Hoy, 8 años después de su muerte, estamos listos para sacar del papel ese tributo, para recordárselo a los que ya lo habían leído y para regarlo en las nuevas generaciones digitales.
Ilustración: John Morr
La muerte del Joe ya había sido anunciada unas cuantas (varias) veces por periódicos que parecían jugar sus propios juegos olímpicos de la chiva periodística. El estado de salud del "Centurión de la noche" viajaba de los corredores de hospitales a los oídos que estaban atentos a dar la estocada concluyente con un titular y un punto final. En ese momento, cuando preparábamos nuestra revista de agosto de 2011, no podíamos ignorar esos rumores. Decidimos en ese momento enviarle fuerzas a uno de los genios más brillantes de la música colombiana, convocando a nueve firmas y nueve ilustradores para que capturaran a su modo la esencia del Joe.
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El 26 de julio del 2011 Joe Arroyo murió después de múltiples quebrantos de salud que hace tiempo no daban tregua. La edición que teníamos en curso tomó aún más fuerza y significado y más que un homenaje póstumo, fue un tributo a un inmortal , al hombre que había sido definitivo en la concepción del baile tropical colombiano, un hombre que pensaba su música "pa'l bailador".
Pernett, Simón Mejía, Mauricio Silva, Angel Unfried, Andrés Salgado, Willie Vergara, Naty Botero, Lucas Silva, Checho Acosta, Andrés Salcedo y los ilustradores John Morr,Bleepolar, Edwin Pineda, Kontra, MotDesign, Ivanna Diaz, Camila Villegas, El Nacho, Armando Mesías y el Nacho, fueron las piezas de un rompecabezas que mostraba cómo un solo hombre había tocado con misterio y magia los corazones de diferentes personas. A unos personalmente, a otros a través de la leyenda de un personaje que fue tan grande que creó un género propio, que en los Carnavales de Barranquilla tuvo que ser declarado fuera de concurso para que otros artistas pudieran brillar fuera de su sombra, que entendió sus raíces caribeñas, tropicales, negras, colombianas y latinas, para componer canciones que son elementales dentro del folclor nacional. Pero, sobre todo, dentro del playlist rumbero de varias generaciones y clases sociales.
Un hombre que convocó a todo el país en la pista de baile.
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Hoy 8 años después de su muerte, estamos listos para sacar del papel ese tributo, para recordárselo a los que ya lo habían leído y para regarlo en las nuevas generaciones digitales.
Le debemos al Joe mucho y esta es nuestra manera de contribuir a que su música no muera jamás.
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