Corfecali, la entidad que organiza la Feria de Cali, lleva nueve meses sin pagarle a varios de los artistas que se presentaron en la edición 2022 (o por lo menos eso se han tardado hasta el momento en el que escribimos este reportaje).Meses atrás colectivos y artistas comenzaron a exigir públicamente el pago por sus presentaciones en diciembre de 2022. Algunos han interpuesto derechos de petición o hecho plantones frente a Corfecali. Otros han publicado denuncias en Twitter y en Instagram. Sin embargo, siguen a la espera de una respuesta. La lista de damnificados es larga. Son por lo menos 44 asociaciones de orquestas de salsa, cantantes, músicos y bailarines las que han denunciado que la falta de pagos ha perjudicado directamente a sus familias. Una de esas organizaciones es el colectivo femenino Funmúsica, del que hacen parte más de 80 mujeres vallecaucanas y en el que la mayoría son madres cabeza de hogar.Línea temporal del "No vamos a pagar porque no tenemos plata"El 26 de junio de 2023 el medio 90 Minutos publicó que Argemiro Cortés, gerente de Corfecali, entregó formalmente una carta de renuncia a su cargo. Sin embargo, esta no fue aceptada porque "quedaba poco tiempo para la Feria del 2023". Para ese momento la entidad ya tenía un déficit conocido de aproximadamente cuatro mil millones desde la gestión liderada por Alexander Zuluaga, quien tuvo que renunciar a la gerencia en febrero de 2021 por asistir a una fiesta en plena pandemia.El 06 de julio de 2023 la página oficial de la Alcaldía de Cali publicó un comunicado en el que decía "Corfecali sanea su cartera y se alista para la Feria de Cali 2023". Sin embargo, al otro lado la historia se repetía: a los artistas, orquestas y bailarines les corrían un mes más la fecha de pago mientras anunciaban la convocatoria para participar en la versión 66 de la Feria de Cali.Esto ya había sido denunciado el 30 de junio por el concejal Terry Hurtado en su cuenta de Twitter:El 8 de agosto, cinco asociaciones de bailarines emitieron un comunicado en el que afirmaron que no participarían en la edición 2023 de la Feria de Cali y exigían el pago de lo pactado. Unos días después, varias escuelas de baile que participan en los Salsódromos de la Feria, afirmaron que se les debía alrededor de 2000 millones. El 14 de agosto, nuevamente, varias asociaciones de salsa se organizaron y emitieron un comunicado de prensa conjunto en el que exigían el pago inmediato y una mesa de negociaciones para poder reestructurar la forma en la que se organiza el pago a los bailarines. "Los Presidentes de las Asociaciones de bailarines de Salsa y sus juntas directivas: Asobasalsa, Asosalcali, Fedesalsa y Distrito Salsa, las cuales representan cerca del 80% del total de las escuelas actualmente agremiadas de las 22 comunas de la de la ciudad de Cali han hecho pública su postura de "NO PARTICIPACIÓN" en el Salsódromo 2023, mientras no se resuelva los puntos que las asociaciones exigen, en un proceso de diálogo y concertación entre las partes.", se leía en el boletín.Para este punto la pelota caliente de una plata que permanecía desaparecida, se la lanzaban entre la Alcaldía de Cali, Corfecali y la Secretaría de Cultura del la ciudad. Mientras Corfecali respondía "No vamos a pagar porque no tenemos plata", el alcalde Jorge Iván Ospina decía: "No está en mis manos, ustedes lo saben".Brayan Hurtado, secretario de cultura de Cali, afirmó: “Es una lástima, nos duele mucho que Corfecali no haya tenido la posibilidad a esta fecha de pagar las deudas que tiene pendientes con los bailarines de salsa desde el año 2022, la Secretaría de Cultura ya hizo efectivo el pago del 100% que tiene como responsabilidad de la Feria”.Queda entonces la responsabilidad sobre la Alcaldía y Corfecali. Hablamos con algunos artistas y las versiones coinciden en lo mismo: Argemiro Cortés Buitrago, gerente de Corfecali, se lava las manos diciendo que Jorge Iván Ospina, el alcalde, no le ha desembolsado el presupuesto que se debía utilizar para la Feria de 2022. Por su parte, Ospina aseguró haber entregado el dinero y desconocer la razón por la cual no