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La maternidad subrogada: una realidad no tan lejana a ‘El cuento de la criada’

La lista de famosos que se han hecho madres y padres a través de la maternidad subrogada crece cada vez más. ¿Qué los lleva a pensar qué el dinero los hace dueños del cuerpo de una mujer?

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'The Handmaid's Tale'- Hulu

Las fotos de la actriz española Ana Obregón saliendo de un hospital en silla de ruedas y con un bebé en brazos, como si acabara de dar a luz, a sus 68 años, se volvieron virales en Twitter. Poco después se hizo público que, naturalmente, no era ella la que había concebido. El bebé nació de un embrión fecundado por su hijo, quien murió de cáncer en 2020, y de una mujer que le alquiló su vientre: maternidad subrogada.

La imagen de una mujer rica actuando como si acabara de pasar por lo que implica un embarazo y un parto, cuando en realidad pagó por tener un nieto, describe una práctica común hoy entre los famosos: pagar para maternar o paternar.

Una actuación de la concepción como esa, y el tipo de sociedad que la promulga y protege, ya la habíamos visto en una serie de televisión.

‘El cuento de la criada’ (2018), basada en el libro de Margaret Atwood que lleva el mismo nombre, narra una realidad distópica en la que hay un gobierno teocrático y totalitario que impone un nuevo orden jerárquico entre mujeres.

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Las mujeres que comparten los valores religiosos del gobierno están destinadas a ser esposas; las mujeres fértiles al margen del orden religioso (y, por lo tanto, económico) son forzadas a ser criadas: es decir, a concebir hijos en el lugar de las esposas a través de un ritual que incluye la simulación del coito. Es una violación ritualizada.

Todo ocurre regulado por una agenda política y religiosa en la que ninguna mujer tiene control sobre sus propios cuerpos o decisiones reproductivas.

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Así como ocurre en el universo de ficción de ‘El cuento de la criada’, la maternidad subrogada, común hoy entre las celebridades, también responde a una agenda: la agenda capitalista y patriarcal que asume y justifica la explotación del cuerpo de la mujer para fines reproductivos.

La práctica se suele justificar como una solución a “problemas de fertilidad”. Pero en ambos casos, en la realidad y en la ficción, debemos plantearnos preguntas éticas y morales sobre la comercialización del cuerpo femenino.

Los cuerpos de las mujeres son usados como moneda de cambio. La maternidad subrogada es un proceso en el que una mujer lleva a término un embarazo para otra persona o pareja, en la mayoría de los casos, a cambio de una retribución económica .

Ahora bien, a pesar de que en ‘El cuento de la criada’ la fuerza que obliga a las mujeres a gestar es encarnada por un gobierno autoritario, en la vida real, aunque parece menos visible, también hay una fuerza que oprime bajo la idea de “libre elección”: el orden patriarcal de las prácticas económicas.

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Un gran porcentaje de las mujeres que aceptan alquilar (como si se tratara de un bien material desprendido totalmente de su cuerpo) su vientre lo hacen como respuesta a una realidad económica que las pone frente a este tipo de explotación. Desconocer la presión económica es ignorar que esta “práctica” refuerza las desigualdades de género en las que las mujeres en situaciones más vulnerables son las principales afectadas.

En ese sentido, ¿la maternidad responde a los mismos principios económicos de la oferta y la demanda o del bien escaso?

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En ‘Mujeres, raza y clase’ Angela Davis dice: las mujeres pobres procrean para aquellos que pueden permitirse la labor de maternar o paternar. Y compara los casos con la época de la esclavitud, cuando a las mujeres negras les quitaban a sus bebés para verderlos como esclavos, pues ellas, dentro de situación de opresión, no podían ser madres tampoco.

El alquiler de vientres reproduce la idea de que la maternidad es un privilegio que unos pueden comprar, mientras las mujeres deben poner su cuerpo a disposición de otro que entiende el embarazo y el parto como una simple transacción.

La realidad legislativa de la maternidad subrogada en el mundo.

Según un informe de la Comisión Internacional de Juristas, la maternidad subrogada es legal en al menos 16 países, incluidos Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Ucrania, Rusia, India y Tailandia. En otros como Francia, Alemania, España e Italia, la maternidad subrogada es ilegal y constituye un delito penal.

