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Poemojis, porque la poesía también puede millenializarse

Llegaron los poemojis, la fase millenial de la poesía

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Unos comparten su trabajo e incluso intentan imitarlo. Otros proponen que lo mate el que primero se lo encuentre. Dante Tercero, poeta mexicano que se cambió el género y el nombre, se le midió a lo imposible: meter emojis en el sagrado terreno de la literatura. Tras el típico escándalo que generan este tipo de propuestas, la consecuencia fue que Internet lo convirtió en un chico popular en semanas.

Por Héctor Cañón Hurtado @CanonHurtado

Lo más probable es que, a pesar del escándalo que armaron la quisquillosa audiencia de las redes sociales y algunas vacas sagradas de la poesía latinoamericana, el mexicano Dante Tercero sea considerado, en unos pocos años, pionero de una nueva forma artística de escribir.

A finales del año pasado, se hizo público que había sigo ganador de una de las codiciadas becas a jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) de México con sus poemas escritos con emoticones. Poemojis, título del proyecto, dividió al público entre el amor gritado a todo pulmón virtual y el odio promovido a punta de memes. Los adeptos reprodujeron su trabajo e incluso se animaron a intentar sus propias creaciones, inspirados en el trabajo de Dante. Los demás pusieron el grito en la red porque el artista había recibido alrededor de 15 millones de pesos colombianos, en 12 cuotas mensuales, para desarrollar su polémica propuesta.

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Tercero se defendió con la misma ironía que usa en sus textos premiados, acusando de desactualizados a sus críticos y asegurando que esa platica ya se había perdido. De paso, incluyó un emoticón con signos pesos en los ojos y la lengua.

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“Uso muchísimo el celular para mandar mensajes y para escribir poemas cortos en las notas del iPhone. Un día descubrí los emojis y bajé la app. A partir de ahí empecé a usarlos en todos los mensajes que enviaba, a veces sólo para acompañar las expresiones y a veces sustituía una palabra por un emoji, algo que la mayoría de la gente en redes o con celular hace, nada extraordinario”, dijo a la prensa de su país para explicar de dónde había surgido la idea de Poemojis.

Al parecer su propuesta no nace de un capricho juvenil, sino del uso de una herramienta contemporánea. La verdad es que hasta los más reacios a la comunicación virtual se han visto beneficiados por la abundancia de emoticones a la hora de intentar expresarse con más contundencia y efectividad en la realidad digital. Lo que el mexicano intentó fue integrar caritas felices, soles, estrellas, labios pintados, huecos, nubes y demás arsenal que cientos de millones de seres humanos usan a diario en una propuesta de poesía pop. Es decir, una bomba de tiempo para las redes sociales. ¡Boom!

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Más allá de la polémica por el premio o por los límites de lo que se puede considerar poesía, el asunto es que tanto los poemojis como su autor son creación de su autor. Patricia Binome fue el nombre de la persona que ideó a Dante Tercero como un álter ego para su poesía y a la vez como una nueva identidad tras su decisión de cambiar de género sexual. Perro sombra (2011), Corazón (2012) y Mi tercer Ojo (2013) fueron algunos de los poemarios que publicó como Patricia Binome antes de convertirse en Dante Tercero. También dirigió la editorial Ojo de pez.

“Para ese entonces el ‘personaje’ Dante Tercero ya estaba bastante delineado y me pareció que, por su personalidad y año de nacimiento, probablemente mezclar poesía y emojis sería algo que él haría. Al principio los emojis sólo “adornaban” mis poemas cortos y los poemas de otros autores. Es decir, ponía emojis que representaran el poema, arriba del mismo y nada más; como un resumen gráfico del poema”, comentó Dante sobre los primeros pasos de su propuesta.

 

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Tras la beca del FONCA y los breves e indirectos ataques de los gurúes de la poesía escandalizados por la profanación de la lírica, aparecieron las amenazas de muerte, la “transfobia” y el matoneo virtual. Artist Police, una especie de chompos a la mexicana que ha sido señalado de incitar al odio, fue uno de los grupos de Facebook donde más se le atacó.

“Al inicio fue bien recibido, muchos poetas me mandaban sus poemas para que los utilizara. Fue hasta que me dieron la beca del FONCA que empezó la polémica en redes. Los haters saltaron de inmediato lanzando comentarios sin fundamento hacia el proyecto y hacia mi persona (o personaje, Dante). Era de esperarse ya que se exhibía el proceso creativo, cosa que no sucede con los proyectos de otros becarios. Sin embargo, aproveché esas críticas para hacerle promoción a los poemojis y lo demás lo ignoré. Me enfoqué en todas las personas que entendían realmente y en las que lo recibían desde este siglo. Ahora el proyecto ha evolucionado y la recepción también”, fue la respuesta de Dante sobre el matoneo.

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Lo curioso del caso es que a pesar de las críticas furibundas, nadie se ha tomado el trabajo de abordar Poemojis con una mirada analítica. Los especialistas apenas hablaron del tema de carambola y los demás se dedicaron al meme salvaje. “No he leído ni escuchado alguna crítica fundamentada, tan solo consejos de compañeros poetas que me han parecido acertados y que han colaborado con la evolución del proyecto. No he leído o escuchado alguna crítica negativa digna de tomarse en cuenta. Las críticas constructivas las escucho y de ellas tomo lo que me gusta y lo que pienso que le dará más poder al proyecto”, dijo el poeta sobre su propuesta que de no haber sido por el escándalo, habría sido olvidada tan rápido como cualquier conversación con emoticones.

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Poesía o no, lo cierto es que el trabajo de Dante Tercero es original. Por ahora es el primero en intentar introducir los banales emoticones en el sagrado terreno de la literatura y algunos se lo han tomado en serio. “Por ahora ya no hago ese tipo de Poemojis, me volví un poco más intimista, digamos. Pero si lo hiciera, quizás elegiría alguno de Marosa di Giorgio, yéndome por lo complejo, porque sus poemas nacen del misterio de las cosas perturbadoras y eso me llama; o de Zbignieb Herbert o Yosa Buson, porque se pueden ilustrar con emojis fácilmente, como el de Pavese”, dijo ante la pregunta de si le gustaría hacer versiones con emoticones de poetas laureados.

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Cuando la bulla de las redes termine de apagarse, el tiempo empezará la larga tarea de poner a Dante Tercero en el lugar que le corresponde como lo ha hecho con las propuestas artísticas de todos los lugares y épocas. Por lo pronto, Internet ha hecho posible un hecho poco común: un poeta anónimo se ha convertido en celebridad de la noche a la mañana. Dante lo sabe y no tiene reparo en firmar con el hashtag #LordFonca en letras rosadas y fuente grande. ¡Genio!

 

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