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Festival Centro: El idioma de Latinoamérica no es el español, es la fiesta.

Así fue el penúltimo día del Festival Centro. Presentaciones de La Banda Bastón, Alfredo Linares, Abelardo Carbonó, Juaneco y su Combo y La Mambanegra

La música latinoamericana, a la que bautizamos como ancestral, tradicional o raizal tiene un movimiento paradójico en el mercado. Una tensión entre la globalización y la práctica local. Hubo que soltar las raíces y montarse al bus de los flujos comerciales masivos de la música para que empezáramos a consumir las propias raíces. Ahora podemos conocer mucho de cómo suenan territorios cercanos e inexplorados. Aunque, naturalmente, desconocemos las primeras interpretaciones y significados que tuvieron. De haber un punto en el que todo se conecte, ese es la fiesta, que es un lenguaje universal. El sexto día del Festival Centro fue una pequeña pero sustanciosa muestra de esos territorios inexplorados del ritual fiestero a lo largo de nuestro continente. Con sus giros y reinvenciones.

Abrió la jornada un dúo de representantes de la vieja guardia del Hip Hop mexicano: La Banda Bastón. Herederos de una movida que caló muy hondo en los márgenes de las ciudades latinoamericanas y que se manifestó con agrupaciones como Control Machete, La Banda Bastón lideró una fiesta para celebrar con el puño de arriba para abajo; con scratch y versos movedizos.

De ahí en adelante, hubo una palabra que tomó fuerza entre los dos escenarios de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño: Maestro. Fueron tres ilustres personajes de la vieja guardia musical quienes se encargaron de comandar los hilos de la fiesta. El primero de ellos fue el peruano Alfredo Linares, lucido director de orquesta desde su teclado y papá del Mambo Rock. El segundo, Abelardo Carbonó, padrino de la psicodelia, la champeta y la música tropical del caribe colombiano. El tercero, leyenda de la selva peruana,  Juan Pezo Wong, heredero y sobreviviente de una dinastía nacida en los 60 y que abarca ya tres generaciones: Juaneco y su Combo.

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También apareció en escena uno de los proyectos que han sabido imprimirle nuevos giros al legado que han construido esos maestros con los que compartían escenario. La Mambanegra, agrupación liderada por Jacobo Vélez, fue la encargada de abrirle a Juaneco y su Combo.

Hubo fiesta salsera para azotar baldosa, champeta y psicodelia bacaniada y cumbia amazónica. Fue un recorrido por una gama de aproximaciones diferentes al ritual universal para alejar demonios. Diferentes idiomas sonoros que se encuentran en un vasto y voluptuoso territorio llamado Latinoamérica.

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Por: Fabián Páez López // Fotos: Daniel Álvarez

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