En tiempos en los que todos nos quedamos en nuestros hogares, Idartes presenta su plataforma Idartes en casa, una opción para acceder a conciertos, charlas, películas, obras teatrales en audio y video, libros, juegos, recorridos históricos y puestas en escena de danza. El lanzamiento de Idartes en casa se dará en el marco de Gaitán desconectado, un proyecto especial del Teatro Jorge Eliécer Gaitán que ofrecerá presentaciones virtuales y gratuitas de artistas colombianos. El primero de ellos será Edson Velandia quien se presentará el próximo viernes 17 de abril a las 7:00 p.m. Al santandereano se le atribuye la creación de la rasqa, un género que evoca las tradiciones campesinas colombianas. Igualmente, el 18 de abril a las 6:00 p.m. estará la cordobesa Adriana Lucía, quien además de su activismo reciente en el paro nacional, es conocida por su fusión musical de géneros como el porro, la cumbia y el pop. Para esta ocasión especial, estrenará una canción en la tecnología 8D. Su más reciente sencillo, Para hablar de amor, quiere ser un canto para darle voz a aquellos que no tienen voz o que han sido olvidados de una u otra manera. En abril se conmemora el mes de la memoria y la solidaridad con las víctimas en Colombia y esta canción llega en un momento necesario para darle visibilidad a comunidades que históricamente han sido invisibles.
El cantante santandereano Edson Velandia presentó El empiezo, una canción con la que rinde homenaje a los campesinos de colombia. La canción, compuesta y grabada en las veredas de Piedecuesta, Santander, es una exaltación de la identidad campesina. En palabras de Velandia, también es "un reconocimiento a campesinos y campesinas como luchadores en resistencia y víctimas de una guerra en la que no tuvieron el apoyo de la sociedad entera. Y es un acto de perdón a través de tres presentes simbólicos: carta, aguardiente y mi voz”. Según la Comisión de la verdad, "la canción representa esta y otras luchas que han dado los campesinos colombianos, que además de las condiciones políticas y económicas adversas en las que han vivido por mucho tiempo, también han cargado con el peso del conflicto armado. La canción es una aceptación del error de todos aquellos que miramos para otro lado frente a las problemáticas de los y las campesinas y una promesa de acompañamiento para el futuro". No es la primera vez que Edson Velandia lanza una canción con contenido político a final de año. En 2018 presentó Su madre patria, sobre la caótica situación que vive la actual política colombiana en tiempos de sobornos, asesinatos a líderes sociales y fiscales cuestionados. "Antes que artistas somos ciudadanos, tenemos familia, tenemos vecinos, somos parte de un colectivo. No podemos vivir como ermitaños, ausentes de la sociedad. La política es una situación que nos rige y es más interesante de lo que se ve. Nos la han mostrado como algo de traquetos, una mafia que se apodera de los dineros. La política es una ciencia, también puede ser un arte porque se puede enseñar de manera creativa, es muy interesante e inquietante. Hay que tomar partido. Colombia es un país confrontado, con una situación político-social difícil por desapariciones forzadas y desplazados, y a diario pasan cosas graves con los líderes sociales, por eso no hay que quedarse callado", dijo Velandia en entrevista con Shock.
Desde hace poco más de un año un parche llamado Aforo Total, autodescrito como un “colectivo cultural creado por artistas para toda la sociedad que busca garantizar la experiencia musical en vivo”, ha venido organizando una serie de conciertos arriesgados y atrevidos que han reclutado todas las esquinas de la música alternativa nacional. No solo se han limitado a centralizarse en Bogotá, sino que también han llevado artistas independientes a Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena o Santa Marta. Desde un estrecho pero sólido círculo de aliados que incluye más de 16 bares o escenarios, y cerca de 300 artistas participantes en sus eventos, Aforo Total creó su propio festival, el Furor Fest, que este sábado 10 de agosto tuvo su primera fecha en Kaputt Club en Bogotá ante más de 200 asistentes. Primera, porque el Furor Fest se pensó como un evento de tres partes que se harán a lo largo del 2019 con temáticas inspiradas en los elementos de la naturaleza. Para este primer capítulo, Tierra, Aforo Total convocó cinco bandas que parten del folclor local y lo convierten en su versión propia; cinco artistas que si bien tocan ritmos como cumbia, bambuco, música de gaitas, bullerengue o carranga, difícilmente podrían incluirse dentro del espectro de lo “folclórico” y están más cerca de la vanguardia, la experimentación y lo mestizo. La jornada la abrió Palo ‘e Corozo, ensamble bogotano de nueve músicos liderados por Ana Romero (compositora y cantante) y Rodrigo Pardo (compositor y bajista), que acaba de lanzar su EP Sembrando. Su concierto fue la presentación de su particular mezcla de jazz y rock con cumbia, bullerengue y gaita. El cruce entre costa e interior. El diálogo entre campo y ciudad. En esta línea, pero ahondando en el tono experimental e inquieto, siguieron Las Añez; uno de los actos más elaborados y pulidos en la escena nacional, que mezcla beatbox, pasillos, música andina, bambuco, electrónica y performance teatral. En vivo Las Añez dan a su música una capa completamente diferente a lo que tienen en disco, juegan con lo tragicómico y lo fantasmal, y se dieron el lujo de subir a Edson Velandia para tocar por primera vez en vivo Pensar y pensar, una de las canciones de su disco Al aire. El mítico Edson Velandia, figura de culto en la música independiente