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Entrevista con Brian Eno, uno de los arquitectos del sonido moderno

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Brian Eno, gurú detrás de los discos más exitosos y visionarios de bandas como U2 o Coldplay, músico electrónico, padre del ambient, artista sonoro y revolucionario del sonido moderno, estuvo en Colombia como invitado del Hay Festival Cartagena 2015 y luego como cualquier turista aficionado en los precarnavales barranquilleros.

Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti

Tras bastidores, Brian Eno es el responsable de una fracción del sonido y la música tal y como la conocemos hoy en día. No es una afirmación ambiciosa ni grandilocuente a lo Kanye West. Eno ha sido el co-creador, compositor y productor de sonidos tan mayúsculos como los discos “Mylo Xyloto” o “Viva la Vida” de Coldplay, siete álbumes de U2 entre los que se destacan “The Joshua Tree” o “Achtung Baby” o “No Line On The Horizon”, o la “Trilogía de Berlin” de David Bowie que incluye los experimentales “Low” (1977), “Heroes” (1977)  y  “Lodger”  (1979). Suyo también es uno de los sonidos más famosos del mundo moderno: el clip de 6 segundos daba la bienvenida al inicio de sesión en Windows 95 que, paradójicamente, Eno compuso en un computador Mac.
 
A esa brillante hoja de vida, se suman los respetos que le han presentado otros músicos. LCD Soundsystem lo cita como una de sus grandes influencias, MGMT le dedicó una canción en su álbum “Congratulations” y Coldplay le reconoce la posibilidad de que hayan vuelto a disfrutar el proceso de volver a hacer música, como banda, en el estudio, y dejar su dependencia en el mágico ProTools. (Incluso, Eno recurrió a métodos tan particulares como sesiones de hipnosis, o expulsar durante dos semanas del estudio al vocalista Chris Martin para que el resto de agrupación experimentara musicalmente.)
 
Pero Eno, indiferente al hecho de poder ocupar uno de los lugares más influyentes en la industria, prefiere tomar una posición tangencial, explorar los terrenos del arte sonoro y multimedial, y seguir escarbando dentro de la música ambient: una investigación a las raíces más profundas del sonido.
 
Originalmente artista plástico, aficionado a la pintura minimalista, se encontró con la música accidentalmente luego de conocer en una estación de tren a uno de los miembros de su primera banda, Roxy Music.  Desde entonces su aproximación al sonido se define desde lo experimental, sin importar si trabaja con una banda comercial y masiva, o si está creando instalaciones sonoras y proyectos de arte web como “77 Million Paintings”. 
 
Eno estuvo la semana pasada en Colombia, viviendo todo el paquete criollo: fue invitado al Hay Festival (recibiendo con estoicismo preguntas sobre si conocía la música colombiana), paseándose como turista por la Ciudad Amurallada, saboreando el ambiente precarnavalero de Barranquilla y respondiendo esta entrevista mientras tomaba limonada de coco. 

Dentro de los mejores álbumes del 2014 estuvieron los dos que hizo con Karl Hyde (uno de los dos pilares del poderoso acto electrónico Underworld), “Someday World” y “High Life”. ¿Unirse con un músico electrónico como él le permitió potenciar o amplificar su deseo de hacer música infinita?

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Cuando hablo de “infinito” en términos de tiempo, me refiero a un estado estable de la música, como una pintura, que es estable. Karl hace parte de ese panorama, pero lo que me parecía interesante de él era que tenía algo que se ha perdido un poco en el rock, y es que es de la clase trabajadora y está enojado.

Su ira surge a través de su trabajo; no solamente ira, sino que además se combina con una alegría de estar vivo. Esas cualidades estaban al comienzo del pop: no se trataba tanto de una pose, de aparentar ser fabuloso, sino que estaba implicada una energía de cambio. La rabia es el deseo de hacer algo diferente.

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Con la evolución de la música, porque ahora es una actividad respetable, una en la que la gente de la clase media está involucrada (yo soy uno de ellos, antes era de la clase obrera pero ahora soy de la clase media), es lindo recordar que uno de los condimentos especiales del sonido popular era la rabia, la infelicidad, la insatisfacción, el deseo de sacudir y despertar el mundo. Karl es así, y eso era para mí una parte muy importante de su personalidad.