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En Colombia no existe una regulación frente a los vientres de alquiler. En los últimos años distintos partidos políticos han presentado al menos 16 proyectos de ley para regular el alquiler de vientres y todos han terminado archivados. En 2022, la Corte Constitucional ordenó que se implementara algún tipo de regulación en el alquiler de vientres en el país, sin embargo, nada ha avanzado aún.

Según el Consejo Europeo de Maternidad Subrogada, se estima que al año se llevan a cabo entre 25.000 y 30.000 acuerdos de maternidad subrogada en todo el mundo . Es decir, más de veinte mil mujeres en el mundo son usadas como incubadoras cada año.

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En Colombia, “el embarazo subrogado es reconocido por la Corte Constitucional en la Sentencia T-968 del 2009, en la que se legitima como un método para resolver los problemas de parejas infértiles o que no desean vivir el proceso del embarazo.”

Es un método. Una transacción a la que cualquiera puede acceder con el dinero suficiente. La “gestante”, como llaman a las mujeres que alquilan su vientre, debe pasar por todos los cambios hormonales, efectos físicos y psicológicos de un embarazo como parte de una transacción comercial.

La maternidad subrogada, tanto en la práctica como en la ley, nos confina a ser un medio de reproducción, totalmente cosificado para ser objeto de uso y, una vez más, nos sumerge en la lógica de comercialización de nuestros cuerpos en la que se nos reduce a una mercancía que puede ser vendida, comprada o intercambiada .

Y como los famosos parecen creer que lo pueden comprar todo, qué importa si eso incluye el cuerpo de una mujer.

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Siete famosos que pagaron un viente de alquiler


  • Kim Kardashian y Kanye West: los multimillonarios utilizaron la maternidad subrogada para tener a sus dos hijos menores, después de que Kim tuvo complicaciones de salud en sus dos embarazos anteriores. El portal 'TMZ' afirmó que le pusieron como condiciones a la gestante restringir su actividad sexual en las semanas previas y posteriores a la inseminación, y le prohibieron entrar en saunas, teñirse el pelo o beber más de una bebida con cafeína al día.
  • Cristiano Ronaldo: el futbolista portugués tuvo gemelos mediante maternidad subrogada en 2017.
  • Tyra Banks: la modelo y presentadora de televisión tuvo a su hijo York a través de una madre subrogada en 2016.
  • Nicole Kidman y Keith Urban: la pareja tuvo a su segunda hija, Faith, mediante maternidad subrogada en 2010.
  • Ricky Martin: sus cuatro hijos han nacido por maternidad subrogada.
  • Lucy Liu, de ‘Los Ángeles de Charlie’: tuvo a su hijo a través de un vientre de alquiler y afirmó en una entrevista que “Simplemente, me pareció la decisión acertada para mí porque estaba trabajando y no sabía cuándo iba a poder parar. Decidí que probablemente era la mejor solución para mí, y resultó ser increíble”. Es decir, una idea de maternidad construida en función a la producción. Primero comprarla antes que dejar de trabajar.
  • Priyanka Chopra y Nick Jonas: tuvieron a su primera hija, Malti Marie Chopra Jonas, por maternidad subrogada en 2022.

Y como si no fuera suficiente también tenemos: el performance del parto.

Ana Obregón no es la primera en aparecer frente a las cámaras poniéndose la bata de una mujer que acaba de dar a luz, sin tener que asumir los efectos físicos y psicológicos que eso implica.

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Khloe Kardashian subió una foto en la cama de un hospital con su segundo hijo en brazos, como si el cansancio y el dolor de tener un parto la obligara a estar ahí.

Que sí, que ‘El cuento de la criada’ es una realidad distópica, pero no estamos muy lejos de convertirnos en Offred mientras observa cómo los bebés son entregados a las esposas infértiles en una ceremonia en la que actúan como si ellas los hubieran parido.

Pero este complemento fantasioso es lo que resalta la distancia entre el alquiler de un bien y el alquiler de un vientre. La necesidad de un performance social que legitime la posición de madre o padre obtenida a partir de una transacción.

Mientras tanto las mujeres que gestaron a esos bebés regresan a su vida con los efectos psicológicos y físicos que el embarazo les haya podido dejar, sin ningún acompañamiento. Al fin y al cabo ¿quién cuida de las criadas después de dar a luz?

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