colombiana, fue el siguiente en subirse y demostró por qué se ha ganado su trono. Tan solo acompañado de su guitarra tuvo pegado al público. Su fuerza en escena es el producto de sus increíbles y cómicas historias, de sus interpretaciones cargadas de dramatismo, y de sus afinados dardos políticos. No en vano tocó La muerte de Jaime Garzón, canción que conmemora el impune asesinato del comediante, o la viral Su madre patria. Su invitado fue Lucio Feuillet, quien no estaba preparado para subirse a tarima, y a quien Velandia recibió con la letra de las coplas que quería que cantara anotada en un papelito. Lucio Feuillet, puente entre lo que él mismo llama “sensibilidad del sur” y expresiones más urbanas como pop y jazz, montó un set progresivo que pasó de lo íntimo y poético a lo coreable y bailable. Al frente de un ensamble de siete músicos Feuillet logra darle a su show distintos matices, y pasar de una canción romántica como Tiempo, a la popular y divertida La cumbia del trabajo, pasando por –otra colaboración más de la tarde– la versión en vivo de su recién estrenado sencillo Una pena junto a Las Añez. Diego Gómez, cabeza del visionario sello Llorona Records, cerró la jornada con su proyecto electrónico Cerrero, que lleva a las máquinas toda su experiencia trabajando con gaiteros y ritmos isleños. Junto a una percusión en vivo, Diego hizo un perfecto resumen de la jornada, una transición de análogo a digital, de tradición al mestizaje urbano. ¡Aplausos para Aforo Total y su atrevida apuesta! Fotos: Javier Quintana // @jquintanar8
Este año celebramos el décimo cumpleaños de un disco fundamental de la música colombiano, Once Rasqas, que entre guabina, carranga, jazz, música de cantautor y de acordeón, samplers, teclados y rock habla de un país al que le han dado más duro que rata en balde. Por: @chuckygarcia La canción final de Once Rasqas, primer disco de Velandia y La Tigra, sigue y seguirá siendo una epístola máxima de lo que en el fondo y sin darnos cuenta aceptamos ser como país: uno terco, absurdo, burdo, salvaje y en donde la gente se amaña más que en otros lados. La canción se llama Farra Garrotera, y micrófono en mano, en medio de una procesión religiosa de un pueblo, un alcalde vocifera: “Mirad esta avalancha de inconsecuencias no es otra cosa sino la confirmación del universo. No dejemos pasar este momento de inconciencia: paisanos míos, ¡brindemos por el fracaso!”. Más que un fracaso, eso sí, Once Rasqas, el álbum de Farra Garrotera y otros diez temas más se volvió una obra de referencia en la música nacional, y ponerle una etiqueta específica diez años después sigue siendo como cazar un Yeti: algo muy jodido. Pero no piensen en una “obra de referencia” como algo que uno baja de la estantería de una biblioteca para consultar como si fuera un tomo de la Enciclopedia Espasa; en este caso estamos hablando de un conjunto vívido de composiciones versadas y perspicaces que no pierden su poder, originalidad y acento: la voz de ese pueblo al que hace referencia en primera medida, Piedecuesta, en Santander, pero en el que a la vez cabe todo el resto del país como en talego de pobre. Es el de las mafias, las trochas, las ánimas, la gente que se cree más que el otro y los otros que saben más pero que no cuentan; los páramos, las montañas, las pastillas para el amor, los músicos municipales o que cargan una guitarra para defensa propia; los que no tienen empleo porque solo trabajan de diez millones pa’ rriba, el país donde aún quedan tigres y donde los burros sí que no escasean. Con Once Rasqas, del que este año se celebra su décimo aniversario, incluso devino un género propio conocido como “Rasqa”, y que tiene tanto de música campesina y rural como de urbana y moderna, y que como nombre fue tomado prestado del lenguaje circense y más exactamente del oficio de payaso. Su gestor fue el músico santandereano Edson Velandia y la banda que primero lo tocó Velandia y La Tigra, que desde aquel entonces cambió de formaciones y formatos pero que siempre mantuvo y sigue manteniendo lo ecléctico, el humor negro, el tono político y esas baladas que le pueden arrugar el alma al más macho. Guabina, carranga, jazz, música de cantautor y de acordeón, samplers, teclados y rock se ven las caras en Once Rasqas, con tanta seriedad y soltura a la vez que parece como el encuentro de músicos de varias generaciones y escuelas en un mismo balneario. El disco tiene en su portada un burro que a sus anchas tiene la piscina de un balneario, en la vida real el balneario Los Troncos de Piedecuesta; y de principio a fin es difícil dejar de pararle oreja por todo lo que tiene para decir y todos los demás significados que en todo caso puede llegar a tener. Once Rasqas salió en 2007, un año en el que también salieron álbumes como Somos Pacífico de ChocQuibTown (la edición del sello Polen Records) y Kill the Cuentero de Odio a Botero, que fueron decisivos y a los cuales también hay que partirles la torta por sus diez años y por méritos propios: como este debut de Velandia y La Tigra, no necesitaron de un rótulo para hacerse valer y mucho menos del permiso de los puristas que se rasgan las vestiduras porque nuestra música es un reflejo de lo que somos: mezcla de mezclas. En Farra Garrotera, finalmente, se pregunta el alcalde, que en sí es el burro de la piscina, si acaso puede “Este pueblo soportar un siglo más de fetidez”. De entrada es posible pensar que sí, que este país es de caucho y le pueden dar como a rata en balde sin que se sonroje, cuando Once Rasqas cumpla 20 años de hecho estaremos tomando el sol en la misma piscina y rebuznando en todo caso de felicidad por lo vivido.
