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Probando vibradores líquidos para mejorar nuestros orgasmos

Sí de aumentar la sensibilidad de nuestras zonas erógenas y explorar otras formas de estimulación sexual se trata, hay varias opciones bien deliciosas.

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Gettyimages.

Sí de aumentar la sensibilidad de nuestras zonas erógenas y explorar otras formas de estimulación sexual se trata, hay varias opciones bien deliciosas.

Por: Trilce Ortiz.

Soy columnista de sexualidad y relaciones hace seis años, durante los cuales he ensayado una cantidad de productos de todo tipo y especie. Es mi trabajo y me lo tomo súper en serio, bueno tan en serio como me lo puedo tomar cuando marcas como Tasha me mandan de regalo su Rainbow Pony Tail Plug, un plug anal de vidrio adornado con una cola de cabello sintético fucsia que me supongo yo fue inspirada por Mi pequeño Pony y que terminó de adorno en el tocador de uno de mis amigos gay. Eso es harina de otro costal, en esta historia les voy a contar sobre mi experiencia con los vibradores líquidos.

Empecemos por la cruda y evidente realidad, como casi todo en nuestra sociedad de consumo, el nombre es puro marketing. Aunque las mujeres de los sex shops bogotanos insistan en decirle a uno que no va a necesitar nada más en esta vida si no un par de gotas de los “milagrosos elixires” estos para tener orgasmos, cualquier mujer sexualmente activa que haya pasado tiempito masturbándose y guiando a su pareja por el camino correcto de su mapa personal de placer sabe que si suena tan bueno para ser verdad, probablemente es pura m.

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K-Y es una de las marcas de lubricantes más famosas del mundo y hace un par años les dio por ponerse a experimentar con geles intensificadores de placer. El primero en llegar a mis manos fue el Intense Pleasure Gel Lubricant que cuesta alrededor de $60.000 hoy en día. Empezaré por decir que no es un gel, para nada, su consistencia es bastante líquida así que hay que espichar la botella con cuidado para evitar desastres.

Siguiendo las indicaciones del folleto me apliqué un par de gotas en la parte externa del clítoris, esperé unos minutos y…nada. Al rato decidí echarme un poco más, esta vez incluyendo los labios menores y de nuevo nada. Aunque soy de las mujeres que requiere un poco más de estimulación, sentí que todo el proceso había sido una completa pérdida de tiempo. Unos meses después lo ensayé con mi pareja y aparte de que los dos sentimos como que nos habían pringado con mentol, y de jodernos la noche de pasión, no nos dio ningún beneficio. El tarrito aquel terminó su triste historia en la basura.  

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Shunga es una marca canadiense que es de mis grandes favoritas, y se especializa en producir lo que ellos llaman “cosméticos íntimos”, es decir: lubricantes, aceites y estimulantes para mejorar el placer sexual de la humanidad -que puede comprarlos-. Secret Garden Female Orgasm Enhancing Cream promete, además de lubricar, aumentar la intensidad y frecuencia de los orgasmos femeninos, ¡vendido!

De nuevo el nombre no cuadra con la consistencia porque no es una crema, se siente más como un lubricante de silicona, aunque es lo último en guarachas orgánicas y veganas. El empaque explica algo básico pero valioso: el cuerpo de cada mujer es distinto, por ende la reacción al producto puede variar. Yo me conozco así que decido obviarme el paso uno y echarme tres gotas del líquido de entrada. El efecto es frío, pero definitivamente aumenta la sensibilidad. Me animo a probar un poco más y ponerlo a medir fuerzas con uno de mis vibradores: el conejo.

La faena que generalmente me tomaría 10 minutos de masturbación intensa en el modo más alto, se reduce a cinco, con el vibrador en modo medio. Todo se siente el doble y quedo a punta de perder la cabeza. El efecto no dura más de 20 minutos -a menos de que me eche más-. El “secreto del jardín” son el L-ornitina y el L-Arginina, ambas aumentan el flujo sanguíneo… pero, trágicamente el segundo es un aminoácido que puede causar brotes en aquellas personas con herpes vaginales -puede hacer toda la cara de asquito que quiera, los herpes vaginales son mucho más comunes de lo que se cree-. Hasta el empaque lo dice. ¿Rica? Definitivamente, aún más en coctel con algún vibrador, pero con par de ingredientes malucos, también paso.

