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No, Festival Cordillera no va a acabar con Rock al parque

Ante la cantidad de grandes nombres del rock latino que tiene Cordillera, algunos usuarios de Twitter dicen que el festival "le está quitando el cartel a Rock al parque". ¿Qué hay de cierto? ¿Deberían tener festivales públicos y privados las mismas prioridades?

Festival Cordillera 2022  día 2
Fotos del segundo día del Festival Cordillera 2022.
// Alejandro Gómez

En 2022 nació Cordillera, un festival con un enfoque claro: la nostalgia latinoamericana y la música en español. Por eso el cartel incluyó a grandes nombres del rock y pop latino como Fabulosos Cadillacs, Caifanes, Moenia, Café Tacvba, Aterciopelados, Maná, entre otros.

Luego de una exitosa primera edición (a la que asistieron 60.000 personas), y de un cartel anunciado de la segunda en el que también hay grandes nombres de la música latina, hay quienes afirman que “Cordillera está dejando sin cartel” a Rock al parque, pues los grandes nombres de la música latinoamericana y que aparecen en el primero (habituales en Rock al Parque), seguramente, quedarán excluídos del segundo. ¿Será verdad?

No. Rock al parque se ha destacado por una sólida nómina de artistas punk, hardcore y metal, una selección que no existe en Cordillera, que también le ha apostado a tener una cuota importante de rap, que no está en Rock al parque.

Pero más allá de lo musical, hay un aspecto que hace la diferencia clave en ambos festivales: mientras Cordillera es un evento privado, que depende de patrocinios y venta de boletería, Rock al parque se ha convertido en emblema de la ciudad y ejemplo en toda Latinoamérica, porque es un evento que se financia con recursos públicos.

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Al ser un evento público, sus prioridades son diferentes: su foco es la diversidad y la inclusión. Por eso, mientras Rock al parque ha tratado de tener a muchas bandas lideradas e integradas por mujeres (el año pasado tuvimos a The Warning, Eruca Sativa, entre muchas otras) en Cordillera fueron muy pocas las mujeres anunciadas en la edición de 2023.

Desde luego, la diversidad también se refiere a los sonidos que difícilmente llegan a los festivales comerciales. Por eso Rock al parque tiene un sólido público en los días de punk y metal, porque apuesta también a propuestas para públicos más segmentados.

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Esto no quiere decir que Rock al parque no pueda tener en su cartel a los nombres más vistosos del rock latinoamericano. Ya comprobamos en 2022 que sí se puede: Cordillera nos trajo a Fabulosos Cadillacs y Caifanes, y 2 meses después tuvimos en Rock al parque a otros grandes del rock latino: La maldita vecindad.

Pero tener a grandes nombres, sin duda, no debería ser el principal objetivo de Rock al parque. Quizá deberían estar ahí para generar un efecto de arrastre, para que conozcamos a las nuevas bandas que los acompañan en el cartel. A fin de cuentas, ya dejó de ser el único festival de la ciudad, como lo fue en sus inicios hace varias décadas.

Hoy hay una oferta mucho mayor de conciertos. Rock al parque es, por lo tanto, una opción alternativa alejada de los intereses comerciales. Es la oportunidad perfecta para que el festival le apueste a propuestas arriesgadas que se alejen de lo que programan eventos que dependen exclusivamente del poder de atracción de los grandes nombres para sostenerse.

Efectivamente, es algo en lo que el festival ha venido trabajando en los últimos años, al tener propuestas alternativas de toda Latinoamérica y el mundo, como Kumbia Queers (2023), Pussy Riot (2018), Silverio (2019), entre muchos otros ejemplos de las recientes ediciones.

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Esto tampoco quiere decir, como piensan algunos, que solo porque sea un festival gratuito no se pueda exigir un cartel con buenos artistas. Lo que debería ocurrir es que el festival priorice las propuestas que están alineadas con la diversidad de sonidos y públicos.

Cordillera no va acabar con Rock al parque, simplemente consolida una oferta cada vez más fuerte de eventos musicales en la que hay públicos y propósitos diferentes.

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