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¿Por qué hay que ir a cine a ver “El hilo fantasma”?

Una historia que cuenta la dependencia del amor. 

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Phantom Thread

Si se hiciera un Panini del cine de hoy con los nombres de los directores más influyentes del mundo, la laminita de Paul Thomas Anderson no puede faltar. La octava película del cineasta estadounidense llega esta semana a salas de cine marcada por todo el ruido de las nominaciones al Óscar, y por otro par de detalles de lujo que la convierten en otro título obligado para ir a ver.

Por: Lorena Machado Fiorillo // @lorenamafi

 

 

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1) ES PAUL THOMAS ANDERSON EN SU MEJOR DEFINICIÓN 

Si por alguna extraña razón no les suena el nombre de uno de los directores más reputados de la actualidad, de seguro habrán visto una o varias de las siete películas anteriores a El hilo fantasma (Phantom Thread). Paul Thomas Anderson -47 años, gringo, niño prodigio- es uno de los guionistas y directores más consistentes en su cinematografía porque hace lo que le da la gana en todas sus películas manteniendo su obsesión con las las historias atípicas, los planos simétricos, las tomas de tiro largo (como la de la piscina de Boogie Nights o la de la lluvia de ranas en Magnolia) y la exigencia a los actores con los que trabaja para sacarlos de su zona cómoda (piensen en Adam Sandler en Punch-Drunk-Love, que es de lejos el mejor papel de su carrera).

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Sin embargo, ni el mismo Anderson es capaz de definirse. Ha dicho que no se siente cercano a Steven Spielberg ni tampoco a Stanley Kubrick y que sea impredecible lo hace difícil de clasificar. A veces raya entre lo ambiguo y lo contemplativo, a veces eleva a sus personajes al terreno de la poesía. Lo que sí es cierto es que es de esos directores estrella del cine contemporáneo a los que siempre hay que seguirles la pista porque termina haciendo películas que tienen muchos reconocimientos y se vuelven referentes de la generación de directores que le apuestan a ser fieles a sí mismos sin importar lo que dicte el mercado.

Después de haberse enfermado inexplicablemente un día y que su esposa, Maya Rudolph, lo cuidó mientras estaba en cama, Paul Thomas Anderson quiso hacer de El hilo fantasma, la primera película que graba por fuera de Estados Unidos, una exploración de la ternura del enfermo y del poder de su cuidadora. Me van a decir “¿no se supone que esta película es sobre moda?” Sí y no. Como todo lo que hace Anderson, uno entra al cine asumiendo que va a ver algo pero sale con otra cosa en la cabeza distinta de la que supuso y de la que no puede sospechar viendo el tráiler.

2) DISFRUTEN DEL ÚLTIMO PAPEL DEL GENIO DANIEL DAY-LEWIS

La segunda colaboración entre Paul Thomas Anderson y Daniel Day-Lewis (la primera fue en There Will Be Blood) es la despedida del cine del actor irlandés de 60 años, ganador de tres Óscar y nominado a mejor actor en los premios de este año.

En El hilo fantasma Daniel Day-Lewis construyó, de la mano de Anderson, a Reynolds Woodcock, un diseñador de modas inglés que viste a la realeza y a la clase alta del Londres de los años 50. “Daniel es muy atractivo, pero en la película que hicimos juntos (There Will Be Blood), su personaje se ve afeado por su carácter. Fue entonces cuando pensé en escribir para él el papel de un hombre apuesto que viste de forma impecable, le encanta la ropa, se preocupa por su apariencia y le gusta hacer cosas con las manos”, dijo Anderson en una entrevista.

Para inspirarse, Daniel Day-Lewis vio muchísimos archivos de la época, trabajó temporalmente en un departamento de vestuario, aprendió a coser, cortar y diseñar, y terminó haciendo un intento de copia de un vestido de Balenciaga. El resultado fue un personaje meticulosamente obsesivo, controlador y muy posudo, con una extraña relación con su difunta mamá y a quien le rige los horarios, el aislamiento y el silencio y se pone de mal genio porque le dan una sorpresa o le cambian los ingredientes de lo que regularmente come.

Su proceso creativo y su cuidada rutina empieza a ser afectada cuando se enamora de Alma  (Vicky Krieps), una mesera de un restaurante, que convierte en su amante y su musa, y con la que lleva su amor hacia lo tóxico y dependiente. Aunque al principio en su estructura parece un típica historia de amor de hombre-rico-conoce-a-mujer-pobre, lo más interesante es ver cómo ambos protagonistas se transforman apenas se juntan y cómo Alma, viviendo en una detestable sociedad machista, alza la voz y actúa en contra de lo que no soporta para darse su lugar en ese mundo que decidió aceptar como suyo pero que también la tiene atada a una relación de abuso psicológico. Dos actuaciones que son mucho más fuerte si uno las mira en conjunto, en vez de individuales.

3) DAN GANAS DE PONERSE TODOS LOS VESTIDOS QUE SALEN EN PANTALLA

Aparte de las nominaciones de los Óscar a mejor película, mejor dirección, mejor actor, mejor actriz secundaria y mejor banda sonora, El hilo fantasma está nominada a mejor diseño de vestuario y tiene una razón de ser: todos los vestidos de Mark Bridges (con quien Paul Thomas Anderson ha trabajado 22 años) que se hicieron especialmente para la película son hermosos, refleja la fijación del protagonista por el detalle y nos sitúa en la época en la que está sucediendo lo que vemos.

Aquí, siendo el protagonista un reconocido diseñador, el vestuario era un elemento que no podía dejarse al azar y en el que ahondó su director años antes de animarse a hacer la película hasta el punto de estudiar a los ingleses y concluir que aun en las colecciones de primavera, contrario a los franceses que utilizaban flores, usarían lana y encaje por cuestión de etiqueta.

La verdad, aparte de la textura del granulado de la película, cuando vean El hilo fantasma sus ojos se fijarán en cada una de las telas, en cómo es la caída de los vestidos y de qué manera el vestuario ayuda a que los personajes cuenten su historia. También (lo sentimos influencers de la moda) se van a reír al ver la discusión entorno a la palabra chic y lo confuso que es interpretarla en un atuendo.

4) LA BANDA SONORA TIENE LA MANO DE UNO DE LOS GENIOS DE RADIOHEAD

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No, olvídense de Thom Yorke. Radiohead es más que él. En el anonimato mediático pero con una gran hoja de vida como compositor de bandas sonoras y arreglista está el guitarrista y teclista de la mítica banda inglesa, Jonny Greenwood, quien fue el autor de la música de El hilo fantasma. Greenwood, artesano del sonido, es el responsable de muchos de los arreglos de Radiohead y también se ha vuelto en un socio habitual de Paul Thomas Anderson. Desde que el cineasta y el músico trabajaron juntos en There Will Be Blood (2007) la sociedad se ha mantenido estable y Greenwood ha hecho la música de The Master (2012), Inherent Vice (2014) y ahora El hilo fantasma. A su hoja de vida se suma la música de otra joya cinematográfica como We Need To Talk About Kevin (2011) en la que se siente el hilo común de su sonido: tensión pura y la inminencia de la fragilidad humana.

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