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Esta es la 'banda de malparidos' que derrotará a Argentina

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No importa que el significado de la palabra allá sea “persona que actúa de mala fe”. Ya sabemos que cuando empiezan a llorar es porque tienen miedo de que les amarguemos la noche otra vez. Colombia está ante un nuevo desafío y los pasos en falso contra Venezuela y Perú son partidos acabados. Si desconectamos a Messi como a Neymar la mitad de la tarea estará hecha. La otra mitad es meterla. Vamos Colombia.

Por Héctor Cañón Imagen

Mi generación futbolera le perdió el miedo a jugar contra Argentina el 5 de septiembre de 1993. Ese día, el Pibe y su combo dijeron basta de paternidades con el 5-0. Desde entonces sabemos que cuando empiezan a llorar, como lo hizo el comentarista Elio Rossi al acusar al equipo de ser una banda de malparidos por los cariñitos a Neymar en el partido de primera ronda, es que están asustados.

“Si a Messi le toca enfrentarlos, le van a hacer lo mismo”, dijo Rossi en su perorata. Ojalá. Dios quiera. Al 10 brasileño lo desenchufamos impidiéndole recibir el balón libre, cortándole el circuito con sus compañeros, mordiéndole los talones y con apenas cinco faltas, ninguna de ellas que ameritara siquiera amarilla. El garotiño estaba bravo porque él es así, no sabe perder ni ganar, le dijeron con precisión después  del show que lo volvió a dejar por fuera de competencia, tras enfrentar a Colombia como ya le había pasado en el Mundial de Brasil. 

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Si logramos aplicarle la misma a Messi, aunque la Roca Sánchez no podrá jugar por acumulación de tarjetas amarillas, la mitad de la tarea estará hecha. Lo otro es que los goleadores del Real Madrid, el Chelsea o el Atlético de Madrid la metan. Llegamos a cuartos de final con apenas un gol y si queremos avanzar a las semis tenemos que ganar o en el peor de los casos, ese que nos dejaría los nervios jodidos de cara a la semifinal, atinar en los penales, otra de las tareas pendientes del fútbol colombiano. (Ver pataleta de Neymar en el partido contra Colombia)

Y pilas que el rival sería probablemente el pentacampeón del mundo. Otra vez. Si la generación de Valderrama volvió el partido contra Argentina un clásico, esta de James se está encargando de que los cotejos contra Brasil también suban al nivel más alto y la semifinal podría graduar el partido de clásico en caso de que se repita otra batalla como la de Fortaleza o la más reciente en fase de grupos. (Ver resumen de Colombia 1 Brasil 0)

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Volvamos al partido de cuartos de final, que es lo que se viene como el nuevo desafío de la selección de Pékerman en su intento de mantenerse entre los grandes, en un momento complicado por las lesiones y la evidente laguna futbolística de los cracks del equipo.

Más allá de la diferencia de significados de la palabra malparido (allá es algo así como “persona que actúa de mala fe” y acá ya sabemos lo que es), el partido se calienta como se calientan los clásicos en la previa, más si hay argentinos de por medio. Elio ya pidió disculpas con estilo regañón en la radio colombiana, pero dijo que al partido no le alcanzaban las memorias para ser un clásico. Un amigo porteño me preguntó, mamando gallo, si nuestro clásico no era Venezuela y yo le respondí “no, esa es una tarea pendiente”.

Si ellos no quieren reconocer el clásico, tenemos que seguir ganándoles hasta que lo entiendan como tal. En los últimos 18 años lo hemos hecho en cinco oportunidades, los hemos goleados dos veces, les ganamos un tercer lugar de Copa América en su casa y allí mismo les untamos el balón hasta que no les quedó otra salida más digna que ponerse de pie a aplaudirnos. Claro, en ese lapso de tiempo ellos también nos han ganado y goleado. De eso, señores, se tratan los clásicos: de perder y de ganar. (Ver ovación del Monumental a la Selección Colombia)

El fin de la paternidad

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Hasta 1987, año en que el afro de Valderrama dijo presente en las canchas de continente con la camiseta 10 de la Selección Colombia, nuestro equipo era papita pa’l loro para los argentinos. Nos goleaban acá, allá y en cancha neutral. Nos atendían, literalmente, sin compasión.

