desde el político hasta el oficinista pasando, claro, por el estudiante: echarle la culpa al otro. Hace cuatro años, en Brasil, Pékerman el culpable de nuestra derrota frente a Brasil no fue el equipo, fue el árbitro. Se popularizó el “Era gol de Yepes”. En Rusia, contra Inglaterra, Pékerman salió a defenderse, gracias al gol de Yerry en pelota parada Colombia se acercó en el marcador, pero después del partido, todo el mundo apuntó a un individuo…sí, el árbitro. Ignorar la existencia de los rivales, por los periodistas de fútbol argentinos Uno de los peores equipos argentinos de la historia, que no dio pie con bola con ningún entrenador durante la eliminatoria, entregado a un Messi salvador que no apareció, cayó en octavos del Mundial de Rusia contra el finalista, Francia. A estas alturas del partido, con partidos buenísimos, la mayoría de los periodistas argentinos de las cadenas populares que vemos en Colombia por cable, siguen dedicándole más de la mitad de sus programas a analizar la selección, obviando que el mundial sin Argentina todavía existe. Desviar la atención, por Juan Carlos Osorio “El profe” Osorio hizo un digno Mundial con México. Él, desde fuera de la cancha, todo lo maneja, todo lo piensa, todo lo controla. En el último partido de la primera ronda se embriagó de júbilo, no cuidó el resultado y pasó de carambola, pero de segundo. En octavos le tocó bailar con la más fea, Brasil. Como era de esperarse, por la enorme distancia en la calidad individual de los jugadores, perdió. Luego del partido, en sus declaraciones, prefirió hablar de lo que se revolcaba Neymar y no de por qué perdió el partido. Se le escapó. Al cabo que ni quería, por Hazard y Courtois “Prefiero perder con Bélgica que ganar con esa Francia”, fueron las palabras del centrocampista de Bélgica, Eden Hazard, luego de quedar eliminado en la semifinal contra Francia. Thibaut Courtois tuvo comentarios similares, dijo que sus rivales eran el antifúbol. A decir verdad, fue un partido reñido. Ambos tuvieron opciones. Courtois y Hazard estaban respirando por la herida, se les olvidó que ambos juegan en el Chelsea, un club al que no se le da mucho salir a buscar los partidos. Celebrar como si no hubiera mañana, por los mismos hinchas de Colombia que le echaron la culpa al árbitro Está bien que clasificar, entregarlo todo y pasar de la primera ronda de un Mundial puede considerarse un triunfo. No todos pueden ganar. ¿Pero era necesaria tal sobreactuación para recibir a la Selección Colombia en Bogotá? Se paralizó el tráfico, se llenó el estadio, hubo reggaetón. Una cena de agradecimiento y un saludo por Instagram hubiera sido suficiente.
En las gradas de FC sankt Pauli, equipo de Hamburgo en Alemania, las crestas de colores se alternan con descaradas mini faldas de las prostitutas, sus fieles seguidoras. Por Andrés Felipe Ramírez Rodríguez En las temporadas sin fútbol hay que echar memoria de otros casos cuando se cruzan el fútbol y la política. El último capítulo se vivió en Rusia 2018 y explotó el polémico avispero de los Balcanes. Durante el juego Serbia-Suiza, Xherdan Shaqiri y Granit Xhaka, ambos con raíces albanesas, celebraron los goles haciendo el águila que simboliza su país de origen. Un gesto visto como una provocación en Serbia y que motivó que la FIFA, siempre reacia a que la política se mezcle con el deporte, abriera un expediente y estudie sanciones contra los jugadores y contra el país. Si revisamos la historia podremos encontrar muchos casos en los que asuntos políticos se mezclan con el deporte. Son bien sabidas este tipo de relaciones en casos como el de la selección italiana y el fascismo de Mussolini y el resonado caso de la araña negra en Rusia; la afinidad del Barcelona de Cataluña con el separatismo, o la de las Chivas de Guadalajara con el nacionalismo mexicano; la cercanía de Bersluconi con el Milán, Macri con Boca Juniors, Bucarán con Barcelona de Ecuador y Piñera con Colo Colo. Pero no solo es cosa de los clubes. Las hinchadas no son ajenas al fenómeno y asumen su militancia porque, como se dice, “los canticos deportivos se politizan en la calle, y los de la calle se futbolizan en las gradas”. Este es el caso del fenómeno de la hinchada del Sankt Pauli, destacado por su defensa de diferentes causas sociales y por su comunidad de aficionados, cercanos ideológicamente a la izquierda política y a los movimientos contraculturales. Una hinchada surgida en Hamburgo Alemania que no se podría explicar sin el rock, que calienta todos los partidos con el sonido ensordecedor de las guitarras de Hells Bells de AC/DC, estalladas al inicio de cada encuentro; o sin el público enloquecido al escuchar Song 2 de Blur, indicativo de que el equipo ha marcado gol. La tribuna del Sankt Pauli es un colorido mural de personajes que animan en coro, en donde las crestas se alternan con las diminutas mini faldas de las prostitutas, fieles seguidoras del equipo, y de quienes se rumora financian el club. Todo un performance en medio del distrito de Sankt Pauli, conocido en toda Alemania como la calle del pecado y la lujuria, en medio del segundo puerto comercial más grande de Europa, que sirve de sustento para una gran mayoría de la humilde barriada (incluyendo desterrados), de expatriados como el antiguo nombre del estadio, Wilhelm Koch, deportado por el club cuando se descubrió que su