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Las tendencias y prendas que deben extinguirse este 2015

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Por Cocó de la Renta // PUTAIN VANITÉ.

Nuevo año, nueva vida. Y ojalá Dior y los ángeles de Victoria´s Secret quieran que incluya closet nuevo o en su defecto una buena caneca con capacidad para unos cuantos kilos de prendas, accesorios, maquillaje y esmaltes que ya es hora dejar en el recuerdo del 2014. Hay tendencias de tendencias. Las que sobreviven contra viento y marea al paso de los tiempos, como los clásicos jeans, y las modas fugaces, que llegan y se desvanecen en cuestión de meses, como los chupos  de plástico que cargaban los candy. Sobretodo en esta tierra de la copia al instante donde moda que llega se expande por el territorio nacional como virus fashionista, con ciertas alteraciones de  texturas, cortes y colorines que atenta contra el estilo, el buen vestir y difuminan por completo todo rastro de originalidad. Pero no todo es  culpa de la eficacia manufacturera nacional, la entrada voraz de las grandes cadenas internacionales programadas con el chip del fast fashion también cargan culpa en el vertiginoso laberinto de modas van, modas vienen.

Ha llegado el día de elevar una plegaria  por las prendas que se quedan y aquellas que se van para empezar el 2015 libre de todo pecado. Estas son las tendencias y estilos criollos que, por la salud de nuestra vista, deben extinguirse del paisaje urbano antes de que empiece el segundo mes del 2015 y esté condenado a ser una víctima más de la moda.

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1.  Gafas reflectivas

La primera aparición famosa de estas gafas de lentes technicolor  data del 2010 en el poster de la segunda parte de la película Sex and The City  sobre los ojos de Sarah Jessica Parker.  Desde ese primer momento eran “chillonas”,  pero el mundo las amó y en el 2014 se reprodujeron en todas sus formas y  presentaciones hasta pasar de costar 900 dólares, como el modelito que lucía Parker,  hasta costar 10.000 pesos en cada esquina de Chapinero. Señores y señoras no se hagan los de la vista gorda, ya es hora de liberar a los ojos del exceso de reflejos platinados y quitarle un poquito de color a la vista.

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2. Art Nail Excesivo

No más delirios de  artista sobre uñas más largas que las de la bruja de Blanca Nieves. El arte de decorar las uñas, mejor conocido como “art nail” ha excedido los límites del balance entre lo bonito y lo excéntrico, lo sobrio y lo lobo.  Este año la clave es minimalismo, uñas naturales y una que otra decoración sutil. Recuerde, muy sutil.

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3. Crop Top vs Ombliguera

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Puede que la diferencia radique en 3 o 4 centímetros de tela, pero algunas por estas tierras se emocionaron con la aparición de los crop tops (pequeñas blusas o camisetas que combinadas con prendas de talle alto dejan ver un poquito del torso) y creyeron que era el regreso de las ombligueras que Britney Spears hizo tan popular  en los primeros años de la década de los 90’s. Confunda pero no ofenda como dicen por ahí, si decide mostrar un poquito de carne, opte por combinar esos pequeños tops con pantalones y faldas de tiro alto para no andar mostrando gorditos o súper abdómenes más de la cuenta. Ni los unos ni los otros nos interesan .

4. Ondas forzadas

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Hay quinceañeras que envidian a una que otra transeúnte por ahí que lleva los rulos más perfectos que ellas.  No se puede negar que las ondas dan un poco de volumen sensual al pelo,  peo el afán y la fatiga por obtener las ondas perfectas han de acabarse este año, pues ha llegado la hora de las ondas naturales. Sí, las mismas que quedan después de una trenza o de salir del mar,  son las que en realidad le dan un volumen natural al pelo y un verdadero toque de sensualidad. No se exceda.

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5. Combo: leggins + botas de peluche.

Desde que estas dos prendas se conocieron, han sido como uña y mugre, y lo seguirán siendo, eternas compañeras de outfits. Por sus altos índices de comodidad han llegado para quedarse. Pero aunque son versátiles, y los hay en todos los colores, tamaños y estampados, es necesario montar una denuncia de delito a aquellas que insisten en utilizarlos sin importar sus niveles de transparencia. Doble delito cuando los combinan con esas botas tipo peluche que parecen el oso más grande de la colección de muñecos de sus sobrinos. Las botas de cuero y los leggins más opacos son mejor opción para aquellas con delirio de esquimal.

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Sobre PUTAIN VANITÉ

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Por Cocó de la Renta.

Dos horas y media, y hasta más le puede tomar a una mujer o a un hombre metrosexual o gay  terminar de emperifollarse para salir a las pasarelas de la jungla de cemento ¿Por qué? Por la maldita vanidad. La misma que más de una ha maldecido mientras la depilan con cera, le jalan el pelo, le encrespan las pestañas o ruge de hambre para verse a la altura de los parámetros de belleza que nos ha vendido la publicidad. Esa vanidad que también maldicen los hombres cuando sus novias les piden cambiar de zapatos, ponerse un pantalón entubado o ir a la barbería. Aceptémoslo, la maldita vanidad ha sido el motor de toda una exitosa industria que se ha desarrollado alrededor de la moda y la belleza en los siglos XX Y XXI.  Así que: ¡Ding ding ding!  Había encontrado un nombre ganador  para bautizar esta columna, pero, ¡oh maldita sea! ya una compañía de teatro bogotana se me había adelantado.

La misión dos: encontrar una segunda opción. Pero no podía sacarme la “maldita” palabra de la cabeza y recordé, con la ayuda de los anales de Google, la importancia que tiene París, en el mundo de la moda. Así que pensé en el francés y en su glamurosa forma de echar madres. Hice click en el traductor, introduje las dos palabras mágicas que en lengua franca resultaron teniendo una sonoridad digna de un madrazo con mucho estilo.  Porque sí,  la moda y lo que la rodea es de amores y de odios y así será esta columna. Verán y leerán lo feo y lo bonito, lo que es necesario aplaudir y lo que es digno de chiflar, lo que roba miradas y lo que espanta a la vista.

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No me digan criolla wannabe. Me llamo Cocó de la Renta y esto es Putain Vanité ¡Bienvenue Mesdames et Messieurs! Háganme click.

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