Con Su Madre Patria, el prodigioso cantautor santandereano Edson Velandia volvió a poner el dedo en la llaga de un país que vive un agitado momento político. ¿Por qué hay que pararles bolas a estos temas? ¿Por qué debemos manifestar? ¿Por qué no quedarnos callados? El poeta de la rasqa tiene todas las respuestas. Por: Jorge Asmar // @mantramental Durante la última elección presidencial en Colombia, Edson Velandia fue uno de los artistas que más ruido causó por oponerse al actual gobierno. Su ácida canción Iván y sus Bang Bang se convirtió en un manifiesto a la inconformidad por el gabinete que tomó las riendas del país el pasado 7 de agosto. La influencia de sus letras en la conciencia colectiva (consignada en ese sencillo venenoso y en el resto de su prodigiosa discografía) vuelve con lo que puede ser su “cañonazo” de fin de año. Su Madre Patria canta la caótica situación que vive la actual política colombiana en tiempos de sobornos, asesinatos a líderes sociales y fiscales cuestionados: “Estos son los requisitos pa´ ser multimillonario pague mínimos salarios al que necesite un puesto evada todos los impuestos y apoye su candidato pa´ que agilice el contrato dele coima al enemigo cianuro dele al testigo y dele cuota al paraco”. Al ser frontal y honesto, hablar y preguntarle a Edson sobre la actualidad política deja enseñanzas y reflexiones. Sabe que todos debemos involucrarnos en política y considera que nos han viciado con un pensamiento negativo: “la política está regida para todos, ¿cómo hacerse el loco cuando uno compra algo y ese dinero se va a los impuestos? Nos meten al baile y uno no se puede hacer el loco, tenemos que manifestarnos”. Hablamos con uno de los artistas más militantes de la música colombiana. Uno que nunca ha temido con ensuciarse y poner discusiones incómodas sobre la mesa. Es evidente que algunos artistas revelan su tendencia política, y otros prefieren pasar inadvertidos para no entrar en polémicas y perder seguidores. ¿Será que los artistas se deben involucrar en temas de política? Antes que artistas somos ciudadanos, tenemos familia, tenemos vecinos, somos parte de un colectivo. No podemos vivir como ermitaños, ausentes de la sociedad. La política es una situación que nos rige y es más interesante de lo que se ve. Nos la han mostrado como algo de traquetos, una mafia que se apodera de los dineros. La política es una ciencia, también puede ser un arte porque se puede enseñar de manera creativa, es muy interesante e inquietante. Hay que tomar partido. Colombia es un país confrontado, con una situación político-social difícil por desapariciones forzadas y desplazados, y a diario pasan cosas graves con los líderes sociales, por eso no hay que quedarse callado. ¿Qué le quiere decir a las personas partidarias de las decisiones del actual gobierno? Hermano, ojalá entiendan razones. Son personas que aprueban estos mecanismos bárbaros, brutales de crear ejércitos oscuros que maten las personas que les estorban, que se atraviesan en sus intereses macabros de apoderarse de las tierras, ellos entienden que el mecanismo para gobernar es el criminal. Tal vez les puedo decir que traten de pensar en el bien común y en el bien colectivo y ver si este gobierno lo logra. Que se saquen de la cabeza que la gente es pobre, o los pobres lo son porque se les da la gana o lo hacen por vagos o perezosos. Cuando uno se mete en política entiende estos conceptos, la política de la democracia es el trabajo por el bien común y eso necesariamente no es comunismo. En tiempos donde se está hablando tanto de censura, ¿seguirá cantando sobre temas políticos? Siempre he cantado temas políticos desde que empecé en la música en Cabuya y Velandia y la Tigra. Como no entendemos la política creemos que solo cuando se es explícito y directo uno la está haciendo. Mi manera de hacerla es llevando una conciencia política clara. Desde el primer disco mis canciones siempre han tenido que ver con asuntos sociales del país. A través de la música, de la poética, siempre he tratado temas políticos. Sus propuestas artísticas promueven un pensamiento del bien común, del ser compatriotas y entendernos. ¿Cómo debemos actuar los colombianos para entendernos entre los seguidores y los