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'Kumo Kosa Ta?', un documental sobre la música en Palenque

El proyecto se estrenó en el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena 2022.

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Kumo Kosa Ta?
// Cortesía

En la versión 61 del Festival de Cine de Cartagena-FICCI se estrenó el documental KUMO KOSA TA? filmado en San Basilio de Palenque, declarado Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad, por ser el primer pueblo libre de la América Colonial. Una población a la que los esclavos africanos escapaban para vivir bajo sus propias reglas.

Por: María Paula Ávila

La edición de la película refleja esta autonomía, y es una oda a la improvisación y al encuentro verdadero —real­, pura— entre músicos. Su realización estuvo a cargo del Observatorio Transoceánico, una plataforma de internacionalización musical que favorece la conexión y visibilidad de artistas y agentes en ambos lados del océano, y del director español Adrián Canoura.

En KUMO KOSA TA? vemos el corto pero intensísimo intercambio creativo entre la agrupación Estrellas del Caribe, pioneros de la terapia criolla y la champeta en Colombia, el dúo de electrónica colombiana Mitú, y la agrupación española Baiuca, que mezcla sonidos propios de la tradición gallega con la electrónica.

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“Al partir un beso y una flor un te quiero una caricia y un adiós” de Nino Bravo, es la primera canción que todos interpretan a manera de saludo en la mitad de la calle cuando los integrantes de Mitú y Baiuca se bajan del mototaxi para llegar al encuentro con Estrellas del Caribe en el estudio de grabación Centro de Producción Palenque. A partir de allí el intercambio es frenético: todos hablan al tiempo, suena el tambor, toman trago, una extraña que pasa por ahí se une a la juerga —¡ahí viene la candelá! — entran al estudio, comen, beben más, tocan una especie de sartén, panderetas también. Chocan unos objetos contra otros, lo que haya de donde venga. Gritan “le lo le lo le lo le lo la”, “Qué viva palenque”, hay gritos flamencos. Y este es solo el primer día en el Palenque.

Algo similar pasa en el Centro Cultural del Barrio El Socorro, donde la película es proyectada en el sur de Cartagena en el marco del Programa Cine en los Barrios. El que va saliendo del trabajo llega a ver el documental, se queda o se aburre y se va y llegan otros. Los. niños juegan en medio de la función, cantan, echan chistes. Alguien habla por celular y hace una sinopsis de la película para que se animen a venir a verla antes de que se acabe. Después ve algo en Instagram y reconecta con el documental.

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El público vuelve al encuentro entre los músicos en la pantalla, sin condescendencias ni reverencias. Caótico y real. Fuera del estudio llueve, pero el sonido de la lluvia no pausa el sonido del tambor en el estudio, ni los chillidos mariachis que se están improvisando. Ningún sonido o melodía cesa nunca, así es el palenque. No hay tregua. Los palanqueros le enseñan a bailar a los extranjeros y en lugar de la escena patética del ridículo hay una dignidad y una alegría que lo invade todo. Y este ex solo el día dos.

En el barrio El Socorro, donde ocurre la proyección de la película, pasa un taxi con el beat de champeta resonando duro. Se aúna al sonido del sistema de audio Dolby, y a la conversación que sostienen dos personas desde su balcón mientras miran la película. El Socorro que se parece al Palenque, que a su vez se parece a Tumaco, que el antropólogo y músico Harold Tenorio describe como “donde se construye la vida alrededor de la música, la cual atraviesa con fuerza todos los sentimientos y emociones del pueblo, y se pone música como se me da la gana”.

En el día tres del documental en el Palenque los músicos disfrutan de una piscina recostados en unos flotadores inflables, la cámara se mueve con el pulso del director emocionado en el estudio y hay más improvisación instrumental. Más trago, más comida y más música. “Angelina, angelina, angelina, ahora a mí me echan la culpa” cantan todos juntos en el micrófono. Se acaba el día y caminan por el pueblo en la noche. Se encuentran gente en el camino que los saluda. En un momento pasan por una iglesia cristiana de la que sale el ritmo pesado africano champetudo, el de los hombres libres.

-Qué palenque viva, su cultura por siempre y para siempre-

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¡El lado S del cine, la televisión y la música"

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