le han pagado a los artistas. El 31 de agosto, la página oficial de la Alcaldía de Cali publicó un comunicado en el que afirmaban que la deuda con las escuelas de baile estaba saldada y que se dio inicio a un proceso de concertación entre Corfecali y los directores de las orquestas. Ni los bailarines, ni las orquestas se han pronunciado sobre este comunicado.Así mismo, Corfecali afirmó que el resto de pagos se estarían desembolsando en "las próximas semanas".El primero de septiembre el gerente de Corfecali se refirió a la deuda luego de una reunión con los artistas de la Feria a los que aún no se les ha pagado. En un audio que se hizo público Cortés afirmó que se "perdieron" 3.500 millones de la Feria virtual que se hizo en 2020 y que la Alcaldía le debía a Corfecali 4.000 millones de la Feria de 2021.Horas más tarde, la Personería de Cali informó que José Darwin Lenis, el entonces secretario de cultura y ahora secretario de educación, será sancionado por seis meses por las irregularidades en la Feria de 2020, que se llevó a cabo de manera virtual.Los artistas con los que hablamos afirman que, a pesar de que se han hecho algunos pagos, aún falta más de la mitad de agrupaciones por recibirlo. Sin fecha clara de pago, sin alguien que se haga responsable, con artistas desconfiados y con una nueva edición anunciada, Cali se prepara para una Feria con la incertidumbre como único soporte.
Hace mucho la música regional mexicana dejó de ser un género consumido exclusivamente por personas directamente relacionadas con el país. Peso Pluma, Grupo Frontera, Grupo Firme, Natanael Cano, Fuerza Regida y Christian Nodal son prueba de que el boom ha alcanzado popularidad en todos los países de Latinoamérica y, seguramente, pronto empezará a generar ruido en Europa. Uno de los proyectos más populares de esta movida musical que compete directamente a México y Estados Unidos es Fuerza Regida, una banda integrada por cinco músicos nacidos en California, pero con sangre mexicanísima. Todos se criaron en las calles de San Bernardino, su comunicación viaja entre el inglés y el español y en cuanto al styling están fuertemente influenciados por la ropa ancha que se popularizó en el hip hop.¿QUIÉNES SON FUERZA REGIDA?Jesús Ortiz Paz (conocido como JOP) es el líder vocal y compositor principal, en el el requinto está Samuel Jaimez, Khrystian Ramos es segundo guitarrista y armonía, José García aparece en el tubi y Moisés López es el tololochista. Están activos desde 2015, pero se empezaron a dar a conocer fuertemetne en 2018 cuando conocieron la viralidad de Youtube gracias al tema Radicamos en South Central. Con esa canción llegaron a oídos del líder de Legado 7, dueño de Lumbre Music y la primera compañía que les ofreció un contrato musical.Para entender la magnitud del proyecto solo falta revisar los comentarios de Youtube en los que se puede leer "saludos desde Colombia, Guatemala los ama, los escuchamos mucho en Venezuela o visiten Chile". Aunque ya tienen once proyectos discográficos publicados, se le conoce más por temas sueltos. Los sencillos SABOR FRESA y TQM tienen grandes números en Spotify, cifras que los llevaron a ingresar en 2022 en el top 200 de los artistas con más oyentes mensuales de esa plataforma. Hasta la fecha, septiembre de 2023, su canción con más números es Bebe Dame con la colaboración de Grupo Frontera y tema principal del disco Sigan Hablando. Fuerza Regida fue portada de Billboard Digital en 2023, allí hablaron de que antes de que las grandes cantidades de dinero llegaran al Regional Mexicano existía el ánimo de colaborar para crecer entre todos. En la entrevista respondieron que cada vez hay menos colaboraciones entre bandas del género porque empezaron a verse como enemigos. Es allí donde empezaron a buscar cómo expandir el fenómeno y hacerlo con artistas ajenos al movimiento mexicoamericano. Desde que firmaron un acuedo con Sony Music Latin han tenido la oportunidad de fusionarse con artistas como Becky G para el tema Te Quiero Besar o Myke Towers en Pariente.