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No todo es Messi o CR7: el Once ideal de mundialistas sin gloria en Rusia 2018

Guarden sus nombres, identifíquenlos y, llegado el Mundial, comprueben su precariedad.

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Foto: Gettyimages

Si no les da pereza, guarden sus nombres, identifíquenlos en Rusia y comprueben su precariedad. Y aunque no tenemos certeza absoluta de que todos vayan a estar incluidos en la convocatoria definitiva de sus Selecciones, acá los arrejuntamos en este Once con algo de popularidad, pero más triste que la cara de Pékerman durante el sorteo de los grupos

Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste

Al Mundial de Rusia irán 736 futbolistas, divididos en 32 Selecciones. Y sí, estarán Messi, Cristiano, Coutinho, Hazard y Lewandowski. Y también, en la otra orilla, el tercer arquero de Senegal o Túnez, que seguro jamás en la vida veremos jugar. Pero centrémonos en personajes de un tercer o cuarto escalón. Como Andy Polo: ese mediapunta peruano que en su paso por Millonarios demostró que no está en capacidad de parar un balón.

Al margen de los focos que alumbrarán sobre los grandes cracks que adoramos, hay una gran cantidad de futbolistas intermedios de floja condición, pero que podrían llegar a hacer un digno papel de árbol en esta obra teatral que es el evento deportivo más espectacular del Planeta. Pese a ser más bien flojos, ellos también tendrán una historia para contar en tierras de Putin, el vodka y la paja rusa.

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Si no les da pereza, guarden sus nombres, identifíquenlos en Rusia y comprueben su precariedad. Y aunque no tenemos certeza absoluta de que todos vayan a estar incluidos en la convocatoria definitiva de sus Selecciones, acá los arrejuntamos en este Once con algo de popularidad, pero más triste que la cara de Pékerman durante el sorteo de los grupos. Sigan, que es gratis.

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Igor Akinfeev (Portero-Rusia)

El afiche oficial de este Mundial tiene como protagonista a Lev Yashin, ídolo del fútbol ruso y, según la mitología futbolera, el mejor portero de la historia. En la imagen promocional, Yashin aparece atajando un balón con forma de globo terráqueo que, ni por los bigotes de Stalin, detendría Igor Akinfeev, actual portero ruso y uno de los más flojos que veremos en el Mundial. De 31 años, tiene más de 100 partidos con su Selección y ya estuvo en Brasil 2014 cometiendo notables gazapos que eliminaron a Rusia de la fase de grupos. Así por encima, soltó un tirito al cuerpo contra Corea del Sur que significó el gol más pendejo de todo el Mundial, y le regaló otro a Argelia al puñetear al aire en un centro mal cortado. En Champions League, la antítesis de la “Araña Negra” (el apodo de Yashin) tiene el anti-récord con el CSKA de Moscú de recibir mínimo un gol en todos los partidos que atajó en los últimos diez años. Y uno todavía se pregunta cómo en un país de 145 millones de personas que ocupa la mitad del globo terráqueo no haya existido en la última década un tipo que tape menos peor que el pobre Igor.

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Stefan Medina (Defensa-Colombia)

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Aunque en el Monterrey mexicano es un jugador hasta destacado, cada vez que el buen Stefitan va a la Selección nos demuestra que es más malo que agarrar a patadas a la mamá. En el amistoso reciente contra Corea del Sur dio todos los méritos para no volver, pero, en un nuevo caso de psicología inversa, seguro Pékerman lo siga llamado bajo el motivo gastado de que le sirve como lateral y como defensor central. El rechazo social contra Stefan comenzó en 2013 cuando casi nos embolata la clasificación a Brasil al embarrarla contra Uruguay y Chile. Como resultado le tocó cerrar sus redes sociales por un buen tiempo gracias a los miles de insultos y burlas que recibía a diario, pero el tiempo pasó y sus desaciertos siguen ahí. Como si se tratara del Chiqui García convocando a su hijo Luis Alberto, el lateral de ensortijada cabellera sigue siendo como un hijo para Pékerman y ojalá llegado Rusia 2018 no se lesione porque, no vaya y sea que DT argentino, al estilo de Homero cuando Bart llega en muletas y cuello ortopédico antes de un partido, le mande una carta la FIFA diciendo que abandonamos.

