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¿Por qué no paramos de ver series malas? Un análisis del hate-watching

The Idol y And just like That reavivaron el fenómeno del hate-watching y develaron el doble filo de las conversaciones en Internet. ¿Les ha pasado que cuando ven un desastre televisivo no pueden parar? ¿Qué serie mala se vieron hasta el final y se arrepintieron?

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Abel Tesfaye, The Weeknd, en la serie de televisión The Idol.
// HBO Max

En la primera mitad de 2023 HBO estrenó The Idol y la segunda temporada de And Just Like That. De las dos series se habló mucho en Internet y, después de verlas, puedo decir que la verdad es que no las disfruté; más bien, las odié, pero me las vi hasta el último capítulo. No pude parar.

Me prometí no ver The Idol desde que en el tráiler y los avances se notaba cómo Sam Levinson y The Weekend alteraron la historia que Amy Seimetz pensó inicialmente, que parecía prometedora y estaba filmada en un 80%.

Mi entusiasmo se debía a los rumores de que la serie estaba inspirada en Britney Spears; incluso, se supo que la princesa del pop visitó el set de grabación y su canción Gimme More formó parte del tráiler. Pero ni mi fanatismo fiel salvó la serie.

And Just Like That, en cambio, no sé por qué la sigo viendo. Con esta nueva entrega de la franquicia Sex and the City destrozaron lo que construyeron durante décadas, y los fanáticos de la franquicia ahora odiamos las nuevas temporadas.

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Las tres protagonistas de 'And Just Like That'
// Youtube, HBO MAX

¿Por qué sigo viendo programas que odio y no disfruto? ¿Qué es lo que me mantiene pegada al televisor casi que en contra de mi voluntad? Pues, ese tiene nombre: hate-watching, una práctica que consiste en ver una serie de televisión o película para burlarse de lo absurdo e incómodo que resulta.

¿Qué es el hate-watching?

El hate-watching ocurre cuando vemos un programa de manera religiosa a pesar de odiarlo. El término ha existido durante años. Dicen que apareció cuando se transmitió la serie Smash y la edición de American Idol de 2005, y fue utilizado para explicar por qué la gente veía películas como The Ugly Truth. Sin embargo, se consolidó hasta 2012 e incluso llegó a ser una de las palabras del año en Estados Unidos.

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Pero el hate-watching no es únicamente ver la serie que uno odia. Está relacionado con nuestra necesidad de participar de la crítica colectiva.

El fenómeno empezó con los foros en los que despotricaban sobre las series mencionadas anteriormente y se ha mudado a espacios como Twitter o Tik Tok. Hay gente que se dedica a criticar series y promover entre sus seguidores el hate-watching.

¿Por qué no podemos parar?

Según Sami Schalk, profesora de Género y Estudios de la Mujer en la Universidad de Wisconsin-Madison, el "placer culposo es algo que disfrutamos, pero sabemos que se supone que no nos debe gustar, o que, si nos gusta, dice algo negativo sobre nosotros".

La serie que odiamos ver no es un placer culposo, pero sí la práctica del hate-watching.

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No parece natural invertirle tanto tiempo a algo que no nos gusta, pero igual lo hacemos, en apariencia de modo irónico, para participar en las conversaciones y reafirmarnos como “haters (u odiadores) informados”.  

El impacto sobre la industria

En la industria del entretenimiento es muy común escuchar el dicho “No importa que hablen mal o bien, lo importante es que hablen”.

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Pero en el hate-watching, si bien los espectadores se comprometen y puede que las críticas generen o mantengan una audiencia fiel a una franquicia, como en el caso de And Just Like That, también hay un impacto negativo para las productoras o plataformas de Streaming.

Este fue el caso de The Idol, que aunque al principio generó mucha expectativa, recibió muy malas reseñas en los portales especializados. El declive de espectadores fue notorio: de una audiencia de 933,000 personas en su lanzamiento pasó a 133,000 en su último capítulo. HBO decidió reducir la serie a 5 episodios (eran 6 originalmente) a pesar de que la gente en Internet seguía hablando de ella; o mejor, rajando.

De hecho, poco después del final, Bron, el estudio detrás de la serie y de otras producciones como Joker, se declaró en bancarrota. Aunque no fueron explícitos sobre si el fracaso de The Idol tuvo que ver, probablemente fue el último golpe.

Lo que en un principio parece ser un indicador de relevancia social monetizable, es también una sentencia a largo plazo. El hate-watching, a diferencia de la implicación real con una historia, se sostiene menos en el tiempo. Las comunidades de hate-watching en redes sociales pueden inflar una serie en su inicio, pero incide directamente en que muchas personas no la vean, como pasó de The Idol.

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Por lo pronto, seguiré viendo And Just Like That, a ver si la cosa algún día mejora…

Sobre The Idol y el male-gaze hicimos este video

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