no seguidores de este gobierno? Compadre, es difícil entendernos con personas que usan los mecanismos barbaros, personas que piensan que aquellos que no van con el uribismo son guerrilleros y deben morir. No sé cómo vamos hacer en este país para entendernos. En esa búsqueda estamos, en esa andamos. ¿Y qué deben hacer los colombianos que no van con los lineamientos del actual gobierno? Los que no creemos en esos mecanismos, en un gobierno narco y paramilitar, nos corresponde trabajar en las comunidades, en los barrios, en las veredas, seguir haciendo nuestro arte con conciencia, a fondo, sincero, siendo honestos y no claudicar hasta llegar a buen fin. Ser creativos, propositivos, echar los narcos del gobierno. Estamos muy cerca, tenemos que insistir y seguir trabajando. Llega Montañero: el disco infantil y al estilo subversivo de Velandia
Velandia reaparece con un disco y un libro junto a su hijo Luciano Awa: Montañero. Otra perla del santandereano, que ahora canta en familia. Por: @chuckygarcia Edson Velandia es tan montañero que escogió el mismo fin de semana de Rock al Parque para lanzar su nuevo álbum. Por WhatsApp me dice “No va a ir nadie al Simón Bolívar. Disculpen”, y queda más que disculpado, una grabación nueva de este músico santandereano que pateó a la escena musical colombiana hace 11 años con su CD Once Rasqas; siempre es bienvenida y se agradece que aparezca sin avisar. Sin compromisos con plataformas de música en streaming, tendencias en boga o sector alguno de la llamada industria. De los músicos nacionales que abrazan los nichos pero que a la vez están en boca de muchos más por su talante y creatividad a chorro –y por un mensaje contestatario y crítico que pica como aguijón de escorpión pero que a la vez tiene una prosa que evita que el veneno lleve al oyente a un desenlace fatal de amargura y desencanto absoluto–; Velandia es de los más adelantados y tiene la horma perfecta para que le calce la siguiente frase: cuando nosotros apenas vamos, él ya está de regreso. No está envuelto, en todo caso, en ninguna parafernalia ni autobombo distinto al de su propia música, sus álbumes y proyectos varios son quienes en realidad hablan por su figura y lo promocionan; y con el paso del tiempo se han vuelto tan escuetos que muchas veces no son más que un grupo de canciones hechas con voz y una guitarra de palo ó, como en este nuevo caso, con la participación de su mujer Adriana Lizcano, y sus hijos Nayra y Luciano Awa. Montañero, el nuevo disco y libro que Edson Velandia presentará en el Teatro Libélula Dorada del 17 al 20 de agosto, justamente es, en principio, un álbum infantil con ilustraciones de su pequeño hijo. Y la frase “en principio” tiene que ver con que al igual que le pasó a su Sócrates, el disco de 2007 que realizó junto a los niños del jardín La Ronda de Bucaramanga; posiblemente termine ingresando a la lista de favoritos de quienes han tenido a bien coleccionar o conocer toda su discografía. También pasa que cuando muchos piensan en un “disco infantil”, lo primero que se les viene a la cabeza es la idea preconcebida de una grabación sosa, repetitiva y más interesada en ejercer un control parental que en llamar las cosas por su nombre. Y esto es todo lo contrario. Montañero, de entrada, tiene un título que se muestra orgulloso de su procedencia. No hay que olvidar que en muchas partes del país aún llaman así a las personas del campo, pero para rebajarlas, para hacerles ver que son ignorantes, pobres ó, en su defecto, que vienen de la montaña y que venir de la montaña en esta sociedad es carecer de cualquier entendimiento y cultura. “Montañero”, en Colombia, es una palabra que ha tenido un uso despectivo, tanto como cuando llaman a alguien “campeche” o le dicen que es “bajado de la montaña con espejo”. El Montañero de Edson Velandia no es otra cosa entonces que música del campo, melodías laboriosas pero simples que transcurren tranquilas pero con la misma gracia y cadencia que tiene, por ejemplo, un bus escalera cuando agarra un camino sin pavimentar y lleno de curvas de alguna zona rural. Olvídense en todo caso de que es un disco complaciente o congraciado con esa Colombia “de postal” y de “magia salvaje” que promueve la institucionalidad; su