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La última guaracha en hamburguesas

No es para comer, en todo caso, es para escuchar. Y se llama Burger Records.

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Este sello independiente cumplió diez años haciendo la tarea de sacar a la luz a algunas de las más jugosas bandas emergentes o las que se van a comer el mundo a futuro. Hablamos con uno de sus fundadores.

Por @chuckygarcia

Sean Bohrman, quien junto a Lee Rickard fundó Burger Records en 2007, tiene cierto aire a Beck, pero no al Beck de ahora sino al que justamente irrumpió en el mundo de la música hace 20 años con una canción que se volvió himno de masas, Loser, y que luego ratificó su genialidad e impronta única y genuina con un álbum llamado Odelay: más que otra cosa, un licuado fascinante de grunge, country, rock de garaje, hip hop, música noise, folk y hasta electrónica. Bohrman es flaco y rubio, y casi siempre tiene puesta una camiseta estampada de su sello con su característico logo de una hamburguesa todoterreno, un retrato hablado de su lucha: con Burger Records tienen dos discotiendas y han lanzado más de mil grabaciones, en formatos que van desde vinilos hasta casetes.

A Burger Records se le sindica, de hecho, de ser una de las plataformas de música responsables de que el casete haya vuelto a prosperar en la cultura popular de Estados Unidos.

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Tuvimos la oportunidad de conocer a Sean Bohrman en la Feria Internacional de Música, FIMPRO, en Guadalajara, México, y posteriormente cruzamos con él algunas preguntas relacionadas con el día a día de Burger Records y sobretodo con lo que más les llama la atención de un grupo nuevo. Teniendo en cuenta que en diez años de lanzar discos y conocer a cuanta banda existe (en el corazón de un sello independiente que justamente es como un Odelay por aquello de reunir en su catálogo desde bandas que tocan rock de garaje hasta otras que mezclan country, hip hop, folk, electrónica o noise); no es coincidencia que Bohrman tenga un ojo y un oído agudos para encontrar las más jugosas bandas que hay en la actualidad o las que se van a comer el mundo a futuro.

Hablando de eso, Burger Records ya puso sus ojos en Latinoamérica, y por eso entre su menú de novedades están los compilados Burger Records Latam Vol.1 y Burger World México, que como casi todo en este sello además tienen en sus tapas un trabajo gráfico llamativo, reivindicando que la música como la comida también entra por los ojos y que en esta era de la música en digital las portadas siguen siendo muy importantes.

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“Lee (Rickard) y yo hemos estado trabajando juntos durante muchos años haciendo folletos y portadas de discos y cosas así”, dice Sean Bohrman, “y nuestro estilo está influenciado por todo lo que nos rodea. Cuando empezamos éramos pésimos, pero creo que hemos mejorado con el paso de los años (¡eso espero!)”.

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“Es realmente difícil ser exitoso en cualquier cosa (dependiendo, claro está, del concepto que cada cual tiene del éxito)”, continúa Bohrman, “se necesita mucho trabajo y sacrificio, y trasnochar mucho. Si usted está en esto solo por dinero, entonces tener un sello discográfico probablemente no sea para usted porque no hay montones de dinero en juego y el dinero que usted factura por lo general se invierte en lanzar más discos y pagar las facturas. Es duro pero al final vale la pena porque nos ganamos la vida haciendo lo que amamos hacer (aunque eso de ‘ganarnos la vida’ no es mucho jaja)”.

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La venta de casetes y vinilos no ha hecho ricos a los dos fundadores de Burger Records, pero sin duda está consolidando su lugar en la historia de la música y dejando un legado, sobretodo en un campo en el que muchos de los principales actores de la industria de la música no están interesados y que es sacar a la luz a las bandas emergentes y hacer el “trabajo sucio” de posicionarlas y lanzar su música con un valor agregado, que en este caso no solo es una gráfica atractiva o a través de formatos que de nuevo son tendencia como el vinilo y los casetes sino la convicción que Lee Rickard y Sean Bohrman le ponen al tema.

“Me encanta descubrir nueva música de otros lugares”, dice Sean al respecto, “y si no ha sido escuchada por nadie pues yo sí estoy interesado en escucharla y en ver si puedo hacer que más gente lo haga. Siempre me he enorgullecido de encontrar bandas que están debajo del radar y en ese sentido hay algunas escenas realmente geniales en toda Latinoamérica. Acabamos de hacer la compilación de Burger World México, en la cual presentamos el nuevo sonido de la escena mexicana underground, y gracias a esto descubrí algunas de mis nuevas bandas favoritas. ¡Estoy muy orgulloso de eso y espero hacer lo mismo con muchos otros países del mundo!”.

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Efectivamente, Burger Records ha lanzado otras compilaciones de los nuevos movimientos musicales y las nuevas bandas de lugares como Israel o Francia, y en ambos casos la vara que mide el por qué de la selección es básicamente la misma: mucha entrega y cero idiotez. “Cuando oímos música, es muy fácil saber por qué la banda que la toca decidió ser una banda”, concluye Bohrman. “Una buena banda lo hace por el amor al arte y eso se oye cuando tocan. Una mala banda lo haría por ganar dinero, hacer plata con un sonido o volverse famosos y eso se nota también. Así que tratamos de trabajar con bandas a las que se les nota que trabajan por amor, que se emocionan por ser parte de una banda y por poder tocar música, y que no están compuestas por idiotas. Si la banda es un éxito pero está compuesta por imbéciles, no trabajaremos con ellos. Se debe ser una buena persona y a la vez una buena banda”.

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