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Love of Lesbian se embarca en un ‘Viaje épico hacia la nada’

El décimo álbum de los españoles es una colección de historias donde las emociones surgen intensamente.

Love of Lesbian
Love of Lesbian
// Foto Cortesía Warner Music

Love of Lesbian presenta su nueva placa discográfica Viaje épico hacía la nada (V.E.H.N). La banda barcelonesa regresó al estudio después de cinco años para entregar nueva música. Antes de esto sorprendió al mundo con un concierto en Barcelona con asistencia de público, como parte de una prueba piloto en tiempos de pandemia. Su nombre llegó a todos los rincones del planeta que vio como 5 mil personas disfrutaron de su música, sin distanciamiento, bajo una completa organización que se ocupó de realizar a cada persona prueba de antígenos y toma de temperatura.

Hoy los resultados dan luz de esperanza para los eventos masivos. De todos los asistentes solo cuatro personas resultaron contagiadas y se comprobó que no fue por asistir a este concierto. Hablamos con Julián Saldarriaga del Viaje épico hacia la nada y del concierto en el Palau Sant Jordi que quedará escrito en un capítulo histórico de la pandemia.

¿Cómo llegaron al ‘Viaje épico hacia la nada'?

Creo que es el disco que más hemos trabajado juntos antes de acabar la gira de El poeta Halley, cuando encontramos la oportunidad de escaparnos durante una semana a un estudio de grabación nos metimos, tuvimos tres incursiones en La Casamurada. La primera incursión fuimos básicamente a jugar y a cuadrar canciones, no hablamos de nada, eran canciones que Santi tenía en su chistera y de ahí hicimos el ejercicio de volver al estudio.

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En la segunda tocada ya empezó a surgir una idea en mi cabeza, ya había algo de producción. A mí me gusta hablar y preocuparme por el sonido y todo esto, mientras que Santi se ocupa de otro aspecto y empezamos a hablar de una idea de disco, de una idea de concepto que para nosotros era el paso o el inicio de un viaje. Ya en el tercer encuentro teníamos las canciones con las que queríamos rellenar el disco, antes de empezar a grabar nos encontramos con 22, 25 canciones de las cuales teníamos que hacer la selección y creíamos que iban a ser 12 o 14 canciones.

¿Qué querían resaltar en este nuevo álbum?

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Una vez con el concepto, que para nosotros era pendular, quisimos no volver a caminar el trayecto que hicimos con El poeta Halley de canciones que daban brincos, que su arquitectura interior era compleja, que tenía intros, estrofas diferentes, puente, estribillo, otro estribillo, cambio de tono, era como una arquitectura muy sofisticada.

La portada venía muy cargada con los colores y los mensajes de Sergio Mora, no queríamos estar ahí y quizá no queríamos darle el protagonismo solo a la lírica, entonces mirando hacia el otro lado dijimos: vamos a hacer una portada sencilla, simple, icónica, que tenga aire que no pese, de ahí el marco en blanco, la tipografía sencilla, el acrónimo de viaje a invitación a nada, una imagen trabajada con Javier Jaén que es un tipo que con poco crea significados muy violentos: esa postura de un tipo encaramado en un trampolín hacia la nada, hacia un vacío, en un paso previo de riesgo.

Las canciones también van por ese lado, con una idea muy constante de la sencillez, pero de la contundencia, intentábamos que no tuviera un metraje tan largo, más contenidas. Estas canciones tienen una línea más concreta menos aristas, de ahí la idea de plug, los recursos rápidos para que las canciones vayan más directo al gol, un contra ataque rápido y ya tengamos la canción. Esos fueron el leitmotiv y las ideas más prosaicas del disco y como concepto era la idea del paso que tienes que tomar para tomar decisiones, el paso que tienes que hacer para reivindicarte, para no quedarte estático, el paso en la primera canción de Viaje épico hacia la nada, en que es un amigo que se quitó la vida, esa decisión que tomas para abandonar la vida y tomar esa decisión. El disco está elaborado de esas decisiones, de esos pasos que a la vez generan una frontera entre el lugar de origen y el lugar donde quisieras llegar.

¿A quiénes sumaron a este viaje?

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Entre la primera fase del disco y la segunda hubo el encierro y eso nos dio el tiempo para pensar demasiadas cosas, el deadline se iba alargando. Tuvimos más ideas de hacer otros featuring, pero en el caso de Enrique Bunbury y El sur, la canción fue tomando un carisma un talante que veíamos solo su voz y no había sustituto ahí, y si no hubiera participado Enrique esa canción, no hubiera entrado en el disco, así de importante era su participación y para nosotros su colaboración.

En el caso de Catalunya Bondage, la canción hubiera salido sí o sí, pero necesitábamos esa rabia, esa contundencia en el disco la veíamos imprescindible. Pero solo la participación de Cristina Martínez y Álbaro Arizaleta de El Columpio Asesino nos aportaba un ‘deje cool’ que es como lo defino cuando me preguntan por eso, como una dejadez, como que no quiere hacer las cosas, pero las hace y las hace de un modo muy elegante, sucio, y tiene esa grasilla nasty, que sabes que está ahí, que si la vas a tocar te vas a ensuciar pero te da igual. Eso aportaba a la canción: algo que nosotros hubiéramos sido incapaces de tener en el estudio, ni con plugins o de otro modo.

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¿Hay alguna canción en el álbum que hable de esta época?

Llamé a los chicos y les dije: "tenemos el disco y tenemos que hacer algo para contextualizarlo y no sé qué es". No tenía muy claro qué era, pero no me parecía elegante para Love Of Lesbian no ser permeables al contexto que estamos viviendo.

Íbamos a sacar un disco sí o sí, sin hacer referencia a nada de lo que ocurría y eso podía hacer que el disco caducara muy rápido, o no tuviera ningún sentido, o te convirtiera en un artista insensible. Entonces esa idea sí que cuajó en la cabeza de Santi, hizo tres retoques, cambiamos un poquito la letra de Catalunya bondage, porque venía muy encarado al proceso que es catalán que vivimos aquí, que es pesado y se convirtió más en una rabieta. A Crisálida le añadió lo de la nueva normalidad que no lo teníamos antes, los cambios no fueron muy trascendentales, no cambiamos mucho, pero eran los cambios justos para adaptar o anclar el disco en el año 2020 y en la era pre y post pandémica.

De hecho, muchas de las referencias que tenía Santi ahora, el planeta con todos sus obstáculos, las mascarillas, la policía moral, la libertad individual, de pronto el mundo hubiera conspirado para incluso darle un poquito más de profundidad y calado al mensaje que queríamos hacer.

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