bebedero no es apto para animales domésticos y es el mismo del cual Velandia ha sacado ideas para su banda La Tigra, para álbumes en solitario como El Karateka, para bandas sonoras como Pariente o montajes como la ópera La bacinilla de peltre. Este disco infantil trae un homenaje a los niños que sobrevivieron a la tragedia de Armero, 33 años atrás, sátiras contra la educación infantil y temas que hablan de brujas, ratones, palomas, elefantes y aves carroñeras, pues ellas también han hecho patria y más de lo que imaginamos. Nada parece escapársele a Velandia y a su familia, que posiblemente sea la primera en la era actual de nuestra música en lanzar algo así. Vea también: Pedrina: Sonidos y colores latinos
Después de su sonado álbum Sócrates, Edson Velandia regresa con un nuevo disco infantil, Montañero, una celebración de la vida campesina y una alabanza a la tierra fértil. Un canto a manera de ronda con versos que cantan al derecho y al revés manteniendo el significado Montañero, incluye un libro ilustrado por Luciano Awa , hijo de Edson El disco es una colección de canciones de cálida producción casera: un vallenato a los agujeros negros, una versión muy personal del Aserrín Aserrán, un homenaje a los niños sobrevivientes de la tragedia de Armero, varias odas a los animales como sutiles metáforas: Los ratones, Las palomas, El chulito, El elefante; referencias al campo, sátiras a la educación infantil, un clamor sublime por la lactancia prolongada, y un canto a los títeres; y muchos temas más. El video fue dirigido por Edson, protagonizado por el artista y un grupo de niños y en un escenario campesino, como en una fábula, hay magia y colores que ilustran muy bien la historia. Montañero, tendrá una temporada corta en el teatro Libélula Dorada, Edson, la cantora Adriana Lizcano, junto a sus hijos Luciano y Nayra, las voces del disco se unen al grupo de teatro de títeres Los Animistas y a otros músicos invitados, en un show musical colorido y lúdico que incluye además algunas de las canciones infantiles clásicas del músico piedecuestano: La montaña y La calavera. Teatro Libélula Dorada, Cra. 19 # 51 - 69 Viernes 17 de agosto 7 pm Sábado 18 de agosto 3:30 pm y 6:00 pm Domingo 19 de agosto 11:30 am y 3:30 pm Lunes 20 de agosto 11:30 am y 3:30 pm
Sofía Viola, la cantautora argentina. visitó nuevamente nuestro país, para reunirse con el rey de la rasqa Edson Velandia, ambos se caracterizan por crear sonidos y contar historias reales, contestatarias y revolucionarias en sus letras, su música está conectada por la libertad de los sonidos mezclados del rock y el folclore de cada región. Este encuentro se dio en el Laboratorio de canciones en gira, un espacio que les permitió intercambiarán conocimientos, ideas y escuchas, el lugar escogido para este encuentro fue Piedecuesta, Santander, lugar de origen y de inspiración de Edson. Agitando Cultura y la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, con el apoyo de Ibermúsicas, fueron los gestores de este encuentro, una propuesta que buscaba la creación musical y el intercambio de identidades musicales entre ambos países, y de dos artistas ingeniosos, agudos y con humor propio. Bogotá, Bucaramanga y Medellín, disfrutaron de sus conciertos donde demostraron que la agudeza de la música es explosiva cuando se unen dos genios.
Edson Velandia, el hijo célebre de Piedecuesta (Santander), el montañero prolífico, el tipo de la voz quebrada y las letras viscerales, tiene rodando por los chats de WhatsApp del altiplano criollo y por los muros de Facebook de la Colombia Humana, una nueva obra inspirada en el tema de moda: la Elecciones presidenciales 2018. (Vea también: Edson Velandia y Acid Yesit: una charla sobre cumbia, arte y oportunismo) El músico santandereano tiene una premonición que tiene que ver con el candidato del Centro Democrático Iván Duque. Es una obra satírica que se anticipa a las elecciones y, en un futuro postapocalíptico, es decir, post elecciones, canta a Iván y sus Bang Bang, quienes están en el poder y "¿Van a perseguir los gays? ¿Va a gobernar el Opus Day? ¿Van a hacerle fotos a tu cara?", dice la canción. Acá tienen el video que más suena en los chats de WhatsApp colombianos a esta hora.
