El recién fallecido Akira Toriyama fue esencial para la educación emocional de varias generaciones que hoy son adultas. Particularmente por su obra más conocida, Dragon Ball. Este tributo piensa y agradece algunos de esos aportes, como levantando las manos para devolver ki y aportar a un último Genkidama.
Por Juan Diego Barrera // @balandro1999
Dragon Ball, la serie de manga y anime ilustrada por Akira Toriyama, es, sin lugar a dudas, la obra más influyente y popular de la animación japonesa. Lo soportan los números comerciales —a los que solo se acerca One Piece— y la avalancha de tributos que vemos hoy, tras la noticia del fallecimiento de su creador.
Inspirado por una de las primeras olas del manga como lo conocemos, y por su fascinación por la animación de Disney, Toriyama consolidó una obra que marcó un antes y un después en el diseño de personajes, en el desarrollo de argumentos y villanos en los programas para jóvenes y, por supuesto, en la representación de las peleas uno a uno.
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Sobre todo, marcó algunos de los primeros y más profundos encuentros de generaciones enteras con misterios de la vida y con desafíos de la experiencia humana contemporánea: la muerte, lo que está más allá de lo humano, la inteligencia artificial, la sacrificialidad y hasta el genocidio.
A continuación les presentamos nuestras esferas del dragón: las ideas con las que Dragon Ball, y por ende Toriyama, nos ayudaron a crecer, haciendo que el cielo resplandeciera a nuestro alrededor:
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1. La relación entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos nunca es de aislamiento total
Los vivos buscan activamente cómo invocar a sus aliados y a sus seres queridos que no están presentes cuando más necesitan de su poder y compañía. Es apenas lógico, y ellos confían en que la muerte no es lo mismo que el silencio.
Por su lado, los muertos siempre nos están mirando desde otro lugar. Allí, Toriyama los imagina negociando con lo suprahumano para que permita que ellos puedan interferir y ayudarnos. En ese otro mundo, cuando no están velando por nosotros, existen dedicándose a lo que más aman, incluso si se trata de entrenar.
De hecho, en ocasiones, los muertos se dan maña para venir a visitarnos de distintas maneras. Una de las escenas más memorables de Dragon Ball es el reencuentro de Goku niño con su fallecido abuelito Gohan.
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Su encuentro le permite al abuelo pedir perdón a su nieto por el daño causado al cortar su particular cola de mono. También es el momento para expresarle cuán orgulloso está de su crecimiento. Ese tipo de fantasías nos permitieron a muchos entender el duelo no solo como pérdida, sino como cambio de la relación con nuestros seres queridos, que siguen interviniendo en nuestro proceso personal y dándonos fuerza y amor.
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2. Años y muchos capítulos después, cuando Goku ya era mayor, nuestro héroe entiende que fue él mismo quien asesinó a su abuelo sin saberlo. Con la llegada de los Sayayín a la tierra, Goku conoce a su hermano Raditz, quien le revela el origen alienígena de ambos. Más adelante, el protagonista se enfrenta a Vegeta, príncipe de los Sayayín, quien en medio de la batalla se convierte en un simio gigante haciendo uso del poder que su genética tiene en interacción con la luna llena.
Al ver la transformación, y por ende verse reflejado, Goku entiende que el ataque de un mono gigante que acabó con la vida de su abuelo fue propiciado por él mismo cuando era un niño. Solo al ver los comportamientos en los que él mismo puede caer, dejó de creer lo que pensó durante años: que estuvo inconsciente durante la catástrofe.
Comprender la naturaleza propia, compartida con su hijo y con ese nuevo rival —que se convertirá en su gran aliado—, permite a Goku entender que de su gran poder viene gran responsabilidad, y que es necesario cuidar a los demás de sí mismo.
3. Más adelante, aparece Freezer, el villano más popular de la saga. El alienígena, según le alertaron a Goku los sayayines que ya ha conocido, fue el perpetrador del genocidio de su especie, pues destruyó su planeta de origen por completo. ¿La razón? Una profecía que le alertó de un guerrero que vendría de allí y sería capaz de derrotarlo.
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A lo largo de esta saga, Goku y sus amigos ven con temor y consecuencias mortales cómo Freezer aumenta su poder cada vez más, mientras se transforma en versiones de sí cada vez más espantosas. Al final, la vida misma en la tierra depende exclusivamente de nuestro héroe, que tras decenas de capítulos dedicados a la pelea logra alcanzar el nivel Súper Sayayin y derrotar al villano.
