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La cronología de Studio 64, el paso a paso de un nuevo desastre en la fiesta

La historia del nuevo gastrobar de chapinero parece una carta de la Ley de Murphy. En medio de polémicas Studio 64 abrió sus puertas y dio un evento que se le salió de las manos.

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Foto promocional 'Studio 64'
// Studio 64

Studio 64, ubicado apenas a una calle del desaparecido Boogaloop, abrió sus puertas en medio de una polémica: Maira Alarcón, dueña de Studio 64 y exsocia de Boogaloop, rompió su relación con los antiguos dueños y ex socios de ‘El Boogaloop del Gato’. Y justo allí, en este nuevo espacio que se supone es para celebrar, murieron dos jóvenes que asistieron a un evento. No es el primer caso, pero el reclamo es el mismo de siempre: ¿quién nos cuida cuando vamos de fiesta?

El inicio de ‘Studio 64’


El 28 de enero de 2023, Boogaloop, uno de los bares más conocidos entre los creadores y oyentes de la música independiente bogotana, ubicado en la localidad de Chapinero, dejó de existir oficialmente.

Sus anteriores propietarios anunciaron, a través de un comunicado, que el espacio había cambiado, al parecer a la fuerza, de dueños y que sus equipos estaban ahora en un nuevo bar.

El cierre de Boogaloop lo lamentaron tanto los artistas que se estrenaron allí en tarima como los organizadores de eventos que lo habían vuelto su lugar de confianza y los espectadores.

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Así que, a raíz del cierre de Boogaloop, en la misma zona, empezó a funcionar Studio 64, también dedicado a la música alternativa y regentado por quien, según cuentan en el primer comunicado de Boogaloop, estuvo involucrada en el cierre.

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En estos primeros días de operación no les faltó nada. Con acusaciones de traición circulando por Instagram y Twitter y un proceso en fiscalía empezó su operación normal Studio 64, el primero de diciembre de 2022.

Su primer evento contratado por otro grupo privado fue el 3 de febrero y el 10 de febrero sirvieron como venue para la fiesta de techno Fetish in Wonderland, en la que se vendieron alrededor de 1.200 boletas. Hoy en el mundo de la fiesta electrónica y en la movida alternativa bogotana todos hablan de ese evento que terminó en desastre.

La fórmula para el desastre


“No eran ni las diez de la noche y ya no cabía más gente”, cuenta María José Loaiza, una de las asistentes a ‘Fetish in Wonderland’.

En un video promocional, publicado en el instagram de Studio 64, afirman que la capacidad del venue es de 1000 personas; es decir, que para 'Fetish in Wonderland' superaron el aforo permitido por 200 personas.

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No obstante, quienes entraron al lugar afirman que el espacio tiene una capacidad de 700 a 800 personas como máximo. La fiesta terminó con una tragedia, pero este no es el primer evento que se excede en público, ni una cuestión asociada al género musical.

Todo tiene que ver con la precariedad, la desorganización, la falta de espacio (en todos los sentidos del término posibles) y la insuficiencia en la capacitación de público y personal que rodea la fiesta en el país

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Lo que ocurrió el 10 de febrero en Studio 64 ya había pasado en otros lugares.

¿Qué pasa cuando mezclas sobrecupo con falta de garantías básicas? 


Matemorphosis Bogotá y Tech No Bogotá fueron los organizadores del evento 'Fetish in Wonderland'. Y para la fiesta que celebraron el 10 de febrero de 2023 no pudieron garantizarles a sus asistentes lo básico para cuidar sus vidas.

Sin el mínimo vital de agua, prohibiendo que los asistentes llenaran sus botellas en el baño, sin ventilación y con una sola salida de emergencia para más de 1.000 personas ocurrió la muerte de dos jóvenes.

“Durante la promoción del evento ellos resaltaron muchas veces que iban a tener el mínimo vital de agua, agua con sales hidratantes. Eso nunca lo vimos. El agua costaba $10.000”, cuenta Catalina Londoño, otra de las asistentes al evento.

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Además, agrega: “Fue entrar a los baños y ver un cartel gigante que decía que el agua no era potable y por eso no se podía rellenar, pero toda el agua de Bogotá es potable”.

Miguel Rodríguez y Arles fueron los dos jóvenes asistentes a la fiesta que murieron la madrugada del 11 de febrero tras no contar con la atención médica necesaria. A pesar de que no se ha confirmado la causa de muerte de ninguno de los dos, parece ser que el consumo de sustancias psicoactivas fue un factor determinante.