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Harold Cummings (Defensa-Panamá)

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A los jugadores panameños les sienta muy bien el fútbol colombiano. No sólo porque logran sobresalir en inmundicia con sus cortes de pelo, sino porque suelen jugar bien y tener éxito con sus equipos. De ahí que varios nombres como Román Torres, Amílcar Henríquez o Luis Tejada, que  se destacaron en Colombia, sean figuras de la Selección dirigida por el aguardientoso Bolillo Gómez y hayan contribuido con su primera clasificación a un Mundial. Pues bien, este prontuario de éxito no cobija a Harold Cummings. De precario paso por Independiente Santa Fe en 2015, este defensor central de 25 años siempre fue un notorio coleccionista de errores. En el año que pernoctó en Bogotá no pasó de rústico, aparatoso, pata-brava y, ahora se convierte en amenaza para las rodillas de cracks como Harry Kane, Dele Alli, Eden Hazard o Romelu Lukaku, rivales de Panamá en la fase de grupos del Mundial.

Ibrahim Hawsawi (Defensa-Arabia Saudita)

Hagan la hipsterada de jugar FIFA con equipos malos, elijan a Arabia Saudita y sorpréndase con el nivel de porquería de Ibrahim Hawawi (http://www.futhead.com/18/players/45274/omar-ibrahim-hawsawi/ ), un defensa asquerosamente malo que, según las puntuaciones oficiales del juego, es el peor de su Selección (con 58 puntos). Los árabes, además, son quizá el equipo más anónimo en Rusia 2018. Y si nos fiamos de la verosimilitud del videojuego con las condiciones reales de sus futbolistas, este momificado defensa de 32 años del Al-Nassr, y de un robusto aspecto que sugiere serios problemas de retención de líquidos, merece ser el más inamovible de este Once ideal de futbolistas sin gloria. Por ahora queda esperar que esté entre los convocados árabes a Rusia 2018 para que podamos constatar por todo lo alto su bajo nivel.

Lazar Marković (Volante-Serbia)

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De Europa Oriental llega este mediocampista que tiene tan encartado al Liverpool, que en cuestión de tres años ya fue prestado a tres equipos (el Hull City, en la segunda división inglesa, es su último escampadero). Los que llegamos a verlo luciendo la estelar camiseta 50 de los “reds” constatamos el increíble talento de este serbio para tomar siempre la decisión equivocada. Hacer el pase cuando hay que pegarle al arco; correr con el balón cuando hay que hacer el pase; y mandar el balón al estadio del Everton cuando debería estar sentado en el banco de suplentes, o haciendo labores administrativas, pagando recibos o contestando el teléfono en las oficinas del equipo. De promisorio origen en el Partizán de Belgrado de su país, al pobre Marković se le ha perdido el fútbol en su corte noventero de honguito, base y carrera por la mitad. Pero aun así, seguro lo veremos corriendo con el balón hasta los baños y los parqueaderos de los estadios donde su Selección enfrente a Brasil, Costa Rica y Suiza en uno de los grupos más competitivos del Mundial.

Marouane Fellaini (Volante-Bélgica)

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El más malo entre los buenos, o el más bueno entre los malos. Ahí sembraríamos los 194 centímetros de Marrouane Fellaini que, valga el juego de palabras mediocre, parece que le valiera belga jugar con intensidad. Talento tiene. Pero es como un Giovani Moreno, con su afro, y sus gambeticas, lentas y desesperantes, bien lejos del arco rival. El volante ex Everton es quizá el que menos merece integrar este Once, pero recibe la convocatoria por su languidez y su letargo para jugar al fútbol. Aunque se rumora permanentemente como transferible en Manchester United, sigue vendiendo el humo suficiente para seguir en el equipo más popular de Inglaterra a la espera de un día que le salgan raíces de las largas extremidades y quede enterrado ahí, cual planta inanimada, en alguna de las canchas rusas donde despliegue su frialdad. Justo lo que menos necesita una Selección como la de Bélgica, que demanda de sangre caliente para ser más que una promesa en el Mundial.

Andy Polo (Volante-Perú)

Adornó por todo lo bajo el arranque de esta columna y no podía quedar por fuera de la lista. Más inútil que los estados de WhatsApp, el buen Andy desplegó hace poco su espectacular torpeza por Millonarios, que compró el humo de su hoja de vida, la cual incluía un período en el Inter de Milán, donde la rompió al anotar cero goles en cero partidos. Con más de 200 juegos como profesional, este delantero peruano de 23 años presume una demoledora marca de 24 goles y un promedio de gol brutal de o,1 tantos por partido; números que hacen inexplicable su presencia en la selección peruana, a menos, claro, de que sea un bacán, súper chistoso y un líder fuera de la cancha. Pues, dentro de ella, sus condiciones son tan “bamba” como cualquier programa de la recordada Perubólica.