En un momento de la música en que el cómo promocionar un disco en redes importa más que su contenido, el músico colombiano Edson Velandia lanza una grabación cabalgada a pelo: solo guitarra y voz. Su primer video promocional, “El caníbal”, también le apunta a la celebración de la creatividad y no de lo que es “tendencia”. Por: @chuckygarcia “La vaina es simple”, me escribe Edson Velandia en un email y a propósito del video lyric de El caníbal. “Es que me causa pena ver video clips y campañas de lanzamiento de los colegas con una inversión de billete alta en comparación con la calidad creativa. He visto ya varias vainas con ese interés evidente de ser pop y de tener una onda Grammy. Es evidente el interés de los amigos músicos por pegar a punta de estrategia, de apostarle primero a lo que creen les va a abrir la puerta al insípido ‘meinstrin’”. El caníbal, que como pieza audiovisual y sin pretensión “juega al cine en una época donde el ambiente de producción apunta más al mercado que a la lúdica”, según Edson, es como una camándula de imágenes de Semana Santa que a su vez se presta como carta de presentación de El Karateka, el nuevo disco que firma el cantante, guitarrista y compositor santandereano. Un álbum que parece ir en contravía de lo que la música es, en este momento, como fuente de información y contenidos, como negocio, como creación artística o como tendencia, ya que en la comunidad virtual según parece hay más inclinación hacia quienes se supone “rompen esquemas” porque de un día para otro le piden a su CM que borre su fanpage en Facebook. Presentar una grabación sustentada solo en canciones que al mismo tiempo dependen solamente de una guitarra y una voz no suena como algo que va a generar “likes” o comentarios de “influenciadores”; en otra época hubiera sido considerado como algo muy normal pero en esta es casi un desacato, una insubordinación o una patada voladora a los huevos y los numerales de lo que llaman “tendencia”. Así es El karateka, un grupo de 15 temas que Edson Velandia por fin se decidió a grabar tras años de estar tocándolos en una serie de shows por todo el país, y algunos por fuera, en los que lo que uno iba a ver y a escuchar era simple pero al grano: a él narrando historias escuetas y sin encriptaciones y en donde a las cosas se le llaman por su nombre, incluido el crimen del humorista Jaime Garzón. Cuando comenzó a hacer estos shows hacía poco que Edson había decidido parar con Velandia y La Tigra, su banda, con la que tanta lora ha dado y tan buenos discos le ha dejado a la música colombiana; su idea era no grabarlos en un estudio pero como su instinto siempre lo lleva a desmarcarse (incluso de sus logros más grandes) terminó metido en Audiovisión, un lugar en Bogotá en el que se han grabado buena parte de los elepés inolvidables que este país tiene entre su inventario. Para promocionarlo, primero salió El caníbal, que estuvo a cargo de la productora independiente Señal Sur y que afirma Edson Velandia “no es para protestar contra lo establecido ni es un video pensado para promocionar artistas ni canciones sino para ser una obra en sí misma, simple, si se quiere, grabada en el pueblo de Piedecuesta con una sola cámara, sin luces ni maquillaje”; y luego surgió la idea de hacer un concierto de lanzamiento junto a Marc Ribot, que es otro de esos músicos que agarra una guitarra y no la suelta hasta que le saca chispas. Un genio, a decir de la prensa especializada, que siempre que habla de él no se ahorra calificativos ni proezas ni referencias a sus más destacados álbumes, imposibles de memorizar hasta para el más fanático de su obra, pues son muchos y tan diversos que ni el propio intérprete neoyorquino los debe recordar todos. El jueves 12 de mayo en el Teatro Colsubsidio Roberto Arias Pérez (ver evento) está citado el combate entre Velandia y Ribot, y esta noche será el momento ideal para escuchar las canciones de El karateka, una tras otra, y entre las que cabe mencionar cuatro que pagan no solo la boleta sino la adquisición de este disco en formato físico (que por cierto, lo van a vender el día del show): Jaime Garzón, de la que ya se hizo mención, el Chulo, Los bobitos y el Infiel, este último el jadeante, atropellado e impúdico tema que abre el disco y que lo conecta a uno con la picaresca de un autor que brinca entre palabras como él solo sabe y que celebra la creatividad sin jueguitos inocuos.
Hay casi un 40% menos de contenido sexual en las grandes películas que a principios del milenio. Esa fue la conclusión principal de un informe encargado por The Economist al analista de datos Stephen Follows. El informe recopiló datos sobre las 250 películas más taquilleras cada año desde 2000, y encontró que las películas estrenadas en 2023 tenían poco más del 60% del contenido erótico que normalmente se encontraba entre las 250 principales en 2000. Es decir, el contenido sexual en las películas se ha reducido en un 405. Por género cinematográfico, la caída fue más pronunciada en las películas de acción (una caída de aproximadamente el 70% durante el mismo período), mientras que las películas románticas registraron muchos menos cambios, con una caída de poco menos del 20%.Al mismo tiempo, el porcentaje de películas más taquilleras sin ningún contenido sexual aumentó significativamente, de aproximadamente el 18% en 2000 al 46% en 2023. "No sólo hay menos actos sexuales en la pantalla, sino que se concentran proporcionalmente en menos películas", dice Follows. ¿Por qué cada vez hay menos escenas de sexo en el cine?Follows sugiere una serie de posibles razones detrás del declive de la cantidad de escenas sexuales, incluidos cambios en los gustos de la audiencia con una "preferencia por contenido que evita los temas sexuales por completo o los maneja con más sutileza"; la preocupación de que las escenas de sexo puedan afectar el estreno mundial “dando lugar a clasificaciones de edad o censura más restrictivas, reduciendo así el alcance potencial de una película”; y la creciente influencia de los “coordinadores de intimidad”, que toman protagonismo después del #MeToo y la importancia de espacios ¿Qué son los coordinadores de intimidad?La coordinación de la intimidad es un campo relativamente nuevo y en crecimiento, de acuerdo con CBS News. La primera producción en contratar y acreditar a un coordinador de intimidad designado fue "he Deuce de HBO, protagonizada por James Franco y Maggie Gyllenhaal, que se estrenó en 2017 y describió la industria del porno en la ciudad de Nueva York de los años 70.Hoy hay más de 100 coordinadores de intimidad certificados que trabajan en sets de cine y televisión. Su salario está más o menos en línea con el de los coordinadores de especialistas, cuyas tarifas mínimas fija el sindicato son alrededor de 1.500 dólares por día. Ganan, en promedio, entre 60.000 y 90.000 dólares al año.