Eno Hyde

Alguna vez usted creó una pieza que duraba 33 minutos y medio, la duración máxima que podía grabarse sobre una placa discográfica, haciendo una afirmación sobre su deseo de hacer música tan extensa como fuera posible. La música electrónica a veces parece que pudiera extenderse infinitamente también, y en eso se parece mucho a la música étnica, indígena, ancestral, y cómo era concebida por estos pueblos, donde era más cercano a lo ritual y no limitado por un formato físico…

Eso es parcialmente cierto. Lo otro que es cierto es que hasta el surgimiento de las grabaciones, la música estaba totalmente vinculada a un momento y lugar particular. Si ibas a ver a una agrupación tocar, esa era la única existencia de esa música, solo pertenecía a ese momento y a ese lugar, con esas personas. Con las grabaciones, en donde muchos de nosotros hemos hecho todo nuestro trabajo,  de repente le dabas a la música una forma física, de manera que la podías llevar a cualquier parte, podía ser tocada de maneras diferentes y podía ser combinada con diferentes cosas.

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Lo que pasa ahora con la música electrónica contemporánea, o la basada en computadores, es que de nuevo la gente está haciendo música que solo pertenece a su momento y lugar; nunca se repiten. Por ejemplo, le pregunté hace poco a un amigo por una pieza que había hecho, y le pedí una copia en CD. Él se extrañó y me dijo “es interesante, es la primera vez que mi música tiene existencia física”. Hasta entonces la que le solicité era una pieza famosa, había sido oída en muchas partes, pero no había tenido forma física. La música ha tenido una transición muy interesante en los últimos 200 años, ha pasado de ser inmaterial, a ser material con la era de las grabaciones, y ahora vuelve a ser inmaterial otra vez.

¿Cómo encajan esas ideas tan ambiciosas, complejas, esa visión del arte, en el trabajo como productor de música comercial mainstream? ¿Debe someterse a muchas reglas para poder trabajar con bandas como U2 o Coldplay?

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No tengo ninguna regla. El trabajo es de las bandas, ellos son los que deciden cuál es el resultado. Lo que trato de hacer es que el proceso de hacer música sea más ancho, donde se puedan absorber más ideas. No soy un productor en el sentido de que no pienso cómo hacer un hit o “si ponemos cuerdas en esta sección puede entrar a la radio”. Nunca pienso en eso. En lo que pienso es que estoy con un grupo de gente que tiene unas ideas, a los que todo el mundo les está diciendo que repitan su anterior idea.

Es lo que hace el negocio de la música. La industria de dice, “si tuviste un hit, haz más canciones como esa”. Lo que yo quiero hacer es ver qué más es posible. Si ya hicimos esto, qué podemos hacer en seguida. Qué puede pasar. Eso es lo que hago, trabajo con personas. Me meto en la banda y trato de llevar las cosas a lugares agradables a ver qué sucede.

" La clave al éxito en el mundo cultural es tener una gran idea y no volver a tener más"

¿Eso fue el caso de Coldplay? ¿Llegaron a usted en una crisis creativa?

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Si eres una banda exitosa, todo el mundo quiere que no tengas más ideas. La clave al éxito en el mundo cultural es tener una gran idea y no volver a tener más. Eso es lo que quieren los del negocio; solo ten esa gran idea, no la cambies por nada, funciona, no la cambies. Eso es lo que oyen las bandas todo el tiempo, así que agradecen mucho si llega alguien que les dice “veo que tienen otras ideas, quisiera escucharlas para ver qué podemos hacer”. Eso es lo que pasa, quiero oír las otras cosas también.

Así que no importa si el resultado es un álbum con gran éxito comercial como Viva la vida o Mylo Xyloto.

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No importa. No tengo nada que ver después.

En su conversatorio del Hay Festival utilizó la metáfora del río para explicar lo que esperaba hacer de su música: algo que siempre fuera igual a primera vista, pero siempre estuviera cambiando. En Siddharta de Herman Hesse también hay una metáfora similar con el río. ¿Existe una dimensión espiritual en su trabajo detrás de esta visión del arte? ¿De que el cambio es la única constante?

Siempre hay muchas dimensiones de este tipo, pero siempre me da muchos nervios hablar de ellas porque atraen malas ideas, conclusiones pobres sobre mis ideas. Ayer me preguntaban si conocía la música de la India o si había hecho residencias allá y, ¡por Dios! ¡He oído tanto sobre esas conversaciones que son tan poco científicas que no voy allá! No siento que el mundo esté preparado para otro tipo de conversación espiritual, pero cuando lo esté, me uniré. 

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