homónimo, director del club, había pertenecido al Partido Nazi. Los piratas del Elba, como también son conocidos, se caracterizan por ser un club de firmes convicciones, por encima de los valores materiales, señas de identidad adquiridas en la década de los 80, en medio de una amalgama de culturas, influenciadas por una ideología obrera y enaltecida por la bandera pirata izada en los banderines del córner, símbolo de la casa de los desheredados; muestra irrefutable de una rebeldía que genera más de un millón de euros en merchandising gracias a sus 20 millones de seguidores en todo el mundo, sin título alguno a cuestas. Una lucha contra el capitalismo que cierra las puertas del dinero y de la fama, rechaza el éxito conseguido a cualquier precio y defiende un fútbol modesto, pero lleno de sentimientos. Muestra de ello, el gran episodio en el 2012, cuando su delantero Marius Ebbers, en un gesto de fair play, reconoció al árbitro de un partido contra el Paderborn haber marcado un gol con la mano; una escena que dio la vuelta al mundo Todo pasa en un club que recrea las calles de un enigmático suburbio: un sitio forjado entre muelles a las orillas del Elba, sinónimo de diversidad cultural y de tolerancia. Un escenario de burdeles y dudosa moral donde las mujeres rara vez se adentran bajo amenaza de agresión por parte de prostitutas, que como leonas defienden su territorio a ultranza a través de patadas en el culo y escupitazos dirigidos al rostro enemigo. Al club lo acoge un barrio inquieto políticamente, cuya presión hizo que el club retirase los anuncios de una revista masculina del estadio, al considerar que denigraba a las mujeres y en el cual unos tiernos novicios manifestaron haberse hecho adultos tras su visita; seguramente, todo está relacionado con que Sankt Pauli es el ‘barrio rojo’ de Hamburgo, y cuyo club de fútbol es patrocinado por Orion, una empresa de artículos eróticos en Internet , que tras un ascenso a la primera división elaboró 20.000 condones con el escudo del club. Todo en el Sankt Pauli sucede bajo un escenario poco común para un equipo de fútbol. Un enclave de paradojas y contradicciones se reflejan en sus vestuarios con un diseño lleno de grafitis y aforismos, en una atmósfera lúgubre que intenta emular un infierno con sus luces rojas, como el barrio que habita, y en cuyas paredes se puede leer bienvenidos al infierno: un espacio donde, además de futbol, se fabrica miel como medida de protección del medio ambiente. Un espacio siniestro que busca condicionar a los rivales momentos antes de saltar al terreno y que ha sido cómplice de muestras únicas de fair play en el mundo. Sank Pauli es un equipo de crestas y prostitutas ajeno a la gloria, pero que, gracias a sus excentricidades, activismo político en las tribunas y muestras de solidaridad, goza de la simpatía de todo el país. Sus actos solidarios los enaltecen y ya son muy difundidas campañas como Viva con Agua de Sankt Pauli, creada para reunir dinero para dispensadores de agua en escuelas de Cuba, o la iniciativa con la que dio cobijo en su estadio a 200 manifestantes contra la cumbre del G20. A pesar de la precaria situación económica del equipo, que les ha impedido cosechar mayores éxitos, y sólo en cinco ocasiones han disfrutado de la compañía de la élite de la primera división, son un club comprometido con la acción política y sensible a las causas sociales. Es un club que le gusta incluso a la gente que no le gusta el fútbol", un compendio de historias rimbombantes, adornadas con algunos mitos del club. Como el caso de Fabian Boll, del que los aficionados decían que llevaba una doble vida: el fin de semana, pirata, y por la semana policía. Todavía hoy se ven en el campo pancartas con el mensaje: 'All coppers are bastards Außer Boll" ('Todos los policías son unos bastardos excepto Boll'). O el mítico Volker Ippig, portero del St.Pauli en los 80. Vivía en una okupa del barrio y durante las diez temporadas que militó en el equipo hizo varias paradas incluyendo una para irse a Nicaragua a trabajar con una brigada sandinista. O el más sonoro y reciente caso de Deniz Naki, un alemán de origen kurdo con un prontuario rebelde para resaltar. Empezando por su juicio en 2016 por terrorismo tras criticar en redes sociales al gobierno turco por acciones contra el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), y quien a principios de 2018 fue sancionado de por vida por la federación turca de fútbol y en (TFF) por emitir un vídeo apoyando una protesta contra las acciones del gobierno turco en el norte de África, además de su famosa huelga de hambre por la intervención de Turquía en Síria Naki. Y su salto a la palestra en 2009 cuando en un encuentro contra uno de los grandes rivales del St.Pauli, el Hansa Rostock, celebró el gol de la victoria yéndose al córner de los desfavorecidos haciéndole a los hinchas rivales (en su propio campo) el gesto de cortar el cuello. Los ultras del Rostock, de ideología neonazi, llegaron a corear cánticos en décadas anteriores como: "Construiremos un tren desde St. Pauli a Auschwitz". En el club pirata la división entre la política y el deporte no existe. Entre la vida y la muerte, y la convicción y la contradicción no hay líneas visibles. Pero como en cualquier club el lema oficial del club sigue vigente para la mayoría: "El St. Pauli es la única opción".
