En una caja de fósforos con un código de descarga, porque “los discos en físico son para locas noventeras”, estrenaron su primer álbum los bogotanos de Aguas Ardientes. Se titula Guarever y fue lanzado a principio de año. Son 12 tracks que resultan difíciles de describir o relacionar con algún género musical, pero que por ratos suena al clásico folk gringo y por otros a blues o cumbia villera. En el universo de Guarever caben un duende violador de Transmilenio, reflexiones sobre la muerte y el machismo invisibilizado, ñeros atracadores y lo que muy seguramente puede convertirse en el himno del lamento clásico del tercer mundo: que No hay luka.
La propuesta de Aguas Ardientes define muy bien lo que pasa entre los límites de este surreal terruño en el que nacimos: Colombia. Cosas como que nuestra bebida insigne sea el aguardiente o que por más que uno trabaje al final del día “no haya luka para ni mierda”. Son una sátira folk muy a la bogotana: bipolar, cínica y oscura.