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Nairo Quintana y Rigoberto Urán tras el legado de Lucho Herrera y Fabio Parra

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El fútbol siempre ha sido el deporte nacional, el más popular en el imaginario colectivo, incluso, el hobbie masculino por excelencia. Pero en la década de los 80 el ciclismo logró lo impensable, quitarle protagonismo al deporte de la pelota a punta de panela, pedalazos y triunfos tan aguerridos, que le dio el tinte de héroes nacionales a deportistas humildes como Lucho Herrera y Fabio Parra.

Por: Luis Fernando Mayolo - @mayolito / Foto: AFP.

En esa época se hablaba del hambre de triunfo como el motor esencial de estos escarabajos, que catapultó a los colombianos como  los reyes de la montaña. Infundíamos miedo y la camiseta de puntos rojos tenía nombre propio.

Aquella fiebre se sentía en las calles y niños como yo poníamos en jaque el álbum mundialista de Panini, llenando el de ciclismo. Buscábamos con la misma emoción las laminitas de Herrera y los ciclistas colombianos, además de estrellas como Bernard Hinault, Robert Millar y Greg LeMond.

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El recuerdo de Cochise (1970) salía nuevamente a la luz pública y los que fueron testigos de sus hazañas nos recordaban que él fue el pionero.

Hoy el triunfo de Nairo Quintana tras los 139 kilómetros entre Ponte di Legno y Val Martello,  y la tremenda actuación de Rigoberto Urán en el Giro de Italia revalida ese nuevo aire de esperanza en el ciclismo nacional que se ha venido como un huracán desde el año pasado, con el segundo lugar del Mick Jagger colombiano (Urán) en el Giro y el histórico segundo puesto de Nairo en el Tour de Francia.

El 1-2 patrio en la general de la vuelta italiana este 2014 nos trae a la memoria aquella etapa gloriosa en Francia de Morzine-Lans-en-vercors (1985), en la que Fabio y Lucho cruzaron la meta juntos, en una muestra de fortaleza, corazón y compañerismo.

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