La serie británica creada por Charlie Brooker, y que Netflix acogió dentro de su repertorio, sigue asustándonos con un futuro sórdido en el que la tecnología nos consume. Si bien en cada episodio de las tres temporadas, bueno o malo, han explotado alguno de los miedos que despiertan las innovaciones futuristas, ninguna de las aterradoras creaciones que han dibujado para la serie existía en la realidad. Hasta ahora.
En el último episodio de la tercera temporada, Hated In The Nation, los protagonistas son una especie de mini drones que remplazan la función natural de las abejas, ya extintas en ese entonces. Es decir, que son pequeñas máquinas voladoras las que se encargan de la polinización. En un momento, esos insectos robóticos, que son controlados por el gobierno para espiar a la gente, son hackeados y se van en contra de todos los que participan en el bullying virtual a través de redes sociales.
Pues ahora, para traer dolores de cabeza a los paranoicos, esos insectos son una realidad. Se trata de un invento hecho por científicos de la Universidad Politécnica de Varsovia. Quienes crearon, tal como lo vimos en la serie, la primera abeja robótica diseñada para polinizar artificialmente. El dron miniaturizado es capaz de encontrar una flor, recoger su polen, y transferirlo cuidadosamente de la flor masculina a la femenina para fertilizarla.
El prototipo ya fue probado con éxito en el campo y su capacidad de polinizar se ofrece como una "esperanzadora alternativa" para hacer frente a la reducción constante de la población mundial de abejas… ¿Es este el inicio de una era de ciberespionaje con abejas robóticas?
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