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Si bien el consumo responsable es un asunto que recae en cada asistente, ignorar que en las fiestas existe consumo de cualquier tipo de sustancia (alcohol o drogas), o que hay un gasto de energía que requiere atención especial, es desconocer al público. ¿Por qué no hay protocolos para responder ante estas situaciones?

Además, factores como la falta de ventilación y de mínimo vital de agua hacen que efectos derivados del consumo, como los choques térmicos, sucedan más seguido.

Nos comunicamos con Maira Alarcón, dueña de Studio 64, y le preguntamos por el caso. Esto fue lo que contestó:

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Captura de pantalla tomada de nuestra conversación con Maira Alarcón

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La asesora de comunicaciones dejó de responder luego de preguntarle por el tema del aforo y el sobrecupo en el evento.

Ninguno de los organizadores (Matemorphosis Bogotá, Tech No Bogotá, Katarsis y Octagonal*) dio respuesta luego de múltiples intentos de contactarlos.

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*Según afirman los asistentes a estos eventos, estas cuatro promotoras son manejadas por las mismas personas.

Trabajan bajo distintos nombres por los incidentes que han tenido en eventos pasados. Todas sus cuentas de Instagram, incluida la de Studio 64, desactivaron los comentarios en sus publicaciones.

Djs como Commin Poetry y Omaks, dj turco, se pronunciaron en redes sociales acerca de lo sucedido.

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Un historial de reincidencia

Red Room 2

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El 3 de julio de 2022 se realizó Red Room 2, una fiesta de electrónica organizada por Tech No Bogotá. En la madrugada del día siguiente, durante la fiesta, Ricardo José Rojas, se desmayó en mitad del Rancho La María, en la carrera 7 con 245.

Era un lugar conocido por ser “un rematadero” en el que las personas siguen la fiesta después de grandes eventos de música electrónica.

“A las diez de la noche ya estaban sudando los espejos del baño. Eso dejaba ver que el sitio estaba súper condensado de gente y no había lugar para que ese calor saliera”, afirma Juan Hernández, uno de los asistentes esa noche.

A las cinco de la mañana del 4 de julio la ambulancia confirmó la muerte de Ricardo luego de que, según sus amigos y pareja, nadie de primeros auxilios le prestara la atención que requería.

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A raíz de este incidente varios asistentes comenzaron a llenar las redes de comentarios acerca de la falta de mínimos básicos para su seguridad: ventilación insuficiente, mala logística, falta de personal médico y la falta de hidratación pasada la media noche.

Los organizadores emitieron un comunicado en el que negaban dichas acusaciones y afirmaban que el evento sí contaba con lo mencionado anteriormente.

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Octagonal 

El 23 de noviembre Octagonal, promotor de eventos, tuvo un evento con djs internacionales como Oguz, Save + Me, Dansort, entre otros. El flyer, que eliminaron de su Instagram, promocionaba el evento dos días antes en una locación secreta.

La fiesta se realizó en La Oveja Negra, un bar ubicado en la Zona T de Bogotá. Las boletas fueron sobrevendidas y la cantidad de personas dentro del evento sobrepasaba la capacidad real del venue.

Andrés Arevalo, el hermano de Angie, falleció ese día.

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Angie, quien no estuvo en la fiesta pero tuvo que recoger a su hermano en el hospital, cuenta que hasta el momento desconocen qué le pasó, pues ni los amigos con los que había ido, ni los organizadores le dan información acerca de lo ocurrido.

Lo que sí recuerda es que nadie, ni siquiera los médicos del hospital que lo recibió sin signos vitales, les avisó que Andrés había muerto.

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La ambulancia que trasladó a Andrés Arevalo hasta el Hospital San Ignacio fue pedida por uno de sus amigos. En el evento nadie le prestó primeros auxilios.

Y entonces, ¿a quién le pedimos una fiesta segura y que piense en los asistentes?


Hasta el momento ninguno de los colectivos manejados por los mismos dueños, bajo 4 nombres distintos, se han pronunciado al respecto.

Studio 64, establecimiento en el que ocurrieron los hechos más recientes, publicó un comunicado el lunes 13 de febrero en el que afirman que por “respeto a los familiares de las víctimas” se habían abstenido de hacer un pronunciamiento público. Allí dicen, además, que nunca tuvieron conocimiento del segundo fallecido, Arles.

Este caso, junto a los del Red Room 2 y el de Octagonal, evidencia un patrón de negación del cuidado a los asistentes a las fiestas: en situaciones así ninguna de las partes involucradas se ha responsabilizado.

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Si los venues no responden por el sobrecupo en sus eventos y los colectivos no responden por los mínimos vitales ¿quién nos garantiza no perder la vida en una fiesta?

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