¿Cómo se dio la colaboración de Shakira con Fuerza Regida?Justo el día que Shakira recibió el Vanguard Award en los Premios VMAs de MTV, se confirmó que su canción El Jefe sería una colaboración con Fuerza Regida. Este feat se suma a la lista de colaboraciones de Shak con músicos del sello Sony Music Latin con el que ha estado vinculada por más de 25 años (ej. Te Felicito con Rauw Alejandro, Monotonía con Ozuna, Chantaje con Maluma, Perro Fiel con Nicky Jam, La Bicicleta con Carlos Vives, Copa Vacía con Manuel Turizo y Deja Vu con Prince Royce).Esta colaboración es estratégica para Fuerza Regida porque es la primera vez que se juntan con una artista con una trayectoria como la de Shakira, además, la colombiana tiene fans alrededor del globo que los ayudará a ampliar su público. De cierta forma Shak es una plataforma para que, no solo Fuerza Regida sino también el regional mexicano, se siga expandiendo.Así como Sony Music Latin ha logrado que Shakira colabore con tantos artistas, se espera que Fuerza Regida empiece a ser parte de colaboraciones con otros artistas del sello discográfico. Como diría J Balvin, así es el negocio socio.Explicación del video El Jefe de Shakira y Fuerza RegidaEl nuevo video de Shakira y Fuerza Regida ocurre en un universo audivisual muy mexicano. Empezando por la ropa elegida por la colombiana: sombre norteño, botas, un baile de zapateo muy conocido en la frontera entre Estados Unidos y México, un traje rojo enterizo acompañado de un sombrero del mismo color mientras monta a caballo, entre otros. En el clip también se hace una especie de referencia a la migración de latinos hacia Estados Unidosy que, arriesgando su vida, atraviesan la frontera en el tren La Bestia. A los integrantes de Fuerza Regida se les muestra como la clase trabajadora que ayuda a generar dinero en Norteamérica, así sean trabajos que no permita darse lujos.La canción en general habla sobre la vida laboral mal paga, esa dinámica de poder que no beneficia al empleado ni con un buen trato ni con un buen salario. La canción fue escrita por Edgar Barrera, Keityn, Manuel Llorente Freire y Shakira. LETRA OFICIAL EL JEFE SHAKIRA Y FUERZA REGIDA7:30 ha sonado la alarma Yo con ganas de estar en la cama,pero no se puede..llevó a los niños a las 9.El mismo café, la misma cocinalo mismo de siempre, la misma rutina.Otro día de mierda, otro día en la oficina.Tengo un jefe de mierda que no me paga bienYo llego caminando y él en el Mercedes Benz,Me tiene de recluta el muy Hijo de P***Estás soñando con irte del barriotienes todo para ser millonario, gustos caros, la mentalidad;solo te falta el salario.Se acumulan las facturas,ser pobre es una basura.Mamá siempre me decía que estudiar todo asegura,estudié y nada pasó, maldita vida tan dura.Trabajo más que un cabrón, pero follo menos que un cura.¿Quién es Lili Melgar en la canción de Shakira?Al final del tema El Jefe, Shakira dice "Lili Melgar, para ti esta canción que no te pagaron la indemnización". De acuerdo con algunos reportes, Melgar fue empleada de la familia Piqué en Barcelona, estaba contratada por los papás de Gerard Piqué, ejercía como niñera de Milán y Sasha y fue despedida sin justa causa por los catalanes sin que recibiera un pago justo por sus años de trabajo. Lili Melgar sigue trabajando con Shakira, ahora desde Miami, y aparece en el video oficial de El Jefe. Clip dirigido por Jora Frantzis (Rosalía, Cardi B, Rauw Alejandro, Kali Uchis).¡La música nos une!
La nueva película de Pablo Larraín es un retrato familiar de Augusto Pinochet y su familia manchado del mejor humor negro, surrealismo y sangre. 