El mes pasado, el cantante de Orgy, Jay Gordon, contó haber escuchado que Linkin Park se podría reunir con una cantante femenina en lugar del fallecido Chester Bennington. Sin embargo, se echó para atrás con sus declaraciones luego que estas se volvieran virales. "Va a ser difícil sin Chester, pero ya veremos", dijo. "He oído que ahora tienen una cantante... Eso debería ser interesante", afirmó en el programa de radio Wired In The Empire.Aunque con mucha especulación al respecto, los fans comenzaron una conversación en redes sociales sobre el posible regreso de la icónica banda y sobre la pregunta más grande: ¿quién daría vida a las voces de Bennington?El 30 de abril Billboard afirmó en un artículo que Mike Shinoda, Brad Delson y Dave Farrel estarían pensando en incluir a una vocalista en la banda para honrar la memoria del ex cantante de Linkin Park. Según la nota, la agencia de reservas WME estaría aceptando ofertas para una posible gira de reunión y actuaciones como cabeza de cartel de algunos festivales. A los miembros de la banda se les uniría un cantante aún sin nombre, pero una fuente le dice a la publicación que "la banda espera encontrar una vocalista femenina".Los rumores llegaron hasta los oídos de la vocalista de Evanescence, Amy Lee, quien negó que ocuparía el lugar de Chester dentro de Linkin Park en el programa de radio canadiense iHeartRadio, en el cual también bromeó diciendo: "no me han contactado, pero eso es increíble. Deberían preguntarme sobre eso. No tengo mucho tiempo libre, pero podría hacerlo a tiempo parcial”.Los integrantes no se han pronunciado al respecto, únicamente Shinoda quien afirmó que“siempre circulan rumores. La gente siempre pregunta qué sigue para la banda, y la mejor respuesta que puedo darle a alguien es que cuando haya algo que decirles, se los diremos. Cuando haya que hacer un anuncio, será en LinkinPark.com. Si lo escuchan de otra persona, pueden confiar en esa información tanto como quieran”.**Lean acá Linkin Park: "El rock de ahora apesta,por eso hicimos música visceral y ruidosa"
Los detectives muertos, la nueva serie de Netflix y spin-off de The Sandman, se estrenó el 25 de abril del 2024. Esta historia está basada en el cómic de DC y en el universo de Neil Gaiman, una de las mentes más poderosas de ciencia ficción detrás de historias como The Sandman, Coraline y American Gods. La serie iba a ser originalmente de MAX pero, después de que la plataforma de streaming la rechazara (por no encajar en los nuevos planes de la compañía, Netflix compró los derechos para tener todo el universo del reconocido autor de ciencia ficción. Sin embargo, Netflix no le tenía mucha fe a este proyecto y por eso Los detectives muertos no tuvo una gran promoción y se concentró en otros estrenos como El caso de Asunta y Baby Reindeer. Muy pocos días después de su estreno, Los detectives muertos tiene una calificación de 7,6 en IMDb (casi igual de bien calificada como The Sandman que tiene 7,7) y un 92% en Rotten Tomatoes. Estas cifras demuestras que Netflix cometió un gran error al no confiar en la expansión del mundo de The Sandman y en la mente de Neil Gaiman. ¿De qué trata 'Los detectives muertos'?Edwin Payne (George Rexstrew) y Charles Rowland (Jayden Revri) son dos adolescentes, que nacieron en décadas diferentes, que se hicieron amigos después de su muerte. En su vida como fantasmas tienen una agencia de detectives y se dedican a resolver misterios y casos paranormales. A sus misiones se les une la médium Crystal (Kassius Nelson) y Niko (Yuyu Kitamura), su amiga del mundo de los vivos. Los cuatro deben enfrentarse a brujas malvadas y a la propia Muerte. Trailer de 'Los detectives muertos'¿Cómo se conecta 'Los detectives muertos' en el universo de Neil Gaiman? Tanto Edwin Payne como Charles Rowland aparecen por primera vez en el universo de Gaiman en la cuarta entrega de la colección de historietas, Sandman: Estación de Nieblas. También aparecieron en La Cruzada de los Niños y empezaron a tener cameos regularmente en los relatos de Neil Gaiman. Hablando específicamente de la línea narrativa, The Sandman y Los detectives muertos se cruzan en 1991 cuando Lucifer (Gwendoline Christie en la serie) renuncia y se abren las puertas del infierno. Cuando el reino queda sin gobernante, Dream (Tom Sturridge) conoce a Charles y a Edwin (una relación que sirve para la historia se conecte y muestre lo que sucede en la Tierra). Y es que, precisamente, con las puertas del infierno abiertas, Charles comienza a divagar en el internado donde murió hacía años y conoce a Edwin, un amigable fantasma que murió en la misma escuela. Lo que sigue después de eso, su amistad y la agencia de detectives, es lo que se cuenta en el spin-off. ***Les recomendamos: The Sandman: ¿Por qué su creador esperó más de 3 décadas para adaptar su historia?