9-1 en 1945. 6-0 dos años después, 8-2 en el 57 y 4-2 en el 63. De no querer salir a jugar, menos mal yo no había nacido ni hay videos en youtube de eso. Días para el olvido. Hasta que el Pibe llegó y dijo basta. Hace 18 años, en el partido por el tercer lugar de la Copa América, les ganamos por primera vez en ese torneo. A domicilio y con Maradona, un año después de ser campeón del mundo como el capo del equipo. Barrabás Gómez, alias “el hermano del Bolillo” metió un golazo de tapón y JJ Galeano les empacó el segundo. Descontó Caniggia y Valderrama fue elegido, por primera vez en nuestra historia, como el mejor jugador del continente. (Ver resumen de Colombia 2-Argentina 1)

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Pasaron seis años para que los volviéramos a derrotar. En 1993 nos enfrentamos cuatro veces y al final del año de nuevo el Pibe era elegido como el mejor de América por periodistas de todas las latitudes. Nos vimos la cara dos veces por Copa América y dos por Eliminatorias hacia USA 94. En el torneo continental empatamos 1-1 en fase de grupos con goles de Fredy Rincón y el Cholo Simeone. (Ver resumen de Colombia 1-Argentina 1)

Días después, en semifinales, tras un 0-0 que sacó chispas de lado y lado, la lotería de los penales los favoreció en el camino hacia su última Copa América. Ese mismo año, uno de los más gloriosos del fútbol colombiano, en las eliminatorias sacamos ventaja como nunca antes en la historia. Tras devorarlos al vapor 2-1 en el fogón de Barranquilla con golazos del Tren Valencia y de Valenciano nos encontramos en la vuelta en el Monumental de River con el tiquete directo al mundial de por medio. (Ver resumen de Colombia 2-Argentina 1)

El empate nos bastaba y veníamos volando. El Pibe, Rincón, Asprilla y el Tren eran, sin duda, el ataque más letal del continente. Ese año fuimos los mejores y por eso nos quitamos la paternidad argentina de encima y ahora el mejor es el que gana.

 Maradona había dicho que la historia no podía cambiar. “Argentina está arriba y abajo Colombia”, sentenciaba el 10 antes de que el balón rodara ,con su histrionismo patético. Al otro día del 5-0, Phillips pagó una hoja entera en un diario de circulación nacional para poner una foto de carnet del Pelusa con la leyenda, en letra chica, de “Diego Armando: tenés cero en historia”.(Ver resumen de Argentina 0-Colombia 5)

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En la Copa de 1999 vino nuestra segunda y última victoria frente a los argentinos en ese torneo. Colombia 3- Palermo 0 tituló algún diario porteño después de que el 9 de Boca desperdiciara tres penales en 90 minutos y Jhonier Montaño, aún sin cédula, ofreciera una pincelada de su talento ahogado después en alcohol. Otra goleada para equilibrar la historia y sentir los cotejos contra ellos como clásico porque no recuerdo otro equipo que se haya dado el lujo de golearlos dos veces en apenas seis años. Menos en su casa. (Ver resumen de Colombia 3 –Argentina 0)

En la semifinal del 2004 y en fase de grupos de 2007 nos volvieron a poner el tatequieto cuando la selección era un equipo sin norte, liderazgo ni gol. 3-0 y 4-2 fueron los marcadores con los que nos volvieron a aterrizar en la evidente superioridad de esos días. 

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El último enfrentamiento copero fue en la pasada edición. De nuevo, estuvimos a la altura del partido y el 0-0 final fue poco para un equipo que empezaba a recuperar la memoria de buen fútbol. La última victoria colombiana fue en las eliminatorias hacia Suráfrica 2010, en la noche bogotana, que fracasó en los intentos de consolidarse como sede de la selección en sus aspiraciones mundialistas, les ganamos 2-1 con un golazo de tiro libre de Rubén Darío Bustos y otro de Dayro Moreno, cuando el tiempo se agotaba. (Ver resumen de Colombia 2- Argentina 1)

En la era Pékerman solo ha habido un enfrentamiento y fue raspado, con una roja por bando (Higuaín y Zapata), en un partidazo de Ospina ( Messi lo llamó fenómeno) y con fricciones a lo largo de los noventa y pico de minutos, tras el pitazo final y en el camino a las duchas. Ese 0-0 final es la antesala de la nueva batalla que pinta como una de las más disputadas de los últimos 18 años. (Ver resumen de Argentina 0-Colombia 0)

La hora llegó y lo que Elio Rossi llamó “banda de malparidos” es un equipo que, a pesar de que la ha pasado mal en esta Copa América y de la mala suerte con las lesiones y la falta de ritmo de algunos de sus jugadores, tiene más hambre que nunca. El cuento de que “nos sentimos solos” y “tristes por la falta de apoyo”, vendido en las redes sociales por los que tienen como tarea empujarla al fondo de la red contraria, si parece la historia, como diría el loco Rossi al referirse a Pékerman, de un lobo con piel de cordero.

¿Quién le cree a Falcao o al que sea en ese equipo que está triste o se siente solito si sabemos que todos están rodeados por todos (el todo es más que la suma de las partes escribieron en el cameirno tras vencer a Brasil en fase de grupos) y que el partido de cuartos de final será un clásico en el que el ganador tendrá que sudarla, guerrear y sufrir para llegar a las semifinales. 

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