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Razones para no perderse ‘John Wick 2’, ¡ni por el putas!

Dos horas de cine ultraviolento, con tantos muertos como 'Vengador del Futuro' y más peleas y cuellos rotos que las primeras películas de Steven Seagal.

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Si tuviera que comparar a John Wick con una sola película quedaría en deuda, porque justamente su éxito recae en la capacidad de reunir en una sola propuesta lo mejor del cine clásico y moderno de acción.

Dos horas de cine ultraviolento, con tantos muertos como Vengador del Futuro, con más peleas y cuellos rotos que las primeras películas de Steven Seagal, con más coreografías de acción que Jason Bourne y un protagonista con una tristeza más profunda y deseo de venganza que Mickey Rourke en Sin City.

Una película con tintes de comedia oscura en la que las historias de amor no distraen, sino que se convierten en el combustible de la trama, no para salvarnos de la muerte, como con Neo en Matrix, sino para hundirnos más en la desdicha.

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Por eso tenemos a un John Wick (Keanu Reeves) que nunca sonríe, del que sus oponentes reconocen como leyenda y ejemplo de determinación. Un asesino letal que regresó de su retiro no solamente porque su esposa murió, sino porque mataron al perro que ella le regaló y le robaron su carro. A un hombre como él no se le hace eso: matar al perro, robarle el carro y quitarle a la esposa, porque los responsables se atienen a las consecuencias.

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Así que los que decidan ver la segunda parte de este 'dramaviolentocómicoyoscurodeacción' recibirán dosis concentradas de coreografías de acción potenciadas, porque cuando no hay amor todo se puede ir a la mierda. Y mucho más cuando existe alguien tan peculiar como Wick, capaz de matar con un lápiz o balazos en la cara a corta distancia, sin lucimientos innecesarios.

Todo ello en un universo de delincuencia creado como si se tratara de un mundo paralelo en el que convivimos todos en una aparente tranquilidad, bueno, sino somos las víctimas, con una dinámica underground similar a esa dualidad de magos y muggles en Harry Potter.

Lo más fascinante de todo es que ese andamiaje creado para darle soporte a los asesinos existe como si fuera lo más normal del planeta: servicio de limpieza para desaparecer cadáveres y no dejar rastro de una escena del crimen; sastrería de trajes blindados; y hasta Sommelier de armamento. Una comunidad con reglas innegociables, un hotel en donde está prohibido agredirse, con principios de honor similares a los de las mafias italianas, ojo por ojo, diente por diente, y las deudas de sangre se pagan con sangre.

Este es el panorama que enamora de John Wick 2. Si a esto le sumamos el reencuentro de Keanu Reeves con Laurence Fishburne luego de 16 años, cuando juntos protagonizaron Matrix, todo parece dado para ser además un éxito de taquilla, otra película legendaria de acción. 

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