Dread Mar I se presentará en el Movistar Arena de Bogotá este 6 de julio, como parte de su Tour Dread Mar I 2024. Las entradas están disponibles en Tuboleta y los precios oscilan entre 221.000 y 494.000 pesos. Con una larga trayectoria conocida en toda Latinoamérica que comenzó en Argentina, Dread Mar I ha sido una figura muy conocida en el reggae latinoamericano desde su debut solista en 2005 con el álbum "Jah guía". Su éxito Tú sin mí catapultó su carrera, llevándolo a los primeros lugares de las listas y a nominaciones de varios premios, incluyendo el Grammy Latino. La canción obtuvo el récord de canción de rock argentino más escuchada en Youtube, con 1000 millones de reproducciones hacia enero de 2021."Tú sin mí se volvió un súper hit, pero no me lo esperaba. En YouTube hay 30 millones de personas que vieron el video", dijo el artista en entrevista con El Clarín. Además de ser el primer artista de Reggae Rock argentino en dominar los mercados de Argentina, México y Brasil, Dread Mar I ha recibido numerosos reconocimientos, incluyendo el premio 'Quiero' al 'Mejor Video de Reggae' y el premio Gardel al 'Mejor Álbum de Reggae y Música Urbana'. Su capacidad para llenar estadios se confirmó cuando tocó frente a 100,000 personas en Mar del Plata, y sigue siendo uno de los artistas argentinos más escuchados en plataformas digitales.Los fanáticos pueden esperar una noche de algunos grandes éxitos como “Hoja en Blanco”, “Así fue” y “Nada”.
Duki llega por segunda vez a la capital del país con su A.D.A TOUR 2024 en el Movistar Arena, el próximo 4 de mayo. El argentino regresa a Bogotá y la encargada de abrir el concierto será la colombiana Nath. Duki es un rapero y compositor de 27 años. En el 2021 se posicionó como el artista argentino más escuchado en el mundo. Entre sus canciones más conocidas está Goteo (que se mantuvo 24 días en el puesto número 1 de Argentina) con más de 300 millones de reproducciones en Spotify, She Don´t Give Fo con más de 400 millones de escuchas y Marisola - Remix.Después de agotar dos conciertos en el River Plate en Argentina (con capacidad de más de 150.000 personas), ser el único artista del género en vender toda la boletería del Bernabeu Del Real Madrid y hacer sold out en menos de 24 horas en el Palacio de losDeportes en México, Duki vuelve a Bogotá para cantar en uno de los escenarios más reconocidos de la ciudad.¿Quién es Nath? Nath creció en Medellín, admirando a iconos de la música local, como J Balvin, Maluma y Karol G. Ha colaborado con artistas como Ryan Castro, Goyo, Pirlo, Blessed, Piso 21 entre otros.El coro de la iglesia fue el escenario en el que cantó por primera vez. La música la emocionaba, así como ver cantantes. A veces le costaba encontrar las palabras precisas para expresar sus emociones, pero en la música, que tenía que sonar y acompañarla hiciera lo que hiciera, encontró sentido.En las baladas románticas de Ricardo Montaner, Reik y Sin Bandera, de ahí la inflexión romántica de sus canciones hoy, y también en la escritura. Si las palabras la eludían, tomaba una hoja y un lápiz, escribía una carta, y todo se aclaraba. Así convencía a su mamá de que le devolviera su baraja de Yu-Gi-Oh!A partir de 2020, esas cartas encontraron un destinatario más grande. En el concierto de Karol G fueron cuarenta mil personas. Ese día cantó 'La culpa', una colaboración con Goyo al ritmo de lo que ella llama pop urbano; 'KLKNTOKI', una colaboración con el caleño Pirlo —del que dice que, a diferencia de la mayoría de hombres, respeta mucho a las mujeres—, que fue viral en TikTok antes de su publicación; 'Deseándote', con Ryan Castro, un apoyo constante en su carrera; y también 'Rikota', su último sencillo, dedicado a las mujeres, a su felicidad."Es una locura ver que otras personas canten y griten y lloren con lo hiciste, que se conecten contigo y te escriban para decirte que les salvaste la vida. Se siente el éxtasis máximo. En ese momento es cuando más cordura tienes que tener y los pies sobre la tierra pa’ no elevarte. Es una responsabilidad muy grande que llevo con mucho amor. Antes era un tabú cantarle a las mujeres. Llevo ya tres añitos mostrando que no tiene que ser un tabú, que tenemos derecho a enamorarnos de quien sea. Creo que he logrado diferenciarme un poco".