La representante de Doc Johnson que me convenció de ensayar el Buzz Liquid Vibrator me lo echó en las encías y me dijo que esperara. Hay que aclarar, estábamos en una feria de sexualidad así que difícilmente me lo podía echar entre los calzones. Al medio minuto la encía se me adormeció y luego empecé a sentir cosquillas, la chica me lo regaló, me dijo que lo ensayara en todo lado y si me gustaba me mandaba más. A las dos semanas le pedí más –en un email con tono urgente- y me mandó 10 tubitos.

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Empecé por los pezones, es un área de mi cuerpo que es súper sensible y a la que le debo muchos de mis orgasmos -sino ha tenido orgasmos así, le recomiendo profundamente que se ponga en la tarea-. Primero me eché una gota, luego dos y finalmente decidí que entradas en gastos qué carajos y me eché otra más. ¿Recuerdan las cosquillas? Que cosquillas ni que ocho cuartos, realmente sentí como si las aureolas completas fueran a salir volándome de las tetas. No tuve que hacer nada más, sólo echarles el gelsito amarillo. Decidí proseguir con mi clítoris, misma dosis, tres gotas y la cosa se puso buena, re buena. La sensación pasaba del calor al frío con corrientazos intermitentes que iban en aumento. Creo que nunca había sido tan consiente de mi clítoris o sus sensibilidad -y eso que sé de sobra que tiene 8.000 terminaciones nerviosas-. La estimulación comenzó a disminuir poco a poco a partir de los 30 minutos, a los 45 se perdió por completo. ¿Logré tener un orgasmo sólo usando Buzz? No, pero definitivamente no me hubiera podido estar sentada quietecita en una conferencia. Después lo ensayé teniendo sexo con mi chico y con mi vibrador chiquito para estimulación de clítoris y las dos fueron sesiones memorables. ¿Veredicto? Creo que ya mencioné que me mandaron suministro para un par de meses.

El estimulante sexual de la marca bogotana Yerbateras fue el último de mis descubrimientos en este campo. Tef, una de sus fundadoras y dueñas, me regaló una muestra durante la feria Koyto de la sexualidad. Como me gusta a mí está hecho con ingredientes naturales: aceite de coco, menta, cannabis orgánica cultivada en casa y en el caso del que yo escogí, jengibre. Empecemos por decir que no, el estimulante no traba a la vagina, ni tampoco dejó high a mi chico cuando me hizo sexo oral. A ninguno de los dos nos gusta la marihuana, pero el sabor es realmente leve y el picante del jengibre le gana, toda la vida. Tef fue muy clara -y honesta- el estimulante no funciona con sólo untárselo pero si se activa con el calor.

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Mis amigos fumadores -que son casi todos- insisten en que no hay nada mejor que tener sexo trabado, no creo descubrirlo ningún día cercano, pero puedo decir que después de echarme la pomadita de Yerbateras, me tomó dos segundos de masturbación querer devorarme al primer chico que se me pasara por enfrente. Menos mal estaba contenidita en mi cuarto y no por ahí de fiesta, buscándole la quinta pata al gato. En general tengo una libido alta pero quedé súper sorprendida con la respuesta de mi cuerpo. El picante del jengibre y la sensación refrescante de la menta son la combinación perfecta para el sexo oral. En pareja, es el hit más completo, sobre todo para aquellos que les importa saber qué es lo que se untan en el cuerpo -o en últimas se tragan-.

¿Conclusión? No existe –aún- la fórmula líquida para que las chicas tengamos orgasmos así no más, pero sí de aumentar la sensibilidad de nuestras zonas erógenas y explorar otras formas de estimulación sexual se trata, hay varias opciones bien deliciosas.

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