Algunas melenas de futbolistas se vuelven icónicas, como la del Pibe. Hay otras que siempre recordamos, aunque por las razones equivocadas, como Ronaldo en la Copa Mundial del 2002. Lo cierto es que a los jugadores les encanta jugar con su pelo y probar cortes y estilos arriesgados. Por supuesto, la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 no fue la excepción. Aquí algunos de los peinados más llamativos. Los raros peinados del fútbol. Para su partido contra Suiza, Neymar optó por un teñido rubio y los memes no se hicieron esperar. Parece que tomó nota, pues no le vimos el mismo look en partidos posteriores. Tony Kroos, de Alemania, lució un estilo irregular con toques rubios en su partido con México. Una cola de caballo con partes rapadas fue la opción de Domagoj Vida, de Croacia. "Will the real Slim Shady please stand up?" En su partido contra Brasil, "El Chicharito" evocó a Eminem. Un mohicano perfecto lució Ramin Rezaeian, de la selección de Irán. Kendall Waston, de Costa Rica, lució puntas decoloradas para su partido con Suiza. William Troost, de Nigeria, lució un mechón verde en honor a su selección. Keisuke Honda, de Japón, hizo un "mullet" a los lados: corto en un etremo y rapado al otro. James Rodríguez lució una discreta línea rapada al lado derecho de su cabeza. Simplemente inexplicable el corte de Sergio Ramos (España) en su partido con Rusia. Aníbal Godoy, de Panamá, también se inclinó por las líneas. El afro de Marouane Fellaini, de Bélgica, no pasa inadvertido. Valon Behrami, de Suiza, es otro de los que se fue por el rubio platinado. Reconocimiento al 'man bun', de David De Gea, de España.
El partido de Colombia – Inglaterra nos dejó no solo el corazón roto, sino varias dudas sobre el arbitraje. Muchos no quedaron contentos con las decisiones del juez Mark Geiger, que sacó 6 tarjetas amarillas a Colombia y 2 a Inglaterra. Geiger ya ha sido cuestionado por partidos previos: en 2012 sancionó una pena máxima que no existió en un partido Colombia – Brasil, y en 2014 fue acusado de beneficiar a Francia en un partido contra Nigeria. Desde hace varios meses antes del mundial existía esta petición para pedir que fuera retirado de su cargo, por varios partidos en la liga estadounidense. A propósito, recordamos otros arbitrajes polémicos en la historia de la Copa Mundial de la FIFA. Corea vs. España. Corea/Japón 2002 La decisión del árbitro egipcio Gamal al Ghandour de anular un gol legítimo a España contra Corea del Sur en un partido de cuartos de final causó polémica. Después de los penaltis, España resultó elminada y Corea llegó al cuarto lugar. Corea vs. Italia – Corea/Japón 2002 El árbitro ecuatoriano Byron Moreno anuló 2 goles a los italianos y omitió varias faltas a su favor. En 2010 fue arrestado por posesión de heroína. Francia vs. Irlanda. Eliminatorias a Sudáfrica 2010 En noviembre de 2009, el partido iba 1-1, hasta que el entonces capitán francés, Thierry Henry, detuvo el balón con la mano, para luego pasarlo a William Gallas, quien logró hacer el gol definitivo para la victoria de Francia. Inglaterra vs. Alemania Occidental. Inglaterra 1966 En la final de la Copa Mundial de la FIFA, el delantero Geoff Hurst marcó 3 goles. El último es conocido como el “gol fantasma”, pues aunque muchos no podrían confirmar si efectivamente el balón cruzó la línea de meta, el juez validó el gol. Francia vs. Kwait. España 1982 En pleno partido, el jeque Fahid Al-Ahmad Al-Sabah, presidente de la Federación Kuwaití de Fútbol, se acercó al campo de juego para hablar con el árbitro, el soviético Miroslav Stupar, quien minutos después anuló un gol de los franceses. El partido terminó 4 – 1 a favor de Francia y Al- Sabah tuvo que pagar una multa de 10.000 dólares. Chile – Italia. Francia 1998 Los chilenos iban ganando 2-1 a Italia en su debut. Sin embargo, en el minuto 85, el árbitro nigerino Lucien Bouchardeau pitó un penal injustificado a favor de Italia, lo que les dio el empate. Colombia - Brasil. Brasil 2014 ¿Era o no era gol de Yepes? Aún existen opiniones encontradas de varios expertos al respecto del gol del partido de cuartos de final entre Colombia y Brasil. Mientras varios árbitros sostienen que la anulación fue legítima, el propio Mario Yepes declaró que fue válido. Un abogado colombiano demandó a la FIFA por esta jugada. Argentina – Inglaterra. México 1986 Este gol tiene nombre propio: la mano de Dios. En un partido de cuartos de final, Diego Maradona se disputa la pelota con el arquero Peter Shilton, para luego dar un golpe y enviarla al fondo del arco. El árbitro tunecino Ali Bennaceur no lo anuló.
Se nos acabó el sueño mundialista y aunque nuestra selección lo dio todo en la cancha, estamos especialmente agradecidos con Yerry Mina, quien brilló en 3 de los 4 partidos de Colombia. El nativo de Guachené (Cauca) fue la figura de esta Copa Mundial de la FIFA y, aunque sabemos que es difícil escoger, aquí tenemos algunas razones por las que siempre estará en nuestros corazones. Sus goles Fueron 3 los goles que gritamos en este mundial gracias Yerry Mina: el primero contra Polonia, el segundo contra Senegal y el agónico tercero contra Inglaterra. Buena parte de nuestras celebraciones en esta Copa Mundial de la FIFA fueron gracias a él. Su humildad En enero de este año nos conmovió al entrar descalzo al campo de juego antes de debutar con el Barcelona. Según él, eso le recuerda de dónde salió, de la época cuando andaba descalzo en Guachené y cuando jugaba descalzo en la cancha del pueblo. Además, citó un pasaje de la biblia que dice: “que todo lugar donde pise la planta de vuestro pie, será vuestro". Su alegría "Con los pies en la tierra y los ojos en el cielo. Estoy feliz", dijo al ser presentado como refuerzo del Barcelona de España en las oficinas del club. No teme romper el protocolo para hacernos reír, como cuando dijo “un saludo pa’ mi Guachi” en una conferencia de prensa de Colombia. Imposible no contagiarse. Su sencillez Al entrar al Barcelona declaró: "Quiero aprender mucho. Quiero hacer un grupo más grande de lo que existe". A pesar de que en la Copa Mundial de la FIFA demostró que es todo un crack, no ha dejado que se le suba a la cabeza y es consciente de que aún tiene mucho por aprender. Su sabrosura En varias oportunidades nos mostró todo su sabor para bailar. ¡Y seguro la seguiremos viendo en los partidos que quedan!
