Un tributo al hombre de las mil caras que de la mano de sus alter egos se convirtió más que en un ícono de la moda, en un revolucionario del vestir y de la identidad.
Por: Por Mayra Hernández @mayaelectrik
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“Siempre tuve la repulsiva necesidad de ser algo más que un humano”. Palabras icónicas del recién fallecido y camaleónico cantante que durante su existencia en la tierra siempre pareció de otro planeta y por fin ha emprendido su viaje a las estrellas. Palabras que muy seguramente usted ya ha leído y releído en Internet a menos de 48 horas de su partida, y que decoran las imágenes con las que el mundo rinde tributo al gran David Bowie. Palabras que revelan el impulso que llevó a Bowie desde el día uno de su carrera a crear los alter-egos que mutaron en su cuerpo y que durante cinco décadas de carrera musical no solo impactaron la industria musical, sino también de la moda y por qué no, de casi todos los campos creativos del mundo occidental.
No cabe duda que fue un innovador musical que a través de su imagen dio clases magistrales del poderoso imán que hay detrás del auto estilo, la reinvención, la osadía y hasta de la androginia que cautivó a la cultura pop e hipnotizó a fotógrafos, editores, estilistas y diseñadores para quienes Bowie, fue, es y seguirá siendo el rey de la moda del siglo XX Y XXI. Palabras más, palabras menos, una inagotable fuente de inspiración.
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No en vano “David Bowie Is…”, es una de las exhibiciones más visitadas del reconocido museo londinense de arte y diseño Victoria&Albert, que recopila el mundo creativo de Bowie en 300 objetos entre canciones, letras, videos, prendas, instrumentos y fotografías, y que está a punto de convertirse en uno de los eventos museísticos más concurridos de la historia gracias a su gira por cinco países. No en vano, tres décadas después de que el mundo viera nacer una de las imágenes más icónicas de la cultura pop, la portada de Aladdin Sane, protagonizada por una versión remasterizada de Ziggy Stardust con pelo naranja y el emblemático rayo sobre su rostro, siguen apareciendo en los estantes de las librerías y los puestos de revistas portadas y editoriales de moda que siguen referenciando el icónico rayo. Incluso hemos visto a la mismísima Kate Moss transformarse en Bowie dos veces para la portada de Vogue. Primero en 2003 y luego en 2012.
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