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¿Conocer primero Colombia para luego recorrer el mundo?

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Esta semana la vida me tiene en Barranquilla, por fin, ciudad que no conocía, y eso me alborotó la pensadera, me hizo escarbar en las razones que nos llevan, casi siempre, a querer viajar primero fuera de nuestro país, a recorrer y saborear lo más lejano y tal vez nunca lo que tenemos más cerca. 

Por: Laila Abu Shihab // @laiabu

¿Esnobismo? Pensando en nosotros, colombianos, es bien posible. ¿Será que preferimos mirar más allá de las fronteras porque nos inculcan que eso tiene más valor que lo nuestro? ¿Será que en el colegio no nos enseñan bien lo que tenemos? ¿Será que lo que hace falta es una publicidad de verdad agresiva, de esa que antoja pero en serio, para que nos den ganas de recorrerlo? ¿Por qué muchos se ufanan de sus viajes a  países de América, Europa, Asia, África u Oceanía pero no de los que hacen a los Llanos, Chocó, Córdoba, Boyacá o Huila? ¿Se debería conocer primero, y bien, la tierra que nos vio nacer para luego sí viajar a las que nos rodean y las que están lejísimos? 

Por mi parte, quisiera creer que el huevo y la gallina han de llegar al tiempo. Que es posible. No es que uno anteceda y otro siga. Los dos son igual de importantes.  

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Las preguntas me apabullaron en el avión que me traía por primera vez a una de las ciudades más importantes de Colombia. Treinta y cuatro años y yo, que encuentro un poco el sentido de la vida en coger una maleta y montarme en buses, lanchas y barcos, trenes, aviones o carros, para observar y aprender de lugares nuevos, aún no la conocía. Cosas de la vida, traté de consolarme, es que sólo se dio en este momento. Sin embargo, no dejé de pensar en ese afán de comprar un tiquete que nos lleve lejos y no en uno que nos revele un lugar cercano pero único, lleno de vida. 

Muchos se amparan en que por un tiempo no se podía viajar por varios lugares de Colombia. Igual, hoy siguen sin hacerlo. Otros se excusan en que recorrer el país sólo vale la pena cuando se disparan el dólar y el euro. ¿De dónde sacan esos pretextos? El problema es más hondo, me parece. 

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Es cierto que la vida no nos alcanzará para conocer todo lo que queremos. Pero eso mismo es lo que me ha convencido: el huevo no tiene por qué haber venido primero que la gallina o al revés y en sentido contrario, como dijo una célebre reina. Además, ambos son necesarios para armarse una visión del mundo lo más completa posible, para tener más y mejores fichas con que armar el rompecabezas y comprender mejor por qué somos así y lo que nos rodea. 

Mi propuesta es que, si podemos, si de verdad nos gusta viajar, alternemos esa aventura a la selva del Amazonas, al Cocuy, Santa Marta o San Gil para hacer rafting y torrentismo, con una travesía por el noreste de Brasil o una que nos lleve al sur de Italia, a Sicilia. Porque no hay un destino mejor que otro. También nosotros hacemos el destino. 

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Mi lista en Colombia es larguísima todavía, pero trabajo con juicio para ir tachando cada vez que puedo uno de los pendientes: me falta meterme Llano adentro, conocer bien el Vichada y el Vaupés, por ejemplo. También tengo una deuda grande con La Guajira, Nariño y Putumayo. Y en general, con toda la costa del Pacífico. Ni hablar de los carnavales, más allá del de Barranquilla, claro, yo no puedo morirme sin gozarme el de Riosucio en Caldas o el de Blancos y Negros, en Pasto...

Mi lista en el mundo es aún más larga, pero lo mismo, no pasan muchos meses sin que tache uno de los sueños pendientes: el sureste asiático; Brasil, más allá de las ciudades típicas; los países nórdicos (Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia); Marruecos, Algeria y Egipto; Ushuaia, allá donde parece que el mundo termina; los festivales de teatro de Edimburgo, en el Reino Unido, y el Cervantino en Guanajuato (México), Japón, Kenia y Suráfrica...

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Lo importante es cruzar los destinos de ambas listas. Porque si se trata de viajes, no hay uno más importante que otro. No llega primero un huevo y tampoco llega primero la gallina. Creamos que han de venir al tiempo. Así es más bonito.  

*** Ver también las fotos de Colombia Magia Salvaje.

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