No cabe duda de que el fútbol y todos sus torneos están llena de sorpresas. Mientras los más esperados están eliminados, otros que muchos no se imaginaban siguen dando la pelea y a veces termina ganando el trofeo el menos esperado. Por Paula Ricciulli // @ricciup. Ha sido tal la montaña rusa emocional que nos sentimos como viendo una telenovela. Si le parece que no viene al caso la comparación aquí le mostramos por qué: 1. Hay drama... 2. Y muchos golpes. 3. Les hacemos fuerza a los más débiles. 4. Hay villanos que no nos gustan (y nos alegramos en secreto cuando les va mal). 5. Hay galanes. 6. Queremos que el héroe tenga el reconocimiento que merece. 7. Siempre pasan cosas emocionantes al último momento, como el gol de Alemania a Suecia en el minuto 95 o el gol de Colombia a Inglaterra. 8. Nos sacan la sed de venganza 9. Tenemos un personaje favorito al que le hacemos fuerza, como Islandia. 10. Hay capítulos muy emocionantes, como Brasil - México o Bélgica - Japón. 11. Y otros en lo que no pasa nada, como España - Rusia o Croacia - Dinamarca. 12. Por lo general Dios está involucrado de alguna manera… 13. Hay maldiciones inexplicables. 14. Pero cuando se acaba, siempre lloramos. 15. Y después del final no sabemos qué hacer con nuestras vidas... ... hasta la próxima Copa Mundial de La FIFA (o al menos a las eliminatorias).
Juancho López: no soy rockero, soy rocanrolero es el documental que narra la vida de esta figura emblemática del rock colombiano, conocido por ser “el rockero más viejo de Colombia”. (Documental compelto más abajo)El equipo de Radiónica Medellín hizo una investigación de las rutinas, conciertos y sueños de Juancho, así como en la historia de la emblemática banda Los Yetis, clave en los inicios del rock colombiano. Después de años de trabajo, han logrado concretar una visión clara para plasmar esta crónica visual.El documental ofrece una mirada íntima a la vida cotidiana, la soledad y la nostalgia que rodea la vida de Juancho López, reconocido como el "Abuelo del rock colombiano" por su contribución fundamental al inicio del género en el país.“Ningún rockero colombiano debería perderse este documental, básicamente porque es la semilla, nuestra raíz, el inicio de nuestro rock, la forma en la que nosotros nos concebimos como rockeros colombianos", opina Diego Londoño, director del documental. "Pero no solo los rockeros, ninguna persona debería perderse las experiencias, la visión y la vida de este hombre que por supuesto ha transversalizado la cultura musical rockera de Colombia”, agrega. Los Yetis: banda pionera del rock colombiano Los Yetis nacen como trío vocal en 1965, fundadores son: el cantante y guitarrista Juan Nicolas Estela y los hermanos Juancho e Iván Darío López. En febrero del 66, invitados por la compañía discográfica Discos Fuentes, Los Yetis participan en la grabación de un long play: 14 impactos juveniles!, que tuvo gran éxito. Por eso el sello les pide grabar su primer LP, simplemente llamado Los Yetis. Tras su disco debut, llegaron Los Yetis Vol. 2, en 1967 y Olvídate, de 1968. El grupo se disolvió a finales de los 60, y en 2003se reúne de nuevo hasta 2005 con la participación de Darío Marín, Pedro Pablo Arias,Victor Hugo Acevedo, Jhon Cano, Juan Nicolás Estela y Juancho López, estos últimos, miembros fundadores del grupo.