'El Conde' se estrenó en Netflix el 7 de septiembre, ganó premio en el Festival de Venecia y resistirse a verla fue imposible. Con 'El Conde' Larraín rompe el patrón de películas protagonizadas por mujeres que llevaba desde 'Ema', 'Jackie' y por último 'Spencer'. Si bien los personajes femeninos son importantes y toman las riendas del relato, desde la narración en voz en off hasta el clímax y la resolución, elabora por primera vez - a Pinochet nunca se le había visto en la gran pantalla- una recreación de la vida de Pinochet encarnado en un vampiro de 250 años sentenciado a la vida eterna y decepcionado de un país que le acusa de ladrón en vez de agradecerle por sus batallas. La película fue escrita por el mismo Larraín y Guillermo Calderónen y, en la última edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, ganó el premio a mejor guion. Con un timing estratégico - este año es el aniversario 50° del golpe de estado al gobierno de Salvador Allende liderado por Pinochet - 'El Conde' propone un marco de referencia para la historia de la dictadura en Chile a través de la sátira, un relato de fantasía gótica y una fotografía exquisita. Lean también El Conde: ¿Qué dice la crítica de la nueva película de Pablo Larraín?Por estos tres elementos vale la pena verla. Así que los explicaré en detalle:Primero, el guion de esta película es puro atrevimiento. El riesgo de tener como protagonista a un dictador a quien nunca se le había visto en cine ya es mucho, pero aun así, lo hicieron con toda. El humor de 'El Conde' es absurdo, negro y justiciero. Pone sobre la mesa las cuentas pendientes de Pinochet en términos de crímenes contra los derechos humanos y crímenes financieros. Lograr este tono fue, según Larraín, su mayor reto: "Quizá lo más difícil de esta película fue encontrarle el tono correcto. Nunca se ha filmado a Pinochet antes y nos pareció interesante poder hacerlo y encontrarle el ángulo farcesco, para poder verlo y entender qué es lo que significa para nosotros. En este caso toma una forma de vampiro y ese vampiro le da una eternidad y esa eternidad ocurre con la impunidad de su figura." así lo dijo en entrevista con Cinema Chile. La figura del vampiro funciona como una ayuda didáctica para el espectador. Para quien no sepa nada o poco de la figura de Pinochet entiende que es un personaje que necesita alimentarse de la sangre de otros para mantenerse vivo. También, que ha vivido muchas vidas y en cada una ha logrado salirse con la suya, ya sea por medio de la traición o la ayuda de una mujer. Ahora, cabe mencionar la figura de Pinochet en la dimensión familiar, porque es aquí cuando el ridículo alcanza los niveles máximos. Pinochet tiene 5 hijos, a ninguno le gusta trabajar y van a visitarlo en búsqueda de plata. Esto puede ser fácilmente la versión latina de Succession donde el padre les dice "I love you but you're not serious people". Segundo, la película dialoga entre varios tiempos y espacios, a veces muy contemporánea con licuadoras especiales para hacer smoothies y otras veces con guillonitas y vestimentas de la edad media. La fantasía convierte a la película en una historia de humanos vs. bestias donde vive quien mejor armado esté ya sea, con poder, información o estacas de plata. Por último, la fotografía a cargo de Edward Lachman (Carol, Erin Brockovich, Selena) y la decisión estética del blanco y negro crea un ambiente tan sombrío como todo lo que sucede en la casa del general, con tristes retro que nos devuelven a clásicos. En entrevista con Vanity Fair, el director, Lachman y Guillermo Calderón comentaron que la película está inspirada en una mezcla de otras películas como Nosferatu, Batman y Superman. Mientras que el look and feel de cine clásico con grano y contrastes elevado lo consiguieron utilizando una nueva cámara exclusiva para la película. "Me puse en contacto con el fabricante de cámaras Aeroflex y les pregunté si podían fabricar una cámara ligera que fuera monocromática. En dos meses, nos construyeron una cámara monocromática que podíamos utilizar en una grúa." Dijo Lachman. Utilizando esta cámara especial, lograron manejar un sistema monocromático que podía modificar los filtros en blanco y negro, el contraste y la latitud, así funcioban las antiguas películas en blanco y negro.Sumado a todo el anterior, el último acto llega con un plot twist que une a Chile con Inglaterra y que cierra el círculo perfecto con el inicio al mostrarnos la cara de la narradora que se adentra en el relato para salvar a Pinochet y empezar una nueva vida. (Si quieren saber quién es, tienen que ver la película).En pocas palabras, 'El Conde' es una película atrevida que expone las ambiciones de Pinochet y de quienes le rodeaban: dinero, justicia y vida eterna. Una vida que según el final solo tendrá sentido con una mujer o un vaso de sangre fresca a su lado.
