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Ziggy Stardust jamás debió pasar por los oídos de Justin Bieber

Ziggy Stardust contaba una historia completa, era un disco conceptual (adjetivo que seguramente jamás habrá oído Justin Bieber).

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Por: Mr.Trance @mrtranceseries 

Estoy de luto en estos días. Me siento más vacío, más solo. Se fue alguien insustituible. No sólo por los discos y maravillosas canciones que nos ha heredado. Nos dejó un legado de elegancia, moda, estilo y actitud. Un marciano que nos invitó a soñar con que otra manera de hacerlo era posible. Le debo mucho a David Bowie. Junto a Oscar Wilde es uno de mis padres espirituales. De hecho creo que Bowie es su versión moderna. Si Wilde hubiera regresado a este mundo ¿en quién mejor que David Bowie para reencarnarse?

La muerte de Bowie nos ha cogido a todos por sorpresa, en un frío enero, comenzando el año y con la resaca de las navidades. Como un golpe que no esperas. La verdad es que Bowie parecía que no iba a morir jamás. Había disfrutado en vida de un Olympo de divinidad del rock que muy pocos pueden presumir. Por lo general, el rock es cruel con el paso del tiempo. No sólo es imprescindible ser un genio, si quieres ser recordado has de morir joven para crear el mito. Si no, te queda el camino de parecer una señora arrugada tal y como comentaba en mi anterior artículo, que aunque comprensible pierde su encanto romántico. Pero este no fue el caso de El Duque Blanco, envejeció con dignidad (yo diría que nunca envejeció cual Dorian Grey), y en cada disco se reinventaba a sí mismo como hizo siempre y no dejó de hacer en su último álbum: “Blackstar”. Un fino trabajo escalofriantemente premonitorio. Pero no voy a hablar de su último álbum, mi compañero de Celulitis popular lo explica muy bien en su artículo. Más bien quiero rendir homenaje a “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars”, mi disco favorito de Bowie, una obra maestra que deberían enseñar en los colegios. 

"Desde su comienzo melancólico “Five years”, el extraterrestre Ziggy nos introduce en un mundo melancólico donde revela  a los habitantes de la tierra que sólo quedan cinco años para que ésta desaparezca".

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Ziggy Stardust, tal y como se usaba en los 70s, contaba una historia completa, era un disco conceptual (adjetivo que seguramente jamás habrá oído Justin Bieber). Recuerdo que me lo regaló una novia hace ya muchos años. ¡Gracias Carolina! ¡Ojalá pudiera revivir la experiencia de escucharlo por primera vez! Era un CD (corrían los 90s) que terminó rayado y manoseado, con esa poca dignidad con que envejecían los CDs. Pero fue demoledor, Ziggy se metió en mi cabeza y ahí sigue, hasta hoy. Incluso me recordaba a otro de los CDs rayados que escuchaba sin parar por aquel entonces, “Transformer” de Lou Reed (curiosamente más tarde me enteré que Bowie lo había producido). Pero volvamos a la joya del glam, el ascenso y caída a los infiernos de Ziggy Stardust. Desde su comienzo melancólico “Five years”, el extraterrestre Ziggy nos introduce en un mundo melancólico donde revela  a los habitantes de la tierra que sólo quedan cinco años para que ésta desaparezca. Esta melancolía se transforma en un positivo pero cínico mensaje con “Soul love” y pasa por diversos estados gloriosos (“Moonage Daydream” o “Starman”). La cara B del disco comienza emocionándonos con la bella “Lady Stardust”, nos hace vibrar con “Ziggy Stardust”, o “Suffragette city”, hasta llevarnos a la decandencia de “Rock N’roll suicide”. Todo un viaje. Insuperable. 

Hace unos meses visité en París la exposición “David Bowie is”. En ella vi las letras originales, escritas a mano, de “Ziggy Stardust”. Casi lloro de emoción. Es difícil explicar aquí todas las imágenes que se me vienen a la cabeza al escuchar este disco, me imagino que fue la banda sonora de unos años muy bonitos en mi vida. Como la de tantos otros. Quizá eso son los discos, bandas sonoras de nuestras vidas. Y David Bowie ha compuesto la de muchos de nosotros. Gracias maestro. “The stars look very different today”.

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