Este 29 de marzo se confirmó la muerte del artista bogotano Antonio Caro, considerado uno de los nombres más importantes en el arte colombiano contemporáneo.
Desde finales de los 60, con humor y agudeza y apropiándose de símbolos, palabras y expresiones cotidianos, en su obra habló de temas que no pierden vigencia hoy, como colonialismo, imperialismo, consumismo, identidad nacional, entre muchos más. Expuso en destacadas galerías como la Tate en Londres o la Pompidou en París y es un referente clave del arte conceptual en Colombia.
Repasamos algunas de sus obras más memorables.
Colombia Coca Cola
Inspirado en artistas conocidos del “pop art” como Andy Warhol o Robert Indiana, Caro escribió Colombia al estilo de la popular gaseosa. Una obra sobre la irrupción de símbolos extranjeros en la supuesta identidad nacional de un país. Es un comentario sobre masificación y consumismo que no pierde relevancia.
Achiote
Con la tipografía y el diseño de una conocida marca de chicles, Caro relaciona un producto de consumo masivo, con una planta con un significado ancestral para los pueblos indígenas de Colombia. Esta planta también fue usada con un significado performático, pues en una oportunidad pintó con ella a varios de los asistentes de su exposición, de forma similar a como lo hacían los indígenas.
Todo está muy caro
Aquí el artista hace un juego de palabras con su apellido y un comentario frecuente en la cotidianidad nacional, para hablar con humor sobre la economía del país. Una de las obras más importantes del arte colombiano contemporáneo.
El imperialismo es un tigre de papel
En una instalación expuesta en el Museo de arte moderno de Bogotá, Caro se apropió de la recordada frase Mao “el Imperialismo es un tigre de papel”, y la puso en letreros con caracteres rusos y recortando en papel siluetas de tigres en tamaño real. Un acto provocador al resignificar una frase que durante años fue máxima de las posturas más radicales de la izquierda en América Latina.
Aquí no cabe el arte
Una obra que cuestiona la pertinencia del arte en un contexto de violencia e intolerancia. La obra consta de varios carteles, en cada uno de los cuales aparece el nombre de un estudiante o sindicalista asesinado.