Este 15 de septiembre se estrenó en Netflix la más reciente película de Pablo Larraín titulada El Conde, que se imagina al dictador chileno Agusto Pinochet como un vampiro de 250 años que vive en una mansión rural en ruinas después de fingir su muerte.De acuerdo a las distintas Comisiones de Verdad, la cifra total de víctimas de la dictadura de Pinochet asciende a 40 mil 175 personas, incluyendo ejecutados políticos, detenidos desaparecidos y víctimas de prisión política y tortura. Pinochet falleció en 2006 y nunca tuvo un juicio. “Pinochet murió en total impunidad, millonario, libre. Y por eso creo que su figura sigue siendo como una mancha oscura en nuestra sociedad que nos recuerda cada día lo destrozados que estamos y lo divididos que estamos”, dijo Larraín en entrevista con Variety.Post Mortem, No y El Club, algunas de las películas anteriores de Larraín, exploran cómo la dictadura de Pinochet sigue viviendo en Chile, mientras muchas de las clases prósperas de Chile continúan luchando contra sus recuerdos de cómo les fue bien bajo su gobierno, como lo menciona The Guardian. No fueron pocas las personas que, hace unos meses, votaron para que se mantuviera la constitución que nació en la dictadura.¿Qué dice la crítica de El conde, de Pablo Larraín?Si bien la película ha sido elogiada por la cinematografía riqueza de sus imágenes, así como en su premisa, para muchos críticos, le falto contundencia a su mensaje. "Los colmillos de esta nueva película no perforan tan profundamente: su tono ridículo busca una ráfaga estilística en lugar de un enfoque más meditativo de su fundamento sociopolítico e histórico", opina el crítico Carlos Aguilar del portal RogerEbert.com. "El Conde lo tenía todo para ser una de las mejores películas de Netflix pero se queda a medias: el Pinochet vampiro de Pablo Larraín no termina de volar pese a su genial premisa", opina Mikel Zorrilla, en Espinof. "Frustrante... una alegoría que funciona pero que nunca da un golpe de gracia y un thriller satírico que maneja muchos insultos todavía enojados, pero poca sensación de que esto alguna vez sea suficiente", escribió Roger Moore de Movie Nation. Mientras algunos críticos coincidieron en que se quedó corta en su premisa, para otros resultó entretenida. "El Conde ofrece un poco de farsa al género vampírico. Si bien a veces tiene dificultades, ofrece suficiente energía clásica y momentos sorprendentes para ser una experiencia visual que valga la pena para los fanáticos del cine adecuados", piensa Charles Hartford de But Why Tho?. El Conde y el fascismo en la actualidadSobre si El Conde es una respuesta al auge del fascismo, Larraín afirma: “Lo que yo diría es que el fascismo se presenta en diferentes formas y formas. Y a veces algunos de ellos son muy difíciles de leer, porque comienzan con la seducción, luego pasan al miedo y luego terminan en violencia. Y eso es algo que estamos viendo con el ascenso de la derecha en muchos países del mundo. Y supongo que hay una alegoría en esta película que puede aceptarse y sentirse en muchas sociedades", dice el director a The Guardian.
El Creepy Festival se realiza desde 2017 en Bogotá. En esta oportunidad se llama Creepy Festival Apocalipsis y tendrá lugar el próximo sábado 21 Octubre en el Centro Comercial Bima (Autopista Norte # 232-35), a partir de las 3:00 pm. El evento contará con dos escenarios; El Stage Crossover, cuyos artistas principales son Dálmata y la agrupación Rikarena, y por otro lado, el Stage Techno, encabezado por el Dj Marco Bailey.Las boletas para esta nueva versión del Creepy Festival se podrán adquirir a través de allticketscol.com y su precio oscila entre los 55 mil pesos, boleta general en preventa, y 80 mil pesos, boleta VIP en preventa.