Una vez radicado en Nueva York, fue director de arte de una revista porno, asistente de producción de la serie clásica infantil Pee-Wee’s Play House y creador de una escena psicodélica de la película Beavis & Butt-Head Do America, entre otros trabajos relacionados con el séptimo arte de corte cínico y oscuro. A propósito, se espera el estreno de su última película animada El Superbesto, con geniales dibujos como en las mejores series de muñequitos para niños pero con un contenido sólo apto para adultos.
A pesar de su comunión con el gore, los gritos y el pánico, a Rob Zombie la música nunca paró de sonarle. Por el contrario, con su banda White Zombie dejó grandes legados en álbumes como La Sexorcisto: Devil Music Vol. 1 (de 1993), Astro–Creep 2000 (1995) y Supersexy Swingin’ Sounds (1996). Todos éstos fueron condimentados con líricas pícaras, obscenas y perversas, y cocinados con estridencias metaleras, industriales y sonidos electrónicos y trasheros.
En 1998, Rob Zombie desmembró la banda y continuó su carrera en solitario: en su nueva etapa debutó con el álbum Hellbilly Deluxe, en el cual sobresale su obsesión por las películas de clase B, aquellas producciones realizadas con bajo presupuesto donde la mayoría de los actores eran principiantes o fracasados que buscaban de cualquier modo aparecer en la pantalla (un ejemplo de sus favoritas, La Legión de los Muertos sin Alma).
Entre tanto, Rob Zombie fundó su propio sello disquero, Zombie-a-Go-Go Records, en el que produjo trabajos de bandas como The Ghastly Ones y algunos remixes y soundtracks para películas como Misión Imposible 2 y Resident Evil.
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Otros discos de Rob Zombie: American Made Music (1999), The Sinister Urge (2001), Educated Horses (2006) y Zombie Live (2007).