Diego Rolán (Volante-Uruguay)

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Detrás del protagonismo de Luis Suárez, Édinson Cavani y Diego Godín, hay una Selección uruguaya sólida que, con mucha experiencia, abrochó fácil su clasificación a Rusia. Pero entre esta base se esconde un jugador que siempre pintó como “joven promesa”, siendo ya no tan joven, ni habiendo cumplido lo que prometía. Se trata de Diego Rolán, menudito y ofensivo, pero no por sus condiciones ofensivas, sino por lo que ofende verlo jugar. Tibio, insípido e intrascendente, Rolán se esconde entre las dos fieras que meten los goles uruguayos. Este delantero, que siempre pasa de agache y no se pierde una convocatoria, tiene 24 años y un parecido con otros delanteros charrúas de raza negra, tipo Marcelo Zalayeta y Nicolás Olivera. La semejanza, aclaramos, apenas llega a ser física y la explicación de su omnipresencia en la selección de Tabárez tal vez se deba a que ceba muy bien el mate durante las concentraciones.

Darío Benedetto (Delantero-Argentina)

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Sergio Agüero ha metido más de 300 goles en clubes y tiene 35 con la Selección, pero su puesto titular en el Mundial está en duda porque Darío Benedetto es un jugador que aporta sacrificio y arrastra marcas. De igual forma, Gonzalo Higuaín tiene encima otros 250 goles en equipos y 32 con Argentina, pero, de nuevo, es que Benedetto… arrastra marcas. Bajo este argumentico, el delantero de Boca Juniors se ganó un puesto fijo en la Selección de Sampaoli, que viene de perder las finales de Brasil 2014 y de dos Copas Américas contra Chile. Paranóicos por la falta de títulos, los argentinos han buscado echar mano de jugadores alternativos ante la satanización de sus figuras, pero la realidad muestra que, con la albiceleste, a Benedetto le rebota un balón de playa y parece haberse quemado en ese afán de consolidar nuevas figuras que acompañen decentemente a Messi en su urgencia de ganar el Mundial. Para fortuna de sus detractores, este delantero de cuello tatuado de 27 años sufrió una rotura de ligamento que pone en veremos su presencia en Rusia. Pero, para la desgracia de los mismos, se dice que puede alcanzar a recuperarse.

 

Kelechi Ieanacho (Delantero-Nigeria)

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De condiciones tan ilegibles como su apellido, el fútbol ha sido muy generoso con este delantero nigeriano, que seguramente estará en Rusia 2018 gracias a su inflada trayectoria en equipos importantes de la Premier League. Tiene apenas 21 años y, a diferencia de muchos otros africanos, su aspecto comprueba su edad, y descarta cualquier posibilidad de tener papeles falsos. Y aunque cuenta con toda una vida futbolera por delante, por ahora su cualidad máxima es correr como maratonista keniata, aunque sin una utilidad concreta. Tal vez por eso, Guardiola no quiso seguir teniéndolo en Manchester City y fue cedido al Leicester, que luego de su título en la Premier ya volvió a su estado natural de aspirar a no descender de categoría. Mientras tanto, Kelechi Ieanacho, cuyo segundo nombre es “Promise”, tendrá en Rusia 2018 una ocasión de lujo para demostrar que no quiere quedarse en Promise.

Nicklas Bendtner (Delantero-Dinamarca)

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Le dicen el “Balotelli blanco” y no es precisamente un elogio, sino un paralelo a la personalidad demente y quijotesca del italiano. En la actualidad, este armastroste danés sigue teniendo un lugar en su Selección, víctima de la falta de nuevos talentos. De pasado estelar en el Arsenal inglés, y luego de sonar para equipos como el Real Madrid, el buen Nicklitas acumula todo tipo de escándalos relacionados con peleas, alcoholes y selfies en bola que circulan por la web. Aunque apenas tiene 29 años, este típico nueve de área luce tremendamente avejentado, como de 40, y ya está de vuelta en la liga de fútbol de su país, con muchos kilos de más y mucha menos gambeta que su homólogo, el robot de Futurama.

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