“Nuestro propósito es posicionar el festival como el plan obligatorio para Halloween de los bogotanos que les gusta la buena fiesta. Esta es la versión más grande del festival, hasta el momento. Contaremos con una locación de más de 10 mil metros cuadrados, donde los asistentes no solo se encontrarán con una fiesta de Halloween sino con un festival de gran formato”, afirman organizadores del evento.Habrá premios al mejor disfraz entre $500.000 o $2.000.000, o si vienen con su parche de amigos pueden participar en la comparsa zombie y llevarse el premio de $1'500.000.“Lo interesante de este festival es que los asistentes se van encontrar con una decoración y ambientación que los hará sentir en un mundo apocalíptico invadido por zombies, queremos que las personas interactúen con el festival y con las actividades que tendremos preparadas para ellos”.
Los críticos musicales y los artistas suelen decir que los géneros están muertos.Los primeros, los críticos, lo hacen de forma explícita, como en el artículo publicado por The Guardian en 2016 titulado “Pop, rock, rap, lo que sea: ¿quién mató al género musical?”. Los artistas lo insinúan cada vez que evaden clasificar su música con etiquetas de género y la describen como “fluida” y “auténtica”.Bien, ni el aviso mortuorio ni el miedo clasificatorio vienen de la nada: nos indican que hay un vacío.Los géneros, si bien siguen operando para muchos como guía formal para leer la música, no describen o explican a los grupos sociales que consumen y producen obras musicales.A diferencia de la época de las tribus urbanas, en la que ser seguidor de un género implicaba adherirse a un paquete que incluía personalidad, conducta y aversiones, hoy los géneros no son el elemento que aglutina y describe a las comunidades de fans y creadores. Ese vacío en el concepto nos indica también que, en algún momento, hubo un cambio sustancial en los códigos a través de los cuales organizamos y leemos los objetos culturales.Para descifrar ese cambio, la pregunta que nos deberíamos hacer entonces no es si murieron los géneros, sino ¿por qué tomaron esta forma, en apariencia, evasiva y fluida? O ¿cuál es la subjetividad producida por la música si ya no son los “rockeros” o los “punkeros”?Mi hipótesis es que el nuevo principio organizador de la música está basado en las fantasías ideológicas. Es decir, que los valores que les asignamos a las canciones no tienen tanto que ver con cómo suenan o para qué las utilizamos (ir de fiesta, hacer trabajos, manejar, etc.), sino con la ilusión que nos provee de tener una identidad propia e irreplicable; o, mejor dicho: con cómo nos vemos representados en la música y sus autores. Pero para explicar esto mejor debemos aislar la categoría y analizar su historia.¿Qué es un género musical?En apariencia, los géneros musicales son una categoría que ordena y establece fronteras entre los múltiples estilos de música. Ese valor aparente lo determinan elementos comunes como la instrumentación o el tempo. Y, cuando no hay elementos comunes discernibles, hablamos de la aparición de un nuevo género. Pero, como veremos, en la industria de la música pop los géneros han sido, desde su nacimiento, una categoría utilizada para designar algo más allá de la musicalidad: los grupos sociales que representan.En la década de 1920, cuando apareció la tecnología fonográfica en Estados Unidos y a los vendedores de discos no les quedó de otra que segmentar a sus compradores, aparecieron las primeras dos ramas del árbol de los géneros musicales: el country (o hillbilly) y el R&B, término con el que agruparon las variantes de la música afroamericana derivada del blues, el gospel o algunos estilos del ragtime.(El mapa detallado de los géneros lo pueden ver en esta interesante página web que los conecta y ubica temporalmente).Esa primera categorización aplicada por la naciente industria fonográfica, amplia y abarcativa en cuanto a sonidos e influencias, no era tanto un modelo para diferenciar estilos musicales como para separar a las comunidades de consumidores blancos de los negros.En el libro Major Labels, la historia de la música pop, Kelefa Sanneh analizó bien ese modelo clasificatorio que se extendió durante años en la industria del pop, principalmente, a través de siete categorías: R&B, rock, pop, hip hop, dance, punk y