Durante mucho tiempo, las adaptaciones de videojuegos eran sinónimo de no muy buenas películas: Super Mario Bros. (1993), Street Fighter (1994) son 2 ejemplos de filmes recordadas por las razones equivocadas. En el mejor de los casos tuvieron un desempeño aceptable en taquilla, pero difícilmente son recordadas como buenas obras cinematográficas.
Si bien ejemplos como la franquicia de Resident Evil o Tomb Raider han sido exitosos en taquilla, nunca fueron aclamados por la crítica. Otros intentos como Assassin's Creed, Prince of Persia, Max Payne, Hitman y Need for Speed no lograron replicar ni una fracción de los éxitos de sus respectivos videojuegos.
Hoy la historia es distinta: en 2023 The Last of Us, basada en un videojuego, es una de las mejores series del año, Super Mario Bros fue un éxito de taquilla y Gran Turismo ha recibido buenos comentarios del público y la crítica. ¿Qué hacen hoy diferente las adaptaciones de videojuegos?
Un elemento clave es el respeto por el videojuego original. "Si echas un vistazo a todas las adaptaciones de videojuegos anteriores que no lograron dar en el blanco, parece surgir un patrón general. Todas estas películas muestran una terrible falta de respeto por su material original, como lo demuestra la falta de fidelidad a la historia y a los personajes del videojuego", anota Prashanth Vallavan en Cinema Express.
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Esto no sucede hoy: el creador original de The Last of Us, Neil Druckmann, está en la dirección y guion. Shigeru Miyamoto, creador de Mario, fue coproductor y tuvo un rol activo en la creación de la película.
"Un claro intento de explotar sólo el nombre de la marca sin entender por qué funcionaban los videojuegos se pudo ver claramente en películas como Hitman, Max Payne, Assassin's Creed y Prince of Persia. Las historias de los videojuegos se descartan, los personajes no se parecen a sus contrapartes del juego y la estética se silencia y se atenua por el valor comercial y las limitaciones presupuestarias", agrega.
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Otra razón, según el crítico de cine Alexei Toliopoulos es el cambio de percepción sobre los videojuegos. "Los videojuegos todavía eran una forma de medio en desarrollo en los 90. Los cineastas no podían depender de una importante base de fans preexistente y también tenían historias más débiles con las que trabajar", dijo a The Sydney Morning Herald .
"La gente no entendía lo que significaban culturalmente los juegos para el público", dijo Toliopoulos. “En ese momento, los videojuegos tenían los medios interactivos a la vanguardia. Contar historias era una prioridad menor”. Hoy, ya sabemos que los videojuegos sí pueden explorar sus posibilidades narrativas.
Si bien las adaptaciones de videojuegos aún no son un éxito seguro, sin duda se ha demostrado que sí es posible que las historias cobren vida en otros soportes.