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La eterna y nociva maña colombiana de no dejar madurar a los cracks

¿Alguien quiere pensar en los niños?

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La especulación de la prensa, el triunfalismo de los hinchas y la falta de fuerza mental de algunos cracks colombianos para lidiar con los delirios de la fama nos han conducido a tener una larga vitrina de talentos a los que pretendimos madurar biches, sin darles el tiempo necesario para desarrollar todo su potencial. 

Por Héctor Cañón @CanonHurtado 

El fútbol no tiene la exclusiva en el mal hábito de inflar a nuestros jóvenes talentosos. El ciclista Rigoberto Urán, los poetas del nadaísmo o la extensa cola de “herederas” de Shakira no han logrado consolidar afuera la pomposa imagen que tenemos de ellos acá. Además, nos dejan resentidos con el mundo, que no nos aprecia como nos lo merecemos, mientras algunos medios no solo nos dan la razón, sino que nos alientan, porque somos el cliente.

La lista futbolera es larga y está llena de figuras que brillaron cuando habían acabado de sacar la cédula y después pasaron en blanco en Europa o vivieron sin pena ni gloria en ligas exóticas y en el anonimato del torneo nacional.

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John Edison Castaño, Jhonier Montaño, Edwin Congo, Juan Carlos Toja y Giovanny Hernández son ejemplos perfectos de la idolatría prematura de los hinchas colombianos. Los dos primeros prefirieron la rumba al fútbol y el último se convirtió en una especie de Peter Pan que nunca maduró. 

Tras el brillante desempeño que tuvieron en la pasada fecha de eliminatoria hacia Rusia 2018, los jóvenes cracks Sebastián Pérez (23 años) y Marlos Moreno (19) aparecieron como novedades para el millonario mercado europeo del segundo semestre. Ambos aparecieron como ases bajo la manga de la selección y la rompieron en un momento de crisis. Hasta esos partidos eran tan anónimos, como ustedes o como yo. Su buen desempeño los puso en evidencia en un oficio en el que nadie que sea bueno puede permanecer en el anonimato, pues los cazadores de talentos están dispuestos a sumergirse en la selva o las favelas para facturar millones de dólares con sus apuestas. 

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Además, ambos tienen la chispa y la historia personal necesarias para seducir a los hinchas en la red y la televisión, las otras dos canchas del fútbol actual. Pérez es un galán de portada y su esposa Manuela Restrepo se lo recuerda a todos con orgullo. Marlos, por su parte, tiene la típica historia de un joven de las comunas de Medellín, que se le escapó a la pobreza y la delincuencia pateando un balón.

Más allá de las especulaciones de la prensa deportiva, que factura mientras enloquece a jugadores e hinchas con suposiciones, si les pusieron el ojo encima es porque han hecho méritos. Pero la presión debe ser insoportable. Si uno se pone en los huesos de Marlos Moreno, al que supuestamente pretende el todopoderoso y millonario Paris Saint Germain, un joven de Medellín que llegó al profesionalismo hace dos años, puede entender el mareo que le debe producir el sueño de vivir en París y compartir camerino con el loco Zlatan Ibramovic. 

Asimilar la posibilidad de recibir tres mil millones de pesos por irse a jugar fútbol en el club más importante de Francia debe ser una tarea más ardua que gambetear rivales o patear con precisión al arco. ¿Se lo imaginan haciendo cuentas alegres mientras el próximo rival es Fortaleza? ¿Se lo imaginan aprendiendo francés cuando apenas está acostumbrándose a hablar frente a las cámaras y los micrófonos en su lengua materna?

Si somos honestos, solo Faustino Asprilla, Iván Ramiro Córdoba y Falcao García han logrado las portadas de la gloria en Europa, tras manejar todo tipo de presiones en su camino hacia la cumbre. James Rodríguez, David Ospina, Juan Guillermo Cuadrado y otros de la generación actual aún tienen algunas temporadas para demostrarles a los clubes grandes de Europa que invertir en jugadores colombianos puede ser tan rentable como hacerlo en argentinos, brasileros y uruguayos. 

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El desafío es jugar bien, tener excelente casting y soportar los caprichos de prensa, hinchada y directivos. El sueño europeo, por lo tanto, no es para todos. Ya veremos si Barcelona y Paris Saint Germain se deciden a comprar los pases de Sebastián Pérez y Marlos Moreno. Ya veremos si ellos repiten la historia de los cracks fracasados o la de los héroes que sacaron la bandera de Colombia y la camiseta de “Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece” para dar vueltas olímpicas en Europa. 

 

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