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Babelgam: del post-punk al dolor cachaco

Un match entre incomodidad y arrojo hicieron de Babelgam una de las bandas revelación del rock bogotano.

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Cortesía Babelgam

En Colombia, aunque el barco parezca hundirse, la música no para. Por eso en Shock tomamos por agüero de principio de año, en detrimento del uso del calzón amarillo para atraer la prosperidad, apostarle a la abundancia de la nueva música colombiana. Este 2020, celebrando la nueva década y los 25 años de Shock, seleccionamos 25 proyectos que están por dar un salto de calidad. Les preguntamos por sus propósitos y su visión del futuro. Babelgam es una de nuestras 25 Apuestas Shock.

Por Fabián Páez López //@Davidchaka

Directamente desde la costa este de Suba, en la Bogotá profunda, donde hasta el Transmilenio llega cansado, salió Babelgam para convertirse en una de las más notorias promesas del rock colombiano. Tres sencillos lanzados entre 2018 y 2019 fueron suficientes para que este cuarteto despertara una expectación poco vista para una banda tan joven.  Materia Oscura, Hikikomori y Danza de agujas fueron sus primeros títulos.

La crudeza, la agorafobia y una particular sensación de desencanto, como encerradas en las letras abatidas y la voz grave de Juan Tuaty, le dieron un color particularmente oscuro a la banda. Un matiz recubierto con una personalidad muy clara y definida, la estética queer de sus cuatro integrantes y coros pegajosos como gusanos auditivos.

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Su magnetismo con el público bogotano es fácilmente atribuible a ese empate, en apariencia conflictivo, entre incomodidad y el arrojo. También a la nostalgia por un sonido evidentemente inspirado en el post-punk, pero que, para Babelgam se describe mejor como “doom-pop” o “dolor cachacho”.

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La banda, que en un principio iba a ser un proyecto de arte personal de Juan Tuaty, terminó por engrasar a fondo su sonido hasta convertirse en una de las más gratas revelaciones de la nueva ola de bandas bogotanas. En solo dos años de carrera, ya coparon los escenarios de rigor para cualquier propuesta que circule dentro del indie bogotano. Un mérito no menor si tenemos en cuenta que apenas en 2019 estrenaron su primer y único EP, Mar de hiladas, que entre sus seis cortes incluyó también sus primeros tres sencillos.

El nervio de sus interpretaciones y el sudor que provocan entre el público lo demostraron en 2019 en dos eventos claves. El lanzamiento del EP en Matik-Matik y su show en el festival Hermoso Ruido. El coro de Hikikomori tiene potencial de himno y su temprana acogida hizo que los incluyeran en el cartel del festival Estéreo Picnic 2020. Este año, además, se traen entre manos un nuevo trabajo discográfico y una gira nacional.

Vea también:Estas son nuestras apuestas Shock 2020

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