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Cultura Profética: "diferir de la masa ha sido lo más difícil de nuestra carrera"

En sus 27 años de carrera, Cultura Profética se ha destacado como una de las agrupaciones emblema de la música latinoamericana. La banda nos habló de la música latina actual, las redes sociales y de su presentación en Rock al parque, que se mantiene como uno de sus shows más multitudinarios.

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Cultura Profética
// Fotografía promocional

Cultura Profética es reconocida como una de las bandas latinas más influyentes de la actualidad. La agrupación puertorriqueña cumplió recientemente 27 años de trayectoria, en una carrera que ha mezclado géneros como reggae, jazz, bossa nova, entre otros.

La banda no es solo un emblema de la música latinoamericana gracias a canciones como Ilegal, La complicidad, entre otras: también se ha destacado por sus opiniones críticas sobre la cultura de información actual. Willy Rodríguez, su vocalista, no teme ser “cancelado” por ser, como él mismo dice, una voz diferente.

Solo un eco es el nombre del más reciente sencillo de la agrupación. Hablamos con el grupo, a propósito de su reciente visita a Cali y Medellín y próximo show en Bogotá, en el festival Cordillera.

En su música hablan de política, pero también de amor y muchos temas más. ¿Cómo es el proceso para ustedes para elegir el tema de sus canciones?

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El lápiz pesado de la banda lo tiene Willy. Yo siento que se trata de vivir, de expresar nuestra realidad sociocultural, desde dónde estamos haciendo música, en el Caribe, la última Colonia de Estados Unidos.

Hablamos del amor, el desamor, de vivir, de estar vivos y documentar nuestra realidad puertorriqueña. Esa ha sido la realidad de nuestra música.

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En los últimos años, la música latina ha llegado a ser una fuerza importante en el mundo, principalmente el reggaetón. ¿Qué piensan de ese protagonismo?

Te lo puedo resumir con una anécdota que tuvimos en Panamá. Tuvimos la dicha de compartir con Sech, que es tremenda persona. Que Sech te diga que se sabe tus canciones, te cite y te dé ese valor en su formación como artista es bien bonito. Es bien gratificante cambiar la vida de estos artistas y que Cultura Profética haya sido parte de ese proceso de encontrar su voz.

¿Cómo es su relación con Colombia?

Muy familiar, muy natural, muy fluida. En Bogotá vivimos en mayor público que hemos tenido. En Rock al parque tocamos para 126.000 personas y eso es como para nosotros era impensable, viniendo de un lugar tan pequeño. En el escenario no teníamos manera de saber, pero nos dijeron cuando nos bajamos de la tarima y no lo podíamos creer.

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Se sintió increíble. Era un mar de gente disfrutando de nuestra música, hay muchas cosas que no se ven pero son. Cuando estás en una tarima, estás lanzando todo de ti pero estás recibiendo mucho más y frente a tanto público es abrumador. Te quedas con esa energía por días, incluso muchos años.

Colombia nos ha dado experiencias muy gratas.

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¿Cuál dirían que ha sido el mayor reto en su carrera?

Yo diría que ser uno mismo y tener éxito es lo más difícil. No dejarse llevar por las corrientes o los tropiezos, por que te digan “no puedes decir eso”, o por el daño que puedas hacer a tu imagen.

Lo más difícil ha sido mantenerse firme especialmente en el encierro de la pandemia, tener opiniones diferentes a las comunes empujadas por los medios sociales, ser atacados y tratados de “cancelar”, aunque eso es imposible.

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Diferir de la masa ha sido complicado, pero a la vez es lindo, no es simplemente por ser rebelde porque somos personas informadas y estudiosas y eso se nota en lo que hacemos. Es difícil estar del lado mal visto de la historia, pero el tiempo siempre ayuda a clarificar las cosas.

¿Por qué es imposible la cancelación en redes sociales?

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La cancelación en las redes se ha convertido en un “challenge”: como la foto de antes y la de ahora. Todo se ha convertido en eso, y así la información de la pandemia y de las diferencias raciales, por ejemplo. Estas luchas han sido hackeadas.

Las luchas importantes sociales han sido tomadas por las grandes industrias para devolvérnoslas, para usar nuestras sensibilidades en nuestra contra. Uno tiene que mirar un poco desde afuera para darse cuenta. No significa que no sean importantes pero no debemos dejar que nos manipulen.