countrySanneh sostiene que los géneros populares, más que definir las características formales o el sonido de cierto tipo de música, han sido utilizados para describir las fronteras entre ciertas comunidades en determinados contextos históricos.Hoy podemos coincidir en que el principio persiste: los modelos de clasificación de la música no describen tanto el sonido como las fronteras entre comunidades o formas de ser. Pero el elemento que determina la pertenencia a esas comunidades cambió. Esa idea de género como modelo de segmentación de audiencias implantado por la industria fonográfica, a mi juicio, empezó a tambalear por dos fenómenos popularizados desde los 80.El primero tiene nombre propio: Madonna. El segundo es una combinación entre la incesante demanda del mercado por novedad y la inquietud artística por colaborar, crear y “cruzar géneros”, el genderbenderismo.De Madonna al creador de contenidoEn los 80 Madonna capitalizó un giro de la industria auspiciado, primero, por la era de los videoclips, que hizo que fueran inseparables la imagen del artista y su música. Segundo, por el lugar que ocupó Madonna en las fantasías de quienes practicaban el vogueing, una movida mercadotécnica que abrió campo a un consumo basado en comunidades determinadas por su identidad y su deseo.“Tal como Siouxsie Sioux, que se inspiraba en el enmascaramiento de los chicos Bowie ambisexuales con los que acostumbraba a salir, Madonna es una discípula reverente que absorbe las ideas de la cultura gay y las convierte en marketing de masas [...] Madonna se comprende mejor como cabeza de una corporación que produce imágenes de su autorrepresentación, antes que como la artista espontánea, ‘auténtica’, de la mitología del rock”, dice la musicóloga Susan McClary. La reina del pop introdujo un modelo más preciso y directo de hablarle a comunidades que compartían gustos individualizados, brindó a sus fans la ilusión de representarlos. Su música, a fin de cuentas, no tenía que sonar de ninguna forma particular. Dice el crítico Simon Reynolds que “era un pop que jugueteaba con el ritmo del momento”, pero cuya sustancia demarcaba, por encima de todo, la materialización de la fantasía: ella era la representación y sus canciones un accesorio que la acompañaba y mutaba.Madonna le hablaba a una comunidad que quería verse en ella y otorgó a su público objetivo las coordenadas performáticas para hacerlo. El modelo mercadotécnico de la Reina del pop no solo contribuyó a la reformulación de la idea del género, sino que impulsó un nuevo tipo de relación con la audiencia que se refinó en la era de los medios sociales. El genderbenderismo Cuando Aerosmith y RUN DMC derribaron (metafórica y literalmente) el muro que separaba a los raperos de los rockeros en el video de Walk This Way nos avisaron del futuro de los géneros: iniciaron una bestial orgia de colaboraciones que nos condujo por el country rap de Lil Nas X hasta los corridos tumbados y el neopunk con reggaetón. La industria demandó, cada vez con más intensidad, cruces de géneros, orígenes y generaciones para ofrecer productos novedosos. Ahora ninguna mezcla parece inesperada. Ya no hay muchos muros que romper en la música (aunque sí hay fronteras entre fans). Hay discos de reggaetón que tienen canciones de neopunk y, a pesar de que los rockistas se jalaron los pelos, Ozzy Osbourne cantó con Travis Scott y Post Malone, y Metallica invitó a J Balvin a colaborar en The Metallica Blacklist.De ahí que para los críticos y publicistas de la música hablar de una canción “híbrida” o “fusión” se haya convertido en una muletilla genérica y poco descriptiva.Los festivales bautizados con el nombre de un género (como Rock al parque), por su parte, han tenido que estirar su definición para alimentar o rejuvenecer sus carteles. En cambio, los festivales masivos de nueva generación organizan su programación como lo hizo Madonna: pensando en las comunidades de consumidores forjadas, por ejemplo, alrededor de la identidad de género (misma idea, otro campo de aplicación). Sin duda somos cada vez más consumidores omnívoros y, por lo