La pelea Kendrick Lamar vs. Drake empezó hace casi una década. Se dijeron muchas cosas el uno al otro, pero en esa correspondencia de canciones entre los dos raperos salieron dos “argumentos” acusatorios que me generaron más ruido que los demás. Drake dijo que Kendrick era un abusador físico con su esposa, Whitney, en la canción ‘Family Matters’:"When you put your hands on your girlIs it self-defense 'cause she bigger than you?"Kendrick acusó a Drake (una noticia ya vieja) por buscar, cortejar y “amigarse” con menores de edad."Say, Drake, I hear you like 'em youngYou better not ever go to cell block one"No vamos a discutir cuál acusación puede ser más cierta que la otra o cuál aproximación fue peor. Ambas fueron desastrosas.No he visto a la industria, ni a los manes de mis redes sociales, tan preocupados por la violencia de género tanto como cuando dos hombres decidieron usarla para punzarse el uno al otro.Tampoco conocía ese afán por castigar la paternidad ausente. En Colombia se estima que el 40% de hogares se sostienen solo por una mujer, según cifras del DANE del 2022. Y ese número no causa tanto revuelo en línea.Traigo a Colombia y a los hombres a mi alrededor a colación, porque fue ese cinismo el que inspiró y le dio forma a este texto.Santiago Cembrano lo dice muy bien en su artículo: “aunque el rap es el campo en el que el dolor se vuelve entretenimiento, no se trata de que esos versos sean parte de un coro pegadizo.”Y si bien fue el beef de Kendrick y Drake el que agitó esto lo suficiente para empezar a cuestionarnos las formas de algo tan “tradicional” del hip hop como las tiraderas, el cuento va mucho más allá.La deuda la tiene toda la industria. Me parece interesante, por mantenerlo en términos amables, que las personas que estamos en la industria, o los que consumimos música sistemáticamente, le asignemos una cualidad transformadora a la música. Algunos, dicen, que la música les cambia la vida o la forma de ver el mundo.Pero esa responsabilidad que ponemos en la música, y en quienes la hacen, es una camiseta que se puede quitar o poner a nuestro antojo.¿Cuáles son los límites de la corrección política en el arte? Quién sabe, quizá no existen o deberían existir. Entendemos a la música como algo que puede transformarnos y, por eso, a veces, se le pide corrección política.Pero esto va más allá de lo que se le puede pedir o lo que no.No hay que confundir este reclamo con una “necesidad” de corrección política en el arte. Eso es otra conversación mucho más grande.Pero a mí, como mujer y como víctima, me hace ruido la atención fervorosa que recibieron las palabras de Kendrick y Drake: más que mostrar indignación por la(s) posible(s) mujer(es) violentada(s), la audiencia sintió emoción por los egos masculinos que fueron lastimados en el proceso.A los hombres les parece más urgente prestar atención a la violencia cuando se entrega en una cajita de entretenimiento entre estrellas del pop, no cuando le pasa a las mujeres que tienen al lado. O cuando las víctimas son las mujeres cuya música consumen.Hay streamers que reaccionan a gritos porque le “sacaron los trapitos” al otro, no porque detrás de esas barras, que los hacen alucinar de la emoción, puedan haber mujeres abusadas o violentadas; hay medios investigando a fondo lo que puede ser uno de los mejores diss de la historia del hip hop, pero no las acusaciones que, de ser ciertas, deberían tener consecuencias legales.Y ahí está la deuda: acusaciones de pedofilia y violencia intrafamiliar que se quedan en versos de canciones de rap, artistas con denuncias que siguen llenando estadios y mientras tanto mujeres artistas, como Megan Thee Stallion, que tienen que convencer al mundo que lo que pasó fue verdad.La violencia contra las mujeres indigna, o llama la atención, siempre y cuando entretenga. La espectacularización, más que gestionar esa violencia de cara a la reparación, la instrumentaliza para la monetización.Entonces, mientras la mayoría de casos quedan archivados porque se vencen los términos, mientras a las mujeres se les pide ser “la víctima perfecta” y tener todo tipo de pruebas, Twitter se enciende por un par de barras y nos condiciona, nuevamente, a ser únicamente cifras en aumento.
Alicia en el País de las Pesadillas se estrena en los cines del país este 16 de mayo. Esta es una versión tenebrosa y retorcida de las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas que lleva al público por un viaje inolvidable hacia lo más profundo de la oscuridad.Después de la trágica pérdida de sus padres, Alicia se ve obligada a mudarse con su tía Beth Crimisy a Wonderland, la imponente mansión familiar. Sin embargo, lo que comienza como una aparente escapatoria se convierte rápidamente en una pesadilla surrealista, cuando Alicia comienza a presenciar eventos cada vez más perturbadores y a encontrarse con figuras misteriosas que la arrastran hacia un mundo habitado por criaturas terroríficas y pesadillas insondables.Alicia en el País de las Pesadillas es una apuesta del director británico Richard John Taylor, conocido por trabajos previos que exploran los rincones más oscuros de la psique humana. En esta ocasión, Taylor se sumerge en el clásico de Lewis Carroll para ofrecer una experiencia que desafía los límites de la imaginación y sumerge al espectador en un mundo paralelo lleno de pesadillas y criaturas terroríficas.Esta adaptación cinematográfica no solo rinde homenaje al legado literario de Carroll, sino que también se une a una creciente tendencia de reinterpretaciones oscuras de cuentos clásicos.En un mundo donde las fronteras entre la realidad y la fantasía se desdibujan, Alicia en el País de las Pesadillas ofrece una visión perturbadora y visceral de un clásico atemporal.Alicia en el país de las maravillas: inspiración para terror Esta no es la primera adaptación de Alicia en tono de terror. En 2010 se estrenó Alice in Murderland. En esta historia, Alice Lewis, de veinte años, cumple 21 y está molesta por ello. Sus hermanas quieren animarla y deciden celebrar una fiesta de cumpleaños con temática de Alicia en el país de las maravillas en casa de Charlene Glass. Alice sabe que en el sótano de esa casa, su madre, Ann Lewis, fue brutalmente asesinada a machetazos por un asesino enmascarado 20 años antes. Las niñas establecieron la regla de que no se permitirán teléfonos celulares ni niños.Alice or the Last Escapade se estrenó en 1977 y está vagamente inspirada en la novela.