La victimización es otro challenge y la gente tiende a victimizarse solo por estar en onda. Por ejemplo, hoy día tenemos la dicha de que la comunidad LGBTI tiene una libertad increíble que nunca antes disfrutaron pero todavía escogen sentirse atacados y victimizados, cuando todo lo contrario: ahora mismo como artista te iría mejor si te declaras gay y usas esa promoción a tu favor.

Es lindo saber que hay más apertura en la sociedad pero a la misma vez es un poquito “scary” ver como estas modas se convierten en situaciones de cancelar gente y de victimizarse, porque nunca va estar bien sentirse víctima y más difícil que haya conversaciones maduras sobre los temas porque todo se basa en una hipersensibilidad y poco espacio para hablar y elaborar y discutir ideas.

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Siempre vamos a ser esos personajes que van a contradecir ciertas cosas y tomará un poco de tiempo en lo que se logra tener esa conversación.

¿Qué creen que hace de Puerto Rico un lugar tan fructífero para la creación musical?

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Yo siento que haber sido colonizados por tanto tiempo nos da un hambre de expresar lo que somos como puertorriqueños. Esa hambre de reafirmarnos como lo que es autóctono, como darnos contra el pecho con ese pedacito de tierra en Caribe que ha producido tantas cosas tan grandes.

Ser colonizados también nos dio la posibilidad de saber exportar lo que hacemos y nos dio herramientas que en otros países se tardaron más en tener. Está la resistencia y la facilidad de tener herramientas a la mano.

Yo no siento que Puerto Rico tenga más talento que otros lugares. En cada lugar que vamos hay músicos increíbles, pero si nos diferencia algo es saber exportar lo que hacemos. Quizás esa sea la clave.

A Cultura Profética es difícil encasillarla en un solo género musical y así sucede hoy con muchos proyectos...

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Ahora hay más apertura en el sentido, porque algunos fans han sido muy puritanos diciendo cosas como “este género es puro, no lo dañen”. Siento que la generación ahora escucha de todo y nosotros también.

Nunca pensamos en “vamos a mezclar este género con este”. Son influencias musicales que tenemos y con las que quisimos experimentar y no quedarnos en la zona cómoda. Yo nunca pensé escuchar un corrido mexicano en Puerto Rico y ahora eso está sonando aquí en todo lado. La bachata le ha dado la vuelta al mundo y ves que hay un intercambio cultural grandísimo. Toda la música es world music.

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Durante mucho tiempo nos decían que el reggae tiene que ser de cierta manera. Nos tienen la x y nosotros felices porque sentimos que somos únicos que hacemos lo que sentimos, somos sinceros y fieles a nuestro proyecto.

Al principio mucha gente que amaba el proyecto y cuando empezamos a viajar y tuvimos más exposición decían “ya son comerciales”. No sé, hay un mito que dice que tener éxito no te hace ser tan “indie” o de cierta escena. Seguimos siendo igual, una banda independiente de Puerto Rico.

Antes estaba la guerra de los rockeros y los salseros: nosotros éramos salseros que escuchábamos rock. No sé, para mí son divisiones bien tontas y hay espacio para todas las propuestas. Qué viva la música.

Desde hace varios años se habla de que los artistas deben tener un compromiso político. ¿Qué piensan de esto?

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No creo. Eso viniendo de nosotros, que somos comprometidos y muy “opinionandos” y entendemos la responsabilidad que eso conlleva y la hemos usado de la mejor manera. No todo el mundo vino a hablar de estas cosas. No puedes esperar eso de un artista que nunca ha tenido un acercamiento a este tema.

Un gran ejemplo es J Balvin: ¿Por qué esperar eso si su música es para entretener? Muchas veces la gente espera muchas cosas de un artista que no necesariamente te tiene que dar.

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Lanzaron recientemente nuevo sencillo. ¿Cómo definirían esta etapa de la banda?

Una etapa sanadora. Se siente llevar una energía bonita y que el público la reciba y ver que estamos llevando sensibilidad a la gente dentro de tanta música vacía. Ver gente llorando, que existan sentimientos, es bien gratificante.

Lo bonito de este proyecto es que seguimos creciendo, no hay límites, es muy sensorial la cuestión. Estamos en el mejor momento y lo mejor está por venir. Está increíble sentir eso después de 27 años.

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