general, escuchamos lo que se nos atraviese. O probablemente dudamos e ignoramos el género de ciertas canciones. Pero todavía nos falta desentrañar el modo en el que trazamos el límite entre lo que nos gusta y lo que no. Si ya no importan los géneros, ¿ahora qué? La maraña de antecedentes y subgéneros; las colaboraciones entre artistas de diferentes orígenes o generaciones; Madonna y la mercadotecnia; Internet, las plataformas de streaming y la “shuffle culture” (que es también un desinterés por la música delegado a los algoritmos) posiblemente sean algunos de los factores que condujeron a los géneros a su estado actual de irrelevancia social. Pero ninguno de estos elementos explica por sí solo el declive de un modelo clasificatorio que ha sido homólogo, por ejemplo, en el campo de la moda. En su Newsletter The Sociology of Business Ana Andjelic lanzó la hipótesis de que entramos en una etapa de moda postgénero en la que los nuevos consumidores seleccionan sus prendas de acuerdo, por ejemplo, al fandom al que pertenecen o a intereses como lo vintage antes que por las viejas categorías de centro comercial.Lo mismo podría decirse de la música, que entramos en una era de consumo postgénero, pero la atención que le prestamos a la posición de los artistas respecto a la identidad sexual, la relevancia discursiva de "lo queer" (con sus seguidores y detractores) y la preocupación constante por la “autenticidad” de los artistas nos permite sospechar de la idea de un mercado musical “sin género”, producto de una supuesta cultura global democrática y desprejuiciada de Internet.Si en un principio fue la industria fonográfica la que determinó cuáles eran los grupos susceptibles de ser agrupados bajo una misma etiqueta, hoy vemos una inversión del procedimiento.Hay grupos sociales, categorías identitarias o rangos emocionales más específicos que buscan verse validados no en comunidades impuestas, sino en los artistas: la fórmula “piensa como yo (quiero pensar, ser o sentirme), pero lo volvió canción” es la que determina el nuevo vínculo entre creador y consumidor.Por lo general, en las nuevas formas económicas, el consumidor debe, cuanto menos, tener la ilusión de ser el responsable de su elección, de lo que quiere ser o como nombrarse. Por eso cuesta tanto que haya comunidades jóvenes que se articulen, por ejemplo, alrededor de los viejos valores del rock.El tránsito entre géneros musicales (de modo homólogo al ámbito de la identidad sexual) está permitido para artistas que han mercadeado su personalidad y sus valores individuales por encima de su obra. Y, por extensión, el mismo principio funciona para la audiencia.La relación artista-audiencia, sostenida además por el contacto parasocial a través de los medios sociales, se ha fetichizado: la audiencia se cree a sí misma homóloga del artista en un nivel más íntimo; el consumo de su música se puede presentar como la materialización del deseo propio.Así que si queremos pensar en nuevos géneros, más nos dice mirar hacia la identidad, la sensibilidad, el discurso motivacional o la megalomanía libidinosa de ciertos artistas de trap o reggaetón, que proclaman libertad, fortuna y mujeres. Podemos entender mejor lo que significa ser una Motomami todoterreno, una Bichota emprendedora, una swiftie devota que de cualquier otro tipo de categoría. La fantasía ideológica más común de nuestra época es la de la libertad individual, “puedes ser quien quieras ser”. Por eso los artistas suelen recomendar a sus fans que sigan sus sueños como ellos lo hicieron. O por eso Bad Bunny fue elogiado por travestirse en el video de Yo perreo sola. Y la ilusión que nos provee la música de un contacto íntimo, de un sentimiento compartido e implicado en el sentimiento de un autor, en tanto determinante de un tipo de conducta, es la que convierte su consumo en algo ideológico, porque determina nuestra posición social y describe nuestras fronteras, tal y como lo hacían los géneros en un principio.***Además de géneros, acá hablamos del doble rasero con el que se mide la genialidad, en El arte de la genialidad vs. la lucha contra la histeria.