La 'Bichota' terminó su gira por Sudamérica con un último show en Brasil, sin embargo, la cantante paisa no llenó en São Paulo. Karol G estuvo en el país carioca el pasado diez de mayo y tras lo ocurrido compartió un mensaje en sus redes sociales.Aunque Karol G se ha convertido en una de las artistas más importantes a nivel mundial, y un referente en su género, no logró cerrar esta fase del tour con la asistencia que esperaba. Luego de su concierto en Brasil la artista detrás de canciones como 'Amargura' y 'TQG' hizo una reflexión en su cuenta de Instagram.“Es increíble como un día podemos tener un show de 60 mil personas y al otro uno de 13 mil y sentirse igual de lindo, igual de grande, igual de especial. La vida me sigue enseñando que nunca estamos en la cima de nada … por eso es mejor recordar de dónde vienes que creerte mucho en donde estas y así poder empezar de cero en cada lugar que sea necesario. Siempre hay un nuevo reto, nuevos desafíos, nuevos sueños por cumplir", se puede leer en su post.Así mismo habló del recorrido que ha hecho desde hace varios años para lograr que su música suene en otros países: "Hace 5 años estuve haciendo promoción de mi música en este pais y entendí que tenía que ir por partes , paso a paso, enfocarme primero en unos países, después en otros y así poder llevar mi mensaje a mi ritmo, sin afán, con mi música, en mi esencia y en los tiempos de Dios.", agregó.Finalmente, agradeció a las personas que fueron a verla en Sao Pablo y al país que, en sus palabras, la recibió y la hizo sentir especial. Este show fue el primer concierto oficial de Karol G en Brasil y el último de la gira por Latinoamérica de 'Mañana Será Bonito Tour'.La cantante regresará a tierras cariocas en septiembre para presentarse en Rock in Rio, un de los festivales más importantes del país.**Si son fanáticos de la bichoca les recomendamos leer: Karol G y las referencias en 'MAÑANA SERÁ BONITO' (Bichota Season), su último álbum.
Laüra Bonsai y Felinna Vallejo conforman Las Ninyas del Corro, una de las formaciones más interesantes de la nueva escuela del rap español. Nuestro colaborador Santiago Cembrano las visitó en su barrio para hablar con ellas y contarnos la historia de su álbum, Bitches in Business. ***—Es como ver follar a tus padres.El sol se derrama con placidez sobre la Plaça de la Vila, en Sant Adrià de Besòs: la periferia de Barcelona. Son las 7 de la tarde de un viernes de abril. En las terrazas no cabe nadie y el saltarín infantil está lleno: las risas y los gritos de júbilo llenan el aire. Una mujer antigua esquiva el partido de fútbol improvisado que atraviesa la plaza y se sienta con su esposo, que la espera en un banco, bajo la sombra de un árbol robusto. Él pone su mano sobre la rodilla de ella y observan a los vecinos que pasan.Laüra Bonsai es de aquí, de Sant Adrià. La rapera de 28 años está en casa, pero, entre sorbos de Cola-Cola, narra una experiencia extraña:—Es como ver follar a tus padres. Así es conocer la industria musical por dentro: "¡Buah! ¿Qué estoy viendo? ¿Cómo funciona esto?" Por eso queríamos explicarles a los demás que estar donde estamos no es lo que parece.Felinna Vallejo tiene 25 años y es de Bon Pastor, un barrio aledaño que se conecta con Sant Adrià a través de un puente, uno como el que está en el logo de Las Ninyas del Corro, el grupo que ambas conforman. Se presentaron como guerreras de ceño fruncido con Onna Bugeisha en 2021 y así construyeron una habitación propia con los códigos noventeros. Giraron por conciertos y festivales de toda España y así conocieron de contratos y adelantos, horarios y rutinas, el negocio que se escondía tras el sueño de la música. Bitches in Business de Las Ninyas del CorroDe esa experiencia, Las Ninyas del Corro hicieron su segundo álbum, Bitches in Business, publicado en marzo de 2024. Tres años después de su debut, agrietan la solemnidad con la que entraron a la cancha. Ahora se ríen más, y cuando escucha a su compañera, Felinna ríe de nuevo:—Cuando empezamos éramos dos chavalillas, había que imponer respeto. Ahora lo tomamos de otra forma, nos hemos dado cuenta de que podemos vacilar. Nos hemos atrevido, sin miedo de explorar. Me he sentido mucho más libre para decir lo que me de la gana sin censurar nada.Y tan libre. A las baterías violentas que Esse Delgado, productor del grupo y del disco, dispone en 'Las Meninas' Felinna les añade un guiño burlón que rompe el corset estricto. Luego de celebrar que ya no la agobian los kilos de más ni algunos rastros de acné, hace lo que en el debut habría sido inimaginable: "Me suda todo el coño, ni la acabo", rapea de salida, con la misma seguridad que la de Sabrina Ionescu cuando asiste sin mirar. Es un gesto de chulería que sintetiza el cambio de atmósfera entre ambos discos.—Antes estábamos más enfadadas. Pero no estábamos enfadadas, sino que entrabas así o no había manera de entrar —me explica Laüra—. Ahora hemos soltado, le hemos quitado importancia a muchas cosas. Nos hemos relajado.Los primeros temas que hicieron con la intención de crear un nuevo álbum rondaron el drumless, pero pensaron que podía aburrir al público de sus conciertos.