Es decir, cumple la profecía, y demuestra que el miedo a la diferencia, esa cobardía extrema que tanta sangre derrama en el mundo real, está condenada a fallar. No importa en cuantas transformaciones tenga, la cobardía es siempre la misma.
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4. Pero en la película no-canónica “Dragon Ball Z: ¡Arde! Una superbatalla feroz, extrema y ardiente” aparece Broly —y, seamos honestos: para la infancia latinoamericana, esa diferenciación entre lo canónico o no carecía de sentido.
Broly es otro sayayín sobreviviente, candidato a ser el legendario guerrero. Es un personaje muy conocido por dos razones: los memes y su aparición en los aclamadísimos videojuegos de la serie en los que aparecía —como la saga Budokai Tenkaichi. En estos últimos, como en la serie, Broly estaba hecho para ser muchísimo más difícil de derrotar que otros guerreros Sayayín, pues era mucho más grande y resistente.
La razón es bastante trágica: su padre lo entrenó desde muy pequeño, y lo explotó psicológicamente hasta que hacer de él “el elegido” se convirtió en el sentido de la vida de ambos.
En las diferentes oportunidades en las que los guerreros Z se encuentran con Broly y con gran dificultad lo derrotan, nos enseñaron que nada está predestinado, y que prepararnos exclusivamente para un solo camino en la vida es quitarnos a nosotros mismos la vida en su esplendor, así como nuestro propio potencial.
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5. Los androides de Dragon Ball y su historia están evidentemente inspirados por el auge de la saga Terminator. Su versión más terrorífica, Cell, es el eje central de uno de los arcos narrativos más recordados. Ese villano adquiría su poder de literalmente consumir los cuerpos de otros guerreros, absorbiendo sus habilidades y fuerza.
Es una metáfora efectiva que permite entender la inteligencia artificial actual: su poder no reside en sí misma, sino en la sumatoria de producciones humanas que referencia. Evitar que sea o no un problema depende de cuanta resignación tengamos ante la idea de que es un monstruo que supera a nuestra especie.
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6. Uno de los puntos más divisivos entre manga y anime de Dragon Ball es el hecho de que Akira Toriyama nunca quiso que Goku fuera comprendido como un héroe justiciero que luchaba por los demás.
En unaentrevista para Wired en 1997, insistió en que, en la adultez de Goku, quiso dejar ver que muchos de los problemas que enfrentan el mundo y los guerreros Z se deben al egoísmo de Goku, y a su insistencia en luchar contra tipos cada vez más fuertes. En ocasiones, —la saga de Cell es el mayor ejemplo–, tomaba decisiones absurdas como dejar la tarea de vencer al villano a su pequeño hijo, generando tal presión que este tuviera que sacar fuerzas del trauma que estaba viviendo en tiempo real para sobrevivir.
Uno de los aprendizajes complejos pero necesarios para hacerse adulto es la realización de que nuestras acciones no necesariamente derivan en lo que queremos en el mundo. Es que además eso aparece en la historia: el mencionado hijo de Goku, Gohan, vence a Cell en una de las peleas más memorables de la saga. Entra así a la discusión sobre el personaje más poderoso de Dragon Ball Z, dada esa pelea.
En la siguiente temporada, lo vemos mayor, convertido en el “Gran Saiyaman” un alterego de héroe frustrado que lucha contra el crimen en la ciudad. Y si bien es importante para derrotar a Majin Buu, buena parte del último tramo de la saga Gohan nos muestra que, como en el vallenato, los caminos de la vida no son los que yo creía
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7. La tensión entre la intención del artista y la obra que más masivamente conocimos muestra que es el capitalismo, la industria y los tropos establecidos a lo largo de la historia —como el del viaje del héroe— los que nos envían en una senda donde la sacrificialidad y el sufrimiento son lo más valorado. Si bien Goku sembró en muchos la semilla del automejoramiento, ver ese cuestionamiento de Toriyama a Dragon Ball es una oportunidad para deconstruir lo aprendido y pensar antes en el bienestar propio y de los demás.
Hasta siempre, Akira Toriyama. Quienes crecimos en su legado protegeremos el planeta y a nuestros seres queridos con el tesón y determinación que nos enseñaste.
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A ustedes, ¿qué les enseñó Dragon Ball?
A ustedes, ¿qué les enseñó Dragon Ball?