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Uno de los mejores discos del rock argentino cumple 40 años

‘La grasa de los capitales’ de Serú Girán: la reivindicación de uno de los baluartes del rock latinoamericano.

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Foto: Revista Pelo - Revista Pelo, 1981 (Tomada de Wikimedia Commons)

El segundo trabajo discográfico de Serú Girán, La grasa de las capitales (1979) es considerado uno de los mejores discos del rock argentino. El título se lo ganó por la muy alta calidad interpretativa conseguida por la banda, y por otro lado al cambio de estilo compositivo, tanto musical como lírico, que propusieron Charly García y David Lebón, principales autores del grupo, influenciado por los fuertes cambios sociales que se vivían en Argentina (en particular la dictadura). Llevaron al rock argentino a un nivel de popularidad masiva aún mayor que la conseguida por los anteriores proyectos de García. Adicionalmente, para la banda significó el medio para congraciarse con la crítica y el público que no quedaron muy contentos con su primer trabajo.

Por: Juan Carlos Avendaño

A finales de los 70, tras obtener éxito comercial y popularidad con sus anteriores proyectos musicales Sui Generis y PorSuiGieco (y la no tan popular en su momento pero debidamente reconocida algunos años después Máquina de Hacer Pájaros), Charly García formó Serú Girán, junto con David Lebón (guitarra), Oscar Moro (batería) y Pedro Aznar (bajo). Lebón, quien ya sumaba una trayectoria importante en grupos de rock y blues como Pappos Blues y Pescado Rabioso, aportó al grupo no solo riffs de guitarra influenciados por el hard rock y el blues, sino también buena parte de las letras para las canciones y una de las dos voces principales de la banda (valga aclarar que, para el quinto disco, Serú 92, Aznar tomaría también un rol importante como compositor y vocalista).

Moro llegó a Serú teniendo también experiencia en agrupaciones como Los Gatos y PorSuiGieco (en la que participó como músico de sesión). Aportó a la banda su versátil interpretación de la batería, en la que incluyó a la base de rock elementos de músicas del Brasil, del jazz y de ritmos folklóricos argentinos.

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No por ser el más joven del grupo (con diferencias de entre 7 y 10 años con respecto a los demás miembros), dejó de tener Aznar un nivel técnico tanto o más alto que sus compañeros. A pesar de tener una menor experiencia de su juventud, a mediados de los 70 Aznar mostraba un auténtico interés por formarse como músico, y entre las influencias que marcarían su sonido se debe destacar el estilo fretless (sin trastes) de Jaco Pastorius, cuyos discos conoció́ por esa época. Tras escucharlos removió́ los trastes de su bajo, lo que incidió́ significativamente en el sonido de la banda.

De manera similar a lo que ocurrió́ con los primeros grupos de Charly, en los que participaron Nito Mestre, León Gieco, Raúl Porchetto y el mismo Oscar Moro, entre otros, cada miembro de Serú pasaría a ser una importante figura del rock argentino, fuese como solista o como parte de reconocidas bandas, por lo que con el tiempo se le consideraría como “súper banda” y grupo de culto. Sin embargo, el éxito no fue inmediato. Al lanzar el primer álbum, de nombre Serú Girán (1978), recibieron muy fuertes y desfavorables críticas.

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Distanciándose un poco de los formatos acústicos, con Serú, García le apuntó a un rock n’ roll más agresivo. Cambió las guitarras acústicas arpegiadas por guitarras eléctricas. Las melodías de piano neo-clasicistas por teclados rítmicos y cargados de efectos de sonido. Los coros armonizados y sutiles, por voces agitadas. A ello le sumó una enérgica batería. Y por si todo ello fuera poco, aquel primer LP contó con la participación de una sección de cuerdas sinfónicas. Por todos estos cambios tan drásticos, obtuvo una mala recepción por parte del público y la prensa, que esperaban que Charly continuara con la fórmula de folk-rock acústico y progresivo con el que los conquistó durante el primer lustro de la década.

¿Qué cambió La grasa de los capitales?

Tras la mala aceptación de su primer LP, la banda decidió realizar algunos ajustes a su propuesta para el segundo, empezando por omitir las cuerdas sinfónicas. Disminuyeron también la complejidad armónica de las composiciones, y optaron por un enfoque más simple y directo. Lo anterior estuvo acompañado de letras centradas en la situación social de la época, con tintes irónicos, a diferencia de la tendencia existencialista que caracterizaba a Charly en sus anteriores trabajos (tanto en Serú como en La máquina). Con estos cambios mejoró la relación de la banda con el público, y las reseñas pasan a ser no solo favorables, sino de gran admiración.

Todos los temas fueron grabados en los estudios ION, en Buenos Aires, y editados por el sello Music Hall. Como ya se mencionó, las letras reflejaban las problemáticas sociales argentinas de la época, no sin cierta ironía. Todo ello reflejado de manera brillante con la portada. En ella, la banda respondió a las bajas calificaciones de los medios a su primer disco y a sus presentaciones en vivo, por medio de una sátira a las revistas sociales; particularmente al rumor mediático, tras una muy abucheada presentación de la banda, que decía que los que habían tocado no eran la banda original, sino dobles enviados por seguridad.

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Por tanto, en la carátula, diseñada a manera de portada de revista, se ve a los músicos asumiendo la personalidad de esos dobles ficticios y con el rótulo inferior derecho “Descubrimos los dobles de Serú Girán”. Aznar como oficinista, Lebón como jugador de Rugby, García como trabajador de estación de servicio y Moro como carnicero

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El disco inicia con el tema La grasa de las capitales, de García, que da nombre al disco, y en el que con un ritmo fuerte y rápido se pronuncia abiertamente sobre las sociedades consumistas y contaminadas de las grandes capitales. Le sigue la balada acústica de Lebón San Francisco y el Lobo, que reflexiona sobre el mal trato del hombre a la naturaleza. Destacan también la angustiosa y trágica búsqueda de un cambio en Viernes 3 AM, el agudo reflejo de la vida de los jóvenes durante la dictadura en Los sobrevivientes, y la historia de una estrella en decadencia en Canción de Hollywood, todas autoría de Charly.

Vale la pena también mencionar la primera composición de Aznar para la banda (por cierto la primera en su carrera musical), Paranoia y soledad, en la que el mismo Aznar grabó todos los instrumentos y la voz principal. En sus palabras, “habla del paisaje interior: del lugar intolerante, chato, reprimido, atrasado, sangriento y brutal que era nuestro país en esos tiempos”.

40 años, mucha historia

La grasa de las capitales cumple ya 40 años de publicación, y el rock argentino y latinoamericano se ha renovado, con sus altos y bajos, sin dejar de rodar y sin perder de vista su origen. Hoy en día Aznar continúa cautivando audiencias como un muy respetado y prolífero cantautor. Charly ha tenido sus altos y sus bajos, con diversas transformaciones artísticas y un variable estado de salud, aunque sigue siendo el tan único e irrepetible Charly García que revolucionó el rock del cono sur del continente. Y hemos visto nacer y crecer a los muchos “ahijados” de Charly, que han heredado el liderazgo de las nuevas generaciones, como lo han sido Fito Páez, Andrés Calamaro y Gustavo Cerati.

Cayó la dictadura. Maradona fue campeón. El ska se cantó en español. La economía subió y bajó, y siguió subiendo y bajando. Aparecieron otras dictaduras. Y el internet. Tantas cosas han sucedido. Pero el rock no se detuvo, y sigue siendo un gusto escuchar uno de los discos que hicieron historia y ayudaron a consolidar el rock en español.

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