De las mentes cansadas y sin ideas de los creadores de programas para niños, que ya no pueden competir con el turbio y repetitivo YouTube para Bebés que puede hacer cien nuevas versiones de la canción de los dedos a la semana, llega OTRO remake: Los Teletubbies.
De 1997 a 2001, los Teletubbies criaron a los últimos millenials y primeros gen z con una adicción a la televisión por cable y la tubbipapilla. Era un show que no tenían que volver a lanzar, pero, de nuevo: la competencia creativa está imposible cuando se trata de contenido para bebés.
Entonces, como todo remake, existe la oportunidad de hacerlo exactamente igual y exponerse al escrutinio de quienes crucifican a los estudios por falta de creatividad: “Si lo que querían era una copia exacta pero de mejor calidad que la anterior, por qué no lo sacaron en HD y ya”. Pero también está la posibilidad de hacer pequeños cambios a la espera de la llegada de los aldeanos con antorchas: “ARRUINASTE MI INFANCIA”.
Este último fue el caso con el remake de Teletubbies, que en su trailer mostró que el tradicional sol amarillo de la serie sería ahora una niña asiática. Han pasado 10776 días desde que nació el internet comercial y aún no tenemos un día en el que la gente no se queje de algo que no le afecta en absoluto.
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Mucha gente dice que no le molesta que el sol ya no sea un niño blanco de ojos azules a lo comercial de Huggies, sino que les molesta que el sol no está pintado de amarillo. Si usted genuinamente no entiende por qué no cogieron a una niña asiática y le pintaron la cara de amarillo le falta mucho por aprender sobre el racismo anti-asiático, porque es precísamente esa burla a la “piel amarilla” una de las grandes ofensas que se popularizaron durante la migración china.
El Yellowface, o "cara amarilla", fue una práctica popularizada a comienzos del siglo XX para burlarse del tono de piel de las personas asiáticas. Se usaba, más que todo, para deshumanizarlas y asociarlas con enfermedad. Claro que no era solo el color de piel, también inventaban que comían ratas de alcantarilla y consumían drogas constantemente. Pintarse la cara amarillenta se convirtió en una manera fácil de burlarse de la gente asiática, y Hollywood lo convirtió en un hábito hasta finales de los 2010.
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La cosa es que el estudio añadió un segundo sol, un niño negro (a quienes los racistas de Twitter no demoraron en apodar “eclipse”) y ha decidido turnar a ambos niños para ser el sol ¿y esto en qué afecta la trama? A eso podemos responder con otra pregunta, ¿tiene trama los Teletubbies?
Hay gente diciendo que no tiene sentido, que si no está roto no lo arregles, y que el coco de los conservadores, “la inclusión forzada”, está arruinando su infancia. A esas personas les decimos: esto no es el divorcio de sus padres, es una cabeza de bebé flotante.
Dejen que los bebés vean caras como las suyas en televisión. Dejen que los niños crezcan con lo que nosotros no crecimos: representación. Ningún bebé estaba vivo para ver la versión de Teletubbies de 1997, así que no van a notar el cambio ni les va a importar.