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Los deportes parias e impopulares de los Juegos Olímpicos

Porque no todo es fútbol en esta vida, acá va una lista perfecta para hípsters.

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¿Saben qué significan “rul”, “maul”, “hooker”, “all square”, “address” y “ante-green”? Si la tienen clara son genios que superan a las masas que solo creemos en penaltis, tarjetas rojas y minutos de reposición. Si no tienen ni idea de qué les hablamos, pónganse las pilas porque en Río 2016 estos términos volverán a la escena después de cien años de ausencia y les pueden servir para entender que no todo es fútbol en la vida.

Por: Héctor Cañón Hurtado @CanonHurtado

El golf y el rugby fueron los parias de las Olimpíadas en el siglo veinte. En Río 2016, “rul”, “maul”, “hooker”, “all square”, “address” y “ante-green” y otros términos ajenos a nuestra testaruda preferencia futbolera volverán a sonar en los estadios, las redes sociales y las transmisiones televisivas.

El partido que libraron ambos deportes para convencer al Comité Olímpico Internacional de que les permitiera ocupar las canchas vacías que dejaron el béisbol y el softbol desde Pekín 2008, fue tan cerebral como el golf y tan explosivo como el rugby. Es más, eso no fue un partido. Fue un largo torneo que les tomó 112 y 96 años respectivamente para lograr la hazaña del regreso, que en la actualidad aspiran a emular alrededor de veinte disciplinas, entre las que aparecen los bolos, el polo y el ajedrez.

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En la lista de aspirantes a lo imposible, también están el patinaje y el fútbol sala, deportes en los que los colombianos han brillado en los campeonatos mundiales. Sin embargo, es posible que deban esperar otros cien años porque el Comité Olímpico Internacional es cada vez más reacio a las inclusiones que no favorezcan a las naciones que encabezan la economía mundial y las tablas de medallería, y a darle boletas de entrada a deportes que no sean apetecidos para las transmisiones televisivas.

Antes de llegar a las elecciones, que ya habían perdido en otras oportunidades a lo largo del siglo veinte, el golf y el rugby cumplían los requisitos necesarios para hacer parte del mayor evento deportivo del planeta después de los mundiales de fútbol: ser practicados en 75 países de cuatro continentes en el caso de los manes y en 40 países de tres continentes para las chicas; tener federaciones internacionales que se rijan por el Código Mundial Antidopaje; y proponerse como candidatos años antes de los juegos en los que posiblemente serían incluidos. 

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Sin embargo, cumplir con los requisitos no es garantía de llegada a la tierra prometida porque los intereses económicos y políticos también tienen cabida a la hora de las elecciones. Por eso podemos afirmar que el regreso de los deportes parias del siglo veinte es triunfal ya que se impusieron por goleada en las votaciones de la Sesión Olímpica de octubre de 2009. El golf tuvo 63 votos a favor y 27 en contra, mientras el rugby se impuso por un abultado 81 a 8. 

De una, Fiji entró en modo fiesta porque es la gran favorita para llevarse la de oro en rugby y, de paso, aparecer en la tabla de medallería por primera vez en su raquítica historia olímpica. Al golf, a pesar de la emotiva carta de felicitaciones y agradecimiento de Tiger Woods al COI por su decisión, le pasa lo mismo que al fútbol: no contará con sus mejores jugadores en Río 2016. Jason Day, Dustin Johnson y Rory McIlroy se excusaron en los riesgos de contraer zika para no asistir a los juegos, pero teniendo en cuenta que más de 10 mil atletas de todos los rincones del planeta no se echaron atrás por el temido virus no es descabellado pensar que el verdadero motivo de su ausencia sea el mismo de la de Messi, CR7 y James: los poderosos tentáculos de Don Dinero.

Tanto el golf como el fútbol, a través de sus federaciones internacionales, deberán prestar atención a esas brillantes ausencias, puesto que les pueden ocasionar una salida temporal de las Olimpíadas. El béisbol y el softbol, que fueron excluidos en Londres 2012 y que regresarán en Tokio 2020 por la popularidad que tienen en Japón, conocen muy bien lo que es entrar y salir de la tierra prometida. Junto al karate, el squash, la escalada y el surf serán novedad dentro de cuatro años, pero saben que corren el riesgo de ser sacados otra vez porque no son atractivos para quienes pagan fortunas por los derechos de transmisión y porque el abismo entre los ganadores y los perdedores es vergonzante para los atletas y los espectadores.

Con el regreso del golf y el rugby, de nuevo las olimpiadas repartirán medallas a la lata en 28 deportes, tras la edición de Londres 2012, donde para el pesar de Cuba, Estados Unidos, Japón y los otros reyes de la pelota caliente la tarjeta roja que les pusieron a sus bateadores redujo la selecta lista de deportes incluidos a 26. Además, ahí no paran las buenas noticias para los parias que regresan. Cada federación internacional de las disciplinas participantes recibe por lo menos 15 millones de dólares y la satisfacción de sus seguidores alrededor del planeta como recompensa. Lo curioso del caso es que en el momento en que fueron desterrados (el golf en 1908 y el rugby en 1928), había más espacio en la tierra prometida porque la lista de disciplinas participantes apenas llegaba a veinte. Ahora, en Río 2016, el paraíso parece haberse llenado con su regreso. ¡Bienvenidos!

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