—Nosotros hacemos todo el tiempo lo que queremos, pero también hay que pensar en lo que funciona. Vivimos esa dualidad todo el rato —explica Felinna, y yo pienso que esas consideraciones son las que hacen parte de un negocio.Un camp para hacer música en Vallirana, en el bajo Llobregat, las desconectó de las distracciones de la ciudad y puso los cimientos de lo que venía. Les gustó tanto el formato que lo repitieron en Tarragona y, luego, en Castellón, en el verano de 2023. Esse Delgado también ama el drumless; Sunday Truce, su colaboración con el madrileño Franco Carter, se sintoniza con texturas góspel y soul que se repiten sin prisa. Sin embargo, Bitches in Business, además del boom bap con el que empezaron, es hogar del repiqueteo de hi-hats y la energía ágil del trap, trap&B y sonidos que conversan con referentes contemporáneos como Kendrick Lamar, Tyler, The Creator, Pusha T, Travis Scott y Beyoncé. También caben el canto y los coros pegadizos, como en “Nasty Girl”, una canción que les enseñó que podían expresar su mensaje sin dejar de divertirse, sin quitarle naturalidad al proceso y el resultado.—Que tu madre te diga que le mola un tema tuyo, como 'Punto de partida', muestra que con los temas más melódicos Bitches in Busines ha podido llegar a más gente. Nuestros amigos lo están escuchando porque les gusta, y no porque somos sus amigas, como en Onna Bugeisha: eso mola —sentencia Laüra—. Incluso a nosotras un disco entero de boom bap nos aburre.***Bitches in Business de giraLas bocas se abren hacia lo alto en la primera fila de la Sala Apolo, y Felinna las bendice con un chorro de ron para que la fiesta siga. Es el 11 de mayo: inicio de la gira de Bitches in Business. Cientos de personas saltan y saltan y saltan y saltan con 'The Wave', un corte electrónico, impetuoso, y las sílabas se deslizan con habilidad de la boca de Laüra al micrófono. Quizás como resultado de conocer la industria por dentro, Laüra juega a la defensiva en varios momentos de Bitches in Business, como si se anticipara al rechazo de una escena que les recriminaría el nuevo estilo, que eran mejores antes.—Pensábamos que la gente del rap nos iba a odiar. Con el primero nadie te conoce, eres nueva. Toda la gente siempre nos ha dicho que el segundo disco es el más difícil. Era como Buah, este disco puede pasar desapercibido. Eso lo primero. Y lo segundo es que siempre te van a decir que molabas más antes: me pasó con Natos y Waor, los escuchaba antes. Pero es verdad que predijimos eso y no ha sido así. A la gente le ha gustado más de lo que pensábamos —me explica Laüra en Sant Adrià.Las Ninyas del Corro avanzan por caminos que C. Tangana, Recycled J y demás artistas que oxigenaron el rap español ayudaron a pavimentar. Del primero Laüra dice que es como un héroe, al infiltrar el pop para luego diversificarlo más allá de Alejandro Sanz y compañía. Desde Rosalía hasta Dellafuente, insiste, en el espectro de lo urbano están las claves de lo más interesante de la música en España. Por otro lado, Recycled era tildado de “maricón”, recuerda ella, por sus melodías y sus sentimientos: era un blandito, y por eso fue decisivo para que el paradigma cambiara y se abriera.De reivindicar lo más puro que salió de una Nueva York gélida a finales del siglo XX, Las Ninyas del Corro pasaron a celebrar a los que retaron, expandieron y reinterpretaron esa herencia en España. Bitches in Business es un álbum que dialoga con todas las posibilidades que han surgido en la última década, así como con sus artífices. Pero. Hay un gran pero.—Por suerte, tú preguntas por raperas de España y nuestro nombre se va a decir. Eso para nosotras es mucho, pero sigue faltando mucho, también. El caso de las mujeres siempre es más exigente y difícil —me dice Laüra, con voz cansada—. Todavía no es suficiente.—Solo hay pibes, yo estoy hasta el coño —la secunda Felinna, y lo repite, esta vez con mayor énfasis en cada palabra, masticando cada una, para que quede claro—. Solo. Hay. Pibes. Madre mía.Las Ninyas del Corro en la sala ApoloLa sala Apolo está llena, agitada. Laüra propone que, como no las invitan a nada, que las lleven a dirigir una sesión de cardio. Sigue cayendo ron como agua bendita, y ya no sé si es sudor esa humedad en la cara de una mujer que canta cada tema como si la hubiera escrito ella. Casi la mitad somos hombres, casi todos con la mano arriba con cada barra. Las Ninyas se refieren al público como “vosotras” y celebran lo guapas que están todas hoy. El punto de vista cambia y las mujeres, que suelen corear versos de manes para manes, quedan en el centro. La diferencia se nota. En el escenario, Laüra y Felinna no solo rapean con precisión y temple, sino que despliegan coreografías, codo a codo con dos bailarinas, que elevan cada tema. El punto de vista cambia, insisto, y yo lo agradezco tanto. Una bebé se eleva en los hombros de su padre y toda la sala le canta el feliz cumpleaños a la mamá de Felinna. Barbas salpimentadas conviven con la juventud. No cabe nadie más acá. Y cuando llega el momento de “Bagaje”, un break amenazante, Laüra cambia de óptica. Pasa a las barreras generacionales: "La vieja escuela desconsidera a la nueva, la nueva desprestigia a la nueva, qué pena".—Aprendimos mucho trabajando con LaBlackie. Ella vino, escribió y se tiró la letra de golpe. Envidio esa frescura —me había dicho Laüra esa vez en su barrio.Hay que ser exigente, pero también tener el coño de decir "Me gusta como queda y así lo tiro, porque me da igual". Eso es muy difícil que nos pase. Entonces sí, es una pena que los de antes no valoren a los nuevos, porque tienen mucho qué aprender de ellos.La canción se llama 'Deena, Snooki & Jwoww', un corrientazo que me estremece entero. Laüra y Felinna rapean juntas la estrofa de LaBlackie. El final, lo saben todas las presentes, va a estallar, y abren un círculo que se funde en una masa de carne y huesos: frenesí.—Rosalía no cantaría lo que canta si no hubiera estudiado el flamenco. Para transformarlo lo ha respetado. Se trata de respetar no solo a los que había antes que tú, sino a la música que estás haciendo —continúa el ensayo de Laüra—. Por eso también me apena que los nuevos no valoren a los que estaban. Estar informado es básico. No digo que el que está empezando tenga que saber todo, pero yo sí valoro que alguien investigue. Por eso me he sentido muy orgullosa y privilegiada cuando Elio Toffana nos invitó a su disco. La Laüra de hace diez años habría matado por una colabo con él, con Kase.O, con el Tote, con la Mala. Y ahora, cuando todo parece más fácil, sin importancia, agradezco que pase. Por respeto a mi historia y a mi trayectoria, ¿cómo no lo voy a hacer?—¡Y qué colabo! —tercia Felinna—. Yo lloré cuando el Elio nos la pasó, ya terminada. También es un tema de identidad, de sentirte dentro de la movida. Los que nos sentimos como parte del rap sentimos que es necesario entender de dónde viene.Otra forma de ver Bitches in Business: hay pesos muertos que no hay que cargar más en la mochila, y compromisos que estructuran lo que se ha hecho y lo que viene. El álbum se trata de identificar cuál es cuál.***Las Nunyas del Corro desde el barrio obreroLa pizzería, en una esquina de la Plaça de la Vila, se llama La Font. La mesera saluda a Laüra con confianza y la rapera le responde que quizás este verano deba pedir trabajo ahí, para ajustar las cuentas, llegar a fin de mes. La mesera, sonriente, le responde que qué va, que ella va a ser muy grande y me pregunta si estoy de acuerdo. Yo le digo que sí, que por eso estoy ahí. Laüra no está tan segura.—Joder, es que parece que es un momento guay para mí, pero a veces no me siento así —confiesa."Lo bueno de vivir en San Roque es que nadie roba en San Roque", rapea Laüra en 'Tridente dorado' sobre el barrio de Badalona en el que vive desde hace unos años, a un par de kilómetros de Sant Adría: uno de los más calientes de Cataluña, según titulares alarmistas de medios apocalípticos. Las Ninyas del Corro rapean desde el margen y muestran el revés de una Barcelona que opera como un parque temático de sí misma para los miles de turistas que llegan cada día. La conciencia de clase, una de las banderas que ondearon en Onna Bugeisha, sigue intacta. Se manifiesta, por ejemplo, cuando Laüra rapea, en 'Las Meninas', que en Barcelona o heredas o te las apañas. Ok, el turismo trae riqueza: ¿pero para quién?—No hemos crecido en Barcelona, sino en los barrios obreros que rodean a Barcelona —afirma Felinna.Este margen es tan geográfico como simbólico. En 'Las Meninas' Felinna se aleja tanto del lujo del barrio de Pedralbes como del centro de Barcelona donde solo hay guiris (turistas blancos) con axilas malolientes y pijos vestidos de Nude Project. Y una de las bombas llega cuando dice esto: La catalanidad de Las Ninyas del Corro es otro de los puntos de tensión: si a ella no la reconocen como catalana, me explica Felinna, pues que se jodan: ella tampoco lo llamará pan tumaca, sino pan con tomate. Laüra, por otra parte, reconoce reflejos de su caso en la historia reciente: cuando le dieron el premio Sant Jordi a Estopa, algunos catalanes protestaron porque cantaban en castellano.—Me da rabia ese elitismo, esa línea entre la burguesía y los catalanes de a pie —continúa Felinna—. Hacemos música en castellano, y por eso parece que no somos referentes en Cataluña. Pero somos raperas catalanas.—Se nota mucho el clasismo de la burguesía catalana —insiste Laüra—. Acá nosotras somos purria, escoria, como lo fueron hace tiempo los andaluces que venían aquí y supuestamente les quitaban el trabajo a los catalanes. Nuestras familias vienen de allí. Acá solo importa lo moderno, lo guay, lo fashion. Pero en este conflicto con la cultura, con la lengua, pueden existir distintas identidades además de la que se espera.El título de Bitches in Business salió en la recta final del proceso. Empezaron con una espíritu más tremendista, color azul oscuro, que plasmara su angustia. Al final eligieron un camino para sublimarla, hacerla divertida. El título es un guiño sarcástico a todo lo que han conseguido, a lo que aspiran, a todo lo que les falta y a cómo estas tres dimensiones se confunden. Un guiño que nos dice, ya lo decía Laüra, que las cosas no son lo que parecen.Felinna llegó a la entrevista luego de su primer día en un nuevo trabajo. Es temporal, me explica, para ajustar algunos números. Y Laüra, que rapea sobre cómo devuelve los trajes de diseñador que compra para un solo uso, me muestra sus manos. Sus dedos tienen marcas de pegante: esa mañana tuvo que pegar la etiqueta de un vestido para poder devolverlo.—Gitaneo, es lo que hay —admite.En ese banco de la otra esquina de la plaza todavía están él y ella, recostados en el amor silencioso y seguro que se sedimenta como la arena que cae al fondo del reloj de cristal. Antes de que nos levantemos y caminemos, yo hacia el metro —hacia el centro— y ellas hacia sus casas, acá cerca, Felinna reseña su propio álbum.—Eso es ser bitches in business —dice, entre risas—. Se trata de buscarse la vida.***¿Quieren leer más sobre rap en Español? En el